Con 40% de empleo informal, deberíamos leer a Mises sobre el desempleo permanente

En una conferencia dictada en el Faculty Club de la New York University (Aspects of American Foreign Trade Policy, 15/3/1943), Mises comenta aspectos básicos del desempleo:

Mises1

“En el mercado libre de trabas los precios alcanzan el punto en el cual la cantidad de bien que los compradores tomarán es igual a la cantidad que los vendedores venderán. Cualquier que esté dispuesto a pagar el precio de mercado puede comprar cuanto quiera, y quienquiera que esté preparado para tomar el precio de mercado puede vender cuanto desee.”

“Lo mismo es cierto para el precio de mercado del trabajo, para los salarios. Hay siempre una cierta cantidad de desempleo voluntario debido a trabajadores que no quieren los puestos que les son ofrecidos y están a la espera de mejores oportunidades. Pero, en el mercado libre, el desempleo es más o menos un fenómeno transitorio. No hay un serio problema de desempleo, no hay desempleo masivo y prolongado año tras año.”

“Pero es diferente si, ya sea por decreto gubernamental o por presión sindical, los salarios se fijan en un nivel superior al que se hubiera fijado en el mercado libre. Entonces, la demanda de trabajo se reduce y da como resultado el desempleo permanente de parte de la oferta potencial de trabajo.”

“El concepto de ‘pleno empleo’ es un eslogan demagógico si no se refiere a una tasa salarial específica. Hay solo un medio para obtener el pleno empleo: abstenerse de forzar tasas mínimas de salario por sobre las potenciales tasas de mercado. El desempleo masivo no es, como los socialistas nos quieren hacer creer, un fenómeno inherente al capitalismo. Es, por el contrario, el resultado de esfuerzos para sabotear al capitalismo mediante le interferencia del gobierno o los sindicatos.”

“Todo otro método sugerido para alcanzar el pleno empleo es ineficiente.”

“El gasto gubernamental no-inflacionario (esto es, no financiado con una expansión adicional del crédito o la emisión adicional de dinero) absorbe capital o, si es financiado por impuestos a los ingresos, ingresos que hubieran sido invertidos o gastados de otra forma. Destruye por un lado tantos empleos como crea del otro.”

“La inflación, la expansión del crédito, y la devaluación de la moneda solo tienen éxito si las tasas salariales se quedan atrás de la suba en los precios de los bienes; esto es, si dan como resultado una caída en las tasas de salarios reales.”

“Los ‘servicios laborales (Arbeitsdienst, el medio favorito de los gobiernos totalitarios) compensa los viciados altos salarios de los trabajadores empleados en la industria privada a las tasas sindicales con viciados bajos salarios de los hombres empleados en obras públicas de ‘emergencia’.” (Se refiere a trabajos forzados. Hoy, tal vez, habría que hablar de empleo informal).

“Se vuelve ilegal que los empleadores despidan empleados a los que no pueden ocupar útilmente, las empresas sufren pérdidas y están forzadas a consumir parte de su capital. El gobierno tiene éxito en el corto plazo pero, en el largo plazo, una mayor caída de los salarios reales se hace ineludible.”

“Estas son las consecuencias a largo plazo de manipular las tasas salariales por decreto o compulsión sindical.”

Piketty: ¿por qué la diferencia de riqueza (honesta y sin privilegios) es un problema?

Resumamos hasta aquí las críticas a Thomas Piketty, quien visita Argentina, planteadas por David Henderson, en la revisión que hace de su libro en la revista Regulation, del Cato Institute: http://object.cato.org/sites/cato.org/files/serials/files/regulation/2014/10/regulationv37n3-9_2.pdf#page=10

En el primero de los posts el tema fue que Piketty se concentra en la distribución de la riqueza pero no toma nota de su aumento durante estos dos últimos siglos. La diferencia entre ricos y pobres puede haberse mantenido, o incluso aumentar, pero también que la situación de los más pobres haya mejorado, que es lo que efectivamente ha ocurrido. En el segundo, toca el mismo tema pero enfatiza que Piketty no toma en cuenta la movilidad: los ricos no son siempre los mismos, algunos se incorporan a este grupo (sobre todo emprendedores exitosos, pensemos en Bill Gates o Mark Zuckerberg, entre otros), otros lo dejan (¿seguirán entre los más ricos los dueños de Kodak?). Últimos comentarios:

“Dado su énfasis, y desagrado por, la desigualdad y su conclusión que los dueños del capital tendrán una proporción creciente del producto económico, no es sorprendente que Piketty favorezca impuestos a los ricos mucho más altos. Argumenta brevemente que la tasa superior óptima en los países ricos es “probablemente sobre el 80%”. Sostiene que dicha tasa en ingresos mayores a $500.000 o un millón ‘no aportará mucha recaudación para el gobierno’’ (de acuerdo) sino que reducirá drásticamente la compensación de aquellos altamente remunerados. También sugiere un ‘impuesto global sobre capital’ con tasas crecientes a mayor riqueza. ‘Uno puede imaginar’, escribe, una tasa de 0% para activos netos menos de 1 millón de euros, 1% entre 1 y 5 millones de euros, y 2% por sobre 5 millones’. Uno puede imaginar muchas cosas, lo entiendo, como cada comentarista a favor o en contra lo ha hecho, que Piketty no está solamente ‘imaginando’ esos impuestos, sino que en realidad los propone. Agrego que ‘uno podría preferir’ un impuesto duro de ‘5 o 10% sobre activos sobre los 1.000 millones de euros’.

Pero si hay algo que sabemos en economía es que los incentivos son importantes. Un impuesto anual sobre el capital reducirá los incentivos a crear capital. Con menos capital, la productividad marginal de los trabajadores será menor. Resultado: la propuesta de Piketty de un impuesto sobre el capital perjudicaría a los trabajadores.”

… “Pero Piketty, en más de 600 páginas, no produce una explicación clara sobre porqué el aumento de la desigualdad es un problema en una sociedad donde lo que cada uno tiene en la vida mejora una y otra vez.

Entonces, llenemos ese vacío. ¿Cuán importante es el problema de la desigualdad? En mi opinión, si la gente obtuvo su dinero sin engañar a otros y sin recibir favores especiales del gobierno, entonces no hoy problema en que la gente se vuelva muy rica. Lo que realmente importa es la desigualdad en el consumo y aquí, las diferencias entre los más pobres y los más ricos son probablemente tan bajas como nunca lo han sido. La mayoría de las personas de bajos ingresos en Estados Unidos tienen TV color, celulares, refrigeradores, ropas confortables, y tres comidas al día. Eso no era así hace 60 años. O tomemos una visión más larga. A mediados del siglo XIX, los más pobres en USA eran probablemente esclavos. Sus muy ricos ‘dueños’ los trataban mal si así querían. Y aun si no querían, déjenme repetir que los pobres eran esclavos.

O consideremos más sutiles diferencias entre la clase media y los más ricos. Tendríamos que mirar con mucho detalle –al menos yo debería hacerlo- para ver la diferencia en la calidad de la ropa entre un billonario y alguien que posea, digamos, 100.000 dólares. Ambos pueden viajar en avión, pero el más rico puede llegar más rápido y fácil en su jet privado. Por cierto, el avión privado es más lindo, pero ¿es éste realmente un problema social?.”

Piketty: si las acciones rinden más, los trabajadores deberían invertir su jubilación allí

Seguimos con el tema planteado por Thomas Piketty, quien visita Argentina. Van comentarios de David Henderson, en la revisión que hace de su libro en la revista Regulation, del Cato Institute: http://object.cato.org/sites/cato.org/files/serials/files/regulation/2014/10/regulationv37n3-9_2.pdf#page=10

El tema es siempre si tenemos que preocuparnos por la distribución de la riqueza o tenemos que preocuparnos de la pobreza. Henderson, que ya lo ha criticado en el post anterior por no considerar cómo han mejorado las condiciones de muchos en los dos últimos siglos, comenta que Piketty presenta evidencia de que la proporción de riqueza heredada ha aumentado.

“Pero aún nos queda la pregunta: ¿y qué? Imaginemos –y Piketty me ha convencido de que puede ser probable- que la proporción del ingreso que va a los dueños del capital pueda haber subido en el tiempo, lo que significa que la proporción yendo al trabajo ha decaído. ¿Significa esto que los trabajadores estarán peor? En absoluto. En verdad, es probable que estén mejor. Desgraciadamente, muchos de los que leen el libro, especialmente quienes no son economistas, podrían perder de vista este punto por dos razones: (1) El énfasis de Piketty está en la proporción sobre el ingreso no en el ingreso real; y (2) su lenguaje se presta a confusión. Esperaríamos un énfasis en proporciones y no en el ingreso real de alguien que cree que la desigualdad de riqueza e ingreso, más que las mejoras en el nivel de vida, están “en el centro del análisis económico.”

“Consideremos la afirmación de Piketty sobre los Estados Unidos y Francia: ‘Y la mitad más pobre de la población son tan pobres hoy como lo eran en el pasado, con casi 5% del total de la riqueza, tal como en 1910’. Esto es absurdo. Si los pobres tuvieran el mismo porcentaje de riqueza que tenían en 1910 serían mucho más ricos y su riqueza mucho mayor, como Piketty bien sabe. Aquí ha pasado de un lenguaje confuso a un error cierto.”

“Un factor importante al que Piketty presta poca atención es la movilidad de las personas entre niveles. Existe un constante cambio a medida que la gente gana y pierde riqueza. Mucho de este cambio se debe a lo que Schumpeter llamó ‘destrucción creativa’. Emprendedores e inversores desarrollan nuevas ideas y si tienen éxito obtendrán mucho dinero (la parte creativa) y harán que las empresas existentes lo pierdan (la parte destructiva). La negación de Piketty sobre este efecto aparece cuando considera la lista Forbes 400 de los más ricos del mundo. Dice que el promedio de riqueza de los Forbes 400 creció de $1.500 millones en 1987 a casi 15.000 millones en 2013 ‘un promedio de crecimiento del 6,4% sobre la inflación’. Bien, hasta ahora. Pero de esto concluye: ‘Las mayores fortunas crecieron más que la riqueza promedio’. Pero no podemos llegar a esa conclusión basados en datos de Forbes 400. La razón: en esos 16 años hubo una gran rotación entre los que estaban en esa lista. Sin duda, la riqueza de muchos de los Forbes 400 en 1987 que ya no estuvieron en la lista después, ha caído. Si esto es suficiente como para que el promedio de riqueza de los Forbes 400 de 1987 crezca más lentamente que el promedio de la población, no sabemos. Lo que sí sabemos es que Piketty tendría que haber controlado esto antes de llegar a su conclusión, y no lo hizo. O más correctamente, ni su libro ni su apéndice contienen datos que permitan llegar a su conclusión.”

“Un elemento central de su argumento es su supuesto de que la tasa de retorno de las acciones excederá mucho la tasa de crecimiento de la economía y los salarios reales. Con la jubilación estatal (Social Security), los beneficios no crecerán más que los salarios reales. Por lo tanto ¿no tendría sentido dejar que la gente invierta sus aportes en acciones más que en la baja tasa que obtienen hoy? Piketty dice que no. Presenta un buen argumento: la transición es muy complicada. Pero su otro argumento es que invertir en acciones es como jugar a los dados. ¿Qué pasó con su afirmación sobre el retorno de las acciones?

Thomas Piketty se preocupa por la desigualdad de ingresos, nosotros por la pobreza

Por primera vez, visitará Argentina Thomas Piketty, el autor del libro de economía más comentado durante el 2014. Seguramente recibirá una gran bienvenida y atención por parte de “los socialistas de todos los partidos” (dedicatoria que Hayek presenta en su libro Camino de Servidumbre). Van algunos comentarios, propios y de David Henderson, en la revisión que hace de su libro en la revista Regulation, del Cato Institute: http://object.cato.org/sites/cato.org/files/serials/files/regulation/2014/10/regulationv37n3-9_2.pdf#page=10

El primer punto planteado por Henderson es uno sobre el que enfatizado mucho: una cosa es la distribución y otra la pobreza. A Piketty le preocupa la distribución, no sabemos si le preocupa la pobreza. Comenta Henderson:

“Comencemos con la visión general. Escribe en su Introducción: ‘Hace ya mucho tiempo que deberíamos haber reinstalado la cuestión de la desigualdad en el centro del análisis económico y comenzado a plantear las preguntas presentadas por primera vez en el siglo XIX’. El centro. ¿Realmente? Pero si ponemos la desigualdad en el centro podemos fácilmente perder de vista el tremendo crecimiento de bienestar para un enorme porcentaje de la población del mundo y para casi todos en Estados Unidos y Europa Occidental.”

“Más adelante en el libro, muestra que conoce que estas condiciones han mejorado, cuando escribe: ‘No obstante, según índices oficiales, el poder adquisitivo promedio en Inglaterra y Francia en 1800 era una décima parte del de 2010. En otras palabras, con 20 o 30 veces el ingreso promedio en 1800 una persona probablemente no hubiera vivido mejor que con 2 o 3 veces el ingreso promedio hoy. Con 5 o 10 veces el ingreso promedio en 1800, uno hubiera estado en una situación entre el salario mínimo y el promedio de hoy en día.’

En su propia forma señala, aunque menos dramáticamente, lo que el economista Brad DeLong, de la Universidad de California Berkeley notara en su análisis titulado ‘Cornucopia’. Este bien argumentado y documentado trabajo examina el siglo XX y muestra que el precio de casi todos los bienes que compramos –en términos de horas de trabajo requeridas para obtener un ingreso que nos permita comprarlas- ha caído a una fracción de su costo en 1900. Más aun, esa reducción en costo subestima la mejora en bienestar dado que muchos productos cruciales que compramos hoy no existían en 1900. Los antibióticos, por ejemplo, son un invento del siglo XX. Su precio en 1900 era efectivamente infinito.”

“Desde mi perspectiva, una continua mejora del bienestar de la inmensa mayoría de los habitantes del mundo, como las políticas necesarias para alcanzarlo, deberían ser el centro del análisis económico. Pero Piketty elige poner a la desigualdad adelante y al centro. Esta es su conclusión: ‘Cuando la tasa de retorno sobre el capital excede la tasa de crecimiento de la economía (como lo hizo durante gran parte de la historia hasta el siglo XIX y es probable que lo sea de nuevo en el siglo XXI), entonces se sigue lógicamente que la riqueza heredada crece más que el producto y el ingreso’.”

“El razonamiento es bastante directo: asumamos que alguien que posee capital obtiene un retorno promedio anual del 5% y que la tasa de crecimiento de la economía es del 3%. Si el dueño del capital puede vivir con 1 punto porcentual de su retorno anual, su riqueza crecerá 4% al año, lo que supera la tasa de crecimiento de la economía. Necesitamos solamente un supuesto más: que el dueño del capital tiene solamente un hijo quien, a su vez, vive con ese 1 punto porcentual al año.”

“En síntesis, la conclusión de Piketty se deduce lógicamente, pero solo si incluimos supuestos sobre el número de herederos y su disciplina para el gasto. Pero si, por ejemplo, cada persona rica tiene tres herederos que disipan la riqueza, ellos les estarán dejando muy poco a sus herederos. Así que, basados solamente en los breves supuestos de Piketty, su conclusión no se deduce lógicamente. Desgraciadamente, comienza agrandando su punto.”

Roubini contra la revolución tecnológica. ¿Luddita? Henry Hazlitt le responde desde 1946

Nouriel Roubini es un reconocido economista de la Universidad de Nueva York, quien tuviera una alta exposición en todas las discusiones sobre la crisis de 2008. Increíblemente se descuelga ahora con un artículo “luddita” (artesanos ingleses que protestaban contra las maquinarias a comienzos del siglo XIX), llamando la atención sobre el desempleo que generaría la actual revolución tecnológica: http://www.lanacion.com.ar/1758936-una-revolucion-que-podria-dejar-muchos-excluidos Un tema bastante increíble, dadas las veces que los economistas han demostrado su absoluta falsedad. Dice:

“A los ejecutivos e innovadores tecnológicos se los ve muy optimistas estos días: las nuevas tecnologías de fabricación generan un entusiasmo febril por lo que algunos ven como una tercera revolución industrial. En los años venideros, las mejoras tecnológicas en robótica y automatización aumentarán la productividad y la eficiencia, con importantes beneficios económicos para las empresas. Pero a menos que se implementen políticas adecuadas para estimular la creación de empleo, no está claro que la demanda de mano de obra siga creciendo a la par del progreso de la tecnología.”

Sí, parece que no lo tiene claro, aunque propone la siempre popular dedicación estatal a la educación, algo siempre políticamente correcto. Concluye:

“En nuestra incipiente búsqueda de soluciones inteligentes a los desafíos de la tercera revolución industrial, se destaca un tema recurrente: hay que canalizar las ventajas de la tecnología a una base de población más amplia que la que las disfrutó hasta ahora. Y eso exige hacer hincapié en la educación. Para que la prosperidad alcance a más gente, los trabajadores necesitarán las habilidades que demanda la participación en el nuevo mundo de la economía digital. Y tal vez no sea suficiente, en cuyo caso habrá que dar subsidios permanentes a los que vean sus puestos de trabajo eliminados por el software y las máquinas. En esto debemos prestar mucha atención a las lecciones del pasado.”

Eso es, hay que prestar atención a las lecciones del pasado. Es lo que Roubini debería hacer. Aquí va una de ellas, de parte de Henry Hazlitt, en su famoso libro “La Economía en una Lección” (1946):

“Constituye uno de los errores económicos más corrientes la creencia de que las máquinas, en definitiva, crean desempleo. Mil veces destruido, ha resurgido siempre de sus propias cenizas con mayor fuerza y vigor. Cada vez que se produce un prolongado desempleo en masa, las máquinas vuelven a ser el blanco de todas las iras. Sobre este sofisma descansan todavía muchas prácticas sindicales que el público tolera, sea porque en el fondo considera que los sindicatos tienen razón, sea porque se halla demasiado confuso para poder apreciar claramente las causas de su error.

La creencia de que las máquinas provocan desempleo, cuando es sostenida con alguna consistencia lógica, llega a descabelladas conclusiones. Bajo tal supuesto, no sólo debe estarse causando desempleo hoy en día con cada perfeccionamiento técnico, sino que el hombre primitivo debió empezar a producirlo con sus primeros esfuerzos por liberarse de la necesidad y de la fatiga inútiles.

Si fuese realmente cierto que la introducción de la maquinaria es causa de creciente desempleo y miseria, las deducciones lógicas serían revolucionarias, no sólo en el aspecto técnico, sino también en lo que se refiere a nuestro concepto global de la civilización. No sólo tendríamos que considerar calamitoso todo futuro progreso técnico, sino que deberíamos contemplar con igual horror los progresos técnicos alcanzados en el pasado.

Diariamente cada uno de nosotros se esfuerza en reducir en lo posible el trabajo que un determinado fin exige; todos procuramos simplificar nuestro trabajo y economizar los medios necesarios para alcanzar el objetivo deseado. Cualquier empresario, grande o pequeño, ansía constantemente conseguir realizar sus particulares objetivos con mayor economía y eficacia; es decir, ahorrando esfuerzo. Todo obrero inteligente procura reducir el esfuerzo que le exige la tarea encomendada. Los más ambiciosos entre nosotros tratan incansablemente de aumentar los resultados que puedan obtenerse en un número determinado de horas. Si obrasen con lógica y consecuencia, los tecnófobos deberían desechar todo este progreso e ingenio, no ya por inútil, sino por perjudicial. ¿Para qué transportar mercancías entre Nueva York y Chicago por ferrocarril cuando podrían emplearse muchísimos más hombres, por ejemplo, si las llevasen a hombros? Teorías tan falsas como la señalada se articulan de manera lógica, pero causan gran perjuicio por el mero hecho de ser mantenidas.”

Tratemos, por consiguiente, de ver con exactitud lo que realmente sucede cuando se introducen en la producción máquinas y perfeccionamientos técnicos. Los detalles variarán en cada caso, según sean las condiciones particulares que prevalezcan en una industria o período determinados. Pero tomaremos un ejemplo que comprenda las circunstancias más generales. Supongamos que un fabricante de telas tiene conocimiento de la existencia de una máquina capaz de confeccionar abrigos de caballero y señora, empleando tan sólo la mitad de la mano de obra que anteriormente se precisaba. Instala la maquinaria y despide a la mitad del personal.

Parece a primera vista que ha habido una evidente disminución de ocupación. Ahora bien, la propia máquina requirió mano de obra para ser fabricada; así, pues, como primera compensación aparece un trabajo que de otra forma no hubiese existido. El fabricante, sin embargo, sólo decide adoptar la maquinaria, si con ella consigue hacer mejores trajes por la mitad de traba]o, o el mismo tipo de traje a un costo menor. Suponiendo lo segundo, no es posible admitir que el trabajo invertido en la construcción de la maquinaria fuese tan considerable, en cuanto a volumen de salarios, como el que espera economizar a la larga el fabricante de telas al adoptar la maquinaria; de lo contrario no habría economía y la maquinaria no sería adquirida.

Vemos, por consiguiente, que todavía existe aparentemente una pérdida global de empleo, atribuible a la maquinaria. Sin embargo, debemos siempre tener presente la posibilidad real y efectiva de que el resultado final de la introducción de la maquinaria representa, a la larga, un aumento global de empleo, porque al adoptar la maquinaria, es tan sólo a largo plazo cuando el fabricante de telas espera, ordinariamente, ahorrar dinero, y puede se precisen varios años para que la maquinaria «se pague a sí misma».

Cuando el coste de la máquina ha quedado compensado por las economías que facilita, el fabricante de telas ve aumentar su beneficio (supondremos que se limita a vender sus abrigos al mismo precio que sus competidores, sin esforzarse por abaratarlos). En este punto puede parecer que se ha producido una pérdida neta de empleo, siendo el fabricante, el capitalista, el único beneficiario. Ahora bien, en estos beneficios extras radica precisamente el origen de subsiguientes ganancias sociales. El fabricante ha de emplear su beneficio extraordinario en una de estas tres formas y posiblemente empleará parte de aquél en las tres: 1) ampliación de sus instalaciones, con adquisición de nuevas máquinas para hacer un mayor número de abrigos; 2) inversión en cualquier otra industria, y 3) incremento de su propio consumo. Cualquiera de estas tres posibilidades ha de producir demanda de trabajo.

En otras palabras, como resultado de sus economías, el fabricante obtiene un beneficio que no tenía antes. Cada dólar ahorrado en salarios directos, por haber podido disminuir el importe de sus nóminas, ha de ir a parar indirectamente a los obreros que construyen la nueva máquina, a los trabajadores de otras industrias o a aquellos que intervienen en la construcción de una nueva casa o automóvil para el fabricante o en la confección de joyas y pieles para su esposa. En cualquier caso (a menos que sea un obtuso acaparador) proporciona indirectamente tantos empleos como directamente dejó de facilitar.

Pero no termina aquí la cosa. Si nuestro emprendedor industrial realiza grandes economías con respecto a sus competidores, o éstos imitarán su ejemplo o aquél empezará a ampliar sus negocios a expensas de aquéllos, con lo que se proporcionará, por lo tanto, más trabajo a los productores de las máquinas. Competencia y producción comenzarán entonces a reducir el precio de los abrigos. Ya no habrá tan grandes beneficios para los que adopten las nuevas máquinas; irán reduciéndose, al tiempo que desaparecen para aquellos fabricantes que todavía no hayan adquirido maquinaria. Las economías, en otras palabras, serán transferidas a los compradores de abrigos, es decir, a los consumidores.

Ahora bien, como los abrigos son más baratos, los comprará más gente, y aunque requiera menos mano de obra la confección de un mismo número de abrigos, éstos se producirán en mayor cantidad que antes. Si la demanda de abrigos es de las que los economistas llaman «elásticas», es decir, si un descenso en el precio determina una mayor cantidad de dinero invertida en abrigos, puede que en su confección se precisen todavía más operarios que los que eran necesarios antes de la aparición de las nuevas máquinas. Ya hemos visto que fue esto lo ocurrido realmente en el caso de las medias y otros productos textiles.

Pero el nuevo empleo no depende de la elasticidad de la demanda del producto particular de que se trate. Supongamos que aunque el precio de los abrigos quedase reducido casi a la mitad—descendiesen, por ejemplo, de 5 a 30 dólares—, no se vendiese ningún abrigo adicional. El resultado sería que al tiempo que los consumidores seguirían proveyéndose de nuevos abrigos en igual medida que antes, cada comprador dispondría ahora de 20 dólares con los que previamente no contaba. Gastará, por consiguiente, estos 20 dólares en cualquier otra cosa proporcionando así más empleos en otros sectores de la producción.

En resumen, las máquinas, los perfeccionamientos técnicos, las economías y la eficiencia, en definitiva, no dejan sin trabajo a los hombres.

El gobierno australiano adoptó el «día de la derogación» de leyes y regulaciones inútiles

La revista Regulation, del Cato Institute, comenta una iniciativa del primer ministro australiano para derogar normas y regulaciones. http://object.cato.org/sites/cato.org/files/serials/files/regulation/2014/10/regulationv37n3-8_1.pdf#page=4

“El Foro Económico Mundial ubica a Australia en el puesto 128 en términos de la carga de regulaciones gubernamentales (en 2014-2015 está en el puesto 124, Argentina se encuentra en el puesto 139 de 144 países). Dice el informe: “la comunidad empresaria dice que las regulaciones laborales y los trámites burocráticos son el primer y segundo problema para hacer negocios en el país.”

El nuevo gobierno del primer ministro Tony Abbott anunció entonces, en Marzo de 2014 el primer “Día de la Derogación” en el Congreso: “para derogar regulaciones y leyes que ya han pasado su utilidad o que hacen más daño que bien”.

“Comprometido a crear ‘la mayor fogata de regulaciones en la historia del país’, Abbott prometió que ese día se ‘removerían más de 9.500 normas innecesarias o contraproducentes y 1.000 leyes redundantes’, y ‘más de 50.000 páginas… de los libros de normas’, ahorrando a las personas y organizaciones más de 700 millones de dólares por año.”

“Algunas de esas derogaciones pasaron rápido por las dos cámaras del Congreso, incluyendo menos procedimientos para la aprobación ambiental de grandes proyectos, una reducción de los formularios relacionados con agroquímicos y medicamentos veterinarios, y la eliminación de algunas leyes redundantes o dudosas, tales como la conversión en 1970 del sistema imperial al métrico. Otras iniciativas, tales como menos formularios requeridos a las universidades y agencias de empleos, se introdujeron sin necesidad de aprobación parlamentaria.”

No todas fueron aprobadas, ya que el actual gobierno no tiene el control del Senado. Se estima que las derogadas hasta ahora permitirán un ahorro de $300 millones anuales. El Primer Ministro se ha comprometido a realizar dos días “derogatorios” cada año, diciendo que “a veces es más importante derogar algunas leyes que aprobar nuevas”.

“El actual éxito de la agenda de reforma regulatoria dependerá de las acciones del usualmente hostil Senado. Además, el apetito del gobierno de coalición para tomar una posición agresiva en materia de reforma se verá puesto a prueba dados las estridentes protestas de grupos de intereses creados en el primer día derogatorio. Las protestas más fuertes se realizaron a la idea de abolir la Comisión Australiana de ONGs, de derogar el impuesto al carbono, y reformas a los límites para el asesoramiento financiero de quienes venden esos productos. En particular, el tema que ha generado más perjuicio a la posición competitiva internacional de Australia, la legislación laboral, está todavía fuera de la agenda.”

“No obstante, el doble enfoque de derogar regulaciones ineficientes y de tomar en cuenta beneficios y costos cuando se aprueban nuevas es un primer paso importante en la reforma regulatorio australiana. El mundo observará con interés los efectos de estas acciones sobre la posición Australia en los rankings tal como el del WEF, como también sobre el crecimiento del país y su competitividad global”.

¿Cuánto habría que gastar para combatir al terrorismo? En algunos casos, o lugares, menos…

Una de las funciones del estado es procurar la defensa de sus habitantes. Pocos discuten esto (aunque algunos lo hacemos). Ahora bien, asumiendo que debe hacerlo, ¿cuántos fondos debe asignar a esa tarea? John Mueller y Mark Stewart plantean el tema en relación a la lucha contra el terrorismo en “Responsible Counterterrorism Policy” (Policy Analysis 755, Cato Institute): http://www.cato.org/publications/policy-analysis/responsible-counterterrorism-policy

“El terrorismo es un riesgo a la vida humana y debería ser considerado en forma similar a la que se aplica a otros riesgos, con excepción de comprender que el terrorismo ocasiona un temor y ansiedad extraordinarias. Aunque permitir que la emoción sobrepase al análisis sensato es tanto comprensible como común entre la gente, no es correcto para los funcionarios encargados de mantenerlos a salvo. Hacer eso es irresponsable, y cuesta vidas.”

“El análisis de riesgos es una ayuda a la toma de decisiones que ha sido desarrollada, codificada y aplicada desde hace una cuantas décadas, y en algunos casos siglos. Tratamos cuatro cuestiones centrales de este enfoque y las aplicamos a los riesgos presentados por el terrorismo: el costo por vida salvada, riesgo aceptable, análisis de costo-beneficio y comunicación del riesgo. También evaluamos el (muy limitado) grado en que el análisis de riesgo ha sido coherentemente aplicado en los esfuerzos anti-terroristas del gobierno de Estados Unidos al tomar decisiones que han costado a los contribuyentes cientos de millones de dólares.”

“En la actualidad, el proceso alienta una toma de decisiones que es excepcionalmente aversiva al riesgo. Además, los tomadores de decisiones parecen ser demasiado temerosos sobre las reacciones negativas de cualquier relajamiento de medidas de seguridad que no son costo-efectivas y también de las consecuencias de no sobre-reaccionar.”

“Si otros usos de los fondos disponibles pudieran efectivamente salvar vidas, un gobierno estaría obligado a asignar los fondos de forma tal que más beneficie a la seguridad pública y explicar porqué gastar miles de millones de dólares en medidas de seguridad con poco beneficio probado es algo distinto                que un gran despilfarro de recursos.”

“…los Estados Unidos gastan cerca de $100.000 millones por año para prevenir, dislocar o proteger contra el terrorismo doméstico. Si cada vida salvada es valorada en $14 millones, sería necesario que las medidas de protección contra el terrorismo previnieran o protegieran contra 6.000 o 7.000 muertes por terrorismo por año en el país, o el doble si se toma la cifra más baja de $7 millones por vida salvada. Esas cifras parecen muy altas. El número de gente asesinada por terroristas en los Estados Unidos es muy baja, y el número asesinado por extremistas islámicos después del 11/9 es menos de 2 por año. Esto está lejos de los 6.000 a 7.000 por año. Quien defienda el gasto puede argumentar que el número es bajo principalmente por los esfuerzos anti-terroristas. Otros no estarán de acuerdo.”

El trabajo presenta una tabla de comparación entre los distintos riesgos de muerte en ciertos países. Van algunos:

  • Cáncer. Estados Unidos: 1 en 540
  • Guerra en Irak (civiles) 2003-2008: 1 en 1.150
  • Accidentes de tránsito. Estados Unidos: 1 en 8.200
  • Accidentes de tránsito. Australia: 1 en 15.000
  • Homicidio. Estados Unidos: 1 en 22.000
  • Accidentes industriales. Estados Unidos: 1 en 53.000
  • Intifada. Israel (2000-2006): 1 en 72.000
  • Homicidio. Inglaterra: 1 en 67.000
  • Homicidio. Australia: 1 en 76.000
  • Terrorismo. Estados Unidos (2001): 1 en 101.000
  • Desastres  naturales. Estados Unidos: 1 en 480.000
  • Ahogarse en la bañadera. Estados Unidos: 1 en 950.000
  • Terrorismo. Gran Bretaña (1970-2012): 1 en 1.200.000
  • Accidentes con ciervos. Estados Unidos: 1 en 2.000.000
  • Aviación comercial. Estados Unidos: 1 en 2.300.000
  • Terrorismo. Estados Unidos (1970-2012): 1 en 4.000.000
  • Terrorismo. Gran Bretaña (1970-2012): 1 en 5.900.000
  • Rayos. Estados Unidos: 1 en 7.000.000
  • Terrorismo transnacional. Mundo salvo zonas de Guerra, 1975-2003: 1 en 12.500.000

El «derecho a probar» todo tipo de tratamiento y medicina en pacientes terminales

La revista Regulation, del Cato Institute, trae un artículo de Thomas Hemphill que plantea una cuestión interesante en relación a la regulación de medicamentos y salud: ¿no deberían los pacientes terminales tener derecho a probar todo tipo de droga o tratamiento?

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Claro, podríamos plantear si no todos deberíamos tenerlo, pero veamos por el momento este caso en particular: http://object.cato.org/sites/cato.org/files/serials/files/regulation/2014/10/regulationv37n3-8.pdf

En Noviembre, los votantes de Arizona aprobaron la Proposición 303, una consulta popular para dar a los paciente terminales el derecho de probar medicamentos en investigación que han aprobado la primera fase de aprobación de la Food and Drug Administration pero que aún tienen muchos años por delante para salir a la venta.

Leyes de este tipo ya han sido aprobadas en Colorado, Luisiana, Michigan y Missouri. Dice Hemphill: “Claramente, el objetivo de estas leyes, llamadas “derecho a probar”, es eliminar el burocrático proceso gubernamental que limita el acceso a drogas que potencialmente pueden salvar vidas de pacientes enfermos. Sin embargo, esta barrera administrativa no es necesariamente removida por la aprobación de estas leyes estaduales. Bajo la cláusula de Comercio Interestatal de la Constitución, la FDA podría sostener, convincentemente, que los gobiernos estaduales han violado esta cláusula fundamental, derogando su vigencia.”

Darcy Olsen, presidente del Goldwater Institute, con sede en Arizona, afirmó: “Los pacientes terminales no tienen tiempo para esperar que las nuevas drogas pasen por el proceso de aprobación que tarda una década. La Proposición 303 permite a los pacientes trabajar directamente con sus médicos para acceder a medicinas en investigación prometedoras, ahora mismo.”

La FDA tiene un proceso que permite a la gente pedir permiso para acceder a estos medicamentos. Este proceso para el “uso compasivo” demanda horas de trámites. Mientras muchas personas reciben ese permiso hay docenas de casos documentados de gente que ha muerto esperando por esa aprobación.

Dice Olsen: “Los norteamericanos no deberían pedir permiso al gobierno para tratar de salvar sus propias vidas. Deberían poder trabajar con sus médicos directamente para decidir que tratamientos potenciales están dispuestos a probar”.

Para Hemphill estas leyes estaduales han cambiado poco: “Entonces, en verdad, poco ha cambiado para los pacientes terminales. Lo que pueden lograr estas iniciativas legislativas estaduales es dar nueva energía al tema ante el público. En definitiva, el objetivo de quienes apoyan el “derecho a probar” es asegurar la aprobación de una legislación similar a nivel federal e influir a la industria farmacéutica, a la FDA, a los médicos y a las aseguradoras médicas para que cooperen en desarrollar una solución factible para los pacientes terminales, sus familias y amigos. No está claro que los esfuerzos estaduales pueden alcanzar ese logro, a pesar de sus nobles intenciones.”

Subsidios, dumping y libre comercio unilateral: no se puede comprar barato

En un post reciente se comentaba el tema del “dumping” de productos subsidiados por un gobierno en el mercado global. Pierre Lemieux, en un artículo en la revista Regulation, plantea el caso de los paneles solares producidos en China y exportados a los Estados Unidos, http://object.cato.org/sites/cato.org/files/serials/files/regulation/2014/10/regulationv37n3-8_1.pdf#page=4

Ahora veremos específicamente el tema del dumping y el libre comercio unilateral:

“Para la ley comercial internacional, aplicada por organizaciones como la OMC, exportar algo a un precio menor al costo de producción es ‘dumping’, y está prohibido. Las exportaciones de paneles solares chinos son un claro caso de dumping si son posibles gracias a un subsidio del gobierno, lo cual es probable. Nótese que una empresa maximizadora de ganancias sin subsidios no va a ‘regalar’ sus productos, excepto para sacarse de encima algún excedente temporal o como una promoción. Por lo que el temor al dumping es muy exagerado. Solamente puede persistir a través de subsidios gubernamentales, y los contribuyentes extranjeros no van a mantener su bondad por siempre.”

“Los gobiernos tratan de argumentar que la protección contra el dumping no es proteccionismo. La Comisión Europea ha declarado (patéticamente):

‘Las medidas de defensa del comercio no son proteccionistas. Ni son ilegales. Por el contrario: son la respuesta legal para salvar a una industria que sufre dumping masivo desde un tercer país. Las medidas de defensa comercial buscan emparejar la cancha nuevamente. No existe tal cosa como un derecho a importaciones baratas, pero con dumping.’

“La Comisión sería más persuasiva si argumentara que no existe tal cosa como un derecho general a productos baratos y subsidiados. Pero entonces estaría serruchando la rama donde se para porque subsidiar es la esencia de los actuales gobiernos. Es bastante poco controvertido que los norteamericanos y europeos no tienen derecho a recibir productos subsidiados por contribuyentes chinos, pero por qué alguien tendría el derecho a prohibir que esos consumidores acepten la oferta china? El problema está en los que dan, no en los que reciben.”

“Es muy fácil disfrazar al proteccionismo bajo la etiqueta del dumping y la cancha pareja. En la actualidad, la mayoría de los productos son subsidiados por los gobiernos de una forma u otra, y tratar de distinguir entre subsidios directos o indirectos requiere mucho talento. Excepto por el libre comercio –la libertad de compradores y vendedores para decir sí o no- no existe una definición no arbitraria de una cancha pareja.”

“El caso de los paneles solares provee un buen ejemplo del argumento por el libre comercio unilateral. Si un estado prohíbe a sus residentes importar o fuerza a sus contribuyentes a subsidiar exportaciones, los individuos en otro país no ganan nada imponiendo restricciones similares a sí mismos. Si tu vecino tira rocas en su puerto, no ganas nada tirando rocas en el tuyo. La mejor política, por cierto, es el libre comercio multilateral. Pero si esto no puede alcanzarse, la libertad de importar unilateral está en el segundo lugar. Y como las importaciones de un país se pagan, en definitiva, con sus exportaciones, otros países podrán exportar solamente si permiten importaciones.”

“Las importaciones son lo que es importante. En su libro Principios de Economia, de 1848, John Stuart Mill lo explicaba correctamente:

‘La única ventaja directa del comercio exterior son las importaciones… La vulgar teoría [del proteccionismo] no considera este beneficio y sostiene que la ventaja del comercio está en las exportaciones: como si no fuera lo que un país obtiene, sino aquello que entrega, por su comercio exterior, lo que supuestamente gana con él. …Esta noción es comprensible, cuando pensamos que los autores y líderes de opinión sobre cuestiones comerciales han sido siempre hasta aquí los vendedores. Es, en realidad, un reliquia sobreviviente de la Teoría Mercantil.”

Los chinos subsidian la producción de paneles solares. Bienvenidos sean.

Cuando otros gobiernos subsidian ciertos productos para que éstos tengan precios más bajos en el mercado internacional, algunos productores locales pueden verse perjudicados. Esta es la historia que normalmente se ve, ya que estos productores protestarán vívidamente contra este “dumping” y solicitarán algún tipo de barrera que los proteja.

Lo que este argumento no deja ver es que todos, como consumidores, nos beneficiamos de los precios más bajos de estos productos. Pierre Lemieux, en un artículo en la revista Regulation, plantea el caso de los paneles solares producidos en China y exportados a los Estados Unidos, y un efecto adicional: si se promueven medidas “anti-dumping” contra estos paneles se potencia el problema del calentamiento global: http://object.cato.org/sites/cato.org/files/serials/files/regulation/2014/10/regulationv37n3-8_1.pdf#page=4

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“El argumento oficial a favor de esas tarifas anti-dumping es que los productores locales de paneles solares y componentes son perjudicados por la competencia desleal de competidores chinos subsidiados por su gobierno. Pero, ¿por qué tendrían que importarnos los subsidios? ¿Por qué deberían rechazar los consumidores el consumo de bienes subsidiados por gobiernos extranjeros cuando ellos mismos aman a los que son subsidiados por el gobierno local? Pensemos en el transporte, la educación, o incluso todo el campo de la ciencia y la tecnología. Algunas estimaciones dicen que la proporción de investigación aplicada financiada por distintos niveles de gobierno es del 40%. Las energías renovables son subsidiadas. El desarrollo solar ha sido subsidiado por gobiernos norteamericanos aunque, en verdad, menos (o menos directamente) de lo que el gobierno chino subsidia a sus productores. En 2012, los fabricantes de paneles solares Solyndra y Abound quebraron, y le costaron cientos de millones de dólares a los contribuyentes norteamericanos en garantías de préstamos.”

“En síntesis, los norteamericanos deberían estar encantados de que los desafortunados contribuyentes chinos paguen parte del costo de los paneles solares. Y la Tierra debería sonreír también”.

“¿Quién se beneficiará de esta última ronda de protección arancelaria? Respuesta: los productores locales de paneles solares y componentes. Un arancel generalmente aumenta en su total magnitud no solamente el precio del bien importado, sino también el del productos equivalente producido localmente porque los productores locales tomarán ventaja de este precio mayor y producirán más del bien a un costo marginal más alto. Y productores submarginales, quienes no podían ser rentables al precio más bajo, entran al mercado (o no lo dejan).”

“Hay dos casos cuando el precio local puede no subir por el monto total del arancel: el primero es cuando el arancel es tan alto que permite a los productores locales satisfacer toda la demanda interna, matando a las importaciones; en tal caso el arancel es prohibitivo. El segundo caso es cuando el país donde se impone el arancel provee una parte significativa de la demanda mundial, en cuyo caso el precio local subirá solamente una cierta proporción del arancel, dependiendo de la importancia de la demanda local respecto a la global.”

“Es una demostración común en la teoría del comercio internacional que un arancel casi siempre cuesta a los consumidores más de lo que ganan los productores y contribuyentes (los contribuyentes indirectamente ganan los aranceles pagados por los importadores). Y el “casi siempre” se vuelve “siempre” si se considera el beneficio de los consumidores y productores de todo el mundo, esto es, si se asume que el beneficio de un norteamericano no cuenta más que el de un extranjero. Un arancel resulta un costo neto local porque artificialmente empuja al precio del bien protegido, reduce su consumo (y el excedente del consumidor) y motiva a las empresas locales a producir algo que sería menos costoso importar.”

“No es claro si el arancel en los paneles solares genera más empleos entre los productores protegidos de los que se pierden en los que instalan paneles. Pero esto no importa, no importa el empleo sino el beneficio de los consumidores. Se podrían crear muchos empleos prohibiendo tecnología –digamos, prohibiendo las motosierras-. Estos “empleos artificiales”, sin embargo, serían una pérdida porque estaríamos trabajando más para obtener menos. Si los contribuyentes chinos nos mandan regalos, los escasos recursos que se liberan podrían usarse para producir otros bienes y servicios deseados. El argumento de los empleos no es válido.”