¿Podría una computadora decirnos cuál es el mejor ordenamiento institucional que necesitamos?

Sabemos que los principales problemas que enfrentan nuestra sociedades son de naturaleza institucional, es decir, de las reglas formales e informales que determinan los incentivos para nuestras conductas. Elinor Ostrom, la primera mujer en obtener el Premio Nobel en Economía, desarrolló un sistema para analizar y evaluar el marco institucional y sacar conclusiones acerca de su eficacia. ¿podría hacer esto un programa de computación?

Es raro, pero es lo que plantean Nieves Montes, Nardine Osman y Carles Sierra, del Artificial Intelligence Research Institute (IIIA-CSIC), UAB Campus, Carrer de Can Planas, Zona 2, 08193 Bellaterra (Barcelona), en un articulo titulado “A computational model of Ostrom’s Institutional Analysis and Development framework”: https://doi.org/10.1016/j.artint.2022.103756

“El marco de Análisis y Desarrollo Institucional (IAD) es una caja de herramientas conceptual presentada por Elinor Ostrom y sus colegas en un esfuerzo por identificar y delinear las variables comunes universales que subyacen a la inmensa variedad de interacciones humanas [1]. El marco identifica las reglas como una de las construcciones centrales que determinan la estructura de las interacciones y reconoce su potencial para guiar a una comunidad hacia resultados más beneficiosos y socialmente deseables.

Este trabajo presenta el primer intento de convertir el marco IAD en un modelo computacional que permite a las comunidades de agentes realizar análisis hipotéticos en una configuración de regla dada. Para ello, definimos el Lenguaje de Situación de Acción (ASL), cuya sintaxis está muy adaptada a los componentes del marco IAD y que se utiliza para escribir descripciones formales de interacciones sociales. El ASL se complementa con un motor de juego que genera la semántica de las interacciones sociales como juegos de formato extensivo (EFG). Estos EFG pueden luego analizarse con las herramientas estándar de teoría de juegos para predecir qué resultados se incentivan más y evaluarse de acuerdo con el beneficio social general que generan. Todo el código que acompaña a este trabajo es de código abierto bajo una licencia MIT en la plataforma AI4EU y GitHub. Más allá de la implementación de los algoritmos fundamentales, incluimos soporte para la visualización personalizada de los árboles de juego generados.”

 

Alberdi sobre las distintas escuelas económicas, y aquella en que se basa la Constitución de 1853

Con los alumnos de la UBA Derecho comenzamos a ver el libro de Juan Bautista Alberdi, “Sistema Económico y Rentístico de la Confederación Argentina”. En su introducción, Alberdi analiza las distintas escuelas económicas y a cual pertenece la Constitución:

Alberdi 3

“Hay tres elementos que concurren a la formación de las riquezas:

1° Las fuerzas o agentes productores, que son el trabajo, la tierra y el capital.

2° El modo de aplicación de esas fuerzas, que tienen tres fases, la agricultura, el comercio y la industria fabril.

3° Y, por fin, los productos de la aplicación de esas fuerzas.

Sobre cada uno de esos elementos ha surgido la siguiente cuestión, que ha dividido los sistemas económicos: – En e1 interés de la sociedad, ¿vale más la libertad que la regla, o es más fecunda la regla que la libertad? Para el desarrollo de la producción, ¿es mejor que cada uno disponga de su tierra, capital o trabajo a su entera libertad, o vale más que la ley contenga algunas de esas fuerzas y aumente otras? ¿Es preferible que cada uno las aplique a la industria que le diere gana, o conviene más que la ley ensanche la agricultura y restrinja el comercio, o viceversa? ¿Todos los productos deben ser libres, o algunos deben ser excluidos y prohibidos, con miras protectoras?

He ahí la cuestión más grave que contenga la economía política en sus relaciones con el derecho público. Un error de sistema en ese punto es asunto de prosperidad o ruina para un país. La España ha pagado con la pérdida de su población y de su industria el error de su política económica, que resolvió aquellas cuestiones en sentido opuesto a la libertad.

Veamos, ahora, cómo ha sido resuelta esta cuestión por las cuatro principales escuelas en que se divide la economía política.

La escuela mercantil, representada por Colbert, ministro de Luis XIV, que sólo veía la riqueza en el dinero y no admitía otros medios de adquirirla que las manufacturas y el comercio, seguía naturalmente el sistema protector y restrictivo. Colbert formuló y codificó el sistema económico introducido en Europa por Carlos V y Felipe II. Esa escuela, perteneciente a la infancia de la economía, contemporánea del mayor despotismo político en los países de su origen galo-español representa la intervención limitada y despótica de la ley en el ejercicio de la industria.

A esta escuela se aproxima la economía socialista de nuestros días, que ha enseñado y pedido la intervención del Estado en la organización de la industria, sobre bases de un nuevo orden social más favorable a la condición del mayor número. Por motivos y con fines diversos, ellas se dan la mano en su tendencia a limitar la libertad del individuo en la producción, posesión y distribución de la riqueza.

Estas dos escuelas son opuestas a la doctrina económica en que descansa la Constitución argentina.

Enfrente de estas dos escuelas y al lado de la libertad, se halla la escuela llamada physiocrática, representada por Quesnay, y la grande escuela industrial de Adam Smith.

La filosofía europea del siglo XVIII, tan ligada con los orígenes de nuestra revolución de América, dió a la luz la escuela physiocrática o de los economistas, que flaqueó por no conocer más fuente de riqueza que la tierra, pero que tuvo el mérito de profesar la libertad por principio de su política económica, reaccionando contra los monopolios de toda especie. A ella pertenece la fórmula que aconseja a los gobiernos: – dejar hacer, dejar pasar, por toda intervención en la industria.

En medio del ruido de la independencia de América, y en vísperas de la revolución francesa de 1789, Adam Smith proclamó la omnipotencia y la dignidad del trabajo; del trabajo libre, del trabajo en todas sus aplicaciones -agricultura, comercio, fábricas- como el principio esencial de toda riqueza. «Inspirado por la nueva era social, que se abría para ambos mundos (sin sospechado él tal vez, dice Rossi), dando al trabajo su carta de ciudadanía y sus títulos de nobleza, establecía el principio fundamental de la ciencia.» Esta escuela, tan íntima, como se ve, con la revolución de América, por su bandera y por la época de su nacimiento, que a los sesenta años ha tenido por neófito a Roberto Peel en los últimos días de su gloriosa vida, conserva hasta hoy el señorío de la ciencia y el respeto de los más grandes economistas. Su apóstol más lúcido, su expositor más brillante es el famoso Juan Bautista Say, cuyos escritos conservan esa frescura imperecedera que acompaña a los productos del genio.

A esta escuela de libertad pertenece la doctrina económica de la Constitución Argentina, y fuera de ella no se deben buscar comentarios ni medios auxiliares para la sanción del derecho orgánico de esa Constitución.”

Hace 200 años pocos vivían en democracias (algo) limitadas, hoy millones lo hacen, pero parciales?

Our World in Data hace un análisis comparativo del estado de la democracia en el mundo en una nota titulada “Countries around the world have become much more democratic, but there are large differences between them”, por Bastian Herre. Como dice el título, es optimista, aunque hay muchos países que son parcialmente democráticos. https://ourworldindata.org/democratic-world

“Hace 200 años, todo el mundo carecía de derechos democráticos. Ahora, miles de millones de personas los tienen.

Pero aún existen grandes diferencias en el grado en que los ciudadanos disfrutan de derechos políticos: más claramente entre democracias y no democracias, pero también dentro de estos amplios regímenes políticos.

Para comprender el alcance de los derechos políticos de las personas, no solo debemos mirar si un país está clasificado como una democracia o no. También deberíamos fijarnos en diferencias más pequeñas en lo democráticos que son los países.

¿Qué tan democráticos han sido los países en todo el mundo? ¿Y qué tan grandes son las diferencias entre ellos?

Para responder a estas preguntas, necesitamos información sobre los sistemas políticos de los países en los últimos siglos.”

¿La democracia promueve el crecimiento económico? ¿O son las instituciones, el ‘rule of law’?

Si existe una relación determinante entre la democracia y el crecimiento económico es un tema que se ha prestado a una intensa discusión. Hace tiempo ya Robert Barro, profesor de Economía en Harvard, argumentaba que la democracia no necesariamente promueve el crecimiento económico ya que alienta las promesas populistas de redistribución, sino que el respeto a la ley, o Rule of Law, era lo que desataba el crecimiento. Buen tema para discutir.

Desde una perspectiva opuesta a la anterior, tenemos el trabajo reciente titulado “Which Institutions Rule? Unbundling the Democracy-Growth Nexus”, por Vanessa A. Boese y Markus Eberhardt, de la University of Gothenburg, Varieties of Democracy Institute: Working Paper No. 131. February 2022. https://www.v-dem.net/wp.html

“En las últimas dos décadas, los estudios sobre el impacto causal de las «instituciones» y la «democracia» en la prosperidad económica han ocupado una posición destacada en la literatura sobre el crecimiento entre países y dentro de la economía en general. Si bien este cuerpo de trabajo establece un consenso de que las ‘instituciones gobiernan’ (sobre el comercio y la geografía) y que ‘la democracia genera crecimiento’, lo que ha faltado en el debate es un intento de rastrear sistemáticamente algunos componentes básicos tangibles de estos ‘paquetes’ abstractos. impulsando la relación positiva con el desarrollo económico. En este artículo, adoptamos un concepto global de “democracia liberal”, que cubre las instituciones políticas y económicas subyacentes, que desagregamos utilizando los datos jerárquicos desarrollados por el proyecto Varieties of Democracy. Esbozamos cómo los incentivos y las oportunidades, así como la distribución del poder político creado y moldeado por estas instituciones subyacentes, en combinación con la extensión del mercado, forman de manera endógena un «modelo económico para el crecimiento», que probablemente difiera entre países. Además, el aprendizaje político y la institucionalización implican un efecto de crecimiento no lineal del cambio institucional dentro de los países a lo largo del tiempo. Superamos estos desafíos mediante la adopción de un estimador de efectos de tratamiento heterogéneo que permite tendencias no paralelas en el período previo y la selección endógena en el cambio institucional. Nuestros resultados para cada institución subyacente se presentan como una función del «tiempo en tratamiento» y están condicionados a la evolución de las instituciones «rivales», lo que nos permite interpretarlos como carreras de caballos empíricas. Encontramos que la libertad de expresión, las elecciones limpias y las restricciones legislativas sobre el ejecutivo son los principales impulsores institucionales del desarrollo económico a largo plazo. La erosión de estas instituciones, como se vio recientemente en muchos países, puede poner en peligro el efecto de crecimiento perpetuo de convertirse en una democracia liberal que establezcamos para el período posterior a la Segunda Guerra Mundial.”

¿Es Maquiavelo un amigo o enemigo de la libertad? ¿Héroe, villano o ninguna de las dos cosas?

La figura de Maquiavelo es difícil de considerar para los liberales ya que, por un lado parece asesorar al príncipe con los peores consejos para manipular la política y consolidar el poder; por otro, parece ser un firme defensor del sistema republicano. Como Hobbes, no aparece en ninguno de los panteones con grandes pensadores liberales aunque, junto con el filósofo inglés, es considerado un precursor de las ciencias políticas modernas. ¿Cómo considerarlo entonces?

Este es el tema que se plantea en una serie de notas publicadas por Liberty Fund en Liberty Matters, bajo el título “Is Machiavelli Friend or Foe to Liberty?”: https://oll.libertyfund.org/page/liberty-matters-is-machiavelli-friend-or-foe-to-liberty

Una serie de autores buscan dar una respuesta a esa pregunta con estos títulos:

La discusión

Edward J. Harpham, Is Machiavelli a Friend or Foe to Liberty?

James E. Hartley, Is Liberty a Means or an End?

Elizabeth Hull, Liberty Is an Unconquered Country: Machiavelli’s The Prince and Liberty

Khalil Habib, Is Machiavelli a Friend or Foe of Liberty?

La conversación

Edward J. Harpham, Is Machiavelli a Friend or Foe to Liberty?: Reflections on My Colleagues’ Essays

James E. Hartley, Machiavellian Definitions of Liberty

Elizabeth Hull, How Machiavelli Remembers the Ladies

Khalil Habib, Response

Así comienza Harpman:

“A primera vista, la respuesta a la pregunta «¿Es Maquiavelo amigo o enemigo de la libertad?» parece relativamente sencilla.[1] En los últimos 40 años, los académicos han colocado a Maquiavelo en el corazón de las tradiciones cívicas humanistas y republicanas del discurso político.[2] Aquí Maquiavelo sirve como un puente importante entre las preocupaciones antiguas sobre la libertad política en Grecia y Roma y las preocupaciones modernas sobre las formas de gobierno republicanas y democráticas en los estados nacionales. Su exhortación al final de El Príncipe “a apoderarse de Italia y liberarla de los bárbaros” habla poderosamente de las opiniones contemporáneas sobre la libertad política y el estado nación.

Desde la tradición cívica humanista o republicana, Maquiavelo aparece como un íntimo amigo de la libertad. De hecho, el tema es complicado. En este ensayo, propongo volver a evaluar a Maquiavelo sobre la libertad discutiendo tres temas relacionados: la visión de Maquiavelo de la libertad individual en la acción política; su comprensión de la naturaleza de la libertad política en las ciudades libres; y su tratamiento problemático de la libertad política de otras comunidades políticas y de las libertades personales disponibles para los ciudadanos individuales que residen en una “ciudad libre”.

Nuevo libro de Dreirdre McCloskey con una crítica el neoinstitucionalismo de Williamson y North

Deirdre Nansen McCloskey es distinguished professor emerita of economics and of history, y professor emerita of English and of communication, en la University of Illinois at Chicago. Muchos la conocerán por su trilogía sobre las virtudes burguesas y su hipótesis para explicar el estallido de progreso en Occidente y en particular en Inglaterra y Holanda basado en un cambio de los valores morales que justificaron el papel creativo y progresista de los burgueses, comerciantes, emprendedores.

Ha salido ahora un nuevo libro de su autoría que se titula Beyond Positivism, Behaviorism, and Neoinstitutionalism in Economics, University of Chicago Press; First edition (June 30, 2022), donde discute a la Nueva Economía Institucional.

Breve introducción de su contenido:

“En Más allá del positivismo, el conductismo y el neoinstitucionalismo en la economía, Deirdre Nansen McCloskey se concentra en el molde autoritario de la economía reciente y aboga por un nuevo enfoque en el ser humano liberado. El positivismo conductista de moda en el campo desde la década de 1930 trata a las personas desde fuera. Produjo en Williamson y North un neoinstitucionalismo manipulador. McCloskey argumenta que las instituciones como causas son principalmente temporales e intermedias, no últimas. Son hechos por el hombre, según las palabras, el mito, la ética, la ideología, la historia, la identidad, el profesionalismo, el chisme, las películas, lo que te enseñó tu madre. Los humanos crean conversaciones sobre la marcha, en la economía como en el resto de la vida.

En una prosa cautivadora y erudita, McCloskey exhibe en detalle los fracasos científicos del neoinstitucionalismo. Propone una “humanómica”, una economía en la que se deje a los humanos. La humanómica mantiene la teoría, la cuantificación, la experimentación, las matemáticas, la econometría, aunque insiste en un rigor más verdadero de lo habitual. Agrega lo que se puede aprender sobre la economía de la historia, la filosofía, la literatura y todas las ciencias de los humanos. McCloskey reafirma la perdurabilidad de la “innovación probada en el mercado” frente a las imperfecciones imaginadas que debe corregir un gobierno perfecto. Con su fervor característico y su ingenio incisivo, reconstruye los cimientos de la economía.”

https://www.amazon.com/Beyond-Positivism-Behaviorism-Neoinstitutionalism-Economics/dp/0226819442/ref=sr_1_1?crid=26DSR3BH9TK4E&keywords=deirdre+mccloskey&qid=1656860503&s=books&sprefix=deirdre+%2Cstripbooks%2C186&sr=1-1

¿Porqué la gente obedece a los políticos y funcionarios? La coerción y la fuerza no son suficientes

Avner Greif es probablemente conocido por muchos lectores a partir de su trabajo explicando el papel de la cultura común en la reducción de costos de transacción entre los mercaderes del Magreb. Los vínculos familiares entre ellos, de uno u otro lado del Mediterráneo, facilitaban la realización de intercambios basados en la confianza y en el potencial castigo comunitario a quien faltara a su palabra o incumpliera un contrato.

Ahora aparece Greif, de Stanford University en un paper de la Chapman University Chapman University Digital Commons, ESI Working Papers Economic Science Institute, titulado “Political Legitimacy in Historical Political Economy” junto con Jared Rubin, de esa universidad: https://digitalcommons.chapman.edu/esi_working_papers

El tema se refiere a la aceptación voluntaria de normas o su imposición por el poder. Así comienza:

“¿Por qué la gente sigue a las autoridades políticas? El acceso al poder coercitivo es una respuesta. Como señaló Mao Zedong, “el poder surge del cañón de un arma”. Pero gobernar por la fuerza es costoso, y las autoridades que gobiernan solo por la fuerza temen constantemente la revuelta y la desobediencia. Sin embargo, la fuerza no es la única razón por la cual las personas siguen a las autoridades políticas. También se siguen cuando se consideran legítimos. ¿Cómo se considera que las autoridades políticas tienen legitimidad? ¿Qué es exactamente la legitimidad política?

El estudio de la legitimidad política se remonta al menos a Thomas Hobbes (2002 [1651]), quien argumentó en el Leviatán que cualquier gobernante que pueda proporcionar los elementos básicos de seguridad y protección es legítimo y debe ser seguido. En esta concepción, el poder coercitivo engendra legitimidad; mientras el poder coercitivo del estado proporcione seguridad a su pueblo, el gobierno es legítimo. Sin embargo, aunque proporcionar seguridad puede ser lo mínimo que necesita una autoridad para ganar legitimidad, la literatura posterior lo ha considerado en gran medida como insuficiente. David Hume (1985 [1777]) propuso una visión más general de la gobernabilidad legítima, sugiriendo que la legitimidad se basa “solo en la opinión”. De ello se deduce que cualquier cosa que hagan quienes están en el poder para cambiar la opinión a su favor (formar partidos políticos, proporcionar bienes públicos específicos, apelar al nacionalismo o la religión) afecta su legitimidad (Razi 1990; Landis 2018).

Algunos de los gigantes del siglo XX se basaron en las definiciones establecidas por Hobbes y Hume, centrándose en cómo las creencias dan forma a la legitimidad. Famosamente, Max Weber (1964 [1920], p. 382) propuso que la autoridad política se deriva en parte de las creencias en el sistema político mismo: “la base de todo sistema de autoridad, y correspondientemente de todo tipo de disposición a obedecer, es una creencia, una creencia en virtud de la cual se presta prestigio a las personas que ejercen autoridad”. De manera similar, Seymour Martin Lipset (1959, p. 86) escribió que la legitimidad “implica la capacidad de un sistema político para engendrar y mantener la creencia de que las instituciones políticas existentes son las más apropiadas o apropiadas para la sociedad”.

Cabildo Abierto: una institución de democracia directa, parte de nuestra historia, que todavía funciona

Aunque nos parezca solamente un recuerdo histórico, el Cabido Abierto, esa institución de democracia directa presente en nuestros países en momentos de la independencia y los inmediatamente posteriores, todavía está presente y en funcionamiento…, pero no con nosotros, sino en la región de Nueva Inglaterra, en Estados Unidos.

Esto es lo que comenta Tim Czerwienski, director de planeamiento y comunidad en el pueblo de Milton, Massachusetts, en un artículo titulado “Town Meeting 101”, publicado en la revista digital Discourse: https://www.discoursemagazine.com/author/tim-czerwienski/

Esto explica:

“En pocas palabras, Town Meeting es el órgano legislativo de la mayoría de los municipios de Nueva Inglaterra. El término se refiere tanto al cuerpo como al evento en el que ese cuerpo se reúne. Aquí en el estado de la bahía, la reunión de la ciudad es la forma predominante de gobierno local: solo el 17% de sus 351 municipios tienen el arreglo más familiar de alcalde/consejo de administradores. Massachusetts es donde nació Town Meeting y donde participé durante la mayor parte de mi carrera como funcionario público, pero el sistema es similar en toda Nueva Inglaterra. La asamblea municipal es responsable de aprobar el presupuesto de un municipio y modificar sus estatutos. El Town Meeting tradicional, que se remonta a los primeros asentamientos ingleses en América del Norte, es un evento abierto al estilo ateniense. A diferencia de la forma de gobierno del alcalde/consejo de gerentes (en la que los ciudadanos eligen representantes para aprobar leyes), la Asamblea Municipal es una democracia directa: todos los residentes adultos pueden presentarse, comentar sobre los asuntos antes de la asamblea y votar.”

El populismo debilita instituciones y esto perjudica la actividad emprendedora: el de izquierda más aún.

El populismo es la antítesis de las instituciones. No entiende de límites al poder ya que interpreta que representa al “pueblo” en forma directa. Esto genera falta de controles y concentración del poder que, a su vez, implica inestabilidad en las reglas de juego, lo que no favorece la actividad emprendedora. El populismo de izquierda es peor que el de derecha en este caso.

Este tema tratan en un paper titulado “Populist Discourse and Entrepreneurship: The Role of Political Ideology and Institutions”, por Bennett, D.L., Boudreaux, C. & Nikolaev, B. Populist discourse and entrepreneurship: The role of political ideology and institutions. Journal of International Business Studies (2022). https://doi.org/10.1057/s41267-022-00515-9

“Usando la teoría económica institucional como nuestro marco guía, desarrollamos un modelo para describir cómo el discurso populista del líder político de una nación influye en el espíritu empresarial. Nuestra hipótesis es que el discurso populista reduce el espíritu empresarial al crear incertidumbre en el régimen con respecto a la estabilidad futura del entorno institucional, lo que hace que los empresarios anticipen costos de transacción futuros más altos. Nuestro modelo destaca dos factores importantes que moderan la relación. El primero es la fuerza de los controles y equilibrios políticos, que, según nuestra hipótesis, debilita la relación negativa entre el discurso populista y el espíritu empresarial al proporcionar a los empresarios una mayor confianza en que las acciones de un populista se verán limitadas. En segundo lugar, la ideología política del líder modera la relación entre discurso populista y emprendimiento. La retórica anticapitalista del populismo de izquierda creará una mayor incertidumbre de régimen que el populismo de derecha, que a menudo va acompañada de una retórica crítica con el libre comercio y los extranjeros, pero que también apoya los intereses comerciales. El efecto del populismo centrista, que a menudo va acompañado de una combinación de ideas contradictorias y moderadas que dificultan discernir los costos de transacción futuros, tendrá un efecto negativo más débil sobre el espíritu empresarial que el populismo de izquierda o de derecha. Probamos empíricamente nuestro modelo utilizando un diseño multinivel y un conjunto de datos compuesto por más de 780 000 personas en 33 países durante el período 2002-2016. Nuestro análisis apoya en gran medida nuestra teoría sobre el papel moderador de la ideología. Sin embargo, sorprendentemente, nuestros hallazgos sugieren que el efecto negativo del populismo en el espíritu empresarial es mayor en las naciones con controles y equilibrios más fuertes.”

 

Evolución de la moralidad y las instituciones en las jerarquías y la resistencia que generan

Comentamos el contenido del último número de la revista académica Social Philosophy and Policy, dirigida por David Schmidtz, y en este caso es interesante ver el artículo de Allen Buchanan, de la Universidad de Arizona que se titula THE PERPETUAL STRUGGLE: HOW THE COEVOLUTION OF HIERARCHY AND RESISTANCE DRIVES THE EVOLUTION OF MORALITY AND INSTITUTIONS: https://www.cambridge.org/core/journals/social-philosophy-and-policy/article/perpetual-struggle-how-the-coevolution-of-hierarchy-and-resistance-drives-the-evolution-of-morality-and-institutions/D5935934B549E66EC7433A9F59B5BE9E

Se trata de la evolución de la moralidad y las instituciones. Esto dice su resumen:

“Desde las primeras sociedades humanas, ha habido una lucha continua entre la jerarquía y la resistencia a la jerarquía, y esta lucha es un importante impulsor de la evolución de las moralidades y de las instituciones. Los intentos de iniciar o mantener jerarquías a menudo encuentran resistencia; los jerarcas adoptan entonces nuevas estrategias, que a su vez provocan nuevas estrategias de resistencia; y así. El punto clave es que la lucha se lleva a cabo típicamente utilizando conceptos morales en las justificaciones a favor o en contra del poder desigual e involucra la estimulación de las emociones morales. Ambas partes en la lucha tratan la moralidad como un valioso recurso estratégico; y la dinámica de interacción entre jerarcas y resistentes genera cambios en ese recurso. La lucha entre el jerarca y la resistencia es en parte una competencia entre conceptos y justificaciones morales, y esa competencia impulsa el surgimiento de nuevos conceptos y justificaciones morales, al igual que la competencia en otros contextos genera innovaciones. Entre los conceptos morales generados por la lucha se encuentran los siguientes: autoridad, legitimidad, aristocracia, derecho divino de los reyes, mandato del cielo, derechos naturales, derechos civiles y políticos, constitucionalismo, estado de derecho, soberanía, autodeterminación colectiva. , explotación, opresión y dominación.”