¿Las películas influyen y forman nuestra cultura o en realidad la reflejan?

¿Las películas influyen en la cultura de una sociedad o es ésta la que influye en las películas? ¿Para qué lado va la causalidad? El tema se trata en un artículo, pocas veces visto, con un nombre más que corto: “MOVIES”, por  Stelios Michalopoulos de Brown University y Christopher Rauh, de Cambridge University;  Working Paper 32220 http://www.nber.org/papers/w32220  NATIONAL BUREAU OF ECONOMIC RESEARCH

¿Por qué determinadas películas tienen más éxito en algunos mercados que en otros? son el entretenimiento ¿Los productos que consumimos reflejan nuestros valores y creencias fundamentales? Estas preguntas impulsan nuestra investigación sobre la relación entre la tradición oral de una sociedad y el éxito financiero de películas.  Combinamos un catálogo único de cuentos, mitos y leyendas locales de todo el mundo con datos en proyecciones e ingresos de películas internacionales. Primero, cuantificamos la similitud entre las películas, tramas y motivos tradicionales empleando técnicas de aprendizaje automático. Comparando la misma película en diferentes mercados, establecemos que las películas que resuenan más con el folclore local acumulan sistemáticamente mayores ingresos y tienen más probabilidades de ser examinados. En segundo lugar, documentamos patrones análogos en Estados Unidos. Los datos de Google Trends revelan un pronunciado interés en los mercados donde las narrativas ancestrales se alinean más estrechamente con el tema de una película. En tercer lugar, profundizamos en el valores explícitos transmitidos por las películas, concentrándose en la descripción del riesgo y los roles de género. Películas que promueven la toma de riesgos venden más en las sociedades emprendedoras de hoy, arraigadas en tradiciones donde los personajes realizan tareas peligrosas con éxito. Películas que retratan a mujeres en roles estereotipados siguen encontrando una audiencia sólida en sociedades con estereotipos de género similares en su folclore y donde las mujeres hoy siguen siendo relegadas a posiciones subordinadas. Estos hallazgos subrayar la influencia duradera de la narración tradicional en los patrones de entretenimiento del siglo XXI siglo, destacando una profunda conexión entre el consumo de películas y una cultura profundamente arraigada a narrativas y valores culturales.”

No me gustan las de superhéroes y me gusta Scorsese, pero las críticas a «El Irlandés» creo que son acertadas

Ahora que estamos analizando películas, nada major que un buen comentario sobre “El Irlandés”, la última de Scorsese. Admito, me gusta Scorsese, gran director, y terribles actores en De Niro, Pacino y Pesci. Admito también, no soy tan fan de las películas de superhéroes. Pero estos comentarios de Dan Sanchez en FEE son muy atinados. Vean acá: https://fee.org/articles/why-the-marvel-movies-are-better-than-scorseses-the-irishman/

Unos párrafos:

“El irlandés no es del todo mala. Tiene cosas que decir sobre la amistad, la paternidad, la lealtad y la moral que son de algún valor. Pero, en última instancia, falla según los estándares de Scorsese. En su crítica de Marvel en The New York Times, escribió:

 

Para mí, para los cineastas, llegué a amar y respetar, a mis amigos que comenzaron a hacer películas casi al mismo tiempo que yo, el cine se trataba de revelación: revelación estética, emocional y espiritual. Se trataba de personajes: la complejidad de las personas y su naturaleza contradictoria y a veces paradójica, la forma en que pueden lastimarse unos a otros y amarse y de repente encontrarse cara a cara con ellos mismos.

 

El cine, entonces, trata sobre la revelación y la profundidad del personaje. No soy un experto en películas, pero puedo aceptar eso. Sin embargo, por más que lo intenté, pude encontrar poco en The Irishman.

 

Tome el protagonista Frank Sheeran, interpretado por Robert De Niro. Este es su arco de personaje, tal como es (spoilers suaves a continuación):

 

Cuando era joven, es un camionero que ansiosamente se convierte en un ladrón mezquino para una familia de la mafia.

Desarrolla gratitud y lealtad de por vida con el jefe de la mafia que lo trae y actúa como su benefactor (Russell Bufalino, interpretado por Joe Pesci).

Nos enteramos de que luchó en la Segunda Guerra Mundial y salió de él como un nihilista moral dedicado. Como tal, se gradúa sin problemas de ladrón a asesino a sueldo.

Su hija mayor se vuelve distante por la brutalidad de su ocupación. Eso lo molesta, pero no lo suficiente como para influir en su conducta.

Frank se debate brevemente entre las lealtades, pero asesina a uno de sus amigos más queridos sin demasiado alboroto de todos modos.

Al final de su larga vida, está melancólico y solo, después de haber enajenado a su familia, y sin embargo, expresa un dolor o un remordimiento desvanecedor por todo lo que ha hecho.

Ni una sola vez el personaje experimentó ninguna revelación profunda o se encontró «cara a cara» consigo mismo. A lo sumo, murmura una expresión de arrepentimiento a regañadientes. Lejos de ser «complejo», «contradictorio» o «paradójico», Frank demuestra ser un sociópata constante de por vida que rara vez manifiesta el más mínimo parpadeo de la decencia humana.

 

Con un estudio de carácter tan triste durante tres horas y media, no es de extrañar que a menudo me aburriera. Peor aún, lo encontré poco esclarecedor. Las historias de héroes o antihéroes trágicos, si se hacen bien, pueden ser implacablemente sombrías y, sin embargo, fascinantes y edificantes al mismo tiempo. No es así con The Irishman. Con un arco de personajes tan atrofiado, había muy poco para contemplar o aprender de la vida y los tiempos de Frank Sheeran.”

 

Personalidades tiránicas, despiadadas, egocéntricas: el capitalismo da a Steve Jobs, el poder a Hitler

Se desató en estos días una polémica por una nueva publicación del libro de Adolf Hitler, Mein Kampf. Asimismo, pasaron por uno de los canales de cable la película “La Caída”, con una impresionante actuación de Bruno Ganz en el personaje del dictador nazi.

La Caida de Hitler.www.dvdrip-audiolatino.com

Su personalidad aparece allí como “tiránico, despiadado, hipercompetitivo, egocéntrico, frío, manipulador y hasta con decisiones bastante cuestionables hacia su ex pareja”.

Sin embargo, esta cita no pertenece a una descripción de la personalidad de Hitler sino de Steve Jobs en una película recientemente estrenada con su nombre: http://www.lanacion.com.ar/1858301-una-sintesis-del-capitalismo-salvaje

El autor de la crítica titula la nota «Una síntesis del capitalismo salvaje» y concluye que “este Steve Jobs de tres cabezas (Boyle-Sorkin-Fasssbender) resulta, claro, un genio y figura, un hombre divertido y seductor, pero también un monstruo despótico incapaz de cuidar a sus seres queridos y colaboradores. Una síntesis y una metáfora perfecta del capitalismo más salvaje e inhumano.”

Jobs

Quisiera ahora hacer un comentario sobre la referencia al “capitalismo más salvaje e inhumano”, comparando esas dos personalidades que parece que tuvieran algunos rasgos en común. Asumamos que Jobs era como se lo describe arriba. Hitler también, e incluso más.

Pero quisiera cuestionar que se denomine ‘capitalismo salvaje e inhumano’ al sistema que vuelve a una personalidad de ese tipo, como Jobs, en  un genio creador que no paró de ofrecernos una innovación tras otra que cambiaron nuestras vidas en forma muy positiva. Comparemos el resultado de la actuación de este tiránico despiadado en el mercado con la de ese otro tiránico despiadado en el poder, con el control del Estado. El primero nos dio el Ipod, Iphone, Ipad y muchas otras cosas; el otro unos 25 millones de muertos, países totalmente destruidos, familias destrozadas, campos de concentración, etc.

Un sistema que vuelve a una personalidad fría y egocéntrica, manipuladora y tiránica en un innovador genial más que “salvaje e inhumano” debería ser considerado todo lo contrario: canaliza las fuerzas y los impulsos de ese tipo de personalidades hacia algo positivo; mientras que la carrera por la búsqueda del poder y el control del Estado ocasiona terror y destrucción.

Es cierto, tal vez no era fácil estar cerca de Jobs, pero todos estaban allí voluntariamente, manteniendo una relación contractual, formal o informal, de la que podían retirarse en cualquier momento sin que Jobs pudiera impedirlo violentamente. Ningún descontento con lo que sucediera en Apple iba a terminar preso o extinguido.

No podían decir lo mismo quienes eran secuestrados por las SS, quienes terminaban en un campo de exterminio o quienes se veían atacados por las tropas alemanas. Incluso esa voluntariedad era discutible en muchos soldados alemanes, reclutados a la fuerza, y hasta en oficiales que temían las consecuencias de una deserción (aunque hubo algunos que valerosamente lo hicieron y no se prestaron a aceptar órdenes tiránicas).

En definitiva, un sistema que vuelve al tiránico un innovador poco tiene de salvaje: limita a las fieras, conduce su ego hacia la satisfacción de las necesidades de los demás, no a su destrucción. Salvaje parece ser la lucha por el poder y su ejercicio ilimitado: el capitalismo no funciona si todos somos más que bondadosos, simplemente con la gente como es, buena y mala; e incluso presiona para sacar algo muy bueno de los peores.