Mises sobre la formación de los precios y su tendencia hacia el equilibrio, desatada por los emprendedores

Con los alumnos de la UBA Económicas vemos a Mises, en su obra Acción Humana, tratar el tema de la formación de los precios, y considera allí un concepto fundamental para la economía que es el de equilibrio. Esto dice:

“Hállase el mercado en constante agitación. El modelo de una economía de giro uniforme jamás se da en el mundo de la realidad. Nunca la suma de los precios de los diversos factores complementarios de producción, descontando el elemento tiempo, llega a igualarse —sin que sea previsible próximo cambio de situación— con el precio de la mercancía terminada. Siempre hay beneficios aguardando a alguien. La posibilidad de lucro encandila de continuo al especulador. La imaginaria construcción de la economía de giro uniforme constituye instrumento mental que nos ayuda a comprender el origen de las pérdidas y las ganancias empresariales.

Tal construcción, sin embargo, de nada nos sirve cuando de comprender la formación de los precios se trata. Los precios finales que dicha imaginaria construcción registra jamás coinciden con los precios de mercado. Ni el empresario ni nadie que en la escena económica actúe guíase por fantasmagorías tales como los precios de equilibrio o las economías de giro uniforme. Los empresarios ponderan sólo el futuro precio por ellos previsto; jamás se preocupan por precios finales o en equilibrio. Advierten discrepancias entre los precios de los factores complementarios de producción y el futuro precio que creen podrán cobrar por la mercancía terminada, lanzándose a aprovechar la aludida diferencia. Tales actuaciones empresariales acabarían implantando una economía de giro uniforme si no fuera por las ulteriores variaciones que las circunstancias del mercado registran.

La actividad empresarial desata, en todo el ámbito mercantil, una tendencia a la igualación de los precios de todas las mercancías idénticas entre sí, descontados siempre los gastos de transporte, así como el tiempo que éste pueda requerir. Toda diferencia que entre dichos precios pueda registrarse (si no resulta meramente transitoria hallándose condenada a desaparecer a causa de la propia actuación empresarial) es siempre fruto de específicos obstáculos opuestos a aquella natural tendencia igualatoria. Hay alguna cortapisa que a quienes persiguen el lucro impide actuar. El observador que no conozca a fondo las particulares circunstancias del correspondiente mercado posiblemente no logre advertir cuáles sean las barreras institucionales que frenan y estorban la igualación de los precios. Los comerciantes interesados, sin embargo, no se engañan; saben perfectamente por qué no se lucran aprovechando tales diferencias.

Las estadísticas abordan estos asuntos con enorme ligereza. Cuando tropiezan con disparidades entre dos ciudades o países, en lo tocante a los precios al por mayor de determinadas mercancías, diferencias que el transporte, los aranceles o los impuestos no justifican, acaban simplemente concluyendo que el poder adquisitivo del dinero y el «nivel» de los precios es dispar en ambas localidades ‘. Partiendo de tales cifras estadísticas, Iánzanse las gentes a arbitrar fórmulas monetarias que supriman dichas desigualdades. Pero la verdadera causa de las diferencias jamás puede ser de índole monetaria. Si los precios, en ambas localidades, cotízanse en la misma moneda, resulta forzoso averiguar qué es lo que impide a los comerciantes lanzarse a aquellas lucrativas operaciones que fatalmente harían desaparecer tal disparidad de precios. Ni aun expresándose los precios en valutas disimilares varíase el planteamiento. En efecto, las cotizaciones de las distintas monedas tienden hacia tipos que impiden nadie se lucre aprovechando las diferencias que los precios de los productos puedan registrar. Cuando, entre dos plazas, esas diferencias de precios a que venimos aludiendo persisten de modo permanente, corresponde a la economía descriptiva y a la historia económica investigar las barreras institucionales que impiden a las gentes concertar aquellas transacciones que provocarían la igualación de los precios.”

Proceso Económico: buen nombre para una materia, que muestra el carácter dinámico de la economía

La materia Proceso Económico II de la UFM continúa, obviamente, Proceso Económico I en la cual vimos los aspectos básicos de esta ciencia. En una división que ha llegado a predominar diríamos que la primera es Micro y la segunda es Macro, aunque la segunda además de algunos conceptos básicos tiene mucho de Política Económica.

Hablando de eso, es una pena que hayamos dejado de lado el nombre de Economía Política para describir a nuestra disciplina y que le digamos ahora solamente Economía. Porque Economía Política (recordemos cuántos textos clásicos tienen este nombre) reflejaba un espíritu interdisciplinario que la actual visión no tiene, o a dejado en un plano menor.

En cierto sentido, el nombre de “Proceso Económico” es bueno también porque refleja el carácter dinámico de la economía, y que lo que nos interesa no es ya entender un modelo estático de equilibrio final sino el proceso que se desata ante cambios en las preferencias de los consumidores, en las dotaciones de recursos y en las tecnologías.

Ese equilibrio final solamente tiene un mérito teórico si lo utilizamos para entender cómo la realidad no es, ya que resulta imposible llegar a ese punto dadas las limitaciones de conocimiento que imperan en nosotros. Precisamente, los alumnos de la materia también leyeron el artículo de Hayek, El uso del conocimiento en la sociedad.

El carácter evolutivo de la economía se desprende del programa de esta materia en relación al dinero, ya que señala:

“…se estudia el origen del dinero y su evolución a través del tiempo, identificando las desventajas del intercambio directo o trueque y la importancia del intercambio indirecto en una sociedad en donde la división del trabajo es amplia y extendida y de los diferentes medios utilizados para realizar los intercambios. Se definen las características que deben de tener las mercancías para ser utilizadas como medio de intercambio, las funciones del dinero y la importancia que éste ha tenido en la realización de intercambios más ágiles, lo cual ha permitido el progreso.

En la segunda parte se analiza cómo se llega a determinar el precio del dinero, el cual corresponde a su poder adquisitivo, en qué forma la demanda de dinero y la oferta influyen en el cambio del poder adquisitivo, estando representada la demanda por la oferta de bienes y servicios y el atesoramiento y la oferta por la emisión de la banca central y la creación de la banca comercial. Otro punto importante será comprender en qué consiste el dinero fiat y el dinero fiduciario.”

Y en el inevitablemente limitado tratamiento del sistema bancario y financiero, se considera también los principios y las experiencias históricas de la banca libre, algo que ahora nos parece muy extraño. Esto es, el funcionamiento de un sistema bancario sin banca central y sin una agencia que supervise a los bancos comerciales.

También se ve el funcionamiento de la banca central, el intervencionismo, el socialismo, es decir, todo tipo de interferencias en el funcionamiento de los mercados, para terminar con una evaluación ética del sistema económico.