Hayek: A Life…, los años formativos de Hayek en un nuevo libro de su principal historiador

Un nuevo libro sobre la vida de Hayek. Su principal historiador, Bruce Caldwell, publica ahora uno titulado Hayek: A Life , en conjunto con Hansjörg Klausinger: https://press.uchicago.edu/ucp/books/book/chicago/H/bo136253636.html

“Pocas figuras del siglo XX han sido elogiadas y vilipendiadas en igual medida que Friedrich Hayek, economista, teórico social, líder de la escuela austriaca de economía y campeón del liberalismo clásico. Los argumentos eruditos de Hayek en apoyo del individualismo y la economía de mercado han atraído a seguidores devotos, incluidos muchos en las palancas del poder en los negocios y el gobierno. Los críticos, mientras tanto, presentan a Hayek como el antepasado intelectual del “neoliberalismo” y de todos los males que asocian con esa perniciosa doctrina.

En Hayek: A Life, los historiadores de la economía Bruce Caldwell y Hansjörg Klausinger se basan en material familiar y de archivo nunca antes visto para producir un relato autorizado de las primeras cinco décadas del influyente economista. Esto incluye representaciones de su carrera temprana en Viena; sus relaciones en Londres y Cambridge; sus disputas familiares; y relatos definitivos de la creación de Camino de servidumbre y de la reunión fundacional de la Sociedad Mont Pèlerin.

Una obra emblemática de la historia y la biografía, Hayek: A Life es una contribución importante tanto a nuestra descripción cultural de una figura destacada como a la historia intelectual misma.”

Predicciones testeables y verificables de F. A. Hayek. Por si hace falta, experimentos verifican sus teorías

¿Es necesario verificar empíricamente las tesis que planteara F. A. Hayek? Esto plantea algunas serias cuestiones epistemológicas, ¿es necesario verificar su capacidad de predicción o su capacidad de explicación de un cierto fenómeno social? No vamos a responder aquí esta pregunta sino presentar un paper que busca esa verificación empírica.
Se titula “Testing the Hayek hypothesis: Recent theoretical and experimental evidence”, por OmarAl-Ubaydli del Bahrain Center for Strategic, International and Energy Studies and Department of Economics and Mercatus Center, George Mason University, Peter Boettke Department of Economics and Mercatus Center, George Mason University y Brian C. Albrecht International Center for Law and Economics and Coles College of Business, Kennesaw State University, Kennesaw.
http://s3.amazonaws.com/fieldexperiments-papers2/papers/00759.pdf
“Los economistas entienden bien que el trabajo de Friedrich Hayek contiene importantes conocimientos teóricos. Se reconoce con menos frecuencia que su trabajo contiene predicciones comprobables sobre la naturaleza de los procesos de mercado. Vernon Smith denominó a la más importante la «hipótesis de Hayek»: que las ganancias del comercio pueden obtenerse en presencia de información difusa y descentralizada, y en ausencia de un comportamiento de toma de precios y una dirección de mercado centralizada. Vernon Smith probó esta predicción analizando datos en mercados experimentales de laboratorio y encontró un fuerte respaldo. En primer lugar, ampliamos el trabajo de Smith mostrando cómo los avances teóricos posteriores proporcionan una base teórica para la hipótesis de Hayek. Luego probamos la hipótesis utilizando datos de mercado experimentales de campo recientes. El uso de experimentos de campo nos permite probar varias otras predicciones de Hayek, como que la experiencia del mercado aumenta las ganancias realizadas del comercio. En términos generales, encontramos

¿Es necesario hacer experimentos para demostrar la validez de las conclusiones de Hayek?

En la ceremonia de recepción del Premio Nobel en Economía en 2002, Vernon Smith dedicó su conferencia a David Hume y Friedrich Hayek. Para algunos sería una sorpresa que quien dedicara su tarea de investigación, y recibiera el premio por ella, al desarrollo de la economía experimental eligiera a estos autores, cuyas obras no parecen tener mayores intenciones de corroboración empírica para demostrar la validez de ciertos postulados, o ella está en el experimento de la vida, del funcionamiento diario de los mercados. Sin embargo, es lo que Smith hizo, y ahora lo vemos nuevamente expuesto en un paper de Al-Ubaydli O, Boettke P y Albrecht BC (2022) titulado “Testing the Hayek hypothesis: Recent theoretical and experimental evidence”. PLoS ONE 17(7): e0270489. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0270489

Esto dicen los autores:

“Los escritos de Friedrich Hayek sobre el proceso de mercado, en general, y su más famoso “El uso del conocimiento en la sociedad” [1], en particular, proporcionan varias predicciones comprobables sobre el proceso de mercado. La predicción más importante, que Vernon Smith [2] llamó la ‘hipótesis de Hayek’, es que las ganancias del comercio se pueden realizar en presencia de información difusa y descentralizada, y en ausencia de un comportamiento de toma de precios y una dirección centralizada del mercado ( ver [3] para más pruebas de seguimiento). Críticamente, como señaló Smith, estas predicciones a veces están en desacuerdo con la interpretación estándar del modelo walrasiano competitivo.

Para probar las teorías de Hayek sobre el proceso de mercado, Smith [2] revisó la extensa evidencia de laboratorio y encontró que era consistente con la hipótesis de Hayek. Smith continuó planteando la siguiente pregunta: “… ¿significa esto que le irá comparablemente bien en el entorno de ‘campo’ de la economía? … se han intentado pocos experimentos de campo de este tipo”, [2: p177]. Cuarenta años después, ya no necesitamos especular. Utilizando el reciente auge de la investigación experimental de campo, este artículo continúa donde lo dejó Smith y evalúa qué tan bien viajan las teorías de Hayek en el campo.

Las ventajas de los datos experimentales de laboratorio sobre los datos naturales están bien documentadas [4]. En el contexto de los experimentos de mercado, lo más importante es el control que el laboratorio otorga al investigador, permitiéndole inducir demanda y oferta, y tener pleno conocimiento del equilibrio previsto. Los experimentos de campo complementan a sus contrapartes de laboratorio, entre otras cosas, permitiendo al investigador observar contextos más diversos y limitar las dificultades que surgen de sujetos experimentales sin experiencia [5, 6]. En particular, los experimentos de campo pueden aproximarse más a los mercados que ocurren naturalmente en comparación con el uso de estudiantes en un laboratorio, que es el objetivo final de enfoque para Hayek y para nosotros.

Encontramos que las teorías de Hayek están bien respaldadas por los datos experimentales de campo en general. Sin embargo, también encontramos que hay excepciones importantes que abren la puerta a refinamientos de las teorías de Hayek. Por ejemplo, en ciertos entornos, la presencia de empresarios experimentados y la difusión de información sobre precios pueden obstaculizar la capacidad de un mercado para obtener las ganancias del comercio.”

Hayek sobre los intelectuales y el socialismo, y porqué muchos intelectuales fracasan al abrazarlo

Con los alumnos de la materia Escuela Austriaca, de UCEMA, vemos dos textos de Hayek sobre los intelectuales y las ideas. Por un lado, «Individualismo, verdadero y falso»y por otro el titulado «Los intelectuales y el socialismo», que va más allá para discutir el papel que juegan las ideas en la sociedad. Así comienza:

En todos los países democráticos, y en los Estados Unidos más que en otras partes, prevalece la firme creencia de que la influencia de los intelectuales en la política es insignificante. Esto es sin duda cierto acerca del poder de los intelectuales para influir con sus opiniones peculiares sobre las decisiones del momento en la medida en
que puede modificar en el voto popular en cuestiones sobre las que difieren de la
visión actual de las masas. Sin embargo, de alguna manera durante períodos de cierta duración, probablemente nunca han ejercido una influencia tan grande como lo hacen hoy en esos países. Este poder lo ejercen por dar forma a la opinión pública.
A la luz de la historia reciente es un poco curioso que este decisivo poder de los
distribuidores profesionales de ideas de segunda mano no sea más generalmente reconocido. El desarrollo político del mundo occidental durante los últimos cien años proporciona la más clara demostración. El Socialismo nunca y en ninguna
parte ha sido un movimiento de la clase obrera. De ninguna manera es una solución obvia para los obvios males que los intereses de esa clase necesariamente exigirían. Es una construcción de teóricos, que se derivan de ciertas tendencias del pensamiento abstracto con el que durante un largo tiempo sólo los intelectuales estaban
familiarizados, y que requirió grandes esfuerzos por los intelectuales antes de que la clase obrera pudiera ser persuadida para que lo adoptaran como su programa.

 

Hayek y los órdenes sociales: cosmos y taxis. El cosmos es el orden espontáneo, la mano invisible

Con los alumnos de la materia Escuela Austriaca en UCEMA, vemos los distintos órdenes sociales, taxis y cosmos, como los plantea Hayek:

Hayek

“Denominaremos «orden» a un estado de cosas en el cual una multiplicidad de elementos de diversa especie se relacionan entre sí de tal modo que el conocimiento de una porción espacial o temporal del conjunto nos permite formular acerca del resto unas expectativas adecuadas o que por lo menos gocen de una elevada probabilidad de resultar ciertas 3.Es evidente que. en este sentido, toda sociedad debe gozar de un orden y que muchas veces ese orden existirá sin haber sido deliberadamente creado Como ha dicho un conocido experto en antropología social, ‘«el que en la vida comunitaria existe un cierto orden, coherencia y regularidad es algo obvio; de otra manera, ninguno lograríamos ejercer una actividad normal ni satisfacer nuestras más elementales necesidades» .

Al vivir en sociedad y tener que cubrir la mayor parte de nuestras necesidades mediante diversas formas de mutua cooperación, es evidente que, por lo que respecta al ajeno actuar, el logro de nuestros propósitos dependerá de la coincidencia de nuestras expectativas con la realidad. Es tal coincidencia lo que refleja la existencia del orden social; descubrir cómo surge será el tema que nos ocupará de modo inmediato. La primera y casi inevitable respuesta que nuestros hábitos de pensar antropomórfico sugieren al respecto es que todo orden ha de ser fruto del designio de alguna mente’. Debido a ello, el concepto de orden no resulta muy popular entre los partidarios de la libertad, gozando en cambio de especial predicamento entre las gentes de inclinación autoritaria. El orden» social, según este enfoque, ha de basarse en la relación de mando y obediencia, es decir, en la existencia de una estructura en la que la voluntad del superior, y en última instancia la de una sola autoridad suprema, ha de determinar lo que a cada uno corresponde hacer.”

“Diversos son los términos que cabe utilizar para describir cada una de dichas clases de orden. El orden creado que hemos denominado exógeno u ordenación puede también ser calificado de estructura, orden artificial u organización, término este último especialmente adecuado cuando se trata de un orden social dirigido. Por su parte, el orden autógeno o endógeno queda debidamente especificado mediante la expresión orden espontáneo. El griego clásico tuvo la fortuna de disponer de vocablos diferentes para designar estos dos tipos de orden taxis para el creado (por ejemplo, el orden de batalla, y kosmos para el espontáneo (término que originalmente aludía al adecuado orden de un Estado o de una comunidad).”

“No resulta exagerado afirmar que las ciencias sociales nacen y se nutren del descubrimiento de la existencia de estructuras ordenadas que, aunque sean consecuencia de una actividad plural, no son resultado del designio humana. Esto es algo universalmente admitido hoy en día en diversos campos de la investigación científica. Aunque durante mucho tiempo se haya creído que hasta el lenguaje y la moral tenían que haber sido «inventados» por alguna mente genial, en la actualidad todo el mundo reconoce se trata tan sólo del resultado final de procesos evolutivos cuyos efectos nadie previó ni proyectó. En otras esferas científicas, sin embargo, cunde todavía la suspicacia ante la idea de que en los modelos sociales pueda presentarse un orden que no sea consecuencia de deliberada intervención. En la esfera económica, en particular, la famosa frase de Adam Smith relativa a la «mana invisible» sigue siendo vilipendiada; y, sin embargo, se trata de una expresión mediante la cual, en el lenguaje de su tiempo, dicho autor intentó expresar el hecho de que cada ser humano se ve obligado a contribuís al logro de fines que no entraba en su ánima colmar , Sí numerosos reformadores políticos siguen perorando contra el caos en que se debate la actividad económica, en la que tan sólo desorden perciben, ello se debe en parte a su incapacidad de concebir la existencia de un orden que no es producto de la creación deliberada, y en parte también a que, a su modo de ver, todo orden ha de pretender siempre algún conjunto de concretos fines, característica ésta que necesariamente ha de ser ajena al orden espontáneo.”

En momentos en que se habla de dolarización, Hayek sobre la competencia de monedas

Con los alumnos de la materia Escuela Austriaca, de UCEMA, vemos la propuesta de Hayek sobre la banca libre y la competencia de monedas en su libro “Desnacionalización del dinero” Hayek trata el tema de la política monetaria y realiza una propuesta de “competencia de monedas”, cuya discusión es apropiada en todo país, como Argentina, que tiene dos monedas al menos, el peso y el dólar. El libro fue publicado en inglés por el Institute of Economic Affairs de Londres.

Hayek5

“Si vamos a considerar seriamente la utilización de diversas valutas concurrentes para su aplicación inmediata en un área limitada, es evidentemente deseable investigar las consecuencias de la aplicación general del principio sobre el que se basa esta propuesta. En el caso de que se aboliera —dentro del territorio de un país— el uso exclusivo de una sola moneda nacional emitida por el gobierno, hallándose permitida la circulación de monedas emitidas por otros gobiernos, se plantearía la cuestión de si no sería más conveniente suprimir el monopolio gubernamental de emisión monetaria, permitiendo que la empresa privada ofreciera al público otros medios de cambio que éste pudiera preferir.

Actualmente, los problemas que plantea esta reforma tienen un carácter más teórico que los planteados por mi anterior propuesta [que las monedas de los distintos países europeos fueran aceptadas en los otros, en lugar de tener una moneda única como el euro], toda vez que esta sugerencia más extrema resulta todavía demasiado extraña al público para poder ponerse en práctica. Ni siquiera los expertos conocen suficientemente la problemática que surgiría La generalización del principio subyacente para poder hacer predicciones seguras sobre las consecuencias de dicho plan. Es evidente, sin embargo, que no es necesaria ni ventajosa la incuestionable y universalmente aceptada prerrogativa del gobierno de producir el dinero. De hecho, puede resultar perjudicial y su eliminación constituiría un gran avance, dando paso a repercusiones altamente beneficiosas. No es demasiado pronto, por tanto, para comenzar el debate. Aunque el plan no pueda ponerse en práctica mientras el público no esté mentalmente preparado y continúe aceptando sin críticas el dogma de la necesidad del privilegio gubernamental, tal circunstancia no debe ser un obstáculo para el estudio de los fascinantes problemas teóricos que plantea este proyecto.

Los economistas no han discutido la competencia entre monedas

Increíblemente, la competencia entre distintas valutas no ha sido examinada en serio hasta hace muy poco. En las publicaciones relativas al tema no se cuestiona la creencia universal de que el monopolio del gobierno en orden a la emisión monetaria es indispensable, ni tampoco se explica si esta creencia se deriva simplemente del postulado según el cual en un territorio dado sólo puede haber un tipo de moneda en circulación —lo que podía parecer una ventaja cuando se trataba de elegir entre el oro y la plata como posibles tipos de dinero—. Tampoco encontramos respuesta a la pregunta de qué sucedería si se suprimiera el monopolio y si el suministro de dinero se realizara mediante la competencia entre entidades privadas que proporcionaran distintas divisas. La mayoría de la gente piensa que la propuesta de que el dinero lo emitan empresas privadas significa que todas deben emitir el mismo (en dinero fiduciario, token money, esto equivaldría simplemente a una falsificación) en lugar de distintos tipos de dinero claramente diferenciabas por diversas denominaciones y entre los cuales el público pudiera elegir libremente.

¿Qué política económica recomendaría Hayek?

¿Cuál sería la política económica que recomendaría Hayek? Para alguien que ha enfatizado más la importancia de la evolución de las reglas de juego en una sociedad, no parece haberse centrado en recomendaciones específicas para cierto tiempo o lugar, aunque esto no quiere decir que no haya opinado sobre eso. Pero sus recomendaciones siempre pusieron énfasis en remover las barreras que bloquean la evolución institucional y la competencia.

En un paper reciente los autores discuten este tema: Feld, Lars P.; Nientiedt, Daniel (2022) : Hayekian economic policy, Freiburger Diskussionspapiere zur Ordnungsökonomik, No. 22/01, Albert-Ludwigs-Universität Freiburg, Institut für Allgemeine Wirtschaftsforschung, Abteilung für Wirtschaftspolitik und Ordnungsökonomik, Freiburg i. Br. This Version is available at: http://hdl.handle.net/10419/250381

AL comienzo del artículo los autores señalan que Hayek ofrece tres relatos sobre el ámbito específico de la política económica, pero que sólo uno de ellos sería de “laissez-faire”. No obstante, no parecen contradictorias…..

“¿Cuál es el papel apropiado del Estado en la formulación de políticas económicas? Este artículo muestra que Friedrich Hayek, quien a menudo es considerado un defensor del liberalismo del laissez-faire, ofrece tres respuestas diferentes a este problema. En primer lugar, Hayek argumenta que el Estado debería proporcionar un marco legal para los mercados competitivos. En segundo lugar, propone emplear los criterios del estado de derecho (generalidad, igualdad y certeza) para distinguir las intervenciones estatales permisibles de las no permisibles. En tercer lugar, rechaza la legislación deliberada y se acerca a la idea miseana de un Estado mínimo. El artículo considera estas respuestas a la luz del análisis de Hayek del problema del conocimiento. Sugerimos que un enfoque hayekiano para la formulación de políticas económicas debería centrarse en mejorar el marco de reglas generales que guían el comportamiento individual, permitiendo así procesos de ordenación espontáneos y reduciendo la carga epistemológica que recae sobre los responsables de la formulación de políticas.”

Carl Menger revoluciona la teoría del valor e inicia la Escuela Austriaca. Hayek lo presenta

Con los alumnos de la materia Escuela Austriaca, de UCEMA, vemos a Menger. Comenzamos con la introducción a su libro Principios de Economía Política que escribiera F. A. Hayek, quien comenta:

mengerLa historia de la economía política es rica en ejemplos de precursores olvidados, cuya obra no despertó ningún eco en su tiempo y que sólo fueron redescubiertos cuando sus ideas más importantes habían sido ya difundidas por otros. Es también rica en notables coincidencias de descubrimientos simultáneos y de singulares peripecias de algunos libros. Pero difícilmente se encontrará en esta historia, ni en la de ninguna otra rama del saber, el ejemplo de un autor que haya revolucionado los fundamentos de una ciencia ya bien establecida y haya conseguido por ello general reconocimiento y que, a pesar de todo, haya sido tan desconocido como Carl Menger. Apenas si existen casos paralelos al de los Principios, que tras haber ejercido un influjo firme y permanente hayan tenido — debido a causas totalmente accidentales— tan limitada difusión.

Para los historiadores resulta incuestionable que la posición poco menos que excepcional alanzada por la Escuela austriaca en el proceso de desarrollo de la economía política en los últimos sesenta años se debe casi en su totalidad a los fundamentos sobre los que la asentó este gran economista. Es cierto que la fama de la Escuela de cara al exterior y el desarrollo de algunas panes esenciales del sistema se deben a los esfuerzos de sus brillantes seguidores Eugen von Böhm-Bawerk y Friedrich von Wieser. Pero no es oscurecer los méritos de estos dos hombres afirmar que sus ideas fundamentales surgieron en su totalidad de Carl Menger. De no haber tenido tales discípulos, su nombre habría quedado envuelto en una suave penumbra. Tal vez habría corrido la suerte de muchos hombres capacitados, cuyas ideas se anticiparon a su tiempo pero que luego fueron olvidados. En todo caso, es prácticamente seguro que durante largo tiempo apenas habría gozado de prestigio fuera del ámbito germano-parlante. Pero la característica común de todos los partidarios de la Escuela austriaca, lo que les confirió su peculiaridad e hizo posibles sus posteriores contribuciones, fue precisamente su aceptación de las teorías de Carl Menger.

El hecho de que William Stanley Jevons, Carl Menger y Léon Walras descubrieran casi al mismo tiempo y cada uno por su lado el principio de la utilidad límite es tan conocido que no es necesario insistir en ello. Hoy se admite, en general, y con buenas razones, que el año 1871, en el que se publicaron la Theory of Political Economy de Jevons y los Principios de Menger, es el punto de partida de una nueva época en el desarrollo de la política económica. Jevons había expuesto ya sus ideas fundamentales nueve años antes, en un artículo (publicado en 1866) que apenas llamó la atención. Walras no inició la publicación de sus teorías hasta 1874. En todo caso, está bastante bien comprobada a mutua independencia de los trabajos de los tres fundadores.

Aunque sus propósitos centrales —es decir, aquella parte de sus sistemas a que mayor importancia dieron sus contemporáneos— son los mismos, el carácter general y el telón de fondo de sus trabajos son tan esencialmente diferentes que se plantea de forma inevitable la pregunta de cómo es posible que por caminos tan distintos se llegara a resultados tan parecidos.»

Hayek, la mano invisible o el orden espontáneo: cosmos y taxis

Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico II (Escuela Austriaca) en Económicas UBA, vemos los distintos órdenes sociales, taxis y cosmos, como los plantea Hayek:

Hayek

“Denominaremos «orden» a un estado de cosas en el cual una multiplicidad de elementos de diversa especie se relacionan entre sí de tal modo que el conocimiento de una porción espacial o temporal del conjunto nos permite formular acerca del resto unas expectativas adecuadas o que por lo menos gocen de una elevada probabilidad de resultar ciertas 3.Es evidente que. en este sentido, toda sociedad debe gozar de un orden y que muchas veces ese orden existirá sin haber sido deliberadamente creado Como ha dicho un conocido experto en antropología social, ‘«el que en la vida comunitaria existe un cierto orden, coherencia y regularidad es algo obvio; de otra manera, ninguno lograríamos ejercer una actividad normal ni satisfacer nuestras más elementales necesidades» .

Al vivir en sociedad y tener que cubrir la mayor parte de nuestras necesidades mediante diversas formas de mutua cooperación, es evidente que, por lo que respecta al ajeno actuar, el logro de nuestros propósitos dependerá de la coincidencia de nuestras expectativas con la realidad. Es tal coincidencia lo que refleja la existencia del orden social; descubrir cómo surge será el tema que nos ocupará de modo inmediato. La primera y casi inevitable respuesta que nuestros hábitos de pensar antropomórfico sugieren al respecto es que todo orden ha de ser fruto del designio de alguna mente’. Debido a ello, el concepto de orden no resulta muy popular entre los partidarios de la libertad, gozando en cambio de especial predicamento entre las gentes de inclinación autoritaria. El orden» social, según este enfoque, ha de basarse en la relación de mando y obediencia, es decir, en la existencia de una estructura en la que la voluntad del superior, y en última instancia la de una sola autoridad suprema, ha de determinar lo que a cada uno corresponde hacer.”

“Diversos son los términos que cabe utilizar para describir cada una de dichas clases de orden. El orden creado que hemos denominado exógeno u ordenación puede también ser calificado de estructura, orden artificial u organización, término este último especialmente adecuado cuando se trata de un orden social dirigido. Por su parte, el orden autógeno o endógeno queda debidamente especificado mediante la expresión orden espontáneo. El griego clásico tuvo la fortuna de disponer de vocablos diferentes para designar estos dos tipos de orden taxis para el creado (por ejemplo, el orden de batalla, y kosmos para el espontáneo (término que originalmente aludía al adecuado orden de un Estado o de una comunidad).”

“No resulta exagerado afirmar que las ciencias sociales nacen y se nutren del descubrimiento de la existencia de estructuras ordenadas que, aunque sean consecuencia de una actividad plural, no son resultado del designio humana. Esto es algo universalmente admitido hoy en día en diversos campos de la investigación científica. Aunque durante mucho tiempo se haya creído que hasta el lenguaje y la moral tenían que haber sido «inventados» por alguna mente genial, en la actualidad todo el mundo reconoce se trata tan sólo del resultado final de procesos evolutivos cuyos efectos nadie previó ni proyectó. En otras esferas científicas, sin embargo, cunde todavía la suspicacia ante la idea de que en los modelos sociales pueda presentarse un orden que no sea consecuencia de deliberada intervención. En la esfera económica, en particular, la famosa frase de Adam Smith relativa a la «mana invisible» sigue siendo vilipendiada; y, sin embargo, se trata de una expresión mediante la cual, en el lenguaje de su tiempo, dicho autor intentó expresar el hecho de que cada ser humano se ve obligado a contribuís al logro de fines que no entraba en su ánima colmar , Sí numerosos reformadores políticos siguen perorando contra el caos en que se debate la actividad económica, en la que tan sólo desorden perciben, ello se debe en parte a su incapacidad de concebir la existencia de un orden que no es producto de la creación deliberada, y en parte también a que, a su modo de ver, todo orden ha de pretender siempre algún conjunto de concretos fines, característica ésta que necesariamente ha de ser ajena al orden espontáneo.”

¿El debate del siglo? … que se sigue repitiendo. Hayek-Keynes sobre el ciclo económico

Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico y Social de UCEMA vemos el debate “Hayek-Keynes” sobre las crisis y el ciclo económico. Comenzamos con el capítulo 22 de la Teoría General de Keynes, titulado “Notas sobre el ciclo económico” y luego vemos también un artículo de Hayek. Aquí van algunos párrafos que explican la visión de Keynes y otros donde hace referencia a la discusión, aunque en ningún momento menciona con quién está discutiendo, pero se puede inferir con quién.

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“…encontraremos que las fluctuaciones en la propensión a consumir, en la curva de preferencia por la liquidez y en la eficacia marginal del capital han desempeñado su parte (en los ciclos). Pero sugiero que el carácter esencial del ciclo económico y, especialmente, la regularidad de la secuencia de tiempo y de la duración que justifica el que lo llamemos ciclo, se debe sobre todo a cómo fluctúa la eficacia marginal del capital.”

“Las últimas etapas del auge se caracterizan por las esperanzas optimistas respecto al rendimiento futuro de los bienes de capital, lo bastante fuertes para equilibrar su abundancia creciente y sus costos ascendentes de producción y, probablemente también, un alta en la tasa de interés. Es propio de los mercados de inversión organizados que, cuando el desencanto se cierne sobre uno demasiado optimista y con demanda sobrecargada, se derrumben con fuerza violenta, y aún catastrófica bajo la influencia de compradores altamente ignorantes de lo que compran y de los especuladores, que están más interesados en las previsiones acerca del próximo desplazamiento de la opinión del mercado, que en una estimación razonable del futuro rendimiento de los bienes de capital.”….

“De este modo, con mercados organizados y sujetos a las influencias actuales, la estimación que hace el mercado de la eficacia marginal del capital puede sufrir fluctuaciones tan enormemente amplias que no quepa neutralizarlas lo bastante por fluctuaciones correspondientes en la tasa de interés. Además, como hemos visto antes, los movimientos consiguientes en el mercado de valores pueden deprimir la propensión a consumir precisamente cuando es más necesaria. Por tanto, en condiciones de laissez-faire, quizá sea improbable evitar las fluctuaciones amplias en la ocupación sin un cambio trascendental en la psicología de la inversión, cambio que no hay razón para esperar que ocurra. En conclusión, afirmo que el deber de ordenar el volumen actual de inversión no puede dejarse con garantías de seguridad en manos de los particulares.”

Hasta allí, una muy breve exposición de su análisis y propuesta de solución. Ahora breves párrafos sobre el debate. Así comienza la sección inmediata al párrafo anterior:

“Puede parecer que el análisis precedente está de acuerdo con el punto de vista de quienes sostienen que la sobreinversión es la característica del auge, que el único remedio posible para la siguiente depresión es el evadirla, y que, si bien, por las razones dadas antes, ésta no puede impedirse por medio de una baja tasa de interés, el auge puede evitarse por otra alta. Ciertamente tiene fuerza el argumento de que una alta tasa de interés es mucho más efectiva contra un auge que otra baja contra una depresión.

Pero inferir estas conclusiones de lo anterior llevaría a una mala interpretación de mi análisis; y a mi modo de ver, supondría un error. Porque el término sobreinversión es ambiguo. Se puede referir a las inversiones que se destinan a desanimar las previsiones que las incitaron o para las cuales no hay lugar en circunstancias de intensa desocupación; o puede indicar un estado de cosas en el que cada clase de bienes de capital sea tan abundante que no haya inversión nueva que prometa aun en condiciones de ocupación plena, ganar en el curso de su duración más que su costo de reposición. Es solamente en el último estado de cosas donde hay sobreinversión, estrictamente hablando, en el sentido de que cualquier inversión posterior será sólo un puro desperdicio de recursos:….

…’El remedio del auge no es una tasa más alta de interés, sino una más baja!, porque ésta puede hacer que perdure el llamado auge. El remedio correcto para el ciclo económico no puede encontrarse en evitar los auges y conservarlos así en semi-depresiones permanentes sino en evitar las depresiones y conservarnos de este modo en un cuasi-auge continuo.”

“El auge que está destinado a terminar en depresión se produce, en consecuencia, por la combinación de dos cosas: una tasa de interés que, con previsiones correctas, sería demasiado alta para la ocupación plena, y una situación desacertada de previsiones que, mientras dura, impide que esta tasa sea un obstáculo real. El auge es una situación tal que el exceso de optimismo triunfa sobre una tasa de interés cuya altura excesiva se comprendería si se juzga con serenidad.”