¿Qué política económica recomendaría Hayek?

¿Cuál sería la política económica que recomendaría Hayek? Para alguien que ha enfatizado más la importancia de la evolución de las reglas de juego en una sociedad, no parece haberse centrado en recomendaciones específicas para cierto tiempo o lugar, aunque esto no quiere decir que no haya opinado sobre eso. Pero sus recomendaciones siempre pusieron énfasis en remover las barreras que bloquean la evolución institucional y la competencia.

En un paper reciente los autores discuten este tema: Feld, Lars P.; Nientiedt, Daniel (2022) : Hayekian economic policy, Freiburger Diskussionspapiere zur Ordnungsökonomik, No. 22/01, Albert-Ludwigs-Universität Freiburg, Institut für Allgemeine Wirtschaftsforschung, Abteilung für Wirtschaftspolitik und Ordnungsökonomik, Freiburg i. Br. This Version is available at: http://hdl.handle.net/10419/250381

AL comienzo del artículo los autores señalan que Hayek ofrece tres relatos sobre el ámbito específico de la política económica, pero que sólo uno de ellos sería de “laissez-faire”. No obstante, no parecen contradictorias…..

“¿Cuál es el papel apropiado del Estado en la formulación de políticas económicas? Este artículo muestra que Friedrich Hayek, quien a menudo es considerado un defensor del liberalismo del laissez-faire, ofrece tres respuestas diferentes a este problema. En primer lugar, Hayek argumenta que el Estado debería proporcionar un marco legal para los mercados competitivos. En segundo lugar, propone emplear los criterios del estado de derecho (generalidad, igualdad y certeza) para distinguir las intervenciones estatales permisibles de las no permisibles. En tercer lugar, rechaza la legislación deliberada y se acerca a la idea miseana de un Estado mínimo. El artículo considera estas respuestas a la luz del análisis de Hayek del problema del conocimiento. Sugerimos que un enfoque hayekiano para la formulación de políticas económicas debería centrarse en mejorar el marco de reglas generales que guían el comportamiento individual, permitiendo así procesos de ordenación espontáneos y reduciendo la carga epistemológica que recae sobre los responsables de la formulación de políticas.”

La planificación económica en el socialismo: Lenin y Mises y el problema del cálculo económico

Con los alumnos de la UBA Económicas, Historia del Pensamiento Económico I, vemos a Lenin sobre la planificación económica en el socialismo en un artículo de 1919 titulado “La política y la economía en la dictadura del proletariado”, y luego un artículo de Mises de un año después sobre la planificación y el cálculo económico en el socialismo.

Dice Lenin:
El trabajo está mancomunado en Rusia a la manera comunista por cuanto, primero, está abolida la propiedad privada sobre los medios de producción y, segundo, porque el Poder proletario del Estado organiza en escala nacional la gran producción en las tierras y empresas estatales, distribuye la mano de obra entre las diferentes ramas de la economía y entre las empresas, distribuye entre los trabajadores inmensas cantidades de artículos de consumo pertenecientes al Estado.

Dice Mises:

Las tentativas de los bolcheviques rusos de hacer del Socialismo algo de la vida real y no un simple programa de partido, no se han enfrentado con el problema del cálculo económico bajo el Socialismo porque las Repúblicas Soviéticas existen en un mundo que crea precios en dinero para todos los medios de producción. Los gobernantes de las Repúblicas Soviéticas basan en esos precios los cálculos de acuerdo a los cuales toman sus decisiones. Si no fuera por esos precios, sus acciones carecerían de objetivos y de planificación. Sólo pueden calcular, llevar libros de contaduría y hacer planes si tienen como referencia ese sistema de precios. Su posición es la misma que la del estado y de las municipalidades socialistas de otros países: no ha surgido aún para ellos el problema del cálculo económico socialista.

Las empresas estatales y municipales calculan en base a los precios de los medios de producción y de bienes de consumo que crea el mercado. Pero sería precipitado deducir que porque existen empresas estatales y municipales, es posible el cálculo económico socialista.

Sabemos que las empresas socialistas de un solo rubro deproducción resultan únicamente porque reciben ayuda de su entorno no socialista. El estado y las municipalidades pueden mantener sus empresas propias porque los impuestos pagados por las empresas capitalistas cubren sus pérdidas. En la misma forma, Rusia ya se habría derrumbado si no hubiera sido apoyada financieramente por los países capitalistas. Pero mucho más importante que esta ayuda material prestada por la economía capitalista a las empresas socialistas es la asistencia mental. Sin las bases para el cálculo que el Capitalismo pone a disposición del Socialismo bajo la forma de precios de mercado, las empresas socialistas no podrían mantenerse, ni siquiera en rubros únicos de producción o en países individuales.

Los escritores socialistas podrán seguir publicando libros acerca de la decadencia del Capitalismo y el advenimiento del milenio socialista; podrán describir los males del Capitalismo en tonos dramáticos y compararlos con tentadores informes de las bendiciones de una sociedad socialista. Sus escritos podrán  seguir impresionando a los insensatos, pero todo eso no cambiará el destino de la idea socialista. El intento de reformar al mundo en tal sentido podría destruir la civilización, pero nunca lograría establecer una comunidad socialista que resultara exitosa.

¿Puede haber tal cosa como mercados «nocivos»? El comercio internacional de armas

¿Puede haber tal cosa como mercados “nocivos”? En este trabajo “NOXIOUS GOVERNMENT MARKETS: EVIDENCE FROM THE INTERNATIONAL ARMS TRADE”,  YAHYA ALSHAMY, CHRISTOPHER  J. COYNE de George Mason University y ATHAN  GOODMAN de New York University lo tratan, analizando el comercio internacional de armas. Department of Economics Working Paper No. 22 08 Electronic copy available at: https://ssrn.com/abstract=3988444

Comentan:

“Cuando los economistas analizan los mercados, por lo general se refieren a los intercambios entre particulares y empresas. Sin embargo, los funcionarios del gobierno también participan en el intercambio de mercado. Para llevar a cabo sus negocios, por ejemplo, operaciones mundanas, provisión de bienes públicos, aplicación de leyes, guerras, etc., los funcionarios gubernamentales necesitan recursos. Mientras que algunos de estos recursos serán producidos internamente por el gobierno o requisados ​​por la fuerza, otros se compran en mercados donde el gobierno asume el papel de comprador del lado de la demanda. Por ejemplo, los gobiernos tienden a ser los únicos compradores de artículos militares específicos. Por el contrario, los funcionarios gubernamentales también suelen actuar del lado de la oferta de un mercado. Si bien muchos servicios gubernamentales se brindan sin cargo en el punto de servicio, los funcionarios gubernamentales venden una variedad de bienes, servicios y recursos. Los ejemplos incluyen subastas de derechos mineros en tierras federales, subastas de propiedad incautada a través del decomiso de activos civiles y la venta de derechos del espectro electromagnético por parte de la FCC. En algunos mercados gubernamentales, los funcionarios gubernamentales actúan como compradores y vendedores; el comercio internacional de armas es un ejemplo. Los mercados gubernamentales difieren de los mercados del sector privado porque los funcionarios gubernamentales operan bajo diferentes instituciones y enfrentan diferentes restricciones que las partes privadas (Buchanan 1954; Wagner y Yazigi 2014; Wagner 2016). A diferencia de los particulares típicos, los funcionarios del gobierno están legalmente facultados para coaccionar a terceros. Los funcionarios del gobierno no suelen ser demandantes residuales del gobierno que representan o los resultados de las políticas que votan y aplican. En el caso de los gobiernos democráticos, se supone que los funcionarios representan a un electorado disperso, y se supone que se retroalimenta a través de elecciones periódicas. Las características institucionales de la acción gubernamental tienen implicaciones para los mercados gubernamentales, incluidos sus aspectos morales.”

Los inmigrantes que llegan desde Venezuela, ¿quitan puestos de trabajo a los locales?

Lamentablemente, muchos venezolanos han tenido que emigrar como resultado de las consecuencias del “socialismo del siglo XXI”. Los encontramos en todos los países de América Latina y los vemos trabajando con responsabilidad y dedicación. Pero, ¿su llegada quita trabajo a los locales? En un Working Paper de la Lima School of Economics, Celia P. Vera de la Universidad de Piura Bruno Jiménez de la Universidad Nacional de La Plata, analizan el tema en relación a Perú, bajo el título “Do immigrants take or create natives’ jobs? Evidence of Venezuelan immigration in Peru”:

 

“Perú es la segunda nación receptora de migrantes venezolanos. Este documento combina datos recientemente disponibles sobre los venezolanos que residen en Perú y la Encuesta de Hogares Peruanos para evaluar el impacto de la migración en los resultados del mercado laboral de los nativos. Primero nos basamos en grupos de educación y experiencia para definir los mercados laborales y encontrar que la inmigración no afecta los salarios de los trabajadores nativos que compiten. Luego dividimos el mercado laboral en ocupaciones con base en la observación de que en Perú, es probable que los inmigrantes y los nativos con educación y experiencia similares trabajen en diferentes ocupaciones. Nuestras estimaciones de variables instrumentales confirman el efecto nulo sobre los salarios. Finalmente examinamos si los nativos responden con cambios en el empleo y encontramos que 10 trabajadores venezolanos crean empleo informal para 38 peruanos y desplazan a 13 peruanos de trabajos formales, lo que sugiere un cambio en la composición del empleo peruano hacia la informalidad.”

La marcha de la bronca: Daniel Sznycer y una contribución más: ¿Cómo funciona la ira?

No es un tema del que pueda decir algo, pero quiero destacar el trabajo de un amigo, Daniel Sznycer, investigador en temas de psicología evolutiva y profesor en el Oklahoma Center for Evolutionary Analysis, Department of Psychology, Oklahoma State University, Stillwater, OK, USA. Publica un artículo en la revista Evolution and Human Behavior, Volume 43, Issue 2, March 2022, Pages 122-132, que podríamos titular “¿Cómo funciona la ira?”, How anger works o la bronca tal vez diríamos.

Es en coautoría con Aaron Sellb,  Department of Psychology, Heidelberg University, Tiffin, OH, USA y Department of Criminology, en la misma universidad y Alexandre Dumont, Department of Psychology, University of Montreal, Montreal, QC, Canada

https://doi.org/10.1016/j.evolhumbehav.2021.11.007

“La ira parece ser una adaptación neurocognitiva diseñada para negociar un mejor tratamiento y se desencadena principalmente por indicaciones de que otro individuo valora insuficientemente al individuo focal. Una vez activada, la ira organiza respuestas cognitivas, fisiológicas y conductuales orientadas a incentivar al individuo objetivo para que le dé más peso al bienestar del individuo focal. Aquí, evaluamos la hipótesis de que la ira funciona haciendo coincidir la intensidad de las diversas salidas que controla con la magnitud de la entrada actual: el grado preciso en que el objetivo parece subestimar al individuo focal. Al hacer coincidir la magnitud de los productos con los insumos, el sistema de la ira equilibra las demandas contrapuestas de eficacia y economía y evita los errores duales de excesiva desconfianza y excesiva beligerancia en la negociación. Para probar esta hipótesis, medimos el grado en que las audiencias devalúan cada uno de los 39 rasgos negativos en los demás, y cómo reaccionarían los individuos, para cada uno de esos 39 rasgos, si alguien los calumniara por poseer esos rasgos. Observamos las correspondencias de magnitud hipotéticas. Las intensidades del sentimiento de ira y de las diversas motivaciones de la ira (decirle al agresor que se detenga, insultar al agresor, atacar físicamente al agresor, dejar de hablar con el agresor y negarle ayuda al agresor) varían en proporción a: (i) uno otro, y (ii) el costo reputacional que impone el calumniador al calumniado (representado por la devaluación de la audiencia). Estos patrones de coincidencia de magnitud se observaron tanto dentro como entre los Estados Unidos y la India. Estos hallazgos cuantitativos se hacen eco de la comprensión popular de la ira de los legos y sugieren que existen regularidades transculturales en la lógica funcional y el contenido de la ira.”

¿La gente es mayormente inteligente, o tonta? Parece que depende si toma decisiones sola o en multitud

Muy buena revisión y comentario del último libro de Daniel Kahneman junto con Olivier Sibony y Cass Sunstein, por Rob Henderson, en Quillette: Noise: A Flaw in Human Judgment—A Review: https://quillette.com/2022/04/05/noise-a-flaw-in-human-judgment-a-review/

No he leído el libro, pero ya lo tengo y lo voy a leer. Mientras tanto, éste es un buen adelanto, que comienza así:

¿Las multitudes son inteligentes o tontas? Es posible que haya escuchado los términos «sabiduría de las multitudes» y «locura de las multitudes». La primera idea es que la opinión colectiva de un grupo de personas suele ser más precisa que la de cualquier persona individual, y que la recopilación de información de muchas personas promedia los errores de cada persona y produce una respuesta más precisa. Por el contrario, la “locura de las multitudes” capta la idea de que, en relación con un solo individuo, es más probable que un gran número de personas se deleite con sus pasiones y se deje llevar por comportamientos impulsivos o destructivos. Entonces, ¿qué concepto refleja con mayor precisión la realidad?

 

Ruido: un defecto en la naturaleza humana de Daniel Kahneman, Olivier Sibony y Cass R. Sunstein proporciona la respuesta. Los autores comparten investigaciones que indican que “la independencia es un requisito previo para la sabiduría de las multitudes”. Es decir, si desea utilizar el crowdsourcing para producir información precisa, debe asegurarse de que las personas emitan sus juicios en privado. Si las personas brindan sus respuestas en un lugar público donde pueden ver las respuestas de todos los demás, entonces la multitud puede transformar la sabiduría en locura.

Ludwig von Mises en Buenos Aires: seis lecciones que serían las mismas que debería darnos hoy

En Junio de 1959, Ludwig von Mises dictó seis conferencias en Buenos Aires. Éstas fueron luego publicadas y las consideramos con los alumnos de UCEMA, Escuela Austriaca. Su tercera conferencia se tituló “Intervencionismo” y trata ahora sobre ese supuesto “tercer camino”. Mises comenta:

Mises3

“La idea que existe un tercer sistema – entre el socialismo y el capitalismo – como sus sostenedores dicen, un sistema tan alejado del socialismo como lo está del capitalismo pero que retiene las ventajas y evita las desventajas de cada uno, es puro disparate. La gente que cree en tan mítico sistema puede convertirse en realmente poética cuando  elogian la gloria del intervencionismo. Se puede decir, solamente, que están equivocados.

La interferencia del gobierno, que ellos elogian, provoca condiciones que a ellos mismos les disgustan. Uno de los problemas que trataré más adelante es el proteccionismo. El gobierno trata de aislar el mercado doméstico respecto al mercado mundial. Impone tarifas que elevan el precio doméstico de un producto por sobre el precio en el mercado mundial, haciendo posible a los productores domésticos formar cárteles. Los cárteles entonces son atacados por el gobierno declarando: ‘Bajo estas condiciones, es necesaria una legislación anti – cártel’

Esta es precisamente la situación con la mayoría de los gobiernos europeos. En los EEUU, hay además otras razones para la legislación anti – trust y la campaña del gobierno contra el fantasma del monopolio Es absurdo ver al gobierno – que crea por su propia intervención las condiciones que hacen posible la emergencia de cárteles domésticos – señalar con el dedo a las empresas, diciendo: ‘Hay cárteles, por lo tanto la interferencia del gobierno en los negocios es necesaria’. Sería mucho más simple evitar los cárteles terminando la interferencia del gobierno en el mercado – una interferencia que hace posibles estos cárteles.

La idea de la interferencia del gobierno como una ‘solución’ a los problemas económicos lleva, en cada país, a condiciones que, por lo menos, son bastante insatisfactorias y, a menudo, caóticas. Si el gobierno no se detiene a tiempo, fomentará el socialismo. Sin embargo, la interferencia del gobierno en los negocios es todavía muy popular. Tan pronto como a alguien no le gusta algo que sucede en el mundo, dice: ‘El gobierno debería hacer algo al respecto. ¿Para qué tenemos un gobierno? El gobierno debería hacerlo.’ Y este es un resabio de pensamiento característico de épocas pasadas, de épocas que precedían a la libertad moderna, al moderno gobierno constitucional, antes del gobierno representativo o del republicanismo moderno.

Por siglos existió la doctrina – sostenida y aceptada por todos – que un rey, un rey ungido – era el mensajero de Dios; tenía más sabiduría que sus súbditos; y tenía poderes sobrenaturales. Tan recientemente como a principios del Siglo XIX, la gente que sufría de ciertas enfermedades esperaba ser curada por el toque real, por la mano del rey. Los doctores eran generalmente mejores; sin embargo, hacían que sus pacientes se trataran con el rey.

Esta doctrina de la superioridad del gobierno paternal, de los poderes sobrenaturales y sobrehumanos de los reyes hereditarios, ha desaparecido gradualmente – o por lo menos eso creíamos. Pero apareció nuevamente. Hubo un profesor alemán llamado Werner Sombart (lo conocí muy bien), que era conocido en todo el mundo; era doctor honorario de muchas universidades y miembro honorario de la American Economic Association. Ese profesor escribió un libro que se encuentra disponible en una traducción al inglés, publicada por la Princeton University Press; también existe una traducción al francés, y probablemente exista una versión en español. Y espero que exista porque deseo que verifiquen lo que estoy diciendo. En este libro – publicado en nuestro siglo y no en la Edad Media – Werner Sombart, profesor de Economía, simplemente dice: ‘El Führer, nuestro Führer,’ – desde ya se refiere a Hitler – ‘recibe sus órdenes directamente de Dios, el Führer del Universo’

Antes ya mencioné esta jerarquía de Führers, y en esta jerarquía mencioné a Hitler como el ‘Supremo Führer’… Pero existe, de acuerdo con Werner Sombart, un más alto Führer: Dios, el Führer del Universo. Y Dios, escribió, le da Sus órdenes directamente a Hitler. Desde ya, el Profesor Sombart dijo, bastante modestamente; ‘No sabemos cómo Dios se comunica con el Führer. Pero el hecho no puede negarse’

Ahora, si oyen que dicho libro puede ser publicado en idioma alemán, el idioma de una nación que una vez fue aclamada como ‘la nación de los filósofos y de los poetas’, y ven que puede ser traducido al inglés y al francés, no podrán asombrarse del hecho que un pequeño burócrata se considere a sí mismo mejor y más inteligente que los ciudadanos y desee interferir en todo, aunque sea solamente un pobre minúsculo burócrata, y no el famoso Profesor Werner Sombart, miembro honorario de lo que sea.

¿Existe un remedio contra estas cosas? Yo diría que sí, que hay un remedio. Y este remedio es el poder los ciudadanos; tienen que impedir que se establezca un régimen tan autocrático que se arroga una mayor sabiduría que la del ciudadano común. Esta es la diferencia fundamental entre la libertad y la servidumbre. Las naciones socialistas han usurpado para sí mismas el término democracia. Los rusos llaman a su sistema Democracia Popular, probablemente sostienen que la gente está representada en la persona del dictador.”

Ronald Coase y la solución al problema de las externalidades: la definición del derecho de propiedad

Con los alumnos de ESEADE vemos uno de los artículos más citados aunque no podamos decir que forma parte del «mainstream» de la economía, ya que pocos economistas toman nota o hacen caso de sus conclusiones: «El Problema del Costo Social», de Ronald Coase.

Coase fue Premio Nobel de Economía 1991. Comenzó su carrera académica como Profesor en la London School of Economics en Gran Bretaña y en las Universidades de Buffalo y Virginia en Estados Unidos. Desde 1964 se desempeñó en la Universidad de Chicago, específicamente en la Escuela de Derecho, de la cual fue Profesor Emérito en la cátedra Clifton R. Musser.

1. El problema a examinar

Este trabajo se refiere a las actividades de una empresa que tienen efectos perjudiciales en otras. El ejemplo más común es el del humo de una fábrica que provoca efectos nocivos en los que ocupan las propiedades vecinas. El análisis económico de tal situación se ha realizado usualmente en términos de una divergencia entre el producto privado y social de la fábrica, siguiendo el tratamiento de Pigou en The Economics of Welfare. La conclusión a la que parece haber conducido este tipo de análisis a la mayoría de los economistas es que sería deseable responsabilizar al dueño de la fábrica por el daño causado a los afectados por el humo, o, alternativamente, fijar un impuesto variable al propietario de la fábrica según la cantidad de humo producido, equivalente en términos monetarios al daño que causa, o, finalmente, excluir a las fábricas de los distritos residenciales (y presumiblemente de otras zonas en las que el humo tendría efectos perjudiciales).

Mi opinión es que los cursos de acción sugeridos son inadecuados porque llevan a resultados que no son necesariamente deseables.”

Y Concluye:

Si los factores productivos son considerados como derechos, se hace más fácil comprender que el derecho a hacer algo que tenga un efecto dañino (tal como la creación de humo, ruido, olor, etc.) es también un factor de producción. Así como podemos usar un pedazo de tierra de forma tal que evite que alguien cruce por ella, o estacione su auto, o construya su casa, también podemos usarla de forma tal que le neguemos a ese alguien un panorama, o la quietud, o el aire puro. El costo de ejercitar un derecho (de usar un factor de producción) es siempre la pérdida que sufre la otra parte como consecuencia del ejercicio de ese derecho: la incapacidad para cruzar la tierra, estacionar el auto, construir una casa, disfrutar de un paisaje, tener paz y quietud, o respirar aire puro.

Sería deseable que las únicas acciones desarrolladas fueran aquellas en que lo que se ganase tuviere un mayor valor que lo que se perdiese. Pero al elegir entre ordenamientos sociales, en el contexto en el que las decisiones individuales son tomadas, debemos tener en mente que un cambio del sistema existente que conduzca a un mejoramiento en algunas decisiones puede muy bien conducir a un empeoramiento de otras. Además, debemos considerar los costos involucrados en operar los distintos ordenamientos sociales (ya sea el funcionamiento de un mercado o de un departamento de Gobierno), como también los costos que demandará la adopción de un nuevo sistema. Al diseñar y elegir entre ordenamientos sociales debemos considerar el efecto total. Este es el cambio de enfoque que estoy proponiendo.

Alberdi sobre el gasto público y el gasto privado. El privado que sea libre, el público que no se «desvíe».

Con los alumnos de la  UBA Derecho vemos a Juan Bautista Alberdi en el Sistema Económico y Rentístico, sobre el “consumo”. En verdad, está hablando sobre el gasto. Trata en dos páginas el consumo privado, para luego pasar de lleno a analizar el gasto público. Así comienza:

“PRINCIPIOS GENERALES DE LA CONSTITUCION EN MATERIA DE CONSUMOS

La riqueza, tan penosamente elaborada por el hombre con el sudor de su frente, tiene por objeto y fin satisfacer las necesidades de su ser. Esta aplicación a su destino natural recibe en la economía el nombre de consumo. Según esto, consumir la riqueza, es ejercer el derecho más precioso que tenga el hombre a su respecto, porque no es más que alimentar y desenvolver su existencia física y moral. La Constitución Argentina no podía dejar sin garantías especiales este derecho esencial del hombre en sociedad.

Pero esas garantías residen en los mismos principios que la Constitución asegura en favor de la producción y distribución de la riqueza. Esos principios son siempre la libertad, igualdad, propiedad y seguridad, que hemos visto al frente de las funciones económicas de la producción y distribución. En la Constitución argentina, como en el orden natural de los hechos económicos de que esa Constitución es expresión fiel, esas garantías acompañan a la riqueza desde que se produce hasta que desaparece en servicio de las necesidades del hombre. -Libertad en los consumos, como en la pro-ducción y distribución de las riquezas: he aquí el sistema de la Constitución argentina, que no es más que la sanción de las leyes naturales que rigen el fenómeno de los consumos.

En efecto, en el consumo, lo mismo que en su producción y distribución, la riqueza tiene leyes de conservación y desarrollo que le son propias, y que el hombre conoce y observa por el instinto de su conservación misma. – Ese instinto le enseña a consumir sin empobrecer, lo cual constituye la economía, que no es sino el juicio en los gastos. De modo que el arte de gastar forma parte del arte de enriquecer, y parte tan esencial, que ha dado su nombre a toda la ciencia de la riqueza, que se deja llamar economía. – Así también la política económica, es decir, la política de los gastos y consumos, el sistema de rentas, viene a ser tan importante ramo de la ciencia de la riqueza, que el vulgo tiene disculpa, aunque no razón, para confundirla con el plan de hacienda o riqueza fiscal.

Si el hombre sabe gastar por el mismo instinto de conservación que le enseña a producir y enriquecer, ¿qué apoyo exige de la ley a este respecto? – En el gasto privado, el de su abstención completa; un apoyo negativo que no le estorbe, que no le restrinja su libertad de gastar o consumir, de que su juicio propio y el instinto de su conservación son los mejores legisladores. En el gasto público, todo el apoyo que exige de la ley, es que ella intervenga sólo para impedir que se distraiga de su verdadero destino, que es el bien general; para impedir que exceda este objeto, y para cuidar que el impuesto levantado para sufragarlo no atropelle la libertad, ni esterilice la riqueza.

Tal es el sistema que la Constitución argentina establece en favor de la riqueza por sus disposiciones relativas a su consumo, función tan esencial al progreso y desarrollo de aquélla.”

Mises sobre lo que es una moneda sana para cuando discutimos cómo hacer para tener una

Con los alumnos de la materia Escuela Austriaca de UCEMA, vemos el artículo de Mises “Reconstrucción Monetaria”, donde comienza explicando el concepto de moneda sana. ¿Qué es una moneda sana? Aunque nadie dice que no deba serlo ya nadie persigue ese objetivo, que se relaciona con libertades civiles básicas. Así comienza:

“El principio de una moneda sana que guió las doctrinas y políticas monetarias del siglo XIX fue un producto de la economía política clásica. Constituyó una parte esencial del programa liberal, tal como lo desarrolló la filosofía social del siglo XVIII y lo difundieron los partidos políticos más influyentes de Europa y América durante el siglo siguiente.

La doctrina liberal ve en la economía de mercado el mejor, inclusive el único sistema posible de organización económica de la sociedad. La propiedad privada de los factores de la producción tiende a transferir el control de ésta a manos de quienes se hallan mejor capacitados para la tarea, y, de esta suerte, a procurar a todos los miembros de la sociedad la satisfacción más completa posible de sus necesidades. Ella atribuye a los consumidores el poder de elegir a aquellos proveedores que los abastezcan más barato de los artículos que solicitan con mayor urgencia y en esa forma sujeta a los empresarios y a los propietarios de los factores productivos, es decir, a los capitalistas y terratenientes, a la soberanía del público consumidor. Ella hace que las naciones y sus ciudadanos sean libres y proporciona sustento abundante para una población cada vez más numerosa.

Como sistema de cooperación pacífica con arreglo a la división del trabajo, la economía de mercado no podría funcionar sin una institución que garantizara a sus miembros que estarán protegidos en contra de los malhechores de adentro y de los enemigos de afuera. La agresión violenta únicamente puede frustrarse mediante la resistencia y la represión armadas. La sociedad necesita un aparato defensivo, un estado, un gobierno, una fuerza policíaca. Su funcionamiento sin tropiezos ha de salvaguardarse mediante el apresto incesante a repeler a los agresores. Mas entonces surge un nuevo peligro. ¿Cómo es posible mantener bajo control a aquellos a quienes se confía la dirección del aparato gubernamental, a fin de que no volteen sus armas contra aquellos a quienes deben servir? El problema político esencial estriba en cómo impedir que los gobernantes se conviertan en déspotas y esclavicen a los ciudadanos. La defensa de la libertad individual en contra de los abusos de los gobiernos tiránicos constituye el tema esencial de la historia de la civilización occidental. El rasgo característico de occidente se encuentra en el afán de sus pueblos por ser libres, preocupación que es desconocida de los orientales. Todas las maravillosas proezas de la civilización occidental son otros tantos frutos que han crecido en el árbol de la libertad.

Es imposible asir el significado de la idea de la moneda sana si no se hace uno cargo de que se concibió como un instrumento destinado a proteger las libertades civiles contra las invasiones despóticas por parte de los gobiernos. Ideológicamente pertenece a la misma categoría que las constituciones políticas y las declaraciones de derechos. La exigencia de garantías constitucionales y de declaraciones de derechos representó una reacción contra los regímenes arbitrarios y la inobservancia por los reyes de las costumbres tradicionales. El postulado de una moneda sana se esgrimió como respuesta a la práctica de los príncipes de rebajar la ley de la moneda acuñada. Más tarde se elaboró y perfeccionó con cuidado en la época que, como resultado de su experiencia con la Moneda Continental de las Colonias Norteamericanas, con el papel-moneda de la Revolución Francesa y con el período de restricción en Inglaterra, había aprendido lo que un gobierno puede hacer al sistema monetario de una nación.”