Migraciones: curiosamente países latinoamericanos con más emigrantes, más rechazan a inmigrantes

Como parte del Índice de Calidad Institucional 2016, que prepare con la Fundación Libertad y Progreso, presentamos un informe sobre un tema de suma actualidad mundial: las migraciones. Una breve consideración primero y luego una evaluación de los temas que se debaten:

Refugees

Tal no sea necesario agregar ya más datos  a los de posts anteriores. Los ya presentados reflejan algo obvio, un “vuelo hacia la calidad” en materia migratoria, tomando la frase utilizada en los mercados de capitales cuando la incertidumbre genera una búsqueda de seguridad. No es extrañar que quienes huyen de la violencia impuesta por ISIS se dirijan hacia Europa, no hacia África; de la misma forma que quienes buscan mejores oportunidades de trabajo en Centroamérica se dirijan hacia el norte, no hacia el sur.

Este proceso, sin embargo, no ha dejado de desatar todo tipo de polémicas e intensas discusiones. Los temas son muy variados y, como en tantas otras cuestiones, se presentan argumentos relacionados con los costos y beneficios de los cambios migratorios u otros basados en el respeto o la violación de determinados derechos fundamentales (por ejemplo, Clemens, 2011, para los primeros; Huemer, 2010, para los segundos). Vamos a intentar tratarlos en conjunto. Un informe de la International Organization for Migration (Esipova et al, 2015) en base a una encuesta realizada por Gallup muestra que en todas las regiones del planeta, con excepción de Europa, la gente ve la inmigración con ojos favorables y preferirían que los actuales niveles de inmigración se mantengan o incluso aumente. En Europa la situación es diferente ya que hay una mayoría a favor de reducirla, aunque con diferencias entre los ciudadanos de los países del norte europeo, que preferirían un aumento de la inmigración y los de sur que se manifiestan en favor de su reducción, (p. 1).

A nivel global, quienes preferirían niveles iguales (22%) o mayores (21%) de inmigración superan a quienes prefieren uno menor (34%), pero en Europa la mayoría (52%)  desea un nivel menor. “En siete de los 10 principales países destinatarios de migrantes (Estados Unidos, Canadá, Australia, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Alemania y Francia) una mayoría sostuvo que la inmigración debía aumentar o mantenerse, mientras que más de la mitad de los encuestados en los otros tres (Federación Rusa, Reino Unido y España) opinaron que los niveles inmigratorios deberían reducirse (Esipova et al, 2015, p. 2).

En cuanto a los países latinoamericanos se observa una diferencia entre los de Centro América y los de Sudamérica. Hay mayorías en Costa Rica (59%), El Salvador (59%) y México (54%) que prefieren niveles menores; sólo en Honduras se igualan quienes quieren más y quienes quieren menos (44%). Resulta de alguna forma paradójica esta visión en países que son el origen de gran parte de los inmigrantes hacia Estados Unidos, Canadá o Europa. En Sudamérica, por el contrario, con excepción de Ecuador y Bolivia (el 62% y el 51% prefieren menos) los encuestados prefieren iguales o mayores niveles. En Brasil un 36% prefieren mantener el nivel y un 20% aumentarlo, pero ya hemos visto antes que de todas formas el volumen de inmigración a este país es muy bajo. En América del Norte, las mayorías favorecen niveles iguales (Estados Unidos 33%; Canadá 45%) o superiores (Estados Unidos 23%; Canadá 22%); (Esipova et al, 2015, p. 9).

Hay más de 240 millones de migrantes en el mundo, de los cuales unos 20 millones son refugiados

Como parte del Índice de Calidad Institucional 2016, que prepare con la Fundación Libertad y Progreso, presentamos un informe sobre un tema de suma actualidad mundial: las migraciones. Una breve consideración primero y luego una evaluación de los temas que se debaten:

Migrations

Las noticias no pueden ser más dramáticas, y su impacto se ve amplificado por la facilidad con que recibimos sus crudas imágenes: niños pequeños ahogados en una playa como resultado del intento de sus padres de obtener tanto sea refugio como mejor oportunidades laborales en otro territorio; cientos o miles de personas viviendo en campamentos provisorios esperando un permiso para poder trasladarse; otros cientos siendo rechazados y deportados a sus lugares de origen donde los espera la violencia, la represión o el hambre; muros que se levantan, en algunos casos para evitar la salida, en otros la entrada. Comenta la revista The Economist (2016): “Los refugiados son gente razonable en circunstancias desesperadas. La vida, para muchos de los más de un millón que buscan asilo en Europa huyendo desde Siria, Afganistán y otros países devastados por la guerra, se ha vuelto intolerable”.

En nuestra región también se ha generado una crisis aunque, por supuesto, no es de la magnitud de la que acontece ahora en Medio Oriente y Europa. Curiosamente, los primeros pasos para normalizar las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, han desatado una fuerte corriente migratoria con destino a este último país. Es que muchos cubanos sospechan que esa normalización de relaciones puede dar fin a la Ley de Ajuste Cubano, que permite ingresar a ese país a todo cubano con “pies secos”, es decir, que haya llegado y se encuentre en territorio norteamericano, ya que si es interceptado en el agua es devuelto a su país de origen. Entonces se trata de llegar antes que la ley pueda eliminarse. Y los cubanos han logrado ahora la posibilidad de salir sin tener que obtener permiso del gobierno. Como resultado de esto, muchos cubanos han estado volando hacia distintos destinos, desde Ecuador hacia el norte, y desde allí se dirigen por tierra tratando de llegar al norte, utilizando los llamados ‘coyotes’ que venden sus servicios para cruzar esas zonas desérticas que limitan uno u otro país, y ocasionando todo tipo de polémicas en los países por donde transitan. Hay cientos o miles de cubanos varados en algunas fronteras centroamericanas.

El tema de las migraciones ha estado entre las principales noticias de los últimos años y plantea algunas cuestiones estrechamente relacionadas con la calidad de las instituciones. También, por supuesto, con cuestiones ética y económicas que serán consideradas aquí. La hipótesis que vamos a considerar aquí es simple: aquellos países con mejor calidad institucional tienden a atraer inmigrantes, a punto tal que algunos de ellos erigen barreras tanto físicas como regulatorias; mientras que aquellos países con peor calidad institucional tienden a generar emigrantes y en algunos casos extremos construyen muros para prohibir su salida.

Según Naciones Unidas, a mediados de 2015 había un total de 243.700.236 migrantes en el mundo (el 8% son refugiados, unos 19,5 millones). Los países con mayor número de migrantes son Estados Unidos (46,6 millones), Alemania (12 millones), la Federación Rusa (11,6 millones), Arabia Saudita (10,2 millones), Reino Unido (8,5 millones), Emiratos Árabes Unidos (8,1), Canadá (7,8 millones), Francia (7,8), Australia (6,7), España (5,8). En América Latina, son Argentina (2 millones), Venezuela (1,4), México (1,2), Brasil (0,7).