«El Uso del Conocimiento en la Sociedad», en la gestión de recursos humanos y en la innovación

Con los alumnos de UCEMA vemos dos capítulos del libro “International Business” de Mason & Dunung donde se tratan los temas de recursos humanos e innovación. Quisiera aquí relacionar esto con un artículo clásico de la economía. Se trata de “El Uso del Conocimiento en la Sociedad” de Friedrich A. Hayek, donde el autor sostiene que el principal tema que la economía debe resolver es el de la generación y uso de un conocimiento que nadie posee en su totalidad sino que se encuentra disperso entre todos los participantes en el mercado. Esta información es transmitida esencialmente por el sistema de precios: http://www.hacer.org/pdf/Hayek03.pdf

Este análisis parece aplicarse al funcionamiento de los mercados, pero en verdad se extiende a todo tipo de situación en la cual el conocimiento sea limitado y disperso. Y esto ocurre también en el caso de los recursos humanos y la innovación dentro de las organizaciones, sobre todo ahora que están globalizadas. El problema, similar al planteado por Hayek en su famoso artículo, es conocer dónde están los recursos humanos necesarios para una determinada tarea, y dónde también la capacidad de innovación.

La fertilidad de una teoría económica se muestra cuando luego aparece explicando fenómenos sociales y económicos que aparecen como nuevos y necesitan ser comprendidos. La idea esencial de Hayek aparece, por ejemplo, en una serie de textos publicados por la consultora internacional de management McKinsey & Co. Por ejemplo, este trabajo titulado: ¿Conoces dónde están tus expertos? (traducción al castellano aquí: http://www.factorhuma.org/attachments_secure/article/8341/expertise.pdf

Esos expertos, a su vez, tienen un conocimiento específico y es imposible que se pueda saber quién tiene qué conocimiento y dónde está dentro de una gran organización. Ese problema puede ser resuelto generando un “mercado interno” de conocimientos de forma tal que esa información se “revele”, se “conozca” en ese mercado. Es lo que se comenta en el artículo “Making a market in knowledge”: http://www.mckinsey.com/insights/strategy/making_a_market_in_knowledge

Y en cuanto a las capacidades de los recursos humanos, “Making a market in talent: http://www.mckinsey.com/insights/organization/making_a_market_in_talent

Y si no es el conocimiento que se encuentra “dentro” de la organización, se puede buscar ese conocimiento que se encuentra disperso “fuera”. ¿Pero dónde? Aquí es donde los mercados de conocimiento e innovación permiten alcanzarlo. “Mercados” de innovación son organizados de forma tal que se pueda acceder a quienes tengan la innovación pero no sabemos en verdad dónde están.

Por ejemplo, ¿necesitas alguna innovación? La organización puede conseguirla en estos “mercados”:

Innocentive: http://www.innocentive.com/ ;

NineSigma: http://www.ninesigma.com/ ,

IdeaStorm: http://www.ideastorm.com/

¿Es necesario algún software?

TopCoder: http://www.topcoder.com/

¿Necesito que diseñen mi producto?

Threadless: http://www.threadless.com/

Todos ellos ejemplos en la gestión global de recursos humanos e innovación confirmando la visión que presentara Hayek en su famoso artículo.

¿Por qué a la gente no le gustan los mercados y la economía abierta, y sí el estado ineficiente?

A la gente no le gustan los mercados. ¿Por qué? Pascal Boyer, del Instituto del Conocimiento y Cultura de la London School of Economics plantea algunas respuestas tentativas. Traduzco su post porque es bien interesante: http://www.cognitionandculture.net/home/blog/35-pascals-blog/2423-why-dont-people-like-markets-the-largely-missing-cognition-and-culture-perspective

“La gente no quiere a los mercados –hay mucha evidencia de eso. ¿Es relevante que, para decirlo directamente, esa misma gente no parece entender mucho de la economía de mercado?

Ese es un mensaje bastante común de los economistas profesionales. Bryan Caplan lo trata más detalladamente en su libro “El mito del votante racional”. Caplan (entre otras cosas interesantes) comenta sobre estudios sistemáticos sobre el conocimiento de las políticas y sus efectos en los procesos económicos. El mensaje común es que la gente simplemente no lo entiende, y que sus preferencias electorales son en buena medida irracionales.

Ahora bien, la ignorancia y la irracionalidad no serían tan malas, si fueran totalmente aleatorias. Si la mayoría de los votantes eligieran políticas al azar, el resultado neto no daría ningún resultado fuerte por ninguna política. Pero Caplan muestra que la irracionalidad de la gente sobre temas económicos no es al azar. Hay un método en esa insensatez. Consiste en una serie de “sesgos”, como los sesgos anti-extranjero o anti-comercio (por ejemplo, cuando los países extranjeros prosperan, nosotros sufrimos). Si esto es verdad, muchos modelos de “votante racional” en la ciencia política están ciertamente en problemas.

Como siempre que la gente describe creencias populares como “irracionales” o “sesgadas”, nosotros, ocupados con temas de conocimiento y cultura, nos ponemos algo impacientes.

Muy a menudo, esas descripciones terminan en la observación que las mentes humanas no siguen un modelo normativo arbitrariamente elegido (ver Tversky y Kahneman y también la visión alternativa de Gerd Gigerenzer). Por cierto que no deberíamos detenernos al decir que la gente “no presta atención a las tendencias de base” o “tiene un sesgo contra el comercio exterior”. La verdadera pregunta es, ¿por qué? ¿Qué proceso sicológico lleva a tener esos sesgos?

La verdad es que nadie sabe y nadie se preocupó de estudiarlo. Estoy sorprendido, en verdad atónito, de que no haya un estudio sobre la “economía popular” en la literatura de las ciencias sociales. Nadie, excepto Caplan y unos pocos más, parece estudiar qué hace que la gente piense esos modelos económicos. En sicología tenemos décadas de estudio de física popular, biología popular, sicología intuitiva y otras. ¿Nadie va por la economía intuitiva?

Robert Nozick observó que a los intelectuales les desagradan los mercados, probablemente porque están acostumbrados a prosperar en meritocracias que recompensan el conocimiento, mientras que a los mercados realmente no les importa su esfuerzo, inteligencia o simple merecimiento en tanto se provea lo que los demás necesitan. Esto debe ser cierto. Pero no es suficiente, porque la mayoría, no solo los intelectuales, desconfían de los mercados.

Los mercados son desestimados por muchas razones. Una de ellas, obviamente, es que los procesos de mercado no son visibles. Mientras realizamos nuestras tareas diarias, no consideramos los millones de transacciones voluntarias que dieron como resultado estos precisos bienes y servicios que ahora tenemos disponibles, cuando queramos, a un precio disponible. Este es, por supuesto, el punto que hizo hace tiempo Adam Smith y otros, pero tendría más fuerza si entendiéramos los límites y susceptibilidades de la imaginación humana. En un poderoso ensayo, el economista del siglo XIX Frederic Bastiat destacó que el proceso económico comprende “lo que se ve” y “lo que no se ve”. Por ejemplo, cuando un gobierno aplica un impuesto a sus ciudadanos y ofrece un subsidio a ciertos productores, lo que se ve es el dinero tomado y el recibido. Lo que no se ve es la producción que se hubiera realizado en ausencia de esa transferencia.

Otro posible factor es que los mercados son intrínsecamente probabilísticos y, por lo tanto, marcados con la incertidumbre. Aunque es muy probable que quien produce algo que los demás necesitan reciba un ingreso, no es claro quiénes van a ser esos otros, cuánto van a necesitar o cuando. Como otros organismos vivos, rechazamos el riesgo y tratamos de minimizar la incertidumbre. (Nótese, sin embargo, que la incertidumbre en el mercado crea un nicho para los seguros, que son muy eficientes ya que están impulsados por la demanda).

Finalmente, los humanos pueden estar motivados a confiar en procesos que son (o parecen ser) impulsados por agentes más que factores impersonales. Esto puede explicar porqué hay una fuerte correlación entre asustarse con los mercados y favorecer las intervenciones estatales en la economía. Uno de los supuestos políticos más extendidos en las modernas sociedades industriales es que “el gobierno tiene que hacer algo sobre x”, donde x puede ser cualquier problema social o económico. ¿Por qué la gente confía en el estado? El estado (según sus intuiciones, no los hechos) tiene todas las características de una agencia. Se supone que tiene conocimiento, memoria, intenciones, estrategias, etc. Puede ser que la gente esté mucho más cómoda usando un agente para proveer ayuda e imponer sanciones que confiar en un proceso impersonal y en buena medida invisible. Esto sería una cuestión de sicología intuitiva (muy importante en nuestros razonamientos sobre procesos sociales) contra los pensamientos científicos (muy poco intuitivos, difíciles de adquirir sin un esfuerzo sostenido).

Pero, como dije antes, no sabemos, porque nadie estudia esto.

PD: Algunos estarían tentados a decirme que la gente teme a los mercados simplemente porque son destructivos, malignos, crean infelicidad y desigualdad. Obviamente, esa no es la respuesta, de la misma forma que “la gente cree en los espíritus porque estos existen” no es una explicación cognitiva de conceptos sobrenaturales.

 

Más análisis y preguntas sobre Mises y las crisis económicas

Los alumnos leyeron a Mises, “Las causas de las crisis económicas”. Aquí va otro resumen presentado y nuevas preguntas:

Mises discrepa de la tesis marxista que por el afán de lucro los empresarios producen a ciegas con independencia de si sus actividades satisfacen o no alguna necesidad, lo que genera las crisis, la anarquía económica y una permanente situación de conflicto.

Por el contrario, en la economía de mercado los empresarios responden a la demanda de los consumidores que es la que determina la pauta y la dirección de los mercados, ya que el faro rector de la actividad empresarial es la rentabilidad, con lo cual evitarán dedicar bienes de capital y de emplear trabajo en producciones que no son rentables y se dedicarán a aquellas que sí lo son por la necesidad que tienen los consumidores, lo que se refleja en precios remunerativos. Esa, es la manera más eficaz y barata de satisfacer las necesidades de los consumidores.

Cuando no se dejan operar las leyes del mercado para que sean ellas las que fijen los precios de los bienes y de los servicios, y las remuneraciones del capital y del trabajo, se generan distorsiones que producen situaciones crónicas de desempleo y de inversiones improductivas. Son las medidas de política monetaria y bancaria dirigidas a reducir artificialmente las tasas de interés acompañadas de controles de precios y alza artificial de salarios, los que desencadenan procesos perniciosos que dan origen a las crisis económicas recurrentes.

Temas más nuevos, novedosos o importantes.

2.1 La excesiva imposición de cargas fiscales a las utilidades y al capital mismo, desestimula la formación de capital y puede incluso producir destrucción de capital. Igualmente, se afectan los trabajadores, ya que a menor relación capital/trabajo, menores serán los salarios.

2.2 Aún en etapas de precios descendentes, el hombre de negocios puede operar con ganancias. Su característica más importante es la flexibilidad, el permanente adaptarse a las circunstancias.

2.3 Las políticas basadas en la expansión del crédito y en la inflación crean auges artificiales en los que se invierten capitales con desacierto, se multiplican los desequilibrios y se incrementan los costos de dar una solución.

2.4 Las intervenciones en la economía no logran alcanzar las metas que sus propugnadores señalan y, en cambio, tienen consecuencias indeseables.

2.5 En un mercado no controlado, el desempleo de activos y de personas no puede alcanzar vastas proporciones ni puede durar mucho tiempo.

Preguntas

Nuevamente me inquieta aquellos sectores de la economía donde el consumo causa externalidades negativas, por ejemplo el mercado de la droga, ¿se debe dejar al libre mercado? ¿Y las consecuencias?

Respuesta: Habrá que ver las consecuencias, pero en todo caso hay que hacer un análisis comparativo, no solamente de las consecuencias de liberar las drogas. Es decir, hay que comparar las consecuencias actuales (enormes gastos inefectivos para frenar el comercio de drogas, cárceles llenas, países destruidos por la violencia y la corrupción, etc, etc.) con lo que sucedería en ese caso. De todas formas, no aconsejaría pensar en soluciones globales o incluso nacionales (que en todo el mundo o en un país está prohibido o permitido) sino en muchas soluciones diferentes a nivel local, que se adapten a las preferencias de la gente (algunos querrán vivir en lugares donde la droga es libre, otros donde no lo es).

¿Qué papel juega la publicidad? Es un ente que induce a la demanda de productos a veces sin necesidad ¿esto no afecta el libre desarrollo? ¿Se le puede considerar una institución?

Respuesta: La publicidad básicamente informa y convierte a una marca en algo conocido y familiar, pero no determina nuestras decisiones. Si así fuera, no habría producto o servicio que fracase en el mercado, todo sería cuestión de hacer publicidad e inmediatamente se generaría una demanda.

Con el mercado laboral siempre queda el mal sabor que genera el dolor y la desesperanza humana. Es triste que un padre llegue a su casa sin con qué alimentar a su familia, ¿cómo manejar esto?

Respuesta: Es triste, muy triste, por lo que es tan importante no poner trabas a la generación de empleos. Esto es lo que ocurre con páginas y páginas de regulaciones laborales, cuantas más hay mayor es el porcentaje de empleo informal.

En épocas de cambios tecnológicos relativamente rápidos y generalizados ciertos tipos de capacitación y de destrezas pierden su utilidad. ¿Es en ese caso apropiado intervenir con subsidios entretanto se readapta la mano de obra con nuevas capacitaciones?

Respuesta: Tenemos que preguntarnos si es ese un servicio que el mercado no estaría en condiciones de dar. La respuesta parece ser afirmativa, el mercado ofrece todo tipo de capacitaciones. En una hipotética situación de un mercado totalmente libre, la función de “subsidio” sería cubierta tanto sea por el ahorro (las personas ahorrarían como previsión de eventos de ese tipo) como por los seguros (existirían seguros de desempleo y las compañías muy probablemente facilitarían el tránsito de un tipo de empleo a otro, precisamente para reducir los pagos.

El cambio tecnológico o el comercio internacional abierto pueden tornar en no rentables sectores o actividades económicas que lo eran. ¿Cómo podría facilitarse el proceso de reajuste y reestructuración sectorial en esos casos?

Respuesta: En particular, quitando todo tipo de cargas y regulaciones que dificultan el paso de una actividad a otra. Y pienso particularmente en los impuestos

Estarían bien los mecanismos de intervención para estimular el empleo de ciertos segmentos de la población como jóvenes sin experiencia y personas mayores?

Respuesta: De nuevo, pienso más en la eliminación de barreras que en la implementación de subsidios. Imagínate si fuera posible emplear a jóvenes sin experiencia pero sin los costos de cargas sociales o salarios mínimos, etc. Sus oportunidades para conseguir trabajo serían muy superiores y a medida que fueran adquiriendo experiencia sus ingresos irían mejorando.

Concentración del mercado y competencia

Un alumno comenta sobre el grado de concentración de las empresas y el poder de las multinacionales. Esto trae a referencia el tema de la competencia en los mercados. Se mencionan dos mercados en los cuales no hay más de 10 empresas (exportadoras de cereales y cementeras) en la Argentina, y luego sobre las multinacionales cerealeras:

“En el año 2010, había 80.000 empresas transnacionales en todo el mundo, que controlaban 810.000 compañías filiales. Eso sí, a pesar de que existen miles de transnacionales en el mercado global, apenas unos cientos de ellas controlan a las demás: 737 multinacionales monopolizan el valor accionarial del 80% de total de las grandes compañías del mundo, y solo 147 controlan el 40% de todas ellas.”

Lamentablemente no se menciona la fuente para poder verificar los datos, pero asumamos que fueran ciertos. ¿Qué nos dicen? El uso de la palabra “monopolizan” es erróneo ya que “monopolio” quiere decir uno solo, y tanto 737 como 147 están lejos de eso. No hay datos para poder afirmar que alguna de esas sea monopólica en algún mercado en particular. Además, el valor accionarial se refiere a empresas que cotizan en bolsa, hay muchas empresas que no lo hacen. En fin, al no haber fuente no podemos verificar eso.

Pero aún si hubiera una alta “concentración”, ¿qué es lo que nos dice respecto a un cierto mercado? Por ejemplo, en el caso de las cementeras argentinas, fueron acusadas de actuar como un “cartel”, es decir, llegar a acuerdos para actuar al unísono, como si fueran en verdad un monopolio.

Los carteles nunca se sostienen por mucho tiempo. Existen fuertes incentivos por parte de los integrantes para traicionar al cartel: mientras los demás cumplen, por ejemplo, una cuota de producción acordada para restringir la producción, cada uno tiene el incentivo a no cumplirla y aprovechar ese mayor precio con un mayor volumen de producción. Con el tiempo, se caen.

Tomemos un caso por todos conocido con un número menor a diez, el de los buscadores en Internet. Son pocos, pueden cartelizarse, ¿acaso nos están perjudicando?

Concentración mercado

En verdad, los usamos gratuitamente, nos dan un servicio que consultamos todos los días. ¿Cómo podríamos decir que hay abuso?

Lo cierto es que no importa que en un mercado haya uno, cinco o treinta, lo importante es si tienen la capacidad de imponer “precios de monopolio”. Puede haber pocos pero competir duramente entre sí. Puede haber pocos pero en realidad porque los consumidores decidieron que así fuera, porque son buenos y ellos los eligen. Incluso puede haber uno solo pero no poder cobrar “precios de monopolio” por la amenaza de que ingresen competidores si así lo hace. Entonces, estaríamos en presencia de un solo proveedor, pero actuando “competitivamente”.

El problema, entonces, parece estar en otro lado, no en la cantidad de participantes. Sugiero que hay que mirar la capacidad de ingresar al mercado, y si existen barreras de algún tipo. Y esas barreras son algunas veces por cuestiones técnicas o de escala, y otras regulatorias. Esto puede llevarnos a poner la mira en otro lado: muchas de las barreras de ingreso son resultado de regulaciones (buscadas por los que ya están en el mercado en mucho casos), para que otros no puedan ingresar.

El café: consumidores y emprendedores

En la sección Sábado de La Nación, un artículo sirve como ejemplo para considerar el papel de los emprendedores en la economía. Título: “Ensei Neto: ‘Starbucks y Nespresso abrieron el camino; ahora el consumidor quiere más’. “Músico e ingeniero químico, este brasileño es considerado uno de los grandes expertos cafeteros en el mundo; trabaja tanto con grandes marcas de la industria como con productores artesanales”.

Café

¿Cuál es el rol de los consumidores y el de los emprendedores en el mercado? ¿Quién impulsa a quién? ¿Son los consumidores quienes, en definitiva, determinan quien gana y quien pierde, quien prevalece en el mercado, cómo se asigna el capital? ¿O son los empresarios los que generan las necesidades de los consumidores e imponen sus productos?

La respuesta es que la primera interpretación es correcta, son los consumidores los que determinan la evolución del mercado y, en última instancia, el éxito o fracaso de los emprendedores. Estos son los que tienen mayor o menor capacidad para detectar que las preferencias de los consumidores están cambiando y la visión para ofrecerles un producto o servicio que las satisface.

Pero, tomemos el caso del Ipad. ¿Acaso fueron los consumidores quienes enviaron la señal que necesitaban una Tablet, o más bien fue la idea de Steven Jobs la que impuso en ellos la nueva necesidad de este producto? Son los emprendedores los que crean esas necesidades.

Aclaremos este punto. Los consumidores, por supuesto, no tienen idea del Ipad hasta que lo conocen, su creación y promoción es la gran genialidad de Jobs, pero él supo detectar una demanda insatisfecha. No era de Ipads específicamente, pero sí de algo que fuera liviano, cómodo, fácil, touch, y en el que pudiéramos ver videos, sacar fotos, mandar mails. En definitiva podríamos sintetizar la demanda latente así: quiero algo más cómodo (y divertido) que la laptop. Podría haber sido el Ipad u otra cosa, pero Jobs detectó esa necesidad, como antes lo había hecho con la de “mucha música portátil y de alta calidad”, presentando el Ipod.

Entonces, hay una necesidad latente, nueva, modificada, no claramente definida, y no está dicho qué producto o servicio la va a pegar. Muchos competirán entre sí y se verá quien acierta.

¿Qué tiene esto que ver con el artículo sobre el café? Es que muestra lo mismo. Es común en los mercados, que cuando aumenta el interés por un producto entonces ya no se trata de satisfacer una necesidad básica sino de competir con una creciente sofisticación de los consumidores. Ha pasado con el vino: antes en las casas se tomaba simplemente el “vino de mesa”, ahora hay un mundo de varietales y de marcas. Algo similar sucede con el café.

¿Qué significa hoy Brasil en el café?

Neto: Es un gran protagonista. Por un lado, es el productor más grande de café del mundo. En Brasil se elabora el 40 por ciento de la producción de granos de especie arábica (los cafés más delicados y de alta calidad) y el 30% de robusta (muy utilizados en la elaboración de cafés solubles, pero que hoy forman parte de blends de calidad). Pero lo más novedoso es que, a su vez, Brasil lidera hoy el consumo de café, con casi 18 millones de bolsas de 60 kilos, lo mismo que Estados Unidos. Y con una gran tendencia a mejorar la calidad, con el surgimiento de nuevos consumidores, en especial los jóvenes.

¿A qué se deben estos cambios?

Neto: Lo primero que surgió es un nuevo profesional, el barista, que hace la relación entre la bebida y el consumidor. Es una suerte de maitre o sommelier. El barista debe tener conocimiento suficiente de los granos que existen en su tienda para lograr el mejor servicio. En Brasil comenzaron las competencias nacionales de baristas, y con esto los consumidores percibieron que era posible beber un buen café. Pero la base sobre la que se sostiene todo es económica: antes, los países productores eran pobres, exportaban sus cafés de calidad. En los 90, el mundo estaba muy polarizado. De un lado, los países ricos, principalmente Estados Unidos, Europa, Japón. Del otro, los pobres. Hoy somos los países emergentes quienes estamos sorprendiendo al mercado, Brasil, China, la India, Rusia, Corea. Y permite nuevos consumos y nuevas exigencias.

¿Cómo ves a la Argentina en este proceso?

Neto: Está pasando exactamente lo mismo. Recorrí varias cafeterías, y encontrás gente joven con mucha pasión y con mucho conocimiento. Lugares como éste, donde estamos ahora, Barrio Cafetero [en Florida 833], no tienen nada que envidiar a los otros lados del mundo. Hoy las personas quieren experimentar más calidad y otros sabores. Al entender que una taza puede tener notas florales, de frutas, apareció un nuevo consumidor, los jóvenes. Tradicionalmente, el café era consumido por una población adulta. Y a los más viejos es muy difícil sacarlos de su zona de confort, no quieren cambiar. La entrada de jóvenes significa que el mercado es bueno y fuerte, le da largo plazo. Esto anima a que se produzcan mejores semillas, a que haya más profesionales educando  a sus consumidores, y así se forma un círculo virtuoso, con la calidad como atributo principal.

¿Quién lideró estos cambios?

Neto: Sin dudas, los Estados Unidos. Todo el movimiento, incluso el nombre de cafés especiales, se acuño allí….El mercado es inmenso, y es necesario que los grandes ayuden y empujen el proceso. Hay dos nombres que sobresalen. Starbucks fue clave para que el café se expandiera entre los jóvenes. Allí sirven bebidas con leche, con dulces, con modificadores, pero a su vez es el principio para que nuevas generaciones lleguen al café. El otro nombre es Nespresso, que permitió algo que hace una década era impensable: que cualquiera en su casa pueda probar un café de Kenia, de Costa Rica, de la India, de Brasil. Llevó el mundo a los hogares. Ambos son casos que educan, que muestran posibilidades. Abrieron un camino y ahora el consumidor quiere más. La experiencia es la base de todo. Hay que comparar, conocer, probar.

Toda revolución tiene un final. ¿En qué etapa de la revolución del café estamos?

Neto: El mercado está en un momento fantástico de cambio, y recién empieza. Es fantástico cuando uno ve que grandes empresas están asustadas, esto significa que hay un cambio y que ellos no saben muy bien hacia dónde se dirige. No hay recetas fijas sobre cómo proceder, en calidad, servicios, baristas. Es todo nuevo. Los pequeños elaboradores y cafeterías hacen un trabajo de hormiga que mueve a su vez a los grandes.

Oferta y demanda en Manhattan

Con los alumnos de Economía Política de la Facultad de Derecho, UBA, repasamos en la primera clase el funcionamiento de los mercados.

New York

En el suplemento inmobiliario de La Nación hay un artículo que nos puede ayudar a explicarlo más. Es sobre el mercado inmobiliario en Nueva York y su título es “Altísima demanda”: http://www.lanacion.com.ar/1676189-altisima-demanda

Comenta una entrevista con un agente inmobiliario de esa ciudad, quien explica que los precios están subiendo porque hay mucha demanda. Éste dice:

«Hay que entender que la demanda es superior a la oferta porque además nos referimos a la isla de Manhattan, rodeada de agua, superlimitada. En verdad es un problema contar con esa búsqueda tan intensa frente a lo que se puede ofrecer tanto a los extranjeros como al mercado local».

Esa limitación que menciona sugiere lo que llamamos una oferta “inelástica”, es decir, que no reacciona produciendo proporcionalmente más cantidad con un aumento del precio y sugiere que esto se debe a que Manhattan es una isla y, como tal, la tierra para construir tiene un límite físico infranqueable.

Está claro que la construcción es una actividad que muestra esa inelasticidad en el corto plazo: si aumenta la demanda y sube el precio, pareciera que la oferta no responde en forma inmediata. Se toman tal vez dos años en construir un nuevo edificio. Pero esto no es diferente de muchas otras industrias, también se tarda años en tener un buen vino, y tres años en generar un novillo, o cinco años generar un abogado!!

Por otra parte, no todo el stock de viviendas está en el mercado en un momento dado, sólo unas pocas. Entonces, lo que es fijo en el corto plazo es el stock de viviendas, pero no la oferta. Cuando el precio sube bien puede haber gente que ahora se decide a vender y antes no pensaba hacerlo, otros que piensan que mejor venden allí y aprovechan el precio alto para comprar algo más grande en otra zona, gente que decide dejar de alquilar y poner a la venta, etc.

Asimismo, si bien la isla tiene una superficie limitada, no lo tiene tanto su “espacio”, por esa razón cuando hay una escasez de terrenos se construye hacia arriba, y Nueva York es un buen ejemplo de eso. O sea que estos altos precios serían un fuerte incentivo para construir nuevos edificios altos, pero el artículo señala que hay muchas normas que lo impiden, ya que prohíben la demolición de un edificio existente, o determinan que mantengan la fachada.

Vale la pena considerar un poco este último punto: esas normas restringen la oferta y, por lo tanto, contribuyen al aumento de los precios. Está claro que a todos nos gusta luego recorrer una ciudad y ver los edificios de otras épocas, pero no sé si somos conscientes de que hay un precio que se paga. Tal vez uno quiera pagarlo igual. Al mismo tiempo, es esto un ejemplo de cómo una regulación puede resultar expropiatoria: supongamos que he heredado un viejo edificio de mis padres; si se hace allí un edificio de 30 pisos el terreno del edificio vale, digamos, 3 millones de dólares. Ahora se aprueba una norma según la cual el edificio existente, una casa digamos, no se puede demoler porque es antigua.

Entiéndase bien, a mí también me gusta pasear por allí y ver esa casa, pero está claro que el dueño antes podía esperar 3 millones de dólares y ahora, tal vez, 300.000. La pregunta, que bien plantea el profesor Richard Epstein en su libro “Reglas simples para un mundo complejo”( http://www.amazon.es/Simple-Rules-Complex-Richard-Epstein/dp/0674808215 ), es, y esto es un buen punto para que discutan los futuros abogados, si no se trata de una “expropiación por utilidad pública” que debería ser indemnizada.

Es decir, todos los «usuarios» de esa vista, pagamos porque queremos que se mantenga, pero no le hacemos pagar por ello al propietario.

El artículo explica que la alta demanda proviene en muchos casos de ricos de todo el mundo que quieren vivir allí, y menciona otras causas:

“El impulso ascendente es también una respuesta a un sólido crecimiento del empleo en la ciudad de Nueva York en 2013, además también el efecto riqueza en relación con el mercado de valores y especialmente la percepción global que atrae inversores del mundo entero, como un destino seguro para sus inversiones. Comenta Schuff que «Manhattan es y seguirá siendo la capital de mundo, concentrando en sus escasos 59,5 km2 todos los atractivos de una ciudad sin igual. Los excedentes de liquidez de otras regiones siempre serán seducidos por una ciudad irrepetible, y que por lo mismo genera un mercado inmobiliario cuasi blindado».

Hay un par de cosas aquí que vale la pena destacar. La primera es “destino seguro” para sus inversiones, lo cual muestra la importancia del respeto a ciertas normas (derechos de propiedad, contratos), para que se produzca la inversión. La otra es en verdad, negativa: esa demanda puede ser también el resultado de una “burbuja”, que se menciona aquí como “excedentes de liquidez en otras regiones”, y uno debería agregar también en los Estados Unidos cuando menciona “efecto riqueza en relación con el mercado de valores”, ya que las bolsas sufren también los efectos de políticas monetarias expansivas que crean burbujas. Refiero para esto a un post anterior: https://bazar.ufm.edu/la-proxima-burbuja/

¿Cuando una función corresponde al estado o al mercado?

Recibo opiniones y comentarios de los alumnos, no para criticarlos sino para plantear preguntas que nos ayuden a pensar, a considerar los problemas desde distintas perspectivas.

En cuanto al título “Sobre la pobreza nuevamente”:
”En quinto lugar, y solamente ahora, consideran los autores austriacos la necesidad de implementar un programa estatal, que sería limitado, implementado a nivel gobierno locales, transitorio y tipo voucher, para así evitar, en la medida de lo posible el clientelismo, la politización, la dependencia y otras consecuencias evidentes”

Esta es una cita con referencia a un post anterior, ahora el comentario:
«Si tenemos una mirada negativa de la política como herramienta de cambio, las brechas van a seguir siendo las mismas, porque sólo con politica pública a modo de distribucion de riqueza es posible. El mercado no puede cumplir la funcion del Estado.
En definitiva lo que creo que esta en juego es mayor o menor intervencion del Estado y como direccionar la misma.»

Seleccioné este comentario porque se dirige a la esencia de lo que se trata en el libro y veremos en el curso.

El problema de la pobreza solo puede ser resuelto por el Estado a través de redistribución. ¿Por qué? La respuesta es «el mercado no puede cumplir con esa función». Nuevamente, ¿por qué?

Esto es, ¿por qué el mercado no puede? No aparece en el comentario pero está bien, no pretendo que aparezca, recién empezamos a tratar el tema. Pero está claro que éste es un argumento presentado también por economistas para justificar una política pública: que el Mercado no puede. En otros terminos, que el Mercado fracasa…., en alcanzar una solución del problema.

Más adelante veremos que existe una teoría con alto grado de desarrollo que argumenta en esos términos, se la llama «teoría del fracaso del Mercado» y pretende responder a esa pregunta y algo más, apunta a presentar un criterio científico para determinar qué productos y servicios serían provistos voluntariamente (Mercado) y cuáles no por lo que serían provistos y financiados compulsivamente por el Estado (o solo financiados).

Habrá muchas preguntas que surgen de este planteo, que también están en el citado arriba:

1. Asumamos por un momento que el Mercado no puede. ¿Por qué podría la política (el Estado)? Tengamos bien en cuenta algo que presenté en la primera clase, el análisis económico pretende comprender «lo que es», no «lo que debería ser». Es decir, que no nos planteamos la pregunta si la política debería resolver el problema, sino la de si efectivamente lo hace.

2. En el Mercado las personas perseguimos nuestro interés personal: los compradores buscamos comprar barato, los vendedores buscamos vender lo más caro posible. ¿Qué objetivo persiguen aquellos de nosotros que se dedican a la política? De Nuevo, no qué objetivo «deberían» perseguir sino el que persiguen realmente.

3. ¿Estamos en presencia de un problema para el cual existe una sola solución o existen soluciones alternativas dentro de un amplio rango que cubre todo el espectro desde la coacción hasta la voluntariedad?

4. ¿Qué nos muestra la experiencia histórica? ¿Qué sucedía antes de que se buscara una solución por vía de la política? ¿No había solución o había de otro tipo? ¿Si no eran perfectas, lo fueron aquellas políticas que las reemplazaron?

5. Existe también una dimensión moral del problema: ¿hay derechos que son violados? ¿hay injusticias que deben remediarse? Y en tal caso, ¿quiénes son los culpables de tales injusticias? ¿Hay también deberes a cumplir? ¿Morales o legales?

En fin, tan solo algunas preguntas que, relacionadas con el tema, creo que deberían ser planteadas y respondidas para completer el análisis. Yo podré dar mis respuestas, pero sera bueno que todos pensemos las propias.