Los ricos son cada vez más ricos:,… en realidad es al revés, los ricos no pueden mantenerse ricos

Mas sobre los ricos que son más ricos y los pobres que son más pobres. Ahora un artículo publicado en el Cato Journal, “The Myth of Dynastic Wealth: The RIch get Poorer”, por Arnott, Bernstein & Wu: http://object.cato.org/sites/cato.org/files/serials/files/cato-journal/2015/9/cj-v35n3-1_0.pdf

“El libro ‘El capital en el siglo XXI’ de Thomas Piketty explotó en los primeros puestos de los libros más leídos en cuanto fue publicado en 2013, y allí estuvo por meses. Si bien es un logro destacable para un pesado volumen de economía, no es un misterio porqué ha creado tal sensación: está bien articulado, es accesible para el no-economista y contiene muchas observaciones históricas.

Creemos que el argumento principal de Piketty es probablemente errado en varios niveles, como resultado de errores fundamentales y evitables en sus supuestos básicos. Comienza con la sensata presunción de que el retorno sobre el capital invertido, r, excede el crecimiento macroeconómico, g, como debe ser en cualquier economía saludable. Pero desde esta casi tautología, avanza para presumir que las familias ricas van a ser cada vez más ricas en las generaciones futuras, llevando hacia una sociedad dominada por la riqueza hereditaria, no ganada.

Ahora bien, esta lógica resulta cierta solamente si los ricos nunca disipan su riqueza a través del gasto, las donaciones caritativas, los impuestos, malas inversiones, y la división de la propiedad entre muchos herederos. Como individuos, y como familias, los ricos generalmente no son más ricos; después que se construye una fortuna, generalmente los ricos se vuelven lenta e inexorablemente más pobres.

La evidencia que usa Piketty en apoyo de su tesis es básicamente anecdótica, sacada de novelas de Austen y Balzac, y de las fortunas actuales de Bill Gates y Liliane Bettencourt. Si Piketty está en lo cierto, ¿dónde están ahora los actuales descendientes hiper-ricos de las dinastías empresariales del pasado: los Astors, los Vanderbilts, Carnegies, Rockefellers, Mellons y Gettys? Casi todos ellos están fuera de las listas de los super-afluentes. Nuestra evidencia –presentada para refutar el argumento de Piketty- es empírica, resultado de la alta rotación entre los rangos de los super-ricos de la revista Forbes 400, y sugiere que en cualquier determinado momento, la mitad o más de la riqueza conjunta de los hiper-ricos es riqueza generada por esa primera generación, no heredada.

Los que originan grandes riquezas son genios que se encuentran uno en un millón: su innovación, inventiva, y su focalización en el esfuerzo empresarial crean cantidad de empleos y mejoras de productividad para toda la sociedad. Ellos crean riqueza para la sociedad, de la que extraen riqueza para sí mismos. En contraste, los descendientes de los hiper-ricos rara vez poseen ese genio de uno en un millón. Bettencourt, citada por Piketty, es una excepción. Típicamente, encontramos que los herederos reducen esa riqueza a la mitad –en relación al crecimiento del PIB- cada 20 años o menos, sin ninguna asistencia adicional de las recetas redistributivas de Piketty.

La acumulación dinástica de riqueza es simplemente un mito. La realidad es que cada generación  produce sus propios emprendedores que crean vastas sumas de riqueza totalmente nueva, y disfrutan una parte de ella, desplazando a muchos de los emprendedores que crearon riqueza en generaciones anteriores. Hoy, las enormes fortunas del siglo XIX se ha prácticamente vaciado y casi todas las fortunas generadas medio siglo atrás también se han ido. ¿Realmente queremos frenar la empresarialidad, la invención y la innovación en un esfuerzo para acelerar el ya rápido proceso de redistribución de la riqueza?”

Política industrial e innovación tecnológica: ¿fue el gobierno Americano el que creó a Internet? (I)

El tema del papel del estado en el desarrollo de la industria ha estado en discusión por décadas. Ahora, Alberto Mignardi discute en el Cato Journal la visión de Mariana Mazzucato, autora del libro “The Entrepreneurial State”, http://object.cato.org/sites/cato.org/files/serials/files/cato-journal/2015/9/cj-v35n3-7.pdf . Allí, entre otros casos, Mignardi plantea una pregunta que ya es un mito: ¿creó el gobierno a Internet? Esto dice:

“Con el fin de argumentar que los Estados Unidos tiene un estado emprendedor, Mazzucato presenta cuatro supuestos casos de éxito del gobierno: la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA), el programa de investigación e Innovación en la pequeña empresa (SBIR), los medicamentos “huérfanos”  y las nanotecnologías. Lo que estos ejemplos comparten, de acuerdo con Mazzucato, es «un enfoque proactivo del Estado para dar forma a un mercado con el fin de impulsar la innovación «(Mazzucato 2013: 73).

La idea es que las agencias gubernamentales prevén la innovación, y a continuación, se realiza. Las empresas privadas, a lo sumo, agarraron al fruto que colgaba bajo más adelante. Es un hecho que, después de la Segunda Guerra Mundial, la investigación básica en los Estados Unidos fue nacionalizada en gran medida, de una manera consistente con la «los esfuerzos de guerra permanente» que absorbieron la atención del país durante la guerra fría. Para Mazzucato, después el Proyecto Manhattan «se convirtió en el negocio del gobierno para entender qué tecnologías proporcionaban posibles aplicaciones para fines militares, así como uso comercial «(Mazzucato 2013: 75). A este respecto, DARPA no solamente financió la investigación sino que «financió la formación de departamentos de informática en empresas de nueva creación, con el apoyo de primeras investigaciones, contribuyó a la investigación de  semiconductores y el apoyo a la investigación de interfaces humanas con la computadora, y supervisó las primeras etapas de la Internet «(Mazzucato 2013: 76). Mazzucato ve a DARPA como modelo de eficiencia. Tenía una «estructura dinámica y flexible,. . . aumentó el flujo de conocimientos a través de grupos de investigación en competencia,. . . [y] funcionarios de DARPA se involucraron en los negocios y la intermediación tecnológica » (Mazzucato 2013: 77). Pero ¿cómo ocurrieron esos éxitos notables?

Mazzucato es más parsimoniosa con detalles administrativos y de organización y no explica por qué los criterios de distribución de subvenciones eran, qué tipo de asistencia de DARPA realmente implicaba, o cómo las oficinas se organizaron. Ella pretende convencernos de que «la clave es que el Estado empresario sirve como un líder «(Mazzucato 2013: 79), pero esto es señalado pero no explicado.

El argumento principal para tal afirmación parece estar en que DARPA es ampliamente reconocida como «inventora» de la Internet. La cuestión clave aquí, radica en la intencionalidad detrás de las innovaciones. ¿Imaginó el gobierno americano alguna vez algo similar a lo que resultó ser la Internet comercial?

No se puede negar que el gobierno federal apoyó a universidades para desarrollar las ideas y el hardware de que se formaron los componentes básicos de Internet, tales como el (protocolo de transferencia de archivos FTP) y estándares TCP/IP (Transmission Control Protocol / Internet Protocol). La idea fundamental detrás de la Internet es la de «Conmutación de paquetes», un método de comunicaciones de redes digitales en que se transmiten datos en bloques de tamaño adecuado, llamados paquetes. Este concepto fue desarrollado por dos investigadores del MIT, Joseph Carl Robnett Licklider y Leonard Kleinrock, quienes finalmente trabajaron en ARPANET, la red que se convirtió en la base de la Internet. Desde la perspectiva actual, tal vez DARPA simplemente escogió a las personas adecuadas para el trabajo (Chandler 2005: 170).

También vale la pena recordar que el router TCI/IP fue desarrollado (para ARPANET) por una empresa privada, Cisco (Chandler 2005:172), mientras que las fibras ópticas que hicieron posible que Internet llegara a millones de casas fueron desarrollados por Corning Glass Works, otra empresa privada. Otros dos puntos que no deben pasarse por alto:las subvenciones del gobierno que supuestamente llevaron a la invención de la Internet eran esencialmente los gastos de defensa, y las subvenciones fueron canalizados a través del sistema universitario de EE.UU.”

La demanda y la oferta de salud pública: donde se mezclan ‘paternalismo’ y ‘parentalismo’

En la revista Regulation, del Cato Insitute, Pierre Lemieux escribe un muy interesante artículo sobre la “salud pública” y cómo ha cambiado, desde un comienzo en el cual supuestamente proveía solamente ‘bienes públicos’, a una agenda política que busca imponer ciertas preferencias a la gente. El artículo original, aquí: http://object.cato.org/sites/cato.org/files/serials/files/regulation/2015/9/regulation-v38n3-4.pdf

Van algunos párrafos:

La oferta y la demanda de la salud pública

Si las leyes de salud pública y regulaciones existen, debe haber una demanda de ellas. En el lado de la demanda, encontramos intereses organizados, que son (como siempre) sobre-representados en el proceso político. Los profesionales de la salud pública constituyen una gran parte de estos intereses organizados. Reciben subsidios y puestos de trabajo desde el gobierno, que utilizan en parte para presionar por más intervención de salud pública. Los intereses corporativos incluyen organizaciones sin fines de lucro, como universidades y la llamada » industria de la pobreza», así como las corporaciones con fines de lucro. Desde la década de 1990, las ciencias biomédicas y el Instituto Nacional de Salud han sido los principales receptores de financiación de la ciencia y tecnología del gobierno federal.

Los intereses organizados sólo explican parte de la demanda de salud pública. Por sí mismos, podría no haber vencido  a los grupos de presión en el otro lado corporativo — fabricantes de tabaco, cadenas de comida rápida, productores de alcohol, etc., pero han encontrado aliados en los miembros del público que quieren imponer su estilo de vida recomendado a otros. El teorema del votante mediano probablemente entra en juego aquí.

Consideremos nuevamente el ejemplo del tabaco. El hábito se encuentra ahora principalmente entre los segmentos pobres de la población. Una vez que el votante mediano ya no fuma y se obsesiona sobre su «completo estado físico, mental y social,» tendrá la tentación de pedir gobierno que impida la competencia de estilos de vida que le molestan, por ejemplo, prohibir a lugares privados que atiendan a los fumadores. Las prohibiciones de fumar se combinan con las normas de zonificación para excluir a los pobres de los lugares donde el votante mediano va. Y pueden ser los mismos lugares que expertos en salud pública también visitan.

Estas exigencias de estilo de vida son la versión contemporánea del movimiento de moderación que creció después de la Guerra Civil. Algunos estilos de vida despreciados se identifican ahora como epidemias no contagiosas.

En una sociedad que carece de una fuerte preocupación por la libertad individual, una demanda generalizada de seguridad también se dirigirá al estado. Una gran proporción de la gente va a querer que su salud — en el sentido general de la OMS- sea atendida. Quieren que se le garantice «un estado de completo bienestar físico, mental y social». James Buchanan, el Premio Nobel en economía 1986, lo llama «parentalismo», este deseo de la gente a ser atendidos como niños por el Estado. El paternalismo encuentra entonces el consentimiento de las víctimas.

El paternalismo de la «salud pública» termina justificándose en la difusa idea de la «justicia social»

En la revista Regulation, del Cato Insitute, Pierre Lemieux escribe un muy interesante artículo sobre la “salud pública” y cómo ha cambiado, desde un comienzo en el cual supuestamente proveía solamente ‘bienes públicos’, a una agenda política que busca imponer ciertas preferencias a la gente. El artículo original, aquí: http://object.cato.org/sites/cato.org/files/serials/files/regulation/2015/9/regulation-v38n3-4.pdf

Van algunos párrafos:

Paternalismo

Una línea relacionada de ataque sobre las preferencias y opciones individuales es que algunas personas tienen mejor conocimiento de la salud que otros. Si los consumidores no saben lo que es bueno para ellos, alguien que «sabe mejor» debe decidir en su lugar. Este enfoque es llamado paternalismo y sirve para justificar las intervenciones coercitivas.

Pero, ¿quiénes son estos paternalistas sabios que saben mejor que el individuo cómo maximizar su bienestar? El Historiador británico del siglo XIX Thomas Macaulay describió el problema: “Y decir que la sociedad debería regirse por la opinión de los más sabios y mejores, aunque es cierto, es inútil. ¿Quién decidirá quiénes son los más sabios y mejores?”

En la práctica, activistas y expertos en salud pública se asemejan a los reyes filósofos de Platón. Reinan, subvencionados, en universidades e instituciones de salud del gobierno, aparentemente sabiendo lo que es bueno para la sociedad y dispuestos a imponerlo por la fuerza. Expertos en salud pública niegan esto y afirman que son meramente quienes aplican lo que la sociedad quiere. Turnock habla del valor de actividades de salud pública «en los ojos de la sociedad.» El Instituto de de Medicina define la salud pública como «lo que nosotros, como sociedad, hacemos colectivamente para asegurar las condiciones en las que personas pueden ser saludables.»

Abhay Indrayan, ahora retirado profesor de Bioestadística en la Universidad de ciencias médicas de Delhi, invoca tales preferencias sociales:

“Si tienes recursos para salvar solamente una vida, ¿elegiría a alguien con 25 o con 70 años de edad? Ha sido observado que la mayoría de las sociedades valora la vida entre 15 a 40 años más que la edad más joven o más viejo. Tenga en cuenta que estamos hablando de preferencias sociales y no de opciones individuales.”

Esta mención a la preferencia es un disparate científico, más allá de sus preocupantes implicaciones políticas. Un resultado bien conocido de la teoría de elección social y economía del bienestar es que simplemente las «preferencias sociales» no existen si, por esto, nos referimos a una democrática y coherente agregación de todas las preferencias individuales. El término «sociales», que no tiene ningún significado científico comprobable, puede ser simplemente un término para evitar la metodología científica utilizada por economistas de bienestar en el debate sobre el bienestar social y las preferencias sociales. Anteriormente en estas páginas (verano 2003), expliqué que las llamadas «preferencias sociales» son incompatibles (como vemos a menudo en los resultados electorales) o dictatoriales en el sentido que algunas personas buscan imponer sus preferencias a los demás.

 La noción contradictoria que los estúpidos consumidores también son sabios votantes que eligen a los políticos iluminados que contratan filósofos reyes paternalistas para dirigir la sanidad pública puede explicar por qué la justicia social debe venir al rescate. La justicia social determinará lo que sucede en salud pública, cómo deben ser la compensaciones, qué estado  «físico, mental y social bienestar» debe ser favorecido, y quién va a pagar por ello. Pero tenga en cuenta que sólo hemos retrocedido al círculo de los Reyes filósofos, ya que la justicia social es un concepto filosófico (y económico) complejo al que sólo pueden dar contenido los filósofos, que han debatido esto durante siglos.

La justicia social es un espejismo que nunca puede ser alcanzado porque siempre encontrará algunas personas que no obtienen lo suficiente de él, y la solución será más justicia social. (Véase Friedrich Hayek y Anthony de Jasay sobre este tema.) En el campo de la salud pública, los valores o preferencias utilizados serán los de los expertos a cargo o sus amos políticos. (En este contexto, los valores son simplemente preferencias sobre estados de la sociedad recomendados).

¿Por qué necesita el grupo Benetton, o cualquier otro, subsidios para plantar árboles en la Patagonia?

El grupo Benetton es uno de los propietarios de tierras más grande en Argentina y es también el que más árboles ha plantado en la Patagonia: unas 8.600 hectáreas, con planes de llegar a las 16.000. Así lo comenta una nota en el diario La Nación titulada: “Los Benetton, de la moda al pino ponderosa”. http://www.lanacion.com.ar/1874419-los-benetton-de-la-moda-al-pino-ponderosa

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La producción de madera es un proceso a largo plazo. Así, comenta el administrador de este proyecto:

“En esos suelos magros en materia orgánica y con mucha piedra bocha, siempre en riesgo de volarse por el viento constante y con un clima que promedia en el año 9 C°, con un mínimo de -20 C° en invierno y un máximo de 35 C° en verano, los pinos ponderosa tardan entre 40 y 50 años en permitir un corte comercial. «No nos intimidan estos tiempos. Leleque tiene 104 años. La consistencia genética de nuestros rodeos se logró en 50 a 60 años. Y antes requirió implantación de alambrados, construcción de chacras, mucha preparación», dice Mac Donald”.

 El proyecto traerá una serie de beneficios: «La compañía considera muy importante este proyecto en el mediano y largo plazo, ya que en su momento va a generar un buen flujo de ingresos, y con gran cantidad de mano de obra de alta, media y baja calificación. Por eso se decidió mantenerlo pese a las trabas de los últimos años», dice Perazzo.

Además, plantar los árboles algo más alejados entre sí ha permitido un mejor aprovechamiento del recurso: “No solo aumentó el rendimiento, sino que además, al pasar más la luz del sol y crecer más el pasto, pudo hacerse cría silvopastoril de ovinos. Cuando el árbol tiene 10 a 12 años, los ovinos ya no pueden dañarlo. En Leleque ya tienen entre 4500 a 5000 hectáreas silvopastoriles.”

Ahora bien, ¿por qué necesita éste, o cualquier otro proyecto forestal, recibir subsidios?

Además, en esta caso en particular, no los están cobrando: “Entre esas trabas, se cuentan unos u$s 750.000 que el Gobierno le adeuda en subsidios correspondientes a 2013, 2014 y 2015. La ley 25080/98, de Inversiones para Bosques Cultivados, promovió muchas forestaciones que ahora, con la falta de pago acumulada, se suspendieron. «Se hace cuesta arriba, muchos emprendimientos forestales más chicos en estas zonas han desistido. Nosotros estamos plantando por debajo de lo estipulado, ya que no puedo sacar recursos de la oveja y de la vaca. Si los subsidios se pagaran en tiempo y forma se plantaría mucho más y podríamos emplear mucha más gente», dice Mac Donald, con esperanza de que la nueva administración actualice y agilice los pagos.”

Después de todo, si bien no hay números precisos, el negocio parece ser suficientemente rentable:

“En las plantaciones se llevan invertidos u$s 2,4 millones y en el mantenimiento u$s 4,2 millones, mientras que los subsidios permitieron recuperar u$s 2,6 millones. Y la valuación de los bosques implantados por la empresa al día de hoy, al precio actual de la madera prorrateado por los distintos estadios de crecimiento de los árboles -es decir, si se talara todo como está-, sería de u$s 17 millones. Ahí donde no había ni pasto para las ovejas.”

El verdadero problema del negocio forestal no es nada que tenga que ver con subsidios, sino con la constante depreciación de la moneda. El negocio parece rentable pero a 40 o 50 años es poco lo que se puede planificar en monedas que pierden poder adquisitivo en forma constante. Esto hace, además, que no exista crédito a esos plazos: ningún banco prestará a 50 años recibiendo préstamos a tres meses o un año. Sin embargo, en tiempos del patrón-oro, las empresas de ferrocarriles emitían bonos a 100 años!!

La emisión monetaria excesiva, en todo el mundo por supuesto, distorsiona el cálculo económico y perjudica, en particular, a los procesos productivos muy largos. Claro, éstos después requieren de subsidio para poder producir, pero no los necesitarían si contáramos con un patrón monetario estable.

Salud pública: de la provision de un ‘bien público’, a la imposición de una agenda política (I)

En la revista Regulation, del Cato Insitute, Pierre Lemieux escribe un muy interesante artículo sobre la “salud pública” y cómo ha cambiado, desde un comienzo en el cual supuestamente proveía solamente ‘bienes públicos’, a una agenda política que busca imponer ciertas preferencias a la gente. El artículo original, aquí: http://object.cato.org/sites/cato.org/files/serials/files/regulation/2015/9/regulation-v38n3-4.pdf

Van algunos párrafos:

Los peligros de la ‘Salud pública’

Pierre Lemieux

Pierre Lemieux es economista afiliado con el Departamento de Ciencias de la gestión de la Université du Québec en Outaouais. Su último libro es «¿Quien necesita puestos de trabajo? Difusión de la pobreza o aumentar el bienestar «(Palgrave Macmillan, 2014).

“Hasta finales de siglo XIX, la salud pública era en gran medida con lo que los economistas llaman «bienes públicos». Un bien público es algo cuyo consumo es no rival (el consumo por un individuo no reduce el consumo de otro) y no excluyente (ningún consumidor, incluyendo free riders, puede ser excluido). La defensa nacional es el ejemplo más común: es difícil para un ejército proteger sólo algunas casas que pagan un «cargo en la defensa privado. Del mismo modo, el saneamiento básico y control de las epidemias de enfermedades infecciosas o la resistencia a los antibióticos pueden ser ejemplos de bienes públicos porque beneficia la salud de todo el mundo una vez que están disponibles.

La salud pública, sin embargo, ha sido tentada siempre por corrientes autoritarias. En el XIX y principios del siglo XX, la «higiene pública» se convirtió en «higiene racial» e «higiene social». Un desarrollo paralelo fue el movimiento eugenésico, que tuvo como objetivo evitar que nacieran personas que se consideraban «no aptas» de aprobar por sus defectos genéticos y a veces simplemente eliminando esas personas en conjunto.

En América, salud pública y eugenesia florecieron durante la Era progresista. Aunque los dos movimientos no eran idénticos, tenían muchas similitudes y había compartido promotores. El fundador de la U.S. Food and Drug Administration, Harvey Wiley, figuraba entre los partidarios de un cirujano de Chicago que, en la última década de 1910, «permitió o aceleró la muerte de al menos seis niños que diagnosticó como eugénicamente defectuosos,» según el historiador de la Universidad de Michigan Martin Pernick. La decisión de la Corte Suprema de Justicia de 1927 sosteniendo la involuntaria esterilización eugenésica invocó un caso de la vacunación obligatoria de 1905. Justicia Oliver Wendell Holmes explicó, «el principio que sustenta la vacunación obligatoria es lo suficientemente amplio como para cubrir el corte de las trompas del Falopio.»

Lo que antes era una preocupación por los bienes públicos se ha transformado en una cruzada social con una agenda política.

En 1920, Charles Edward Amory Winslow, profesor de salud pública de la Universidad de Yale, definió la salud como «el desarrollo de la maquinaria social para asegurar a todos un nivel de vida adecuado para el mantenimiento de la salud». En su Constitución de 1946, la Organización Mundial de la salud (OMS) declaró, «salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades».

El profesor de la Universidad de Illinois en Chicago Bernard Turnock, autor de un libro de texto actual en salud pública, reconoce «el amplio y creciente alcance del campo». El dominio tradicional de interés de salud pública incluye biología, medio ambiente, estilo de vida y organización de servicios de salud», escribe. La última versión de la enciclopedia de Stanford de la filosofía abre su artículo sobre la salud pública mediante la identificación de agencias de salud pública federal, incluyendo el centro para el Control de las enfermedades y la FDA, así como la Agencia de protección ambiental y la «Agencia de protección de consumidores» (los autores probablemente significan la Comisión de seguridad de productos de consumo o Buró de protección de la Comisión Federal de comercio del consumidor).

Salud pública abarca ahora las enfermedades no transmisibles y «epidemias de estilo de vida,» como el uso de tabaco y alcohol, así como la obesidad, cuestiones que están muy lejos del interés público. También se encuentran muchas condiciones o formas de comportamiento, como montar en moto, coche, posesión de armas de fuego, participar en «abuso de sustancias,» tener acceso imperfecto a la atención médica, ser pobre y así sucesivamente. Salud pública significa atención a  la salud y todo lo que está relacionado con la salud.

Por otra parte, «justicia social» se ha convertido en una característica esencial de salud pública: «Justicia Social», escribe Turnock, «es la base de  la salud pública».

La irresponsabilidad fiscal no es monopolio argentino (ufa!): Estados Unidos también es un desastre

Muchos pensamos que nuestros países muestran una mala gestión fiscal, para decirlo en forma algo benigna. Pero otros países no son ningún ejemplo, tal el caso de los Estados Unidos. Michael Tanner, Senior Fellow del Cato Institute, comenta la situación fiscal de ese país (http://www.cato.org/policy-report/mayjune-2015/running-out-other-peoples-money):

“…Si los crecientes déficits fiscales anuales representan la irresponsabilidad fiscal de un año a otro, el total acumulado de tal irresponsabilidad es la deuda pública, que ha llegado ya a casi 18.200 billones de dólares. Pongamos esto en perspectiva: los Los Angeles Dodgers tienen el equipo mejor pagado del baseball. Por 18.200 billones podríamos pagarles a los Dodgers por 65.204 años y todavía nos quedaría dinero para un par de pitchers libres. Y, hablando de Los Angeles, $18.200 billones permitiría comprar todas las propiedades de la ciudad, 38 veces. Si tuviéramos que repagar la deuda pública a un ritmo de un dólar por segundo nos tomaría 576.736 años. La porción de deuda de cada norteamericano es de 56.750 dólares.

El gobierno de Estados Unidos clasifica oficialmente la deuda de dos formas. La primera es ‘en poder del público’, que son los bonos en manos de individuos, empresas, gobiernos extranjeros y otras entidades que no sean el gobierno federal. Al 1 de Abril esta deuda alcanzaba 13.100 billones y representaba 74% del PIB, el porcentaje más alto desde la Segunda Guerra Mundial.

La segunda clasificación es deuda ‘intra-gubernamental’, deudas del gobierno federal consigo mismo, como la del Fondo de la Seguridad Social. Los más de cien fideicomisos y cuentas especiales tienen hoy 5.060 billones de dólares en deuda, cuya porción principal es con la Seguridad Social (2.730 billones) y Medicare (287.000 millones). Si combinamos la deuda en poder del público y la intra-gubernamental llegamos a los 18.200 billones.

Esto es más del 101% del PIB proyectado para fines de este año. Consideremos esto. Debemos actualmente más del valor total de todos los bienes y servicios que se producen en el país en un año. “

Pero esto no incluye la deuda implícita.

“Las obligaciones futuras no financiadas de la Seguridad Social son ahora más de 24.900 billones de dólares. Las de Medicare son más difíciles de determinar, debido a la reciente reforma de la salud. En 2009 se estimaban en 88.900 billones. Desde entonces la inflación en servicios de salud ha sido algo más baja. Los economistas debate la razón de esto y si va a continuar pero ha resultado en una reducción de los pasivos no cubiertos a solo 47.600 billones.

Así, la deuda federal combinada (la que posee el público, la intergubernamental y la implícita) totaliza 90.500 billones de dólares. Eso es plata en serio, incluso en Washington, casi $282.000 por cada habitante en Estados Unidos. Los estudiantes que hoy se gradúan se preocupan por su deuda universitaria. Eso es nada comparado con lo que deben como su parte de la deuda pública.

Más aún, estas proyecciones asumen que las tasas de interés de la deuda pública se mantendrán a los niveles actuales, cercanos al 2%. Aun a este nivel, los intereses de la deuda son cada vez una porción más grande del presupuesto. Este año el gobierno federal pagará 229.000 millones en intereses. Para 2024 con una modesta suba de intereses crecería a 808.000 millones. Y algo después superaría el billón de dólares cada año. Para 2035, los intereses de la deuda competirían con Medicare como el segundo ítem más importante del presupuesto, detrás de la Seguridad Social.

Y las tasas de interés pueden no seguir tan bajas. Se estima que un aumento de un punto porcentual agrega 1.000 billones en intereses en la década siguiente. En las dos décadas pasadas el promedio de tasa de la deuda pública fue de 5,7%. Por lo tanto, si las tasas retornaran a algo similar a esos niveles tradicionales, se agregarían billones de dólares a las obligaciones futuras.”

Personalidades tiránicas, despiadadas, egocéntricas: el capitalismo da a Steve Jobs, el poder a Hitler

Se desató en estos días una polémica por una nueva publicación del libro de Adolf Hitler, Mein Kampf. Asimismo, pasaron por uno de los canales de cable la película “La Caída”, con una impresionante actuación de Bruno Ganz en el personaje del dictador nazi.

La Caida de Hitler.www.dvdrip-audiolatino.com

Su personalidad aparece allí como “tiránico, despiadado, hipercompetitivo, egocéntrico, frío, manipulador y hasta con decisiones bastante cuestionables hacia su ex pareja”.

Sin embargo, esta cita no pertenece a una descripción de la personalidad de Hitler sino de Steve Jobs en una película recientemente estrenada con su nombre: http://www.lanacion.com.ar/1858301-una-sintesis-del-capitalismo-salvaje

El autor de la crítica titula la nota «Una síntesis del capitalismo salvaje» y concluye que “este Steve Jobs de tres cabezas (Boyle-Sorkin-Fasssbender) resulta, claro, un genio y figura, un hombre divertido y seductor, pero también un monstruo despótico incapaz de cuidar a sus seres queridos y colaboradores. Una síntesis y una metáfora perfecta del capitalismo más salvaje e inhumano.”

Jobs

Quisiera ahora hacer un comentario sobre la referencia al “capitalismo más salvaje e inhumano”, comparando esas dos personalidades que parece que tuvieran algunos rasgos en común. Asumamos que Jobs era como se lo describe arriba. Hitler también, e incluso más.

Pero quisiera cuestionar que se denomine ‘capitalismo salvaje e inhumano’ al sistema que vuelve a una personalidad de ese tipo, como Jobs, en  un genio creador que no paró de ofrecernos una innovación tras otra que cambiaron nuestras vidas en forma muy positiva. Comparemos el resultado de la actuación de este tiránico despiadado en el mercado con la de ese otro tiránico despiadado en el poder, con el control del Estado. El primero nos dio el Ipod, Iphone, Ipad y muchas otras cosas; el otro unos 25 millones de muertos, países totalmente destruidos, familias destrozadas, campos de concentración, etc.

Un sistema que vuelve a una personalidad fría y egocéntrica, manipuladora y tiránica en un innovador genial más que “salvaje e inhumano” debería ser considerado todo lo contrario: canaliza las fuerzas y los impulsos de ese tipo de personalidades hacia algo positivo; mientras que la carrera por la búsqueda del poder y el control del Estado ocasiona terror y destrucción.

Es cierto, tal vez no era fácil estar cerca de Jobs, pero todos estaban allí voluntariamente, manteniendo una relación contractual, formal o informal, de la que podían retirarse en cualquier momento sin que Jobs pudiera impedirlo violentamente. Ningún descontento con lo que sucediera en Apple iba a terminar preso o extinguido.

No podían decir lo mismo quienes eran secuestrados por las SS, quienes terminaban en un campo de exterminio o quienes se veían atacados por las tropas alemanas. Incluso esa voluntariedad era discutible en muchos soldados alemanes, reclutados a la fuerza, y hasta en oficiales que temían las consecuencias de una deserción (aunque hubo algunos que valerosamente lo hicieron y no se prestaron a aceptar órdenes tiránicas).

En definitiva, un sistema que vuelve al tiránico un innovador poco tiene de salvaje: limita a las fieras, conduce su ego hacia la satisfacción de las necesidades de los demás, no a su destrucción. Salvaje parece ser la lucha por el poder y su ejercicio ilimitado: el capitalismo no funciona si todos somos más que bondadosos, simplemente con la gente como es, buena y mala; e incluso presiona para sacar algo muy bueno de los peores.

Mientras discuten la intervención a la AFSCA, veamos cómo asignaron propiedad otros países (IV)

¿Cómo se podría implementar un sistema de derechos de propiedad en las frecuencias del espectro electromagnético? Sería necesario seguir una serie de pasos:

  1. Como se comentara, la asignación de segmentos de frecuencias para determinados usos es realizada por la Unión Internacional de Telecomunicaciones. Por tratarse de un convenio internacional sobre el que un gobierno no puede imponer su voluntad, sería necesario seguir las asignaciones allí efectuadas con las siguientes consideraciones:
  1. plantear el problema de la asignación burocrática de frecuencias y proponer el desarrollo de derechos de propiedad;
  2. solicitar modificaciones a la asignación en la medida en que el funcionamiento del mercado así lo vaya mostrando.
  1. En materia local, el gobierno nacional tiene soberanía como para decidir la forma de asignar frecuencias, por lo que se definiría el mecanismo de asignación de derechos de propiedad dentro de los segmentos asignados por la UIT. Al respecto se presentan dos situaciones diferentes: las frecuencias que ya han sido asignadas a determinados usuarios y las que se encuentran libres.
  1. Con respecto a las primeras, éstas son por un tiempo limitado, por lo que se presentan las siguientes alternativas:
  2. a) esperar hasta el final de la concesión y licitar la venta de la frecuencia respectiva, o
  3. b) llegar a un acuerdo con el actual concesionario para finalizar la concesión y proceder a su licitación. Como ese acuerdo significaría una cierta “compensación” al concesionario actual, se permitiría el uso de aquélla como parte de la cotización en la licitación.
  4. Con respecto a las frecuencias libres, se procedería a su licitación al mejor postor, quien debería cumplir con los usos asignados por la UIT solicitar una modificación que el gobierno nacional presentaría ante el organismo.

 

¿Cómo resolverían los derechos de propiedad el problema de las interferencias?

Es necesario tener en cuenta que el nivel de interferencia no tiene por qué ser cero, como mencionáramos antes. Si la interferencia debería ser tolerada o reducida y quién debería ser responsable de ello son aspectos que dependen de los beneficios relativos de cada uso en comparación con los costos de obtener los niveles adecuados de servicios. El funcionamiento del mercado y la vigencia de los derechos de propiedad ofrecerían a los propietarios de las frecuencias dos caminos:

–          acuerdos voluntarios por los cuales el que causa interferencia en la propiedad de otro busca reducirla (modificación de la potencia de transmisión, direccionamiento de la antena, control de la frecuencia de emisión, antenas direccionales), o el interferido lo hace (filtros, etc.). Ambas acciones tienen costos, y lo que está en discusión es quién asume los costos. Una posibilidad es alcanzar acuerdos voluntarios;

–          acudir a mediadores o árbitros seleccionados por las dos partes, lo cual permitiría crear un paso previo, y más eficiente, al recurso a la justicia. Muy probablemente, asociaciones de los mismos usuarios de frecuencias, radios, radioaficionados, ofrecerían estos servicios de mediación, hasta en los casos que involucren a asociaciones de otras entidades.

Este tipo de solución fue adoptada por Nueva Zelanda. La Ley de Radiocomunicaciones de 1989 creó derechos de propiedad sobre las frecuencias o canales específicos (llamados “derechos de control”). Las empresas privadas adquieren su derecho por dos medios: (1) subastas públicas, en el momento que el Ministerio saca a la venta un canal o gama de frecuencias, y (2) en el mercado privado de estos derechos, es decir a otros que ya los poseen.

Algo similar ocurrió en Guatemala a partir de la aprobación de una nueva Ley de Telecomunicaciones en 1996[1]. En el siguiente gráfico puede observarse la cantidad de subastas realizadas por tipo de frecuencia, durante los años 1996-2004:

El resultado era de esperar. Los propietarios de emisoras invierten más porque ya no tienen dudas sobre la licencia. La competencia entre las compañías de telefonía móvil es fuerte, pues saben que no existe un número limitado de licencias y que cualquiera puede ofrecer ese servicio con sólo pedir o adquirir derechos necesarios. Durante los nueve años del gráfico, Guatemala, siendo un país pobre de casi 13 millones de habitantes, pasó de tener 400.000 líneas a más de 10 millones. El país se ha convertido en un banco de pruebas de empresas como Qualcomm para investigar nuevos usos de las distintas frecuencias[2].

 

[1] Así lo comenta el Lic. José Toledo, quien fuera director de la Superintendencia de Telecomunicaciones: “Se creó la figura novedosa de los Títulos de Usufructo que es nominativo y tiene posibilidades de negociarse. Allí se hablaba de un mercado secundario de estos títulos. De alguna forma esto se dio. Yo fui testigo de muchos endosos de estos títulos, que se pueden transferir y endosar. Sólo basta con registrarlos, obviamente la única función de la Superintendencia es que se haga un registro y aquí viene la otra novedad – insisto la ley dice que el espectro radioeléctrico es propiedad del estado – entonces se creó la figura del Título de Usufructo por 15 años, pero bueno y después de 15 años ¿qué?, pues hay un pequeño artículo, un inciso allí en la ley que dice que basta con que el propietario demuestre que durante esos 15 años uso la frecuencia y se le prorroga automáticamente otros 15 y así sucesivamente, y eso basta que lo demuestre, pues puede haber sido una sola vez, no pone ningún tipo de limitación, la ley así pues crea esta novedad funcionando muy bien”. Toledo, José, (2005).

[2] Comenta David Couso Diaz: No hace mucho, el sector Radiocomunicaciones de la ITU, a través de la Unidad de Políticas de la ITU, ha reflexionado en un Taller (Workshop on radio spectrum management for a converging world, Ginebra, 16-18 de febrero de 2004 (http://www.itu.int/osg/spu/ni/spectrum/) sobre la gestión del espectro, tras constatar que la convergencia de los servicios no ha venido acompañada, en la mayor parte de los países, de un cambio en un modelo de gestión ya centenario. El primer dato relevante es el de los fallos en la planificación/atribución, ante el hecho evidente de que las fronteras entre los servicios contemplados en el Reglamento de Radiocomunicaciones se desdibujan: El teléfono móvil capta, en algunos países, la señal de televisión en directo, permite acceso de banda ancha inalámbrico, es mucho más que un servicio móvil. Por otra parte, la convergencia tecnológica impone que una sola aplicación/Terminal pueda prestar servicios diferentes, manejando diferentes rangos de frecuencias. La respuesta de los reguladores a estas dificultades no ha sido homogénea: en un extremo de la escala están los países que, como España, se mantienen fieles al modelo tradicional de mando y control, con atribución rígida y asignación concursada, en caso de escasez de frecuencias, mientras que en un lugar intermedio se situarían las legislaciones y los reguladores que optan por adjudicar cada vez más segmentos del espectro en base a competiciones de mercado (subastas) o, en tercer lugar, admiten posteriormente un mercado secundario de los derechos de uso que (con alguna variante) proporciona esa convergencia. Se busca así la asignación más rápida, flexible y eficiente del espectro, puesto que se espera que las frecuencias en cuestión sean destinadas a la tecnología más demandada y que ofrezca un mejor servicio al menor coste.

Normalmente estas medidas se introducen en un sistema de derechos exclusivos, pero también puede manifestarse en el incremento de bandas de espectro sin licencia que confiere mayor posibilidad de comercio a las empresas al recaer sobre determinadas bandas de frecuencias que por sí mismas no demandan un uso concreto. Aunque en España ni siquiera se haya utilizado sistemáticamente el modelo de “mercado primario” del espectro (es decir, la adjudicación y asignación de derechos de uso individuales mediante mecanismos de subasta competitiva) prefiriendo en general el “concurso” cuando exista limitación, o el otorgamiento a todos los solicitantes por orden de llegada, en la medida en que el Derecho comunitario optó por establecer esta posibilidad, ahora recogida, de forma un tanto tenue, en el párrafo final del número 2 del art. 45, al que luego nos referiremos (es claro que existe un modelo de gestión de mercado).

 

Mientras discuten la intervención a la AFSCA, veamos porqué sería mejor asignar propiedad (III)

Hasta el momento, los gobiernos han asumido la propiedad del espectro electromagnético y su distribución. Este proceso se efectúa a partir de acuerdos que han realizado los gobiernos en el marco de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, UIT, organismo que define el uso que ha de asignarse a cada segmento de bandas. El organismo nacional define a su vez quiénes harán uso de las bandas específicas en el segmento ya definido.

                Esta definición no solamente tiene un impacto económico, sino también político, de magnitud. Esto no solamente afecta a la eficiencia económica sino al derecho a la libertad de prensa. Como el gobierno asigna las frecuencias, también controla la forma en que se usan e incluso puede llegar a no otorgar o renovar una licencia si espera críticas por parte de un medio periodístico que las utiliza para hacer llegar sus contenidos. El caso reciente de Venezuela es un ejemplo. Sin calidad institucional, sin división y limitación al poder, las políticas regulatorias terminan siendo instrumento de los intereses creados o de los intereses del gobernante.

Ahora bien, la pregunta que debe hacerse en este punto, y que se relaciona con la posibilidad de los planificadores y reguladores de obtener información, es: ¿Sobre la base de qué criterios (información) ha de asignarse cierto segmento de bandas a determinado uso?

Dado el carácter técnico de esta materia, se aduce que son estos criterios los que se toman en cuenta. Sin embargo, dentro de las limitaciones que la tecnología del momento imponga, lo cierto es que existen distintos usos posibles del espectro.

Para empezar: la UIT ha dividido al mundo en tres zonas y las asignaciones no son las mismas en cada una de ellas, tratando de adaptarlas a las particulares necesidades de cada una. Si esto es así, ¿qué información permite tomar esa decisión sobre lo que es más deseable en Asia o en América?

Ante la ausencia de mecanismos de mercado (precios), ya hemos analizado la imposibilidad de evaluar las distintas alternativas, si no es tomando solamente en cuenta las personales preferencias de los funcionarios encargados de la asignación. Al realizar esa asignación, tanto la UIT como la agencia local deben juzgar la utilidad económica para los consumidores de cada uno de los servicios. Si se asignan a un uso determinado, reducen al mismo tiempo la cantidad de frecuencias (utilidades TAF) para otros usos. Ya comentamos cómo se quitaron las frecuencias de radio FM para la televisión, y lo mismo sucede con el uso de la transmisión directa satelital y los servicios de microondas. El poder que tienen las agencias estatales que administran el espectro equivale al que tendría el Estado si definiera el tamaño y la forma de todas las propiedades inmuebles y aprobara todas las transacciones de tierras.

Precisamente, una de las principales enseñanzas del reciente fracaso del socialismo en todo el mundo ha sido destacar la importancia de la propiedad, tanto por los incentivos que genera como por la información (su intercambio), esto es, los precios. Los precios envían información sobre la disponibilidad o la escasez de los bienes y servicios en una sociedad, y permiten comparar usos alternativos de acuerdo con las valoraciones individuales. Si existe una alta demanda de servicios telefónicos celulares, habrá emprendedores que ofrecerán precios más altos por el uso de frecuencias con este destino, y quienes las utilicen para otros servicios se sentirán motivados para reasignar su uso.

Los precios proveen un estándar objetivo para realizar esa asignación, que, en su ausencia, debe realizarse como se hace actualmente, siendo el funcionario estatal el que evalúa, como menciona la ley de radiodifusión, la calidad “moral” de cierto interesado y controla quiénes forman parte de los directorios de las radios.

La existencia de precios es importante, además, pues el uso del espectro electromagnético para las telecomunicaciones está compitiendo además con otros medios de transmisión como los cables, lo que está experimentando un gran avance (fibra óptica). Nuevamente, no existe forma de comparar entre la utilización de frecuencias o cables.

La alternativa es permitir el desarrollo de derechos de propiedad en unidades TAF que posean dueños con derechos exclusivos de uso, la transferencia entre usos o a otros usuarios, la subdivisión y la posibilidad de obtener ganancias o de sufrir pérdidas. Esto daría origen a precios de estas unidades TAF y crearía los siguientes incentivos:

  • llevaría a una asignación más eficiente de este recurso escaso
  • permitiría el libre ingreso y aumentaría la competencia. El ejemplo de las radios FM “informales” y su imposibilidad de ingresar legalmente en el mercado con la planificación es claro. Si hubieran podido adquirir esas bandas no utilizadas nunca habría existido tal cosa como una radio “informal”;
  • nuevos servicios podrían ensayarse e ingresar en el mercado adquiriendo ciertas frecuencias y no debiendo esperar una asignación del ente regulador;
  • aumentaría la eficiencia en el uso de las frecuencias, ya que sus propietarios tendrían el incentivo de reducir, “angostar” el uso de sus bandas para permitir otros usos y obtener así mayores beneficios. Esto fomentaría el desarrollo de nuevas tecnologías y equipos. La “escasez” del espectro sería efectivamente reducida. A medida que la tecnología avanza es posible reducir las separaciones entre frecuencias y crear espacio para nuevos usos o usuarios. Por ejemplo, es técnicamente factible reducir el ancho de la banda de TV por 5, 10 y hasta 100, pero no existe un incentivo económico para ello, ya que se está utilizando hasta este momento un recurso “gratuito”.