Israel Kirzner sobre la función empresarial, un elemento olvidado en la teoría del equilibrio general

Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico II (Escuela Austriaca)  vemos una figura olvidada en los modelos de equilibrio general, el empresario, en un artículo de Israel Kirzner sobre la empresarialidad y el crecimiento económico. Así introduce el tema:

“La función empresarial en el mercado es difícil de comprender. Lo demuestra la eliminación virtual de dicho papel en las exposiciones más recientes de las teorías de los precios, así como en los múltiples y cuidadosos intentos de autores anteriores para definir al empresario y distinguir su papel del capitalista o el empleado dirigente. Estos intentos reflejan el deseo de identificar con precisión algo cuya presencia se siente indudablemente pero que, superficialmente, sólo se presta a una definición vaga. A mi modo de ver, es posible aferrar ese elemento esquivo de la empresarialidad de una manera satisfactoria.

Además, creo que es de la mayor importancia conseguirlo para comprender el proceso del mercado. Una de las distinciones entre la teoría del mercado aquí definida y la que predomina en los textos sobre teoría de los precios hoy en día es que esta última carece de una apreciación adecuada de la naturaleza y función de la empresarialidad en el sistema del mercado.

Un esquema preliminar de mi posición sobre la naturaleza de la empresarialidad puede resultar útil. Afirmo que en toda acción humana está presente un elemento que, aunque es crucial para la actividad economizante en general, no se puede analizar en términos de economía, maximización o con criterios de eficiencia. Voy a calificar este elemento, por razones de las que daré cuenta, como elemento empresarial. Afirmo además que el papel empresarial en el mercado se puede comprender de la mejor manera por analogía con lo que he denominado elemento empresarial en la acción individual humana.

La distribución de recursos a través de las fuerzas impersonales del mercado se compara frecuentemente con la toma de decisiones del individuo. Es esto lo que da una base a la analogía que he utilizado. De la misma forma que los criterios de eficiencia, por sí mismos, no bastan para comprender la acción individual humana, dado que un factor crucial para la emergencia de una actividad individual economizante es el elemento empresarial «extraeconómico», tampoco la función distribuidora del proceso mercadológico se puede comprender únicamente en términos de la interacción de actividades individuales maximizadoras. Un mercado que conste exclusivamente de individuos que actúan economizando y maximizando no da lugar al proceso mercadológico que queremos comprender. Para que surja el proceso de mercado se requiere, además, un elemento que, en sí mismo, no resulta comprensible dentro de los limites conceptuales estrechos de la conducta economizante. Entiendo que este elemento de mercado es la empresarialidad: ésta ocupa precisamente la misma relación lógica con los elementos «economizantes» del mercado que en la acción individual corresponde a los elementos empresariales en relación con los aspectos de eficiencia en la toma de decisiones.”

Mason & Dunung Cap XI sobre la función empresarial: Entrepreneurship e Intrapreneurship

Desde hace años que se espera un premio Nobel en Economía para quienes desarrollaron el concepto de emprendedor y analizaron la función empresarial en la economía. Pero William Baumol murió e Israel Kirzner no está figurando entre los candidatos. No obstante en tema es suficientemente importante como para que con los alumnos de UCEMA veamos un capítulo de Mason & Dunung, International Business, donde aparece el tema del emprendedor. Aquí va un breve comentario sobre temas que tratara Kirzner:

“Es importante en este punto que veamos cuál es la función del emprendedor, y la diferencia que esta función tiene con la del capitalista. En muchos casos ambas funciones son cumplidas por la misma persona, pero es necesario comprender que estamos hablando de dos cosas distintas, ya que muchas veces sucede que alguien tiene una “idea” brillante y es otro el que pone el capital para llevarla adelante. La función empresarial es la primera.

En tal sentido, la función del empresa no es la de “economizar” como lo hace cualquier participante del mercado en el modelo de equilibrio. En ese caso, toda la actividad económica es la de asignar recursos escasos a fines múltiples, y todo lo que se requiere es la capacidad de hacerlo en la forma más “eficiente” posible. Pero esto parece más una cuestión de ingenieros que de emprendedores.

Sin duda que hace falta desarrollar los métodos más eficientes posibles y ésta será una tarea de todo emprendedor, pero su contribución principal no es ésa, para eso contrata a un buen ingeniero, su función es la “creatividad”, es la tarea de identificar los fines y los medios. Una vez que éstos se conocen, entra en acción el ingeniero para lograr la eficiencia. El consumidor tiene unos fines dados para su consumo y trata de gastar su ingreso de la forma más eficiente posible; el propietario de recursos trata de obtener de ellos el mejor resultado.

La función empresarial, como tal, no demanda del emprendedor que tenga medios sino que reconozca las oportunidades: los productores pueden haber vendido a precios inferiores a los que podrían haber obtenido o los mismos recursos utilizados podrían haberlo sido en forma distinta para obtener productos que los consumidores necesitan en forma más urgente o intensa. Los compradores pueden haber pagado precios más altos de los que se podrían obtener.

Esto significa que hay dos tipos de funciones empresariales, las que se relacionan con al funcionamiento del mercado como fue explicado antes: una es la empresarial pura; otra es la maximizadora. Pueden estar en la misma persona o ser algunas personas empresarios puros y otros maximizadores. Los maximizadores son aquellos que conociendo las discrepancias que existen en el mercado debido al cambio de las variables subyacentes, buscan aprovecharlas en forma eficiente; los empresarios puros son los que “descubren” esas diferencias y las hacen evidentes. Como se dijera, estas funciones pueden estar presentes en la misma persona, o en personas diferentes, o en la misma persona pero en proporciones muy distintas: existe aquél que tiene ideas geniales pero luego es incapaz de llevarlas a la práctica en forma eficiente al tiempo que existe quien no es creativo pero es ordenado y sabe cómo organizar los procesos necesario para llevar adelante el emprendimiento.

Todo emprendedor deberá preguntarse cuál es su principal característica, de la misma forma que deberá evaluar las fortalezas y debilidades que tengan quienes colaboren para determinar en qué grado poseen una u otra de las características mencionadas.

También implica esto una diferencia entre un “productor” y un “emprendedor”. Puede haber muchos “productores” que no necesariamente desarrollan una “función empresarial” ya que no están innovando, no están alertas a los cambios en el mercado, se limitan simplemente a recibir los cambios que han generado los emprendedores y responder a ellos en la forma más eficiente posible. El emprendedor es el motor del mercado, es el que detecta los cambios e inicia el camino: el productor, como tal, no necesariamente cumple esa función sino la de continuar por el camino que ya ha sido trazado.

La figura del emprendedor en los negocios internacionales. Y la del Intrapreneur en las empresas globales

Desde hace años que se espera un premio Nobel en Economía para quienes desarrollaron el concepto de emprendedor y analizaron la función empresarial en la economía. Pero William Baumol murió e Israel Kirzner no está figurando entre los candidatos. No obstante en tema es suficientemente importante como para que con los alumnos de UCEMA veamos unos capítulos de Mason & Dunung, International Business, donde aparece el tema del emprendedor. Aquí va un breve comentario sobre temas que tratara Kirzner:

“Es importante en este punto que veamos cuál es la función del emprendedor, y la diferencia que esta función tiene con la del capitalista. En muchos casos ambas funciones son cumplidas por la misma persona, pero es necesario comprender que estamos hablando de dos cosas distintas, ya que muchas veces sucede que alguien tiene una “idea” brillante y es otro el que pone el capital para llevarla adelante. La función empresarial es la primera.

En tal sentido, la función del empresa no es la de “economizar” como lo hace cualquier participante del mercado en el modelo de equilibrio. En ese caso, toda la actividad económica es la de asignar recursos escasos a fines múltiples, y todo lo que se requiere es la capacidad de hacerlo en la forma más “eficiente” posible. Pero esto parece más una cuestión de ingenieros que de emprendedores.

Sin duda que hace falta desarrollar los métodos más eficientes posibles y ésta será una tarea de todo emprendedor, pero su contribución principal no es ésa, para eso contrata a un buen ingeniero, su función es la “creatividad”, es la tarea de identificar los fines y los medios. Una vez que éstos se conocen, entra en acción el ingeniero para lograr la eficiencia. El consumidor tiene unos fines dados para su consumo y trata de gastar su ingreso de la forma más eficiente posible; el propietario de recursos trata de obtener de ellos el mejor resultado.

La función empresarial, como tal, no demanda del emprendedor que tenga medios sino que reconozca las oportunidades: los productores pueden haber vendido a precios inferiores a los que podrían haber obtenido o los mismos recursos utilizados podrían haberlo sido en forma distinta para obtener productos que los consumidores necesitan en forma más urgente o intensa. Los compradores pueden haber pagado precios más altos de los que se podrían obtener.

Esto significa que hay dos tipos de funciones empresariales, las que se relacionan con al funcionamiento del mercado como fue explicado antes: una es la empresarial pura; otra es la maximizadora. Pueden estar en la misma persona o ser algunas personas empresarios puros y otros maximizadores. Los maximizadores son aquellos que conociendo las discrepancias que existen en el mercado debido al cambio de las variables subyacentes, buscan aprovecharlas en forma eficiente; los empresarios puros son los que “descubren” esas diferencias y las hacen evidentes. Como se dijera, estas funciones pueden estar presentes en la misma persona, o en personas diferentes, o en la misma persona pero en proporciones muy distintas: existe aquél que tiene ideas geniales pero luego es incapaz de llevarlas a la práctica en forma eficiente al tiempo que existe quien no es creativo pero es ordenado y sabe cómo organizar los procesos necesario para llevar adelante el emprendimiento.

Todo emprendedor deberá preguntarse cuál es su principal característica, de la misma forma que deberá evaluar las fortalezas y debilidades que tengan quienes colaboren para determinar en qué grado poseen una u otra de las características mencionadas.

También implica esto una diferencia entre un “productor” y un “emprendedor”. Puede haber muchos “productores” que no necesariamente desarrollan una “función empresarial” ya que no están innovando, no están alertas a los cambios en el mercado, se limitan simplemente a recibir los cambios que han generado los emprendedores y responder a ellos en la forma más eficiente posible. El emprendedor es el motor del mercado, es el que detecta los cambios e inicia el camino: el productor, como tal, no necesariamente cumple esa función sino la de continuar por el camino que ya ha sido trazado.

Académicos vietnamitas analizan el desarrollo de la teoría de la empresarialidad destacando las contribuciones «austriacas»

Impresionante. En el otro lado del mundo, en un país que fue comunista durante un par de décadas y que aun pretende serlo, aunque su economía sea más abierta y de mercado que la argentina, sus académicos también parecen tener más claro dónde buscar teorías económicas para entender el fenómeno empresarial que allí ocurre.

Así, por ejemplo, este paper: What have Vietnamese scholars learned from researching entrepreneurship?: A systematic review

Quan-Hoang Vuong; Viet-Phuong La; Manh-Toan Ho; Thu-Trang Vuong; Phuong-Hanh Hoang

Working Paper No. PKA-1902; Centre for Interdisciplinary Social Research; Phenikaa University.

https://works.bepress.com/quan-hoang-vuong/248/

Se preguntan qué aprendieron los académicos vietnamitas sobre la empresarialidad, y parece que han acertado en buscar las fuentes. Revisando las referencias se trata de autores con una prolífica actividad de investigación y publicaciones. En una parte del paper, dicen:

“A pesar de la presencia ubicua en la vida cotidiana, el espíritu empresarial sigue siendo un «Forastero» en la teoría económica dominante. Al principio, Adam Smith descartó el papel de los empresarios en su análisis y la exclusión ha continuado a lo largo de la formulación de las ciencias económicas (Landstrom, 2010). En ciencias económicas mainstream, el uso de las matemáticas y el desarrollo de modelos matemáticos son prácticas comunes. Sin embargo, la notable contribución a la teoría del emprendimiento fue desarrollado por académicos de la escuela de economía austriaca, quienes fueron conocidos por su aversión por el uso de modelos matemáticos (Yeager, 1997). Por lo tanto, los estudios de «emprendimiento» fueron dispersos y solo hasta el siglo XIX surgieron algunos análisis significativos. Carl Menger fue uno de los primeros en estudiar la empresarialidad y definió al emprendedor: los emprendedores son aquellos que crean, calculan y gestionan actividades productivas (Campagnolo y Vivel, 2014). Más tarde, los estudiosos de la economía austriaca como Eugen Bohm von Bawerk, Friedrich von Wieser y Joseph Schumpeter – continuaron desarrollando la empresarialidad desde la perspectiva del individuo y elevaron el concepto para convertirse en una disciplina académica. No obstante, no ha habido muchas obras que colocaran con éxito el espíritu empresarial en el centro de las ciencias económicas (Baumol, 1968; Landstrom, 2010). En la actualidad, la investigación empresarial ha seguido demostrando que las actividades empresariales desempeñan un papel importante en la creación empleos y reducción de la pobreza, por lo que es vital para crear una economía fuerte (Brush et al., 2009; Bruton et al., 2013; Kiss et al., 2012) mientras se explora a sí misma más profundamente como una disciplina académica (McDonald et al., 2015; Suddaby et al., 2015).”

 

Después de tanto «lado oscuro» del sueño americano, Cantor destaca el lado capitalista en la TV: The Profit y Shark Tank

En el Mises Wire, Ryan McMaken entrevista a Paul Cantor, profesor de Inglés en la Universidad de Virginia, sobre la cultura pop y “el lado oscuro del sueño americano”: https://mises.org/wire/dark-side-american-dream

Interesantes comentarios sobre algunos íconos del cine y la TV norteamericanas. Por ejemplo:

RM: Has notado varios ejemplos en el libro del lado oscuro del sueño americano. Pero, ¿hay ejemplos de programación que muestren, irónicamente, el lado bueno del sueño americano? ¿O se ha extinguido en gran medida?

 

PC: El sueño americano ha sobrevivido en muchos lugares de la cultura pop, pero quiero señalar un área poco probable: el Reality Show. Tengo en mente principalmente dos espectáculos: Shark Tank y The Profit. Ambos aparecen, de manera algo inverosímil, en CNBC, un canal que normalmente no está asociado con la simpatía por el capitalismo (uno de sus otros programas se llama American Greed). Pero estos dos programas muestran una verdadera comprensión y apreciación de los mercados libres y el espíritu empresarial. Shark Tank en particular es una celebración continua del sueño americano; El término en sí mismo se usa una y otra vez en el programa, ya que un competidor tras otro se ofrece como un excelente ejemplo para lograr el sueño americano.

 

Así es como funciona el programa: un panel de «tiburones», hombres de negocios y empresarias de gran éxito en una variedad de industrias, revisan y analizan los planes de negocios de los empresarios en ciernes. Estos posibles operadores comerciales ofrecen un porcentaje del capital de su empresa a cambio de una cantidad específica de efectivo de inversión, por ejemplo, $ 100,00 por el 10% de su empresa. Los tiburones interrogan a los concursantes sobre sus planes de negocios y hacen contraofertas astutas, a menudo compitiendo entre sí. Los concursantes buscan dinero para financiar sus empresas, pero también tutoría, experiencia, asesoramiento y conexiones de los tiburones ya exitosos (y adinerados). El espectáculo es, por supuesto, algo artificial; la edición imparte mayor dramatismo a cada episodio. Pero básicamente Shark Tank es sorprendentemente realista en asuntos financieros. Hay una razón por la cual los empresarios establecidos se llaman «tiburones». No son buenos samaritanos; están tratando de ganar dinero para sí mismos, y muchas de las ofertas hechas en el programa han demostrado ser sorprendentemente rentables (Scrub Daddy, ¿alguien?). Shark Tank muestra repetidamente lo que la mayoría de los estadounidenses tienen dificultades para comprender: en un acuerdo comercial, ambas partes se benefician. Pero a pesar del énfasis en el resultado final, el programa puede volverse afectuoso y dramatizar repetidamente cómo los tiburones han transformado las vidas de los futuros empresarios para mejor, y les ha permitido vivir el sueño americano. Incluso el autoproclamado cascarrabias entre los tiburones, Kevin O’Leary, es conocido por derramar una lágrima por lo que equivale a una historia de sollozo financiero de un concursante (aunque también es famoso por decir «estás muerto para mí» a la gente que sobrevaloran sus negocios).

 

The Profit enseña lecciones similares, aunque tiene un formato diferente. Marcus Lemonis, otro empresario muy exitoso, viene a ayudar a las empresas en dificultades con su experiencia y una importante inyección de efectivo. En el proceso, Marcus a menudo tiene que solucionar los problemas familiares y otros obstáculos emocionales que obstaculizan las operaciones exitosas de una empresa. Marcus generalmente lleva a los empresarios del casi fracaso al éxito y, por lo tanto, les abre el sueño americano. Nuevamente, el programa se edita cuidadosamente para enfatizar la naturaleza dramática de las negociaciones e interacciones a menudo tensas entre Marcus y los empresarios que buscan su ayuda. Pero las compañías son reales, y podemos aprender mucho sobre cómo opera el negocio en el mundo real al ver este programa, sobre financiamiento, marketing, franquicias, manufactura y otros aspectos clave para ganar dinero. Por lo menos, Marcus es un maestro en la enseñanza de la sabiduría de liquidar mercancías que se mueven lentamente, incluso a precios bajísimos, para restaurar el flujo de efectivo positivo a un negocio en decadencia.

 

Shark Tank es similarmente educativo y, en particular, enseña mucho sobre cómo valorar adecuadamente a una empresa. Muchas de las lecciones son, en términos generales, de naturaleza «austriaca». Ambos programas enfatizan la subjetividad del valor y revelan cómo llegar a los precios implica un proceso de descubrimiento. Sobre todo, ambos programas comparten con la economía austriaca una comprensión de la importancia central de la actividad empresarial en la economía. Al igual que la economía austriaca, ambos programas no ven la economía desde una perspectiva abstracta y teórica, sino que observan cómo operan los emprendedores reales en el mundo real. Y ambos espectáculos son homenajes a la realidad del sueño americano.

Los emprendedores en la visión de Schumpeter o Kirzner: ¿equilibrantes o desequilibrantes?

Interesante artículo de Samuel Bostaph sobre las características del emprendedor en Mises Wire:

Schumpeter contra Kirzner sobre los emprendedores

La teoría del espíritu empresarial de Joseph Schumpeter difiere significativamente de la de Israel Kirzner. Esto es particularmente evidente en el argumento de Schumpeter de que la actividad empresarial es característica tanto de las economías de mercado como de las que no lo son, y de que también impulsa su desarrollo. Su explicación revela sus puntos de amarre en la teoría microeconómica neoclásica convencional, más que en la teoría de los procesos del mercado de la Escuela Austriaca.

Hay varios defectos graves en la teoría de Schumpeter de la espíritu empresarial. El modelo de equilibrio general walrasiano en el que basa sus teorías de desarrollo y ciclos de negocios tergiversa profundamente el proceso del mercado por razones ampliamente tratadas en otros lugares, particularmente en las críticas de Mises y otros teóricos de la Escuela Austriaca. Al parecer, esto es lo que le lleva a aplicar su deus ex machina empresarial tanto en contextos de mercado como no de mercado, en detrimento de la comprensión de ambos. Además, su deus ex machina empresarial como disruptor del equilibrio general carece de motivación razonada. No es un perseguidor de oportunidades de beneficio, es un Prometeo sin una primera causa, un mero dispositivo pragmático para poner las cosas en marcha. El enfoque de Schumpeter se opone incluso al cambio de la Revolución Marginal de 1870, que pasó de una teoría de procesos de mercado impulsada por la producción a otra impulsada por el consumidor. Sus consumidores son la cola que mueve el perro emprendedor.

Schumpeter también postula las innovaciones como actos de emprendimiento sin una explicación de la fuente de las «nuevas posibilidades» que se utilizan en la innovación. Él niega que sean encontradas o creadas por el espíritu empresarial; simplemente llegan a existir de alguna manera, mienten por un tiempo, se tropiezan con ellas y se aplican. Su perfecta suposición de conocimiento para que exista un equilibrio general en una economía de mercado elimina de hecho cualquier fuente racional de actividad empresarial.

La teoría de Kirzner sobre el espíritu empresarial tiene puntos de amarre obvios y sustanciales en la teoría de los procesos del mercado de la Escuela Austriaca, tal como se ha desarrollado a través del trabajo de Menger, Mises y Hayek. Su extenso desarrollo de los aspectos específicos del aspecto empresarial de la acción humana ha contribuido significativamente a nuestra comprensión de la misma. En marcado contraste con el deus ex machina ad hoc de Schumpeter, el concepto empresarial de Kirzner se basa en la soberanía del consumidor y mejora nuestra comprensión de cómo el proceso de mercado ayuda a los individuos en sus intentos por alcanzar los objetivos elegidos.

Sin embargo, hay elementos discordantes en la visión de Kirzner. Encontrar la esencia del espíritu empresarial en la «vigilancia» de las oportunidades de beneficio es perspicaz, pero debe haber algo más que eso. Se necesita un acto de voluntad para estar alerta, y otro acto de voluntad para decidir hacer algo al respecto. La capacidad de estar atento a las oportunidades y de esforzarse por sacar provecho de ellas es valiente y no siempre está presente en todo momento o en todas las personas.

Además, la propia comparación de Kirzner de su concepto de emprendedorismo con el de Schumpeter es inadecuada en el sentido de que accede a la visión del «tipo ideal» de «emprendedor» de Schumpeter, en lugar de ser —como reconoce Kirzner mismo— un aspecto de la conciencia humana presente en las relaciones de intercambio. Lo hace cuando caracteriza la diferencia entre sus respectivas visiones como una entre la del empresario como disruptor del equilibrio y la del equilibrador, dejando fuera la ignorancia, la incertidumbre y la determinación que dan lugar al aspecto empresarial de toda acción humana sólo en el proceso del mercado.

También es difícil separar la innovación de la iniciativa empresarial, si la iniciativa empresarial está entrelazada con «audacia, confianza en sí mismo, creatividad y capacidad innovadora», como dice Kirzner. La ampliación de la definición de «arbitraje» para incluir la innovación parece más un golpe de timón que un argumento. Una atención centrada en las posibles oportunidades de beneficio del mercado, de cualquier tipo, y la voluntad de perseguirlas, parece una parte necesaria del concepto de espíritu empresarial. Los escritos posteriores de Kirzner parecen reconocerlo.

Por último, la comparación entre las dos teorías de la acción empresarial sugiere que puede ser el momento de abandonar el uso de las palabras «equilibrio» y «desequilibrio» de la economía. El proceso de mercado no se trata de alcanzar el «equilibrio», ya sea temporal o terminal. Se trata de individuos intencionales que buscan alcanzar sus metas personales a través del intercambio con otros en un contexto de ignorancia e incertidumbre que requiere especulación. El intercambio comercial es sólo uno de los medios para la consecución pacífica de los fines humanos. El lenguaje de la mecánica clásica proporciona metáforas inapropiadas para la explicación del proceso de intercambio de mercado. La primera ley de la termodinámica se aplica sólo a los fenómenos de la ciencia física, no a la cataláctica, que es una ciencia de la acción humana en la que se crea valor en lugar de ser equilibrada o simplemente no perderse.

Bostaph is Emeritus Professor of Economics at the University of Dallas.

https://mises.org/es/wire/schumpeter-contra-kirzner-sobre-los-emprendedores

La elaboración de una estrategia empresaria internacional y el concepto de entrepreneur y, sobre todo, de intrapreneur

Desde hace años que se espera un premio Nobel en Economía para quienes desarrollaron el concepto de emprendedor y analizaron la función empresarial en la economía. Pero William Baumol murió e Israel Kirzner no está figurando entre los candidatos. No obstante en tema es suficientemente importante como para que con los alumnos de UCEMA veamos unos capítulos de Mason & Dunung, International Business, donde aparece el tema del emprendedor. Aquí va un breve comentario sobre temas que tratara Kirzner:

“Es importante en este punto que veamos cuál es la función del emprendedor, y la diferencia que esta función tiene con la del capitalista. En muchos casos ambas funciones son cumplidas por la misma persona, pero es necesario comprender que estamos hablando de dos cosas distintas, ya que muchas veces sucede que alguien tiene una “idea” brillante y es otro el que pone el capital para llevarla adelante. La función empresarial es la primera.

En tal sentido, la función del empresa no es la de “economizar” como lo hace cualquier participante del mercado en el modelo de equilibrio. En ese caso, toda la actividad económica es la de asignar recursos escasos a fines múltiples, y todo lo que se requiere es la capacidad de hacerlo en la forma más “eficiente” posible. Pero esto parece más una cuestión de ingenieros que de emprendedores.

Sin duda que hace falta desarrollar los métodos más eficientes posibles y ésta será una tarea de todo emprendedor, pero su contribución principal no es ésa, para eso contrata a un buen ingeniero, su función es la “creatividad”, es la tarea de identificar los fines y los medios. Una vez que éstos se conocen, entra en acción el ingeniero para lograr la eficiencia. El consumidor tiene unos fines dados para su consumo y trata de gastar su ingreso de la forma más eficiente posible; el propietario de recursos trata de obtener de ellos el mejor resultado.

La función empresarial, como tal, no demanda del emprendedor que tenga medios sino que reconozca las oportunidades: los productores pueden haber vendido a precios inferiores a los que podrían haber obtenido o los mismos recursos utilizados podrían haberlo sido en forma distinta para obtener productos que los consumidores necesitan en forma más urgente o intensa. Los compradores pueden haber pagado precios más altos de los que se podrían obtener.

Esto significa que hay dos tipos de funciones empresariales, las que se relacionan con al funcionamiento del mercado como fue explicado antes: una es la empresarial pura; otra es la maximizadora. Pueden estar en la misma persona o ser algunas personas empresarios puros y otros maximizadores. Los maximizadores son aquellos que conociendo las discrepancias que existen en el mercado debido al cambio de las variables subyacentes, buscan aprovecharlas en forma eficiente; los empresarios puros son los que “descubren” esas diferencias y las hacen evidentes. Como se dijera, estas funciones pueden estar presentes en la misma persona, o en personas diferentes, o en la misma persona pero en proporciones muy distintas: existe aquél que tiene ideas geniales pero luego es incapaz de llevarlas a la práctica en forma eficiente al tiempo que existe quien no es creativo pero es ordenado y sabe cómo organizar los procesos necesario para llevar adelante el emprendimiento.

Todo emprendedor deberá preguntarse cuál es su principal característica, de la misma forma que deberá evaluar las fortalezas y debilidades que tengan quienes colaboren para determinar en qué grado poseen una u otra de las características mencionadas.

También implica esto una diferencia entre un “productor” y un “emprendedor”. Puede haber muchos “productores” que no necesariamente desarrollan una “función empresarial” ya que no están innovando, no están alertas a los cambios en el mercado, se limitan simplemente a recibir los cambios que han generado los emprendedores y responder a ellos en la forma más eficiente posible. El emprendedor es el motor del mercado, es el que detecta los cambios e inicia el camino: el productor, como tal, no necesariamente cumple esa función sino la de continuar por el camino que ya ha sido trazado.

La figura del emprendedor no aparece en la economía pero sí en los negocios, tanto entrepreneur como ‘intrapreneur’

Desde hace años que se espera un premio Nobel en Economía para quienes desarrollaron el concepto de emprendedor y analizaron la función empresarial en la economía. Pero William Baumol murió e Israel Kirzner se está figurando entre los candidatos. No obstante en tema es suficientemente importante como para que con los alumnos de UCEMA veamos unos capítulos de Mason & Dunung, International Business, donde aparece el tema del emprendedor. Aquí va un breve comentario sobre temas que tratara Kirzner:

“Es importante en este punto que veamos cuál es la función del emprendedor, y la diferencia que esta función tiene con la del capitalista. En muchos casos ambas funciones son cumplidas por la misma persona, pero es necesario comprender que estamos hablando de dos cosas distintas, ya que muchas veces sucede que alguien tiene una “idea” brillante y es otro el que pone el capital para llevarla adelante. La función empresarial es la primera.

En tal sentido, la función del empresa no es la de “economizar” como lo hace cualquier participante del mercado en el modelo de equilibrio. En ese caso, toda la actividad económica es la de asignar recursos escasos a fines múltiples, y todo lo que se requiere es la capacidad de hacerlo en la forma más “eficiente” posible. Pero esto parece más una cuestión de ingenieros que de emprendedores.

Sin duda que hace falta desarrollar los métodos más eficientes posibles y ésta será una tarea de todo emprendedor, pero su contribución principal no es ésa, para eso contrata a un buen ingeniero, su función es la “creatividad”, es la tarea de identificar los fines y los medios. Una vez que éstos se conocen, entra en acción el ingeniero para lograr la eficiencia. El consumidor tiene unos fines dados para su consumo y trata de gastar su ingreso de la forma más eficiente posible; el propietario de recursos trata de obtener de ellos el mejor resultado.

La función empresarial, como tal, no demanda del emprendedor que tenga medios sino que reconozca las oportunidades: los productores pueden haber vendido a precios inferiores a los que podrían haber obtenido o los mismos recursos utilizados podrían haberlo sido en forma distinta para obtener productos que los consumidores necesitan en forma más urgente o intensa. Los compradores pueden haber pagado precios más altos de los que se podrían obtener.

Esto significa que hay dos tipos de funciones empresariales, las que se relacionan con al funcionamiento del mercado como fue explicado antes: una es la empresarial pura; otra es la maximizadora. Pueden estar en la misma persona o ser algunas personas empresarios puros y otros maximizadores. Los maximizadores son aquellos que conociendo las discrepancias que existen en el mercado debido al cambio de las variables subyacentes, buscan aprovecharlas en forma eficiente; los empresarios puros son los que “descubren” esas diferencias y las hacen evidentes. Como se dijera, estas funciones pueden estar presentes en la misma persona, o en personas diferentes, o en la misma persona pero en proporciones muy distintas: existe aquél que tiene ideas geniales pero luego es incapaz de llevarlas a la práctica en forma eficiente al tiempo que existe quien no es creativo pero es ordenado y sabe cómo organizar los procesos necesario para llevar adelante el emprendimiento.

Todo emprendedor deberá preguntarse cuál es su principal característica, de la misma forma que deberá evaluar las fortalezas y debilidades que tengan quienes colaboren para determinar en qué grado poseen una u otra de las características mencionadas.

También implica esto una diferencia entre un “productor” y un “emprendedor”. Puede haber muchos “productores” que no necesariamente desarrollan una “función empresarial” ya que no están innovando, no están alertas a los cambios en el mercado, se limitan simplemente a recibir los cambios que han generado los emprendedores y responder a ellos en la forma más eficiente posible. El emprendedor es el motor del mercado, es el que detecta los cambios e inicia el camino: el productor, como tal, no necesariamente cumple esa función sino la de continuar por el camino que ya ha sido trazado.

Grido: en un país sometido a crisis y controles, emprendedores que se expanden por el continente

Los alumnos de UCEMA en la materia Empresas y Negocios Internacionales realizan un trabajo analizando la estrategia de alguna empresa argentina en ese campo. Hay casos muy interesantes. En éste, Ramiro Gravina comenta el de Grido. Aparentemente no es una empresa que reciba subsidios. Es más, fue perseguida en 2012 por la AFIP, acusada de evadir impuestos. Algunos párrafos:

“Este trabajo busca analizar y entender las estrategias de expansión comercial de la heladería Grido en los distintos países de América del sur. Es interesante remarcar que después del Malbec, el helado es el producto de alto valor agregado que la Argentina logra colocar en el exterior. Grido es una empresa Argentina que fabrica y distribuye helados en Argentina, Uruguay, Chile y Paraguay. Actualmente es el fabricante de helados más grande de Latinoamérica y la quinta a nivel mundial, produciendo alrededor de 60 millones de kilos de helado por año.

Grido

Grido es una empresa cordobesa que nació en el año 2000 en medio de una fuerte crisis económica. Fue fundada ya que sus creadores, los hermanos Santiago, vieron que no habían muchas heladerías que ofrecieran un producto barato, al alcance de todos. Datos mostraban que en el año de su apertura (2000) el consumo per cápita de helado por año era de 3.5kg mientras que en países de Europa y Norteamérica era de 16 kg por año. Grido decía que esto se debía a los altos precios del mercado local, a la escasa variedad de productos, al hecho que solo abrían en verano y a que solo había heladerías en zonas céntricas. Es ahí donde Grido encontró su espacio para desarrollar su estrategia basada en el sistema de franquicias: Heladerías “de barrio”, al alcance de todos, abiertas todo el año, ofreciendo una gran cantidad de variedades y a precios accesibles.

Al cabo de un año, la empresa cordobesa ya contaba con 50 franquicias, toda en la provincia de Córdoba. Para el año 2003, las franquicias ya eran 140 y estaban presentes en Córdoba, La Rioja, Santa Fe y San Juan. Ese mismo año, Grido abre su propio laboratorio de calidad ya que su helado se caracterizaba por ser sano y saludable. En el año 2004 nace el “súper gridito” el primer helado nutritivo para niños ya que contiene hierro, calcio, zinc y vitaminas A y D3. El año 2004 la empresa terminó con 230 franquicias en 10 provincias de Argentina.

En 2006, la empresa muda su fábrica al polo industrial de Córdoba para abrir una fábrica que actualmente posee 12.000 mts2. Ese mismo año, la empresa decide abrir en Chile. Para el año 2007, la empresa contaba con 480 franquicias en 20 provincias. Bajo sus ideales de calidad y producto saludable, en 2009 invierten en mejoras de calidad. Esta inversión les permite concentrar la leche fluida, evitando el agregado de leche en polvo a sus helados, aumentando así la calidad de sus productos. La empresa siempre invirtió en tecnología de punta en su fábrica, y es por eso que en 2011 tenía la capacidad para producir 24.000 litros de helado y la capacidad para abastecer a 970 franquicias desde esa fábrica. En el año 2012, Grido llega a su tercer destino. Primero fue Argentina, después Chile y ahora Uruguay.

En 2014, la empresa cordobesa decía ampliar sus horizontes y lanzan una línea de pizzas congeladas bajo los mismos estándares que los helados: precios bajos y buena calidad. Para el año 2015, el consumo de helados per cápita se había duplicado a 7 kg y Grido no parara ya que aún ve oportunidad de crecimiento en el mercado. Ese mismo año, Grido llega a Paraguay en busca de ampliar las fronteras. Hoy en día, la empresa cuenta con 1.400 franquicias en Argentina, 65 en Uruguay, 15 en Paraguay y 50 en Chile. Los objetivos a mediano plazo son entrar en Brasil, Perú y Bolivia.

Grido logró en 15 años de vida convertirse en la empresa heladera mas grande de Latinoamérica y la quinta a nivel mundial. Para lograr esto, fue fundamental tener una estrategia y una misión clara: ser una heladería de “barrio” con precios bajos. Bajo esta forma de ver el negocio, fue ampliando sus horizontes, primero dentro de Argentina y después en los países limítrofes.”

La figura del emprendedor, en los negocios, en las empresas y la economía. ¿Será el Nobel esta vez?

Con los alumnos de UCEMA estamos viendo unos capítulos de Mason & Dunung, International Business, donde aparece el tema del emprendedor. Es interesante que esto coincida con el otorgamiento mañana del premio Nobel de Economía. Siempre se menciona que serían candidatos a ese premio los economistas William Baumol e Israel Kirzner, quienes se han dedicado a estudiar al emprendedor, pero no se da, y tal vez tampoco esta vez. Parece que sigue la resistencia de premiar el tratamiento de una figura que elude a la economía mainstream, de difícil modelación, pero que cumple un papel fundamental. Aquí va un breve comentario sobre temas que tratara Kirzner:

“Es importante en este punto que veamos cuál es la función del emprendedor, y la diferencia que esta función tiene con la del capitalista. En muchos casos ambas funciones son cumplidas por la misma persona, pero es necesario comprender que estamos hablando de dos cosas distintas, ya que muchas veces sucede que alguien tiene una “idea” brillante y es otro el que pone el capital para llevarla adelante. La función empresarial es la primera.

En tal sentido, la función del empresa no es la de “economizar” como lo hace cualquier participante del mercado en el modelo de equilibrio. En ese caso, toda la actividad económica es la de asignar recursos escasos a fines múltiples, y todo lo que se requiere es la capacidad de hacerlo en la forma más “eficiente” posible. Pero esto parece más una cuestión de ingenieros que de emprendedores.

Sin duda que hace falta desarrollar los métodos más eficientes posibles y ésta será una tarea de todo emprendedor, pero su contribución principal no es ésa, para eso contrata a un buen ingeniero, su función es la “creatividad”, es la tarea de identificar los fines y los medios. Una vez que éstos se conocen, entra en acción el ingeniero para lograr la eficiencia. El consumidor tiene unos fines dados para su consumo y trata de gastar su ingreso de la forma más eficiente posible; el propietario de recursos trata de obtener de ellos el mejor resultado.

La función empresarial, como tal, no demanda del emprendedor que tenga medios sino que reconozca las oportunidades: los productores pueden haber vendido a precios inferiores a los que podrían haber obtenido o los mismos recursos utilizados podrían haberlo sido en forma distinta para obtener productos que los consumidores necesitan en forma más urgente o intensa. Los compradores pueden haber pagado precios más altos de los que se podrían obtener.

Esto significa que hay dos tipos de funciones empresariales, las que se relacionan con al funcionamiento del mercado como fue explicado antes: una es la empresarial pura; otra es la maximizadora. Pueden estar en la misma persona o ser algunas personas empresarios puros y otros maximizadores. Los maximizadores son aquellos que conociendo las discrepancias que existen en el mercado debido al cambio de las variables subyacentes, buscan aprovecharlas en forma eficiente; los empresarios puros son los que “descubren” esas diferencias y las hacen evidentes. Como se dijera, estas funciones pueden estar presentes en la misma persona, o en personas diferentes, o en la misma persona pero en proporciones muy distintas: existe aquél que tiene ideas geniales pero luego es incapaz de llevarlas a la práctica en forma eficiente al tiempo que existe quien no es creativo pero es ordenado y sabe cómo organizar los procesos necesario para llevar adelante el emprendimiento.

Todo emprendedor deberá preguntarse cuál es su principal característica, de la misma forma que deberá evaluar las fortalezas y debilidades que tengan quienes colaboren para determinar en qué grado poseen una u otra de las características mencionadas.

También implica esto una diferencia entre un “productor” y un “emprendedor”. Puede haber muchos “productores” que no necesariamente desarrollan una “función empresarial” ya que no están innovando, no están alertas a los cambios en el mercado, se limitan simplemente a recibir los cambios que han generado los emprendedores y responder a ellos en la forma más eficiente posible. El emprendedor es el motor del mercado, es el que detecta los cambios e inicia el camino: el productor, como tal, no necesariamente cumple esa función sino la de continuar por el camino que ya ha sido trazado.