Cuando las creencias desmotivan el esfuerzo productivo se paga con más pobreza y menos oportunidades

Hay pensamientos y creencias que perjudican el esfuerzo productivo. Y menor esfuerzo productivo significa mayor pobreza, es decir que por mantener ciertas ideas erróneas no es gratis, se paga con un menor nivel de vida y una menor posibilidad de aprovechar las oportunidades existentes. Es lo que se estudia en este paper Carvalho, J.-P., Bergeron, A., Henrich, J., Nunn, N., & Weigel, J. (2023). Zero-Sum thinking, the evolution of effort suppressing beliefs, and economic development. University of Oxford. https://ora.ox.ac.uk/objects/uuid:3afb7b67-89f0-4996-866a-3fdc5fc158ab

“Estudiamos la evolución de los sistemas de creencias que suprimen el esfuerzo productivo. Estos incluyen preocupaciones sobre la envidia de los demás, creencias en la importancia de la suerte para el éxito, desdén por el esfuerzo competitivo y creencias tradicionales en la brujería. Mostramos que tales creencias desmotivadoras pueden evolucionar cuando las interacciones son de suma cero por naturaleza, es decir, las ganancias para un individuo tienden a producirse a expensas de los demás. Dentro de una población, nuestro modelo predice una divergencia entre los beneficios materiales y subjetivos, con un bienestar material en forma de joroba y un bienestar subjetivo disminuyendo en las creencias desmotivadoras. En todas las sociedades, nuestro modelo predice una relación positiva entre el pensamiento de suma cero y las creencias desmotivadoras y una relación negativa entre el pensamiento de suma cero (o creencias desmotivadoras) y el bienestar material y el bienestar subjetivo. Probamos las predicciones del modelo utilizando datos de dos muestras en la República Democrática del Congo y de la Encuesta Mundial de Valores. En la República Democrática del Congo encontramos una relación positiva entre el pensamiento de suma cero y la presencia de creencias desmotivadoras, como la preocupación por la envidia y las creencias en brujería. A nivel mundial, el pensamiento de suma cero se asocia con el escepticismo sobre la importancia del trabajo duro para el éxito, menores ingresos, menor nivel educativo, menor seguridad financiera y menor satisfacción con la vida. Al comparar individuos en el mismo entorno de suma cero, observamos la divergencia entre los resultados materiales y el bienestar subjetivo predicho por nuestro modelo.”

¿Cómo cambian las ideas? Hasta 1820 los norteamericanos creían que los tomates eran venenosos

¿Cómo cambia una idea? ¿Cómo se modifica una costumbre o creencia popular? Creo que es un tema importante ya que las ideas y valores que predominan en una sociedad terminan determinando la calidad de sus instituciones y, por lo tanto, el nivel de progreso que podamos alcanzar. Cómo se difunden las ideas, cómo se vuelven ‘trend topic’, más aún ahora con las redes sociales en la web, es algo así como un misterio.

Que no va a develar este artículo, ya que se refiere a cómo cambiaron los norteamericanos su mirada sobre los tomates, los que creían eran venenosos!! En fin, nada que ver con nuestros temas político-económicos, pero nos da una idea de cómo se modifican algunas ideas que pueden estar profundamente arraigadas en las tradiciones. El artículo es de Livia Gershon, publicado en el JStor Daily y se titula: “Tomatoes as Medicine”, https://daily.jstor.org/tomatoes-as-medicine/

“Los tomates, que alguna vez los estadounidenses creyeron que eran venenosos, se convirtieron en un alimento básico incuestionable de una dieta saludable gracias a los médicos y los libros de cocina populares.”

“Qué puede ser más veraniego que una ensalada caprese o un BLT con tomates frescos de la huerta? Hoy en día, reverenciamos el tomate por su sabor, pero, como explica el historiador culinario Andrew F. Smith, cuando los tomates se popularizaron por primera vez en los EE. UU., fue en gran parte debido a sus supuestos beneficios para la salud.

Smith escribe que los tomates se cultivaban en las colonias del sur de lo que se convertiría en los Estados Unidos a principios del siglo XVIII, pero principalmente como verdura ornamental. Hasta la década de 1820, muchos estadounidenses creían que eran venenosos, o al menos poco atractivos como alimento.

Fueron los médicos, muchos de ellos formados en la Europa continental donde los tomates se habían convertido en un plato aceptado, quienes popularizaron la sabrosa fruta. El promotor del tomate más incansable fue el Dr. John Cook Bennett, operador de una fábrica itinerante de diplomas médicos en el Medio Oeste. Afirmó que la fruta podría tratar la diarrea, aliviar la indigestión y proteger a los viajeros hacia el oeste o el sur del “peligro que acompaña a esos violentos ataques de bilis a los que están expuestas casi todas las personas no aclimatadas”. Instó a la gente a comer tomates crudos y también ofreció recetas de salsa de tomate, tomates fritos, encurtidos de tomate y salsa de tomate.”

¿Cuando interactuamos con alguien, leemos su intención, sus valores y creencias?

Cuando interactuamos con otras personas parece que les atribuimos ciertos valores o creencias que, suponemos, los van a llevar a actuar de una determinada forma. Esa capacidad de “leer” la intención que pueda tener el otro es denominada “teoría de la mente”. En un artículo de la revista Evolution and Human Behavior, titulado “The evolution of theory of mind on welfare tradeoff ratios” se trata este tema. Los autores son Wenhao Qi y Edward Vul, del Department of Psychology, University of California, San Diego, https://doi.org/10.1016/j.evolhumbehav.2022.06.003

Esto plantean:

“Las personas parecen atribuir creencias y deseos a otra persona cuando interactúan con ellos. Tal capacidad de «teoría de la mente» es esencial para el comportamiento humano complejo y único como el lenguaje, pero su origen evolutivo sigue siendo difícil de alcanzar. Usando las herramientas formales de la teoría de juegos evolutiva, preguntamos qué propiedades ambientales son necesarias para seleccionar una forma básica de teoría de la mente: la capacidad de inferir la prosocialidad, cuantificada por la relación de compensación de bienestar, de otra persona hacia uno mismo. Encontramos que ninguno de los entornos estudiados en la teoría de juegos clásica o evolutiva otorga una ventaja a esta forma de teoría de las capacidades de la mente; la teoría de la mente es ventajosa sólo en una nueva clase de entornos con oponentes estables y estructuras de pagos variables. En dos experimentos conductuales (n = 91) verificamos que las personas pueden y usan la teoría de la mente en dicho entorno. Estos resultados sugieren que algunas características del entorno social de los primeros humanos que antes se habían descuidado en la teoría de los juegos evolutivos pueden ser responsables de la evolución de las complejas capacidades sociales de las personas.».

¿Porqué la gente obedece a los políticos y funcionarios? La coerción y la fuerza no son suficientes

Avner Greif es probablemente conocido por muchos lectores a partir de su trabajo explicando el papel de la cultura común en la reducción de costos de transacción entre los mercaderes del Magreb. Los vínculos familiares entre ellos, de uno u otro lado del Mediterráneo, facilitaban la realización de intercambios basados en la confianza y en el potencial castigo comunitario a quien faltara a su palabra o incumpliera un contrato.

Ahora aparece Greif, de Stanford University en un paper de la Chapman University Chapman University Digital Commons, ESI Working Papers Economic Science Institute, titulado “Political Legitimacy in Historical Political Economy” junto con Jared Rubin, de esa universidad: https://digitalcommons.chapman.edu/esi_working_papers

El tema se refiere a la aceptación voluntaria de normas o su imposición por el poder. Así comienza:

“¿Por qué la gente sigue a las autoridades políticas? El acceso al poder coercitivo es una respuesta. Como señaló Mao Zedong, “el poder surge del cañón de un arma”. Pero gobernar por la fuerza es costoso, y las autoridades que gobiernan solo por la fuerza temen constantemente la revuelta y la desobediencia. Sin embargo, la fuerza no es la única razón por la cual las personas siguen a las autoridades políticas. También se siguen cuando se consideran legítimos. ¿Cómo se considera que las autoridades políticas tienen legitimidad? ¿Qué es exactamente la legitimidad política?

El estudio de la legitimidad política se remonta al menos a Thomas Hobbes (2002 [1651]), quien argumentó en el Leviatán que cualquier gobernante que pueda proporcionar los elementos básicos de seguridad y protección es legítimo y debe ser seguido. En esta concepción, el poder coercitivo engendra legitimidad; mientras el poder coercitivo del estado proporcione seguridad a su pueblo, el gobierno es legítimo. Sin embargo, aunque proporcionar seguridad puede ser lo mínimo que necesita una autoridad para ganar legitimidad, la literatura posterior lo ha considerado en gran medida como insuficiente. David Hume (1985 [1777]) propuso una visión más general de la gobernabilidad legítima, sugiriendo que la legitimidad se basa “solo en la opinión”. De ello se deduce que cualquier cosa que hagan quienes están en el poder para cambiar la opinión a su favor (formar partidos políticos, proporcionar bienes públicos específicos, apelar al nacionalismo o la religión) afecta su legitimidad (Razi 1990; Landis 2018).

Algunos de los gigantes del siglo XX se basaron en las definiciones establecidas por Hobbes y Hume, centrándose en cómo las creencias dan forma a la legitimidad. Famosamente, Max Weber (1964 [1920], p. 382) propuso que la autoridad política se deriva en parte de las creencias en el sistema político mismo: “la base de todo sistema de autoridad, y correspondientemente de todo tipo de disposición a obedecer, es una creencia, una creencia en virtud de la cual se presta prestigio a las personas que ejercen autoridad”. De manera similar, Seymour Martin Lipset (1959, p. 86) escribió que la legitimidad “implica la capacidad de un sistema político para engendrar y mantener la creencia de que las instituciones políticas existentes son las más apropiadas o apropiadas para la sociedad”.

¿La creencia en las brujas mantiene el orden y la cohesión social en ausencia de instituciones?

No es tan fácil encontrar temas de investigación que sean originales, ya se ha hecho mucho. Pero siempre aparece alguno, y en este caso quiero comentar el trabajo de Boris Gershman, del Departamento de Economía de American University: “Witchcraft Beliefs Around the World: An Exploratory Analysis”: http://d.repec.org/n?u=RePEc:amu:wpaper:2022-06&r=

¿Brujas? ¿Todavía se cree en las brujas? Parece raro pero en este mundo no hay que descartar nada, y en cuanto a la investigación se refiere, los datos provienen de una pregunta realizada en las encuestas del Pew Research Center que no se refieren directamente a eso, pero se puede relacionar. La pregunta es: “¿Crees en el mal de ojo, o que ciertas personas puede lanzar maldiciones o hechizos que hacen que le sucedan cosas malas a alguien?” Está bien, creo que si les preguntaran si creen en las brujas muchos más dirían que no, pero con esta pregunta el resultado es diferente. Este es el resumen:

“Este documento presenta un nuevo conjunto de datos globales sobre creencias en la brujería e investiga sus correlaciones  contemporáneas. Las creencias sobre la brujería atraviesan grupos sociodemográficos, pero son menos generalizadas entre los más educados y económicamente seguros. La variación a nivel de país en la prevalencia de las creencias de brujería está sistemáticamente vinculada a una serie de factores culturales, institucionales, características psicológicas y socioeconómicas. De acuerdo con su función hipotética de mantener el orden y la cohesión en ausencia de mecanismos de gobernanza eficaces, las creencias de brujería están más extendidas en países con instituciones débiles y se correlacionan con la cultura conformista y el sesgo del grupo. Entre los costos potenciales documentados de creencias de brujería son relaciones sociales interrumpidas, altos niveles de ansiedad, cosmovisión pesimista, falta de cultura emprendedora y actividad innovadora.”

Las ideas de la gente sobre la sociedad, la economía, etc.; y cómo las elites buscan manipularlas

Cada vez aparece como más importante la visión que la gente tiene de lo que está ocurriendo. Esto determina sus acciones y éstas, luego, los resultados, tanto sea económicos, como políticos, u otros. Este campo de las ideas u opiniones ha sido siempre considerado por los economistas, pero ahora está teniendo un auge especial. Por supuesto, esto acerca a la economía a la psicología, ya que la pregunta a responder es: ¿por qué la gente piensa como piensa? … y luego actúa en consecuencia.

Brendan Nyhan publica un artículo en el JOURNAL OF ECONOMIC PERSPECTIVES, VOL. 34, NO. 3, SUMMER 2020, (pp. 220-36), titulado “Facts and Myths about Misperceptions”: https://www.aeaweb.org/articles?id=10.1257/jep.34.3.220

Sus consideraciones:

“Las percepciones erróneas amenazan con distorsionar la opinión de las masas y las políticas públicas sobre temas controvertidos en política, ciencia y salud. ¿Qué explica el predominio y la persistencia de estas creencias falsas y sin fundamento, que parecen ser genuinamente sostenidas por muchas personas? Aunque los límites en los recursos cognitivos y la atención juegan un papel importante, muchas de las percepciones erróneas más destructivas surgen en dominios donde los individuos tienen incentivos débiles para tener creencias precisas y fuertes motivaciones direccionales para respaldar creencias que son consistentes con una identidad grupal como el partidismo. Estas tendencias suelen ser explotadas por élites que con frecuencia crean y amplifican percepciones erróneas para influir en las elecciones y las políticas públicas. Aunque faltan pruebas de las afirmaciones de una era de «posverdad», los cambios en la velocidad con la que viaja la información falsa y la medida en que puede encontrar audiencias receptivas requieren nuevos enfoques para contrarrestar la desinformación. Reducir la propagación y la influencia de afirmaciones falsas requerirá mayores esfuerzos para vacunar a las personas antes de la exposición (por ejemplo, alfabetización mediática), desacreditar afirmaciones falsas que ya son destacadas o generalizadas (por ejemplo, verificación de hechos), reducir la prevalencia de baja -información de calidad (por ejemplo, cambiar los algoritmos de las redes sociales) y desalentar a las élites de promover información falsa (por ejemplo, fortalecer las sanciones reputacionales).”

Más sobre la racionalidad de nuestras acciones y conductas

  • Actuamos guiados por ideas pero, ¿éstas de dónde vienen? 

Masaki Aoyagi de Osaka University, Gillaume Frechette de NYU y Sevgy Yuksel de la Universidad de Santa Bárbara plantean que nuestras acciones están guiadas por nuestras ideas y creencias en un paper titulado Beliefs in Repeated Games, y lo testean en un experimento. La conclusión parece obvia, tal que elegimos ciertas acciones o estrategias de acciones en base a las ideas que nos formamos de la situación y de sus posibles resultados. El experimento de estos autores muestra que las estrategias que elegimos son racionales y anticipan correctamente las acciones de los demás. En el debate más general sobre el ámbito de nuestra racionalidad o la influencia de emociones y sesgos en nuestras decisiones, este trabajo estaría aportando elementos que acercarían nuestras conductas al modelo de decisión racional de la economía neoclásica. http://d.repec.org/n?u=RePEc:dpr:wpaper:1119r&r=&r=gth