En Venezuela hay que empezar desde los principios más básicos, como respetar la división de poderes

Lamentablemente, nuestra querida Venezuela tiene que lograr cumplir ciertos elementos básicos del funcionamiento de una democracia. En este video, CEDICE explica las atribuciones y el funcionamiento del poder legislativo: https://www.youtube.com/watch?v=-rvjuT73Kjk

 

Y en el libro, esto se dice al respecto. Comencemos con un par de citas:

. Comenta Madison: “Se escuchan quejas por doquier de nuestros ciudadanos más virtuosos y considerados, que nuestros gobiernos son muy poco estables; que el bien público no es considerado en los conflictos entre partidos rivales; y que se toman a menudo medidas, no según las reglas de justicia y los derechos del partido minoritario, sino por la fuerza superior de una abrumadora e interesada mayoría”. (2001).

 

. La visión clásica en la materia es desarrollada inicialmente por John Locke (1988) que, refiriéndose a la monarquía absoluta, señalaba: “… que la Monarquía siendo simple, y muy obvia a los Hombres…., no es en absoluto extraño que no se ocuparan mucho en pensar métodos para limitar cualquier exorbitancia de aquellos a quienes le había delegado autoridad sobre sí mismos, y de balancear en Poder del Gobierno, colocando diversas partes en diferentes manos” (p. 338).

 

Hemos visto que los mercados son imperfectos, lo mismo que la política, en cuanto instrumento que puede no solamente no solucionar los problemas que el mercado vaya presentando, sino empeorarlos incluso. Hay una forma de controlar cualquier abuso de poder en el mercado: la competencia. Si algún producto o servicio no resulta como se promete, o simplemente si pensamos que hay otro mejor, podemos cambiar de proveedor. Ninguno nos tiene atrapados, a menos que tuviera el monopolio y no contáramos con otros productos o servicios sustitutos.

Pero el Estado es, por definición, un monopolio. ¿Cómo controlamos el poder que le hemos otorgado? . La respuesta clásica y, en parte, vigente en muchas repúblicas modernas, es la que desarrollaran Locke , Montesquieu y otros: limitación y división del poder. La división del poder tiene en objeto que ningún individuo o grupo en particular lo concentre. Esta división se produce por medio de la división “horizontal” de los poderes (ejecutivo, legislativo y judicial), como también una división “vertical” del poder, sobre todo a través del federalismo y la descentralización, tema que veremos en el capítulo 14.

La limitación se busca por vía de la existencia de normas constitucionales de protección de los derechos individuales que los excluyen de eventuales decisiones mayoritarias (Bill of Rights), la revisión judicial de los actos gubernamentales, la renovación de mandatos y otros.

La separación de poderes ha sido un tema desarrollado especialmente por la ciencia política. ¿Cuál es la visión de la economía al respecto? Pues se asocia al concepto de competencia, por un lado, y al de costos de transacción por otro. En relación con el primero, la división del poder sujeta a los distintos actores a un cierto grado de competencia entre unos y otros, tanto por recursos —este es típicamente el caso de la competencia entre gobiernos nacionales con provincias o estados subnacionales— como por áreas y poder de decisión. Esta competencia puede actuar como un freno, aunque también si termina en un “cartel” como un motor del crecimiento del gasto público y el endeudamiento. Por otro lado, la democracia, como un mecanismo para la selección y renovación pacífica de los gobernantes con base en la preferencia de cierta mayoría, contiene también elementos de competencia, aunque se trata de la competencia para obtener cierto grado de monopolio.

En cuanto a los costos de transacción, cuando se trata de transacciones voluntarias, se ven favorecidas si esos costos son bajos. Pero si se trata de transacciones que tienen como objetivo obtener algún tipo de privilegio, entonces es mejor que los costos de esa transacción sean altos. La separación y división de poderes aumenta los costos de hacer lobby. En una sociedad donde todo el poder está concentrado en una persona, sea un rey, un dictador o un gobernante electo con poder absoluto, tan solo hace falta “convencer” o “sobornar” a esa persona, teniendo en cuenta que puede haber dos clases de acciones para buscar influencias: legales e ilegales. Pero en una sociedad donde el poder se encuentra dividido y disperso, el costo del lobby es mucho mayor: puede ser necesario convencer a funcionarios o agentes del Ejecutivo, a legisladores, y eventualmente enfrentar el cuestionamiento judicial de la norma.

Emprendedores que crean valor: el caso de La Martina, aprovechando el espíritu y prestigio del polo

Con los alumnos de UCEMA analizamos casos exitosos de empresarios argentinos que desarrollan negocios Internacionales. En este caso, Denise Ortiz analiza el caso de La Martina. Aquí algunos párrafos de su trabajo:

“Lando Simonetti, es el dueño y fundador de La Martina. Nació en Italia pero a los siete años llegó con su familia a la Argentina. En su juventud trabajó en publicidad y a los 30 años decidió hacer ca-rrera en los Estados Unidos. En Boston, trabajando en el área internacional de una marca de jeans y con los informes de tendencias del mercado que pudo analizar en esos años (1980) pudo notar lo que es considerado como el disparador de su propio negocio: la creciente preocupación del consumidor por la vida sana y un mercado cada vez más influenciado por las marcas deportivas en la moda.

Confiando en su capacidad para poder lograr desarrollar un propio emprendimiento renunció a su trabajo en la fábrica de jeans y comenzó a investigar si el proyecto podría llegar a funcionar. No te-nía muchos productos ni fábricas, pero su idea siempre fue que no es necesario tener todo esto para generar marcas. Buscando que su proyecto se pueda alinear con un deporte especifico, eligió el polo porque, según el mismo Simonetti, “era el único deporte que ninguna de las grandes empresas iba a tocar, no lo iban a entender” . Comenzó en Estados Unidos en 1985, vendiendo los primeros bolsos y camisetas de polo que había empezado a hacer con algunos contactos de amistad que tenía. En al-gunos locales donde poseía mucha relación con los gerentes, les preguntaba si podrían ofrecer las camisetas de polo y los bolsos de cueros que él les daba para ver si se vendían. Ofrecía poco pero to-do se vendía.

Empezó a viajar mucho a Europa. A tratar de introducirse en todos los clubes ingleses de polo pa-ra aprender que había detrás de eso. Empezó a regalar a todos los equipos de polo camisetas. A Eton College, Oxford y Cambridge. Las regalaba con el fin de que usen su logo. Y así poco a poco apren-dió y se relacionó lo que más pudo hasta que decidió volver a la Argentina y radicarse aquí.

Lando Simonetti había visto la oportunidad de ofrecer productos en un segmento de clientes donde el glamour y la exclusividad son pilares. Comenzó por fabricar sillas de montar de cuero y bo-tas, luego añadió camisetas y gorras. Como consecuencia de la calidad de sus productos, comenzó a vestir a los jugadores más profesionales de polo en Argentina y actualmente sigue siendo la marca en el rubro que más se relaciona con este deporte.”

Sobre su marketing:

“En todos los eventos que tenían que ver con el polo en el mundo, La Martina tenía que estar pre-sente. Un ejemplo de ellos fue un evento en Saint Moritz, donde los mainsponsors eran Cartier, Pommery y Land Rover. Lando habló con el organizador del evento y le dijo que quería asociarse, le dijo que iba a regalarles todas las camisetas con tal de que las usen. Les diseñó y fabricó camperas, bolsos, mantas para los caballos con el logo en un tamaño muy grande. Todo esto salía en revistas elitistas de Suiza, Italia, Francia, Austria, Inglaterra. Y así continuó con muchos más eventos que le incrementaron el reconocimiento y valor de la marca.

Otro de los puntos muy importantes fue la relación con las universidades más prestigiosas de In-glaterra y Estados Unidos. La Martina viste a los equipos de polo de Eton College, Oxford University, Harvard University, Yale, Cambridge University, entre muchas otras.

Uno de los últimos puntos exitosos para su expansión fue el contrato de co-branding con el Guards Polo Club del Reino Unido, el club más estrechamente asociado con la familia real británica. Es la única marca no inglesa que viste a Guards Polo Club y por ésta razón también lograron abrir en 2015 su primer tienda exclusiva en Londres, en una de las calles más importantes, ubicada muy cer-ca del Buckingham Palace, conocida como Jermyn Street.

Además del contrato anteriormente mencionado, también posee un convenio con la Federación Internacional de Polo, quien organiza la copa del mundo de polo y su sede se encuentra situada en Beverly Hills, Estados Unidos. Todos los equipos de indumentaria de los jugadores poseen el logo de La Martina en cada año que se juega esta copa.

El primer local que abrieron fuera de Argentina fue en Milán, Italia. Porque era el centro de la moda, en especial la masculina, que es el fuerte de La Martina. Con los años, abrieron locales en Sui-za, Alemania, Francia, Grecia, Estados Unidos, Centro y Sur América, Sudeste asiático, Sudáfrica y Medio Oriente. En la actualidad la marca está presente con 100 locales exclusivos en más de 60 ciu-dades y aumenta cada vez más su presencia en casi los 5 continentes.”

Alberdi creía que la renta del Correo era uno de los ingresos del fisco, ahora en realidad da pérdidas

Con los alumnos de la UBA Derecho vemos a Alberdi sobre el gasto públicos y los recursos del Estado:

Razón tiene el artículo 4 de la Constitución argentina en comprender la renta de correos en el número de las fuentes del Tesoro nacional. Puede ser realmente una fuente de renta y de renta esencialmente nacional.

En su condición actual bien puede ser un gasto público más propiamente que una renta, pero siendo el más reproductivo de los gastos de la Nación, su tendencia necesaria es a convertirse en renta y en renta abundante.

Veamos las condiciones de que depende esa transformación del presente gasto de correos en la renta de correos.

Por su origen y naturaleza es producto de una contribución indirecta establecida sobre un servicio que el Estado toma a su cargo en el interés del orden público, sin que la industria reporte menos ventaja de la unidad y regularidad, que sólo el Estado puede asegurar al transporte de la correspondencia. En vez de ser una excepción al derecho individual de llevar y traer cartas, asegurado con el libre tránsito por la Constitución, es la organización colectiva o pública del uso de ese derecho, en la forma de que nos da un ejemplo la práctica de los países más libres, principiando por los Estados Unidos.

La renta de correos es la más nacional de las rentas, la más peculiar del Tesoro de toda la Nación, por la razón sencilla de que la contribución que le sirve de origen es soportada por todos los puntos del territorio, pues no pagan transporte de cartas los corresponsales que viven dentro de un mismo lugar.

La primera de las condiciones de que depende el aumento de esa renta, es la geografía política que se ha dado la Confederación por su nuevo régimen constitucional en materia de navegación y comercio. La posta, como la aduana, vuelve por ese sistema a las arcas nacionales, que son dueñas de su renta. Así la Constitución ha sido tan sabia como leal, cuando ha dado al Congreso general la facultad privativa de arreglar y establecer las postas y correos generales de la Confederación. (Art. 64, inciso 13.)

El nuevo sistema favorece el desarrollo de esa renta. abriendo contactos nuevos entre la Confederación y los pueblos extranjeros, desbaratando las trabas que alejaban a los pueblos argentinos unos de otros, y creando intereses comunes que hagan indispensable la comunicación de los Argentinos entre sí mismos y con el extranjero puesto en contacto de intereses con el país.

La renta de correos es la más legítima hija de la libertad, y no puede existir donde existe el despotismo. La seguridad religiosa, la inviolabilidad más completa de la correspondencia depositada en la estafeta pública, es la condición que la hace existir en todas partes. Penetrada de este principio tan verdadero en hacienda como en política, la Constitución, art. 18, ha declarado inviolable la correspondencia epistolar y los papeles privados. La ley orgánica, el decreto del gobierno, el abuso de cualquier particular contra el imperio de esa garantía, es un ataque al Tesoro nacional, lo mismo que a la libertad política. En la institución de correos como en las casas de crédito, la puntualidad religiosa es dinero efectivo.

La historia argentina contiene el comentario estadístico de este principio y la confirmación de su verdad práctica. En 1823, bajo la administración de Rivadavia, el servicio de correos costó al Estado 7770 pesos fuertes, y produjo 13.319. En 1824, en que la seguridad individual fué completa en Buenos Aires, el correo costó pesos 12.849, y produjo 14.039. -Desde 1828 empezó la decadencia de esa renta, con la decadencia de las libertades. En los seis años corridos hasta 1833, costó el correo 351.327 pesos papel, y produjo al Estado 111.780, dando lugar a un déficit anual de 40.000 pesos

Bajo la tiranía de Rosas, en que los Argentinos temblaban de comunicarse hasta de palabra, la correspondencia epistolar encontró su mejor garantía en cesar del todo y con ella la renta de correos, que se trocó en gasto exclusivo del gobierno, como el correo mismo tomó el carácter de posta militar para la comunicación exclusiva de los gobiernos y para la propagación de la prensa oficial de Buenos Aires en las provincias. Los pueblos no comunicaban entre sí, porque su aislamiento político y la falta de contacto comercial no les ofrecía materia ni aun de correspondencia no política.”

Filosofía política para los estudiantes de economía: Hayek sobre las leyes, mandatos y el orden social

Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico II, Escuela Austriaca, de la UBA, vemos ahora a uno de los principales economistas austriacos internarse en el mundo de las ciencias políticas y jurídicas. Así, leemos el Capítulo X del libro “Los Fundamentos de la Libertad”, que se titula “Las Leyes, los Mandatos y el Orden Social”, que es presentado de esta forma:

Hayek

“Uno de los mayores juristas del siglo pasado definió así la concepción básica de la ley de la libertad: «Es la regla en cuya virtud se fija la frontera invisible dentro de la cual el ser y la actividad de cada individuo tienen una segura y libre esfera». Con el discurrir del tiempo, dicho concepto de ley, que constituyó la base de la libertad, se ha perdido en gran medida. Principal objetivo de este capítulo será recuperar y hacer más preciso el concepto jurídico sobre el que se constituyó el ideal de libertad bajo el derecho haciendo posible hablar de este último como «ciencia de la Iibertad».

La vida de los hombres en sociedad, o incluso la de los animales gregarios, se hace posible porque los individuos actúan de acuerdo con ciertas normas. Con el despliegue de la inteligencia, las indicadas normas tienden a desarrollarse y, partiendo de hábitos inconscientes, llegan a ser declaraciones explícitas y coherentes a la vez que más abstractas y generales. Nuestra familiaridad con las instituciones jurídicas nos impide ver cuán sutil y compleja es la idea de delimitar las esferas individuales mediante reglas abstractas. Si esta idea hubiese sido fruto deliberado de la mente humana, merecería alinearse entre las más grandes invenciones de los hombres. Ahora bien, el proceso en cuestión es, sin duda alguna, resultado tan poco atribuible a cualquier mente humana como la invención del lenguaje, del dinero o de la mayoría de las prácticas y convenciones en que descansa la vida social.

Incluso en el mundo animal existe una cierta delimitación de las esferas individuales mediante reglas. Un cierto grado de orden que impide las riñas demasiado frecuentes o la interferencia en la búsqueda de alimentos, etc., surge a menudo del hecho de que el ser en cuestión, a medida que se aleja de su cubil, tiene menos tendencia a luchar. En consecuencia, cuando dos fieras se encuentran en alguna zona intermedia, una de ellas, normalmente, se retira sin que realmente trate de demostrar su fortaleza, y de esta forma la esfera que corresponde a cada bestia no se determina por la demarcación de un límite concreto, sino por la observancia de una regla, desconocida como tal regla por el animal, pero a la que se ajusta en el momento de la acción. El ejemplo demuestra cuán a menudo tales hábitos inconscientes envuelven cierta abstracción: la generalización de que la distinción del lugar donde el animal habita determinará la respuesta de dicho animal en su encuentro con otro. Si tratáramos de definir algunos de los más reales hábitos sociales que hacen posible la vida de los animales gregarios, tendríamos que exponer muchos de ellos mediante reglas abstractas.

El que tales reglas abstractas sean observadas regularmente en la acción no significa que los individuos las conozcan en el sentido de que puedan comunicadas. La abstracción tiene lugar siempre que un individuo responde de la misma manera a circunstancias que tienen solamente algunos rasgos en común. Los hombres, generalmente, actúan de acuerdo con normas abstractas en el sentido expuesto, mucho antes de que puedan formularlas. Incluso cuando los humanos han adquirido el poder de la abstracción consciente, su pensamiento y su actuación están guiados probablemente por muchas reglas abstractas que obedecen sin ser capaces de formularlas. El hecho de que una regla determinada sea obedecida generalmente a la hora de actuar, no significa que haya de ser descubierta y formulada mediante palabras.”

Valores que se promueven y reflejan a través del mercado, no a través de decretos: el caso Airbnb

Cada vez que encontramos un problema, solemos buscar una solución a través de una política pública que exigimos el Estado imponga. Pero dejamos de ver que hay otros caminos, otros mecanismos, a través de los que ciertas conductas se generalizan en la sociedad.

Por ejemplo, si consideramos el tema de la discriminación, pensamos en seguida en qué estará haciendo el Estado al respecto, y si tiene alguna Secretaria u organismo contra la discriminación, y si existe alguna legislación al respecto.

Pero dejamos de ver que si ciertos valores predominan en la sociedad, el mercado mismo buscará promoverlos e impulsarlos, o atender a ellos, de la misma forma en que los emprendedores buscan satisfacer las necesidades de los consumidores. Esas necesidades no son solamente de ciertos bienes o servicios sino también de ciertos valores que importan a los consumidores.

Aquí tenemos un ejemplo de eso. En estos días Airbnb ha enviado un mensaje respecto a conductas relacionadas con la discriminación. ¿Por qué lo hace? Bueno, responde a las preferencias de los consumidores, que ahora dan un valor negativo a la discriminación.

Este es el texto del mensaje:

El compromiso de la comunidad de Airbnb

“Hola:

Al principio de este año iniciamos un proceso exhaustivo para luchar contra los prejuicios y la discriminación en la comunidad de Airbnb. Como resultado, pediremos a todos los miembros de Airbnb que acepten el compromiso de la comunidad a partir del 1 de noviembre de 2016. El hecho de aceptar o no este compromiso afectará tu actividad en Airbnb, por esta razón te avisamos con antelación.

¿Qué es el compromiso de la comunidad de Airbnb?

Te comprometes a tratar con respeto y sin prejuicios a los demás miembros de la comunidad de Airbnb, independientemente de cuál sea su edad, raza, sexo, religión, nacionalidad, identidad de género u orientación sexual, o de si tienen alguna discapacidad.

¿Cómo puedo aceptar este compromiso?

A partir del 1 de noviembre, aparecerá un mensaje con el compromiso cuando inicies sesión en Airbnb o accedas al sitio web o la aplicación para móviles o tabletas y se te solicitará automáticamente que lo aceptes.

¿Qué sucede si no acepto este compromiso?

Si rechazas el compromiso, no podrás hospedar o reservar alojamientos con Airbnb y aparecerá una opción para cancelar tu cuenta. En caso de hacerlo, todas las reservas que tengas pendientes también se cancelarán y no podrás reservar alojamientos, aunque tendrás la posibilidad de seguir navegando por nuestra web.”

Así evolucionan las conductas, no a través de normas impuestas y agencias gubernamentales. El mercado busca darle a la gente lo que gente demanda, incluyendo cierto tipo de conductas, que nos gustarán o no, pero son las que la gente prefiere en un determinado momento. Esta disciplina es mucho más eficaz que cualquier resolución gubernamental.

¿Qué es lo que verificamos con estadísticas y econometría? ¿Hipótesis generales o particulares?

Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico II (Escuela Austriaca), vemos a un autor poco considerado entre los autores austriacos, Fritz Machlup. Aquí de su artículo “El problema de la verificación en Economía”, Revista Libertas 40 (Mayo 2004)

“Cada uno de nosotros ha estado últimamente tan ocupado con el análisis estadístico de curvas de demanda, de funciones de ahorro, consumo e inversión, de elasticidades y propensiones, que una descripción de estas y similares investigaciones no es realmente necesaria. El problema con la verificación de hipótesis empíricas basadas en análisis estadísticos y econométricos es que la sucesión de estimados sobre la base de nuevos datos ha sido siempre seriamente divergente. Por supuesto, esas variaciones en el tiempo entre las relaciones numéricas no son realmente sorprendentes. Pocos de nosotros han esperado que esas relaciones sean constantes o incluso aproximadamente estables. Así, cuando nuevos datos y nuevos cómputos arrojan estimados revisados de parámetros económicos, no existe manera de decir si las hipótesis previas eran incorrectas o si las cosas han cambiado.

El hecho que las relaciones numéricas descriptas por las hipótesis empíricas pueden estar sujetas a cambios impredecibles altera esencialmente su carácter. Las hipótesis que están estrictamente limitadas al tiempo y al espacio no son “generales” sino “especiales,” o también llamadas proposiciones históricas. Si las relaciones medidas o estimadas en nuestra investigación empírica no son universales sino históricas, el problema de la verificación es completamente diferente. Tan diferente que de acuerdo a las intenciones expresadas en la introducción no deberíamos estar interesados en ellas. Pues nuestro propósito fue discutir la verificación de generalizaciones, no de eventos o circunstancias confinadas a particulares tiempos y lugares. Si todas las proposiciones de la economía fuesen de este tipo, el dictado de la vieja escuela histórica, que la economía no puede contar con “leyes generales” o con una “teoría general,” sería plenamente justificado.

Si una hipótesis acerca de una relación numérica entre dos o más variables fue formulada sobre la base de datos estadísticos cubriendo un período particular, y luego es comparada con datos de un período diferente, esa comparación podría contarse como verificación sólo si la hipótesis hubiese sido formulada como una de carácter universal, es decir, si la relación medida o estimada hubiese sido considerada como constante. En la ausencia de tales expectativas, el test por un “acierto” continuo (entre hipótesis y nuevos dato) es simplemente una comparación entre dos situaciones históricas, un intento de encontrar si las particulares relaciones eran estables o cambiantes. Una verificación genuina de hipótesis previamente formuladas acerca de un período dado requiere de una comparación con datos adicionales del mismo período, para así evaluar si las observaciones previas y su descripción numérica fueron o no precisas. En breve, una proposición histórica sólo puede ser verificada por nuevos datos acerca de la situación histórica a la cual refiere. Esto es así también para proposiciones geográficas y comparaciones entre distintas áreas.

Sin embargo, aunque las “estructuras” cambiantes estimadas por la econometría y la estadística no son más que proposiciones históricas, pueden existir límites en sus variaciones. Por ejemplo, seguramente podemos generalizar que la propensión marginal a consumir no puede ser en el largo plazo mayor que la unidad, o que la elasticidad de la demanda para ciertos tipos de exportación de cierto tipo de países no será en el largo plazo menor que la unidad. Proposiciones sobre límites definitivos en la variación de proposiciones especiales o históricas son de nuevo hipótesis generales. Estas no son estrictamente empíricas sino universales, en el sentido de ser deducibles de generalizaciones de alto nivel en el sistema teórico de la economía. Los varios estimados sucesivos de estructuras cambiantes pueden ser considerados como verificaciones de hipótesis generales, de acuerdo a las cuales ciertos parámetros o coeficientes deben estar dentro de ciertos límites. Debido a que estos límites son usualmente bastante amplios, la verificación no será por supuesto de la rigurosa manera en que lo es en las ciencias físicas, con sus constantes numéricas y estrechos márgenes de error.

Pero ni esto ni ninguna otra cosa que se ha dicho en este artículo debería ser interpretado como un intento de desanimar el testeo empírico en economía. Por el contrario, la conciencia de los límites de la verificación debería tanto prevenir de las desilusiones como presentar desafíos al trabajador empírico. Él debe ponerse a la altura de ellos, y proceder con inteligencia y fervor mediante cualquiera de las técnicas que se hallen disponibles.”

B. Frey: El fracaso del gobierno es más significativo que el fracaso del mercado (en verdad, su ausencia)

Con los alumnos de Public Choice vemos a Bruno Frey en “La relación entre eficiencia y la organización política”, donde compara el fracaso del estado y el del mercado. En verdad, en el caso de este último, se trata más bien de su ausencia, por la ausencia de derechos de propiedad. También, por la comparación con una situación ideal que no existe ni podría existir :

“A. El fracaso del mercado

Los mercados privados competitivos no logran un óptimo de Pareto o un resultado eficiente cuando existen externalidades o bienes públicos o cuando las economías de escala llevan a los proveedores a una posición monopolista. Éste fue el mensaje de la teoría económica de posguerra, que gozó de general aceptación. En consecuencia, el gobierno (que, según se da por sentado, tiene que elevar al máximo el bienestar social) debe intervenir para obtener un resultado más eficiente. Después de haber llegado a esta conclusión, considerándola satisfactoria, los políticos obran en consecuencia, tanto en el nivel microestructural (e. g., nacionalizando empresas o llevando a cabo políticas estructurales) como en el macroestructural (adoptando una política fiscal y monetaria de neto corte keynesiano).

Esta concepción, que dominó la escena económica hasta fines de la década del sesenta y parte de la del setenta, todavía existe en la actualidad. Si bien no es sorprendente que muchos políticos continúen aprovechando esta invitación a aumentar las actividades gubernamentales, también comparten este punto de vista destacados representantes de la teoría económica. Por ejemplo, en el enfoque neoclásico de la economía pública, los impuestos y los precios públicos se determinan sobre la base del supuesto de que el gobierno eleva al máximo el bienestar social.

  1. El fracaso del gobierno

El advenimiento de la moderna economía política (que incluye la elección pública, el nuevo institucionalismo y el análisis de los derechos de propiedad y de los costos de transacción), en la que se da por sentado en todos los aspectos que el gobierno es un actor endógeno dentro del sistema político-económico, afectó notablemente la ortodoxia respecto del fracaso del mercado (por ejemplo, véanse los trabajos de Mueller, 1989; Eggertsson, 1990, y Frey, 1983). En este enfoque se analizan cuidadosamente las propiedades de los sistemas de toma de decisiones políticas.

El “Teorema de imposibilidad general” (Arrow, 1951, cuyo antecedente es Condorcet, 1795), que establece la conclusión fundamental de que bajo supuestos “razonables” no existe un equilibrio político entre opciones siempre que se tomen en cuenta las preferencias individuales, despertó gran interés entre los eruditos. Los resultados electorales revelan una inestabilidad cíclica; en el caso de los asuntos multidimensionales, pueden abarcar todo el espacio político, incluyendo los resultados ineficientes (McKelvey, 1976).

Otros fracasos políticos también han sido objeto de un profundo análisis: debido al problema de los bienes públicos involucrado, los votantes no tienen demasiados incentivos para informarse acerca de la política y para participar en los procesos electorales; el resultado medio de una elección resultante de una competencia perfecta entre dos partidos en general no es eficiente; no todos los intereses en juego tienen la misma capacidad de establecer grupos de presión política (Olson, 1965); y las burocracias y la búsqueda de rentas constituyen un elemento adicional para desnaturalizar las asignaciones destinadas a lograr eficiencia.

Sobre la base de estos y otros fracasos políticos se ha llegado a la conclusión de que el gobierno no puede superar las deficiencias del mercado. Lo que ocurre en la realidad es más bien que la intervención política impide aun más la eficiencia. Un ejemplo de esto es el incentivo gubernamental en favor de la creación de un ciclo de negocios (Nordhaus, 1989) que incremente sus posibilidades de reelección.

  1. El fracaso del gobierno es más significativo que el fracaso del mercado

La moderna economía política ha alcanzado resultados tan convincentes que en este momento los eruditos ortodoxos piensan que los fracasos del mercado tienen menos importancia que los fracasos políticos. Esta creencia se afianza aun más por el redescubrimiento de la proposición de Coase (1960) de que si los derechos de propiedad están bien definidos y los costos de transacción son bajos, las externalidades no impiden el funcionamiento de un mercado eficiente. Además, se considera cada vez más que las ganancias de las empresas monopolistas son un indicador de eficiencia en la producción. De estos resultados se desprende que los mercados funcionan bien y la política funciona mal (véase un análisis de este tema en Wintrobe, 1987, pp. 435-6, o en Wittman, 1989, pp. 1.395-6), y en consecuencia habría que reducir generalmente la intervención gubernamental o eliminarla por completo, reservando la asignación de recursos a los mercados privados.”

Grido: en un país sometido a crisis y controles, emprendedores que se expanden por el continente

Los alumnos de UCEMA en la materia Empresas y Negocios Internacionales realizan un trabajo analizando la estrategia de alguna empresa argentina en ese campo. Hay casos muy interesantes. En éste, Ramiro Gravina comenta el de Grido. Aparentemente no es una empresa que reciba subsidios. Es más, fue perseguida en 2012 por la AFIP, acusada de evadir impuestos. Algunos párrafos:

“Este trabajo busca analizar y entender las estrategias de expansión comercial de la heladería Grido en los distintos países de América del sur. Es interesante remarcar que después del Malbec, el helado es el producto de alto valor agregado que la Argentina logra colocar en el exterior. Grido es una empresa Argentina que fabrica y distribuye helados en Argentina, Uruguay, Chile y Paraguay. Actualmente es el fabricante de helados más grande de Latinoamérica y la quinta a nivel mundial, produciendo alrededor de 60 millones de kilos de helado por año.

Grido

Grido es una empresa cordobesa que nació en el año 2000 en medio de una fuerte crisis económica. Fue fundada ya que sus creadores, los hermanos Santiago, vieron que no habían muchas heladerías que ofrecieran un producto barato, al alcance de todos. Datos mostraban que en el año de su apertura (2000) el consumo per cápita de helado por año era de 3.5kg mientras que en países de Europa y Norteamérica era de 16 kg por año. Grido decía que esto se debía a los altos precios del mercado local, a la escasa variedad de productos, al hecho que solo abrían en verano y a que solo había heladerías en zonas céntricas. Es ahí donde Grido encontró su espacio para desarrollar su estrategia basada en el sistema de franquicias: Heladerías “de barrio”, al alcance de todos, abiertas todo el año, ofreciendo una gran cantidad de variedades y a precios accesibles.

Al cabo de un año, la empresa cordobesa ya contaba con 50 franquicias, toda en la provincia de Córdoba. Para el año 2003, las franquicias ya eran 140 y estaban presentes en Córdoba, La Rioja, Santa Fe y San Juan. Ese mismo año, Grido abre su propio laboratorio de calidad ya que su helado se caracterizaba por ser sano y saludable. En el año 2004 nace el “súper gridito” el primer helado nutritivo para niños ya que contiene hierro, calcio, zinc y vitaminas A y D3. El año 2004 la empresa terminó con 230 franquicias en 10 provincias de Argentina.

En 2006, la empresa muda su fábrica al polo industrial de Córdoba para abrir una fábrica que actualmente posee 12.000 mts2. Ese mismo año, la empresa decide abrir en Chile. Para el año 2007, la empresa contaba con 480 franquicias en 20 provincias. Bajo sus ideales de calidad y producto saludable, en 2009 invierten en mejoras de calidad. Esta inversión les permite concentrar la leche fluida, evitando el agregado de leche en polvo a sus helados, aumentando así la calidad de sus productos. La empresa siempre invirtió en tecnología de punta en su fábrica, y es por eso que en 2011 tenía la capacidad para producir 24.000 litros de helado y la capacidad para abastecer a 970 franquicias desde esa fábrica. En el año 2012, Grido llega a su tercer destino. Primero fue Argentina, después Chile y ahora Uruguay.

En 2014, la empresa cordobesa decía ampliar sus horizontes y lanzan una línea de pizzas congeladas bajo los mismos estándares que los helados: precios bajos y buena calidad. Para el año 2015, el consumo de helados per cápita se había duplicado a 7 kg y Grido no parara ya que aún ve oportunidad de crecimiento en el mercado. Ese mismo año, Grido llega a Paraguay en busca de ampliar las fronteras. Hoy en día, la empresa cuenta con 1.400 franquicias en Argentina, 65 en Uruguay, 15 en Paraguay y 50 en Chile. Los objetivos a mediano plazo son entrar en Brasil, Perú y Bolivia.

Grido logró en 15 años de vida convertirse en la empresa heladera mas grande de Latinoamérica y la quinta a nivel mundial. Para lograr esto, fue fundamental tener una estrategia y una misión clara: ser una heladería de “barrio” con precios bajos. Bajo esta forma de ver el negocio, fue ampliando sus horizontes, primero dentro de Argentina y después en los países limítrofes.”

Según un trabajo de INTAL/Latinobarómetro los latinoamericanos quieren libre comercio e inversiones

Con los alumnos de UCEMA vemos un trabajo desarrollado por INTAL/BID y Latinobarómetro, donde se analizan las ideas de los latinoamericanos en distintos aspectos vinculados con el crecimiento económico, la integración al mundo y la apertura de sus economías hacia las inversiones externas y el comercio internacional. En este mundo globalizado bien podría uno suponer que los latinoamericanos más bien recelan o temen esa apertura. Después de todo, los Chávez de esta región han planteado un escenario horrible de la globalización, de la cual parecería ser lo mejor alejarse. Pero, notablemente, no es lo que los latinoamericanos piensan.

Cuando se les pregunta, ¿cuáles temas de la siguiente lista cree que tienen que ver con la integración de América Latina?, el 56% dijo “Libre comercio”, el 41% “Diálogo político”, el 34% “Movilidad de las personas”, trabajadores de un país a otro” y 32% “Promoción de las inversiones nacionales y extranjeras”. En general, parece que la gente entiende que integración significa mayor libertad para la movilidad de factores: bienes, trabajo y capitales.

En Paraguay es donde más se relaciona a la integración con libre comercio y Brasil donde menos se hace este vínculo. En tanto que las respuestas para “Diálogo político” varían entre 31% y 63%, siendo Venezuela el país donde la integración se vincula más al diálogo político, mientras que Argentina y Perú tienen los registros más bajos. En Venezuela también tiene muy alto vínculo el libre comercio.

“En el total regional, el 77% de los latinoamericanos está de acuerdo con la integración económica, mientras que 16% se mostró en desacuerdo y 7% prefirió no responder.”

En cuanto al intercambio de bienes, los venezolanos, claro, están desesperados por tener un comercio más libre e integrado: “En relación al intercambio de bienes y servicios, la proporción de latinoamericanos que lo aprueba se mantuvo estable respecto a la medición de 2015 y alcanza el 69% en el total regional. Sin embargo, a nivel país hubo variaciones que fueron compensadas en el agregado. El acuerdo con el intercambio subió en los países con mayor aprobación: en Venezuela pasó del 72% al 89%, en Paraguay del 59% al 88% y en Nicaragua del 71% al 84%. En contrapartida, hubo retrocesos significativos en Brasil, pasando de 78% el año pasado a 71% en 2016; en Perú, cayendo de 69% a 59%; y en República Dominicana, retrocediendo de 85% a 77%.”

En cuanto a la inversión extranjera: “¿Cómo consideran los latinoamericanos la llegada de esos capitales? ¿Creen que la inversión externa es beneficiosa o perjudicial para el desarrollo? Al igual que ocurre con la integración, los índices de apoyo son muy elevados. El 71% de los latinoamericanos considera que es beneficiosa, mientras que 15% cree que es perjudicial.”

Otro dato donde parece que el “relato” chavista no ha calado muy hondo. Cuando se pregunta una opinión sobre la participación del capital extranjero en distintos sectores, Venezuela aparece primero o entre los primeros en casi todos ellos. Por ejemplo, los venezolanos favorecen el capital extranjero en la industria agrícola, químicos y medicamentos, servicios de energía y agua, industria automotriz, minería, industria electrónica, telecomunicaciones y electrodomésticos.

Eficiencia y productividad

“La brecha de infraestructura es uno de los mayores obstáculos para que América Latina incremente su productividad. La región invierte apenas 3% de su Producto Interno Bruto (PIB) en áreas fundamentales para la eficiencia y la competitividad externa, como el transporte, la energía y las comunicaciones, la mitad de la inversión que hacen los países de la OCDE.

Además, el costo logístico representa para una pyme europea el 8% de su producto final, mientras que en América Latina puede incluso superar el 40%. En tanto que para los productos perecederos, cada día de retaso adicional reduce las exportaciones en 7%.

¿Somos los latinoamericanos conscientes del papel que juega la infraestructura para el desarrollo económico? El 43% de la población reconoce que se trata de un tema relevante, siendo mayor el reconocimiento en Uruguay (50%), Costa Rica (49%) y Argentina (48%).”

Pero parece que no queremos pagarla:

“Reconocer la importancia de un problema no implica necesariamente estar dispuestos a afrontar el costo de resolverlo. La disposición a pagar por mejorar la infraestructura en América Latina sigue siendo baja y se mantiene en los niveles de 2015, en un promedio regional de 3,8 puntos en una escala de 1 a 10. Brasil con un promedio de 2,9 en las respuestas fue el país que menos disposición mostró, mientras que Nicaragua con 5,2 fue el de mayor disposición.”

Puede ser porque pensemos que esto lo tiene que pagar otro, vaya a saber quién. Pero también podría ser, aunque tal vez es ser muy optimista, que quisieran que lo pague el inversor privado.

En fin, hay más cosas en el informe, pero en general las opiniones no están mal. Tal vez vamos aprendiendo algo.

Alberdi sobre la deuda pública: la Confederación tenía recursos para pagarla, ¿y ahora hasta cuándo?

Con los alumnos de la UBA Derecho vemos a Alberdi sobre la deuda pública:

“¿Qué condiciones necesita poseer el gobierno que toma prestado, para infundir esa confianza en el valor de sus títulos de obligación? ¿El gobierno de la Confederación Argentina reúne esas condiciones?

El gobierno que toma prestado no necesita tener fondos disponibles para reembolsar más tarde la totalidad de su deuda. Le bastará tener el necesario para pagar los intereses o renta puntualmente. Este interés o renta forma todo el precio de la deuda del Estado. No importa que la deuda sea perpetua cuando el deudor tiene vida inmortal en la tierra, es dueño de un vasto territorio y dispone de rentas públicas, que inevitablemente tienen que ser más ricas y abundantes de año en año. Al tenedor de los títulos o efectos del gobierno poco le importa que éste no reembolse su valor nominal, si hay otras personas dispuestas a tomárselos por ese valor. Para que haya compradores de esos títulos, basta que el interés o renta estipulados en ellos se pague puntualmente, lo cual depende, en el crédito público como en el crédito privado, que el gobierno deudor tenga con qué pagar los intereses y respeto a la puntualidad de sus promesas. Necesita, a más de ser puntual y fiel en sus promesas, tener seguridad de ser estable y de que sus obligaciones serán respetadas por sus sucesores.

Todas estas condiciones en que estriba el crédito público, asisten al gobierno de la Confederación Argentina, y le hacen capaz del ejercicio de este recurso del modo más efectivo. Hemos demostrado que tiene fuentes abundantes y positivas de renta pública; luego tiene lo suficiente para el pago de los intereses de su deuda. Posee inmensas tierras públicas, que han adquirido valor real por el nuevo régimen político; luego es capaz de amortizar gradualmente el capital de su deuda.

Siendo el crédito del Estado el recurso más positivo de que pueda disponer en esta época anormal y extraordinaria por ser de creación y formación, será preciso que los gobiernos argentinos sean muy ciegos para que desconozcan, que faltar a sus deberes en el pago de los intereses de la deuda, es lo mismo que envenenar el único pan de su alimento, y suicidarse; es algo más desastroso que faltar al honor, es condenarse a la bancarrota y al hambre. El gobierno argentino acaba de dar una prueba de que comprende esta verdad en toda su latitud, cambiando la organización que había ensayado por error para su crédito público, por otra que le restablece a sus bases más normales y más firmes.

La estabilidad y subsistencia de los compromisos de crédito contraído por el gobierno es garantía que acompaña a los del gobierno actual de la Confederación Argentina, por ser constitucional y enteramente legítima su existencia, lo cual hace que sea la Nación misma, más bien que el gobierno, que la sirve de intermedio, quien se obliga por los actos legislativos del Congreso que la representa, y a cuya autoridad ha dejado la facultad de contraer empréstitos de dinero sobre el crédito de la Confederación, por el art. 64,. inciso 3 de su Constitución federal. Y como ese mismo Congreso vota anualmente por ley la forma en que ha de invertir los valores obtenidos a préstamo como todos los que sirven al gasto público, la Constitución, que esto determina, da en ello una nueva garantía a los prestamistas, de que la inversión útil, moderada y tal vez reproductiva de los fondos prestados, se hará de un modo que asegure el pago de su renta y sostenga el valor de sus capitales escritos. De este modo el gobierno constitucional y responsable contribuye, por el hecho mismo de existir, a ensanchar las riquezas del Estado.

En cuanto a la estabilidad del gobierno, es decir, a la paz y al mantenimiento del orden, en que reposa el edificio del crédito y de toda la industria, jamás la Confederación ha tenido garantías comparables a las que hoy aseguran su tranquilidad.

La paz es firme y estable hoy día, porque hay un gobierno nacional que cuide de mantenerla. Ese gobierno ha faltado enteramente por espacio de treinta años, en que las provincias vivieron aisladas unas de otras y destituidas de gobierno interior común. En la ausencia total del gobierno interior, la paz no podía existir por sí sola en las provincias del Plata, como no existiría en los condados de Inglaterra, si faltase el gobierno general del Reino Unido, cuyo principal atributo es sostenerla.

El gobierno será estable porque tiene elementos reales de poder, lo cual no sucedía en el tiempo en que las provincias privadas del comercio directo por la clausura de sus ríos, en vano tenían el derecho abstracto de gobernarse a sí mismas como Nación independiente y soberana; las rentas, en que consiste el poder de hecho, quedaban en manos de la provincia que tenía el privilegio exclusivo de la aduana exterior.

El comercio directo a que deben las provincias el goce de sus medios materiales de gobierno es estable para siempre, porque descansa en la libre navegación de los ríos, en cuyas márgenes están los puertos de las provincias, abiertos a ese comercio directo de la Europa, por tratados internacionales de duración indefinida.”