No sé si se llamarán igual en todos los países, por aquí la serie era Los Supersónicos, algo así como la contracara de Los Picapiedras, en la que podíamos ver una sociedad del futuro con increíbles avances. Como con otros textos futuristas, muchos de los avances que allí aparecen no se han alcanzado todavía, y hasta parece amenazar un futuro distópico debido a la tecnología. En un interesante artículo de la revista digital Discourse, Adam Thierer quien es senior research fellow en el Mercatus Center de George Mason University, analiza el tema bajo el título “How Science Fiction Dystopianism Shapes the Debate over AI & Robotics”: https://www.discoursemagazine.com/culture-and-society/2022/07/26/how-science-fiction-dystopianism-shapes-the-debate-over-ai-robotics/
“George Jetson nacerá este año. No sabemos la fecha exacta del nacimiento de este personaje ficticio de dibujos animados, pero gracias a la hábil hermenéutica de Hanna-Barbera, el consenso parece ser en algún momento de 2022.
En el mismo episodio en el que conocemos la edad aproximada de George, también nos dan la buena noticia de que su esperanza de vida en el futuro es de 150 años. Fue una de las muchas formas en que The Jestons, a través de una caricatura para niños, representó un futuro mejor para la humanidad gracias a innovaciones emocionantes. Otro fue un robot útil llamado Rosie, junto con una serie de otras tecnologías automatizadas, incluido un automóvil volador, que facilitaron la vida de George y su familia.
Sin embargo, la mayoría de las representaciones ficticias de la tecnología actual no son tan optimistas como Los Supersónicos. De hecho, las concepciones públicas y políticas sobre la inteligencia artificial (IA) y la robótica en particular están fuertemente moldeadas por el implacable distopismo de las novelas, películas y programas de televisión de ciencia ficción modernos. Y estamos peor por ello.
La IA, el aprendizaje automático, la robótica y el poder de la ciencia computacional tienen el potencial de impulsar un crecimiento económico explosivo y transformar profundamente una amplia gama de sectores, al tiempo que brindan a la humanidad innumerables mejoras tecnológicas en medicina y atención médica, servicios financieros, transporte, venta minorista, agricultura, entretenimiento, energía, aviación, industria automotriz y muchos otros. De hecho, estas tecnologías ya están profundamente arraigadas en estas y otras industrias y marcan una gran diferencia.
Pero ese progreso podría ralentizarse y, en muchos casos, incluso detenerse si la política pública está moldeada por una mentalidad basada en el principio de precaución que impone una regulación estricta basada en los peores escenarios hipotéticos. Desafortunadamente, el distopismo persistente que se encuentra en las representaciones de ciencia ficción de la IA y la robótica condiciona el terreno para los debates de política pública, al mismo tiempo que desvía la atención de algunos de los problemas más reales e inmediatos que rodean a estas tecnologías.”