Con 40% de empleo informal, deberíamos leer a Mises sobre el desempleo permanente

En una conferencia dictada en el Faculty Club de la New York University (Aspects of American Foreign Trade Policy, 15/3/1943), Mises comenta aspectos básicos del desempleo:

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“En el mercado libre de trabas los precios alcanzan el punto en el cual la cantidad de bien que los compradores tomarán es igual a la cantidad que los vendedores venderán. Cualquier que esté dispuesto a pagar el precio de mercado puede comprar cuanto quiera, y quienquiera que esté preparado para tomar el precio de mercado puede vender cuanto desee.”

“Lo mismo es cierto para el precio de mercado del trabajo, para los salarios. Hay siempre una cierta cantidad de desempleo voluntario debido a trabajadores que no quieren los puestos que les son ofrecidos y están a la espera de mejores oportunidades. Pero, en el mercado libre, el desempleo es más o menos un fenómeno transitorio. No hay un serio problema de desempleo, no hay desempleo masivo y prolongado año tras año.”

“Pero es diferente si, ya sea por decreto gubernamental o por presión sindical, los salarios se fijan en un nivel superior al que se hubiera fijado en el mercado libre. Entonces, la demanda de trabajo se reduce y da como resultado el desempleo permanente de parte de la oferta potencial de trabajo.”

“El concepto de ‘pleno empleo’ es un eslogan demagógico si no se refiere a una tasa salarial específica. Hay solo un medio para obtener el pleno empleo: abstenerse de forzar tasas mínimas de salario por sobre las potenciales tasas de mercado. El desempleo masivo no es, como los socialistas nos quieren hacer creer, un fenómeno inherente al capitalismo. Es, por el contrario, el resultado de esfuerzos para sabotear al capitalismo mediante le interferencia del gobierno o los sindicatos.”

“Todo otro método sugerido para alcanzar el pleno empleo es ineficiente.”

“El gasto gubernamental no-inflacionario (esto es, no financiado con una expansión adicional del crédito o la emisión adicional de dinero) absorbe capital o, si es financiado por impuestos a los ingresos, ingresos que hubieran sido invertidos o gastados de otra forma. Destruye por un lado tantos empleos como crea del otro.”

“La inflación, la expansión del crédito, y la devaluación de la moneda solo tienen éxito si las tasas salariales se quedan atrás de la suba en los precios de los bienes; esto es, si dan como resultado una caída en las tasas de salarios reales.”

“Los ‘servicios laborales (Arbeitsdienst, el medio favorito de los gobiernos totalitarios) compensa los viciados altos salarios de los trabajadores empleados en la industria privada a las tasas sindicales con viciados bajos salarios de los hombres empleados en obras públicas de ‘emergencia’.” (Se refiere a trabajos forzados. Hoy, tal vez, habría que hablar de empleo informal).

“Se vuelve ilegal que los empleadores despidan empleados a los que no pueden ocupar útilmente, las empresas sufren pérdidas y están forzadas a consumir parte de su capital. El gobierno tiene éxito en el corto plazo pero, en el largo plazo, una mayor caída de los salarios reales se hace ineludible.”

“Estas son las consecuencias a largo plazo de manipular las tasas salariales por decreto o compulsión sindical.”

Sobre el mayor gasto en la educación y el perverso «trato» que tienen los maestros

No hay campaña electoral en la que los candidatos no prometan un mayor gasto en educación. No es porque sí, interpretan correctamente que los votantes quisieran que la educación tuviera mayor prioridad. Esa opinión se ve confirmada en muchas discusiones, por ejemplo sobre cuestiones ambientales, donde muchos sostienen que la solución es una mayor educación de la población (en este caso sobre los problemas ambientales).

No voy a negar la importancia de la educación, aunque suelo pensar que el destino de las sociedades está más ligado a los “valores” e “ideas” que predominan en ellas que a un cierto grado de educación formal. Después de todo, puede que no hubiera pueblo más educado que el alemán en la década de 1930 y sin embargo se embarcaron detrás del espantoso proyecto nazi.

No obstante, al margen del impacto del nivel educativo en la sociedad, lo cierto es que tiene un impacto en las oportunidades personales que se abren a quienes la poseen. En un mundo cada vez más basado en el conocimiento y las tecnologías, poseer educación es un activo importante. La gente sabe eso, por eso la valora y reclama por ella.

O sea que todo eso no está en discusión. Tampoco que la inversión personal que cada uno realiza en educación no sea finalmente rentable. Pero sí quiero discutir la idea de que mejorar la educación significa gastar más en ella, al margen de la estructura institucional de ese mercado en particular.

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Hay gráficos que hablan por sí mismos. Es sobre el gasto en educación primaria en los Estados Unidos desde 1970 (espero que salga bien el gráfico). La línea más empinada corresponde al gasto total, la segunda al número de empleados, las demás son sobre el desempeño de los alumnos.

Lo que muestra es notable: la cantidad de empleados se ha duplicado, el costo total se ha triplicado. Los resultados no han cambiado. Se gastan ahora unos 164.000 dólares por alumno (ajustados por inflación) contra casi 57.000 en 1970.

Los datos son de “State Education Trends”, una publicación de Cato Institute, y su autor es Andrew Coulson: http://www.cato.org/publications/policy-analysis/state-education-trends. Hay estados que han aumentado aún más ese gasto sin tener mejores resultados y, más notable, hay quienes han reducido el gasto sin que caigan sus indicadores. El informe también comenta que esto ha ocurrido en un período en el cual las nuevas tecnologías han elevado la productividad en todos los campos, y tecnologías que son de particular aplicación e impacto en la educación.

La contundencia del gráfico tal vez nos lleve a discutir otra cosa. El estado termina proveyendo educación mala y cara, y regulando al sector privado para que la de éste sea parecida. Los maestros están atrapados en un acuerdo perverso: nosotros pretendemos trabajar, ellos pretenden pagarnos. No quieren saber nada de evaluaciones ni de controles de presentismo, tienen cantidad de días de licencia y también de vacaciones; pero no parecen estar dispuestos a un trato que sea mayor productividad por mayor ingreso y, como pasa en las empresas, ingresos vinculados con resultados obtenidos.

¿Cuál es su negocio? Bueno, el que aparece en el gráfico, recibir más presupuesto sin entregar nada a cambio. Es un negocio pésimo.