Tal vez nada nos parezca más alejado que la figura de Jorge Luis Borges y la función del emprendedor en la economía. Nunca escribió sobre eso y, seguramente, nunca le interesó. Sin embargo, supo tener una interesante capacidad emprendedora y, además, una buena iniciativa para el marketing. Así lo cuenta, entrevistado por Roberto Alifano:
“P: Supongo que en aquellos tiempos –las cosas no se han modificado demasiado- publicar un libro de poemas era una suerte de aventura privada. No había esperanza de que se vendieran en librerías y la mayoría de los ejemplares –como sucede ahora- estaban destinados a los amigos, a manera de obsequio, por supuesto. Pero usted usó un medio de distribución bastante eficaz, ¿no es así?
Borges: Bueno, ese método de distribución se me ocurrió una tarde que visité la revista Nosotros, que editaba Alfredo Bianchi. Yo observé que la gente que concurría allí dejaba sus abrigos colgados en un guardarropa. Me presenté a Bianchi con un buen número de ejemplares bajo el brazo. Al verme con los libros me miró divertido y me dijo: “¿Usted espera que yo le venda esos libros?”. “No”, le respondí. “Soy un lunático por haberlos escrito, pero no tanto como para pensar que usted podría venderlos. Lo que quiero pedirle es que me permita deslizar algunos tomitos en los bolsillos de los sobretodos que están colgados allí”. Bianchi se sonrió y aceptó generosamente.
P: ¿Y cuáles fueron los resultados de ese método de distribución tan original?
B: Bueno, al cabo de un año, cuando regresé de mi viaje, me encontré conque algunos de los propietarios de los sobretodos habían leído mis poemas, y hasta los hubo quienes escribieron acerca de ellos. No me fue tan mal a juzgar por los resultados; además, de esa forma adquirí una pequeña reputación de poeta.
P: A su regreso de ese primer viaje usted funda también la primera revista ultraísta de Argentina, me refiero a Prisma.
B: Esa revista la fundamos con un grupo de amigos: Francisco Piñero, Eduardo González Lanuza y mi primo Guillermo Juan Borges. Prisma era una única hoja, diagramada con bastantes blancos, en tamaño grande; la sacamos así por razones puramente económicas. Era una revista mural que se me ocurrió a mí al ver los avisos colocados en las paredes o en las carteleras callejeras.
P: ¿La pegaban en las paredes del centro de la ciudad?
B: Sí. Salíamos de noche. Mi madre nos proporcionaba una escalera y caminábamos varios kilómetros cargados con baldes y engrudo para cumplir aquella tarea. La mayor parte de esas hojas eran arrancadas casi inmediatamente por los lectores desconcertados. Pero un día tuvimos una sorpresa. Alfredo Bianchi, que como ya le dije que dirigía la revista Nosotros, vio afortunadamente una de nuestras hojas y nos invitó a publicar una antología ultraísta. Fue un honor para nuestro grupo colaborar en esa sólida revista, como se imaginará”.
Alifano, Roberto; Últimas conversaciones con Borges (Buenos Aires: Torres Agüero Editor, 1988), p. 33.