En el Super Bowl del gasto público y la deuda, los «Políticos» le ganan a los «Contribuyentes»

Los norteamericanos dan mucha importancia al discurso presidencial durante la inauguración de las sesiones anuales del Congreso. Este discurso se ha dado en llamar “Estado de la Unión”, donde el presidente evalúa la situación y perspectivas del país. John Goodman analiza ese discurso para el Independent Institute: http://www.independent.org/newsroom/article.asp?id=5284

Casa Blanca

Algunos párrafos:

‘La sombra de la crisis ha pasado’, nos dijo el presidente Obama el martes por la noche. ‘El Estado de la Unión es sólido’, agregó. Pero, ¿lo es realmente?

Si usted hubiera acumulado una deuda más de 20 veces el monto de su ingreso familiar, ¿diría que sus finanzas domésticas están en buena forma? Bueno, ahí es donde se encuentra este país. En casi una docena de programas sociales (‘entitlements’: se refiere a programas en los cuales se genera un derecho a recibir un beneficio), hemos hecho promesas que no hemos podido pagar. En el proceso, estamos dejando una enorme carga financiera a nuestros hijos y nietos.

¿Y qué es lo que el presidente propuso hacer con este problema? Básicamente dejarlo como está y agregarle algo más. Como comentó David Jackson: “Citando el legado de los programas de Seguridad Social, Medicare y ayuda universitaria, Obama le dijo al Congreso controlado por Republicanos que ‘la economía de la clase media funciona’ y ‘estas políticas continuarán funcionando en tanto la política no se entrometa con ellas’.

La nueva oferta incluye:

… nuevos créditos fiscales para el cuidado de la infancia, y programas para incluir dos años gratuitos en las universidades, bajas tasas de interés en los seguros hipotecarios y nuevos requerimientos para las licencias por enfermedad.

Básicamente, hay dos tipos de deuda –la que usted escucha mencionar y la que no. La primera es deuda nacional en poder del público en la forma de bonos gubernamentales. El último número de esta es algo mayor a los $13 billones. La segunda es la diferencia entre promesas realizadas a largo plazo –para pensiones, gastos de salud e incapacidad- y el ingreso que esperamos para financiar esas promesas en la forma de impuestos, primas, etc. Este segundo tipo de deuda es enorme. El economista de Boston University, Laurence Kotlikoff la estima es unos asombrosos $210 billones. Escribe Kotlikoff:

‘La brecha fiscal –la diferencia entre las obligaciones financieras proyectadas de nuestro gobierno y el valor presente de todos los ingresos fiscales previstos- es, efectivamente, nuestra tarjeta de crédito nacional. Eliminarla requeriría un aumento inmediato y permanente del 59% en los impuestos nacionales. También podría ser un recorte permanente del 38% en el gasto público. Cuanto más esperemos, mayor será el problema. Si, por ejemplo, no hacemos nada por 20 años, el aumento de los impuestos nacionales llegaría al 70%, o el recorte de gastos requerido al 43%.’

Además, para resolver el problema fiscal, el aumento del 59% en impuestos debería colocarse en un banco e invertirse –no gastarse en otras cosas como el subsidio a los estudios universitarios- hasta el día en que lleguen las cuentas. Esto demandaría un nivel de disciplina que ningún presidente o Congreso antes a podido lograr.”

 

Argentina dio marcha atrás con la reforma de las pensiones. ¿Se perdió el tren en el andén otra vez?

Gabriela Calderón es editora de ElCato y asidua columnista en periódicos de Ecuador y la región. Ahora ha publicado un libro con sus mejores columnas con el título “Entre el instinto y la razón” (Paradiso Editores, 2014).

Va uno sobre las reformas a los sistemas de pensiones en Latinoamérica:

Las principales economías del mundo desarrollado se esmeran en ilustrar el fracaso de los sistemas previsionales de reparto, aproximándose a su bancarrota. Un estudio publicado en 2009 estimaba que la deuda pública implícita promedio —esto es, la deuda pública más las obligaciones no financiadas de los sistemas de seguridad social— para 25 países de la Unión Europea era de 434% de su PIB1 y según un estudio de 2011 la deuda implícita de EE.UU. era de 412% del PIB (esta última cifra incluye también obligaciones no financiadas de programas como Medicare y Medicaid). De no realizarse una reforma integral de los sistemas de seguridad social, sus gobiernos tendrán que incumplir las promesas, ya sea recortando beneficios, prolongando forzosamente la vida laboral de sus trabajadores, o una combinación de estas y otras medidas.

Mientras tanto, durante las últimas tres décadas cuatro países latinoamericanos —Chile, Colombia, México y Perú— han realizado profundas reformas a sus sistemas, transitando desde un sistema de reparto hacia uno de capitalización individual. Un estudio reciente2 analiza el impacto estas reformas sobre el desarrollo económico de estos países.

Respecto al mercado laboral, el estudio muestra que los derechos de propiedad de los trabajadores sobre sus cuentas individuales para su jubilación y la directa relación entre sus aportes y beneficios resultó en que los trabajadores dejen de percibir al ahorro para su jubilación como un impuesto, estimulándolos a ahorrar. El mayor ahorro permitió que se incrementen las inversiones en hipotecas y proyectos de infraestructura.

El crecimiento de los fondos de pensiones profundizó los mercados de capitales en estos países. La profundización financiera, medida con algunas variantes según la economía, aumentó en Chile desde 46% en 1981 a 276% del PIB en 2011; en Colombia, de 45% a mediados de los 90 a 137% del PIB en 2010; en México, de 42,6% en 2001 a 64,8% del PIB en 2012; y en Perú, de 26% en 1993 a 99% del PIB en 2009. Este progreso no se puede atribuir exclusivamente a la reforma de pensiones, pero el hecho de que los fondos de pensiones son los principales inversores en los bonos de empresas indica que sí han contribuido de manera importante.

El estudio calcula que la reforma de pensiones agregó 0,37% al crecimiento anual del PIB chileno entre 1981-2011; 0,58% al colombiano entre 2006-2010; 0,31% al mexicano entre 1998-2012; y 0,33% al peruano entre 1993-2011.

Chile, el país pionero en esta reforma, puede jactarse de un sistema de pensiones que entre 1981 y 2012 logró un retorno sobre sus inversiones de 8,6% (por encima de la inflación y a pesar de la crisis financiera de 2008-2009).3 Además, este sistema logró una tasa de reemplazo —esto es, la pensión como porcentaje del salario promedio durante los 10 últimos años de la vida laboral— de 87% para los hombres y 58% para las mujeres que cotizaban al menos 10 años (esta oscila alrededor del 69% en los países de la OCDE).4 Es importante notar que 73% del ahorro acumulado en estos 32 años se debe a la rentabilidad de las inversiones realizadas por las Administradoras de Fondos de Pensiones.5

Aquí, como en otras partes del mundo desarrollado, seguimos asumiendo que los políticos cuidarán mejor de los ahorros de los trabajadores que los mismos trabajadores.

Este artículo fue publicado originalmente en El Universo (Ecuador) el 15 de noviembre de 2013.

Referencias:

  1. Gokhale, Jagadeesh. “Measuring The Unfunded Obligations of European Countries”. National Center for Policy Analysis. Policy Analysis No. 319. Enero de 2009.
  2. “Contribución del sistema privado de pensiones al desarrollo económico de Latinoamérica: Experiencias de Colombia, México, Chile y Perú”. Estudio realizado por SURA Asset Management y publicado por la Federación Internacional de Administradoras de Pensiones (FIAP). Agosto de 2013.
  3. Errázuriz, Guillermo Arthur. “El sistema de pensiones en Chile a 32 años de su creación”. Presentación preparada para seminario sobre pensiones organizado por Fundación Vidanova Fondo de Pensiones en octubre de 2013.
  4. “AFP: Estudio ubica tasas de reemplazo en 87% para los hombres y 58% para las mujeres”. La Tercera. 2 de septiembre de 2013.
  5. Errázuriz, Guillermo Arthur. “El sistema de pensiones en Chile a 32 años de su creación”.

El proteccionismo les sirve si es un privilegio. Si todos estamos protegidos, nos perjudica a todos

En una conferencia dictada en el Faculty Club de la New York University (Aspects of American Foreign Trade Policy, 15/3/1943), Mises comenta la actividad empresarial bajo el proteccionismo:

Mises1

“Es un error creer que los intereses de todos los industriales, en relación al proteccionismo, son uniformes.”

“Ningún fabricante puede beneficiarse de una tarifa que impone aranceles de importación iguales para todos los bienes importados. Lo que gana vendiendo su producto es absorbido por los mayores precios que tiene que pagar por su equipamiento, los productos manufacturados y las materias primas, y los mayores precios de los bienes de consumo. Es cierto que algunas ramas de la producción se pueden expandir mientras que otras se reducirían con el libre comercio. Pero, por otro lado, algunas ramas que se expandirían con el libre comercio, tienen que reducirse. El resultado –una caída de las importaciones y la correspondiente caída de las exportaciones- no favorece a nadie. Por el contrario, toda la nación sufre debido a que la productividad promedio del capital y el trabajo caen, ya que deben fabricarse productos en lugares que son menos aptos para esos propósitos”. (No es difícil de imaginar lo que Mises diría de que se importen teléfonos celulares de Asia, se desarmen en algún puerto de Uruguay, se lleven así desarmados hasta Tierra del Fuego donde se los vuelve a armar para que se vendan en Buenos Aires, por ejemplo).

“Si se otorga protección solamente a ciertas ramas de la industria, los intereses a corto plazo de quienes ya han invertido en esta rama son favorecidos. Pero en el largo plazo, perderán esa ventaja por la competencia de nuevas fábricas.”

“No es cierto que sea una ventaja para una nación reemplazar importaciones por productos locales. Con el presente estado de la tecnología, sería posible que Gran Bretaña o Canadá prohibieran la importación de uvas y café y los cultivaran en invernaderos. Cualquiera diría que esto es una locura. Pero difiere solamente en grado, no en principio, de otros esquemas proteccionistas. Al igual que la forma más barata para los británicos de obtener café y uvas es que ellos mismos fabriquen telas para exportación (el viejo ejemplo de David Ricardo), la forma más barata que los norteamericanos obtengan bordados a mano es exportando autos y lapiceras.” (o películas de Hollywood).

“La popularidad del proteccionismo se debe al error de que pueden reducirse las importaciones sin una correspondiente restricción a las exportaciones”. (preguntemos a las automotrices locales).

“Si abstraemos las inversiones extranjeras, tenemos que comprender que las importaciones, los gastos de turistas en el exterior, y los servicios recibidos de otros países significan que el bienestar material de un país está mejorando y que la nación es suficientemente rica para pagar con exportaciones lo que quiere comprar en el exterior.”

“No es cierto que las importaciones crean desempleo interno o un menor nivel de vida local. Como las importaciones tienen que pagarse con exportaciones, no restringen el volumen de producción local. El libre comercio canaliza la producción a aquellas líneas en las cuales el retorno neto es mayor. Una América de libre comercio, por ejemplo, importaría manteles de China y los pagaría exportando autos.” (hoy los ejemplos serían diferentes)

 

El Estado es una institución predatoria y, aun así, ¿también fue un avance para los saqueados?

En memoria del fiscal Alberto Nisman.

Tom Palmer es Académico Titular del Cato Institute, aquí algunos párrafos interesantes de su conferencia titulada “Los orígenes del Estado y del gobierno”: http://www.elcato.org/los-or-genes-del-estado-y-del-gobierno

“¿Qué es un Estado exactamente? La definición canónica proviene de Max Weber, quién definió al Estado como “esa comunidad humana que (exitosamente) proclama el monopolio de la violencia física legítima dentro de determinado territorio”.

De hecho, no puede ser el caso que toda la riqueza es atribuible al Estado. Históricamente, la existencia de un aparato estatal requirió de un excedente previo para mantenerlo en primer lugar. El Estado, en otras palabras, no existiría sin que la riqueza hubiese sido producida antes de su emergencia. Exploremos esto un poco más.

¿Por qué la gente tiene riqueza? Charles Dunoyer, uno de los primeros sociólogos liberales, explicó que “existen en el mundo solo dos grandes actores; quiénes prefieren vivir del producto de su trabajo o de su propiedad, y quienes prefieren vivir del trabajo o de la propiedad de otros”. Dicho de manera sencilla, los productores generan riqueza mientras que los tomadores se apropian de ella.

En su importante libro El Estado (The State), el sociólogo Franz Oppenheimer distinguió entre lo que él denominaba los medios económicos y los medios políticos de obtener riqueza, esto es, entre “el trabajo y el robo”. “El Estado”, concluyó él, “es una organización de los medios políticos”.

Los medios económicos deben preceder a los medios políticos. Sin embargo, no todo tipo de trabajo produce excedentes suficientes como para sostener un Estado. No encontrará Estados entre los cazadores-recolectores, por ejemplo, porque ellos no generan un excedente suficiente como para mantener a una clase predatoria. Lo mismo es cierto de las sociedades primitivas agrícolas. Lo que se necesita es una agricultura establecida, que genere suficiente excedente como para atraer la atención de predadores y mantenerlos. Este tipo de sociedades tradicionalmente son conquistadas por nómadas —especialmente aquellos con caballos, quienes fueron capaces de dominar a los agricultores sedentarios. Vemos cómo esto sucedió una y otra vez después de los pueblos nómadas estallaron en Asia Central hace mucho tiempo.”

“La formación del Estado representa la transformación de “bandidos ambulantes” en “bandidos estacionarios”. Cómo escribió el economista Mancur Olson, “Si el líder de una banda de bandidos ambulantes que solo encuentra pequeñas ganancias es lo suficientemente fuerte como para tomar control de determinado territorio y de mantener fuera a los otros bandidos, él puede monopolizar el crimen en esa zona —se puede convertir en un bandido estacionario”. Esa es una observación importante acerca del desarrollo de las asociaciones políticas humanas.

El Estado es, en su esencia, una institución predatoria. No obstante, de alguna forma, también representa un avance, incluso para aquellos que están siendo saqueados. Cuando hay que escoger entre bandidos ambulantes —quienes roban, pelean, queman lo que no pueden robarse y luego volver el próximo año— y los bandidos estacionarios —quienes se asientan y roban poco a poco durante todo el año— la opción es clara. Es menos probable que los bandidos estacionarios maten y destruyan conforme lo saquean y mantienen fuera a los bandidos rivales. Esa es una forma de progreso —incluso desde la perspectiva de quienes están siendo saqueados.”

 

Con 40% de empleo informal, deberíamos leer a Mises sobre el desempleo permanente

En una conferencia dictada en el Faculty Club de la New York University (Aspects of American Foreign Trade Policy, 15/3/1943), Mises comenta aspectos básicos del desempleo:

Mises1

“En el mercado libre de trabas los precios alcanzan el punto en el cual la cantidad de bien que los compradores tomarán es igual a la cantidad que los vendedores venderán. Cualquier que esté dispuesto a pagar el precio de mercado puede comprar cuanto quiera, y quienquiera que esté preparado para tomar el precio de mercado puede vender cuanto desee.”

“Lo mismo es cierto para el precio de mercado del trabajo, para los salarios. Hay siempre una cierta cantidad de desempleo voluntario debido a trabajadores que no quieren los puestos que les son ofrecidos y están a la espera de mejores oportunidades. Pero, en el mercado libre, el desempleo es más o menos un fenómeno transitorio. No hay un serio problema de desempleo, no hay desempleo masivo y prolongado año tras año.”

“Pero es diferente si, ya sea por decreto gubernamental o por presión sindical, los salarios se fijan en un nivel superior al que se hubiera fijado en el mercado libre. Entonces, la demanda de trabajo se reduce y da como resultado el desempleo permanente de parte de la oferta potencial de trabajo.”

“El concepto de ‘pleno empleo’ es un eslogan demagógico si no se refiere a una tasa salarial específica. Hay solo un medio para obtener el pleno empleo: abstenerse de forzar tasas mínimas de salario por sobre las potenciales tasas de mercado. El desempleo masivo no es, como los socialistas nos quieren hacer creer, un fenómeno inherente al capitalismo. Es, por el contrario, el resultado de esfuerzos para sabotear al capitalismo mediante le interferencia del gobierno o los sindicatos.”

“Todo otro método sugerido para alcanzar el pleno empleo es ineficiente.”

“El gasto gubernamental no-inflacionario (esto es, no financiado con una expansión adicional del crédito o la emisión adicional de dinero) absorbe capital o, si es financiado por impuestos a los ingresos, ingresos que hubieran sido invertidos o gastados de otra forma. Destruye por un lado tantos empleos como crea del otro.”

“La inflación, la expansión del crédito, y la devaluación de la moneda solo tienen éxito si las tasas salariales se quedan atrás de la suba en los precios de los bienes; esto es, si dan como resultado una caída en las tasas de salarios reales.”

“Los ‘servicios laborales (Arbeitsdienst, el medio favorito de los gobiernos totalitarios) compensa los viciados altos salarios de los trabajadores empleados en la industria privada a las tasas sindicales con viciados bajos salarios de los hombres empleados en obras públicas de ‘emergencia’.” (Se refiere a trabajos forzados. Hoy, tal vez, habría que hablar de empleo informal).

“Se vuelve ilegal que los empleadores despidan empleados a los que no pueden ocupar útilmente, las empresas sufren pérdidas y están forzadas a consumir parte de su capital. El gobierno tiene éxito en el corto plazo pero, en el largo plazo, una mayor caída de los salarios reales se hace ineludible.”

“Estas son las consecuencias a largo plazo de manipular las tasas salariales por decreto o compulsión sindical.”

Piketty: ¿por qué la diferencia de riqueza (honesta y sin privilegios) es un problema?

Resumamos hasta aquí las críticas a Thomas Piketty, quien visita Argentina, planteadas por David Henderson, en la revisión que hace de su libro en la revista Regulation, del Cato Institute: http://object.cato.org/sites/cato.org/files/serials/files/regulation/2014/10/regulationv37n3-9_2.pdf#page=10

En el primero de los posts el tema fue que Piketty se concentra en la distribución de la riqueza pero no toma nota de su aumento durante estos dos últimos siglos. La diferencia entre ricos y pobres puede haberse mantenido, o incluso aumentar, pero también que la situación de los más pobres haya mejorado, que es lo que efectivamente ha ocurrido. En el segundo, toca el mismo tema pero enfatiza que Piketty no toma en cuenta la movilidad: los ricos no son siempre los mismos, algunos se incorporan a este grupo (sobre todo emprendedores exitosos, pensemos en Bill Gates o Mark Zuckerberg, entre otros), otros lo dejan (¿seguirán entre los más ricos los dueños de Kodak?). Últimos comentarios:

“Dado su énfasis, y desagrado por, la desigualdad y su conclusión que los dueños del capital tendrán una proporción creciente del producto económico, no es sorprendente que Piketty favorezca impuestos a los ricos mucho más altos. Argumenta brevemente que la tasa superior óptima en los países ricos es “probablemente sobre el 80%”. Sostiene que dicha tasa en ingresos mayores a $500.000 o un millón ‘no aportará mucha recaudación para el gobierno’’ (de acuerdo) sino que reducirá drásticamente la compensación de aquellos altamente remunerados. También sugiere un ‘impuesto global sobre capital’ con tasas crecientes a mayor riqueza. ‘Uno puede imaginar’, escribe, una tasa de 0% para activos netos menos de 1 millón de euros, 1% entre 1 y 5 millones de euros, y 2% por sobre 5 millones’. Uno puede imaginar muchas cosas, lo entiendo, como cada comentarista a favor o en contra lo ha hecho, que Piketty no está solamente ‘imaginando’ esos impuestos, sino que en realidad los propone. Agrego que ‘uno podría preferir’ un impuesto duro de ‘5 o 10% sobre activos sobre los 1.000 millones de euros’.

Pero si hay algo que sabemos en economía es que los incentivos son importantes. Un impuesto anual sobre el capital reducirá los incentivos a crear capital. Con menos capital, la productividad marginal de los trabajadores será menor. Resultado: la propuesta de Piketty de un impuesto sobre el capital perjudicaría a los trabajadores.”

… “Pero Piketty, en más de 600 páginas, no produce una explicación clara sobre porqué el aumento de la desigualdad es un problema en una sociedad donde lo que cada uno tiene en la vida mejora una y otra vez.

Entonces, llenemos ese vacío. ¿Cuán importante es el problema de la desigualdad? En mi opinión, si la gente obtuvo su dinero sin engañar a otros y sin recibir favores especiales del gobierno, entonces no hoy problema en que la gente se vuelva muy rica. Lo que realmente importa es la desigualdad en el consumo y aquí, las diferencias entre los más pobres y los más ricos son probablemente tan bajas como nunca lo han sido. La mayoría de las personas de bajos ingresos en Estados Unidos tienen TV color, celulares, refrigeradores, ropas confortables, y tres comidas al día. Eso no era así hace 60 años. O tomemos una visión más larga. A mediados del siglo XIX, los más pobres en USA eran probablemente esclavos. Sus muy ricos ‘dueños’ los trataban mal si así querían. Y aun si no querían, déjenme repetir que los pobres eran esclavos.

O consideremos más sutiles diferencias entre la clase media y los más ricos. Tendríamos que mirar con mucho detalle –al menos yo debería hacerlo- para ver la diferencia en la calidad de la ropa entre un billonario y alguien que posea, digamos, 100.000 dólares. Ambos pueden viajar en avión, pero el más rico puede llegar más rápido y fácil en su jet privado. Por cierto, el avión privado es más lindo, pero ¿es éste realmente un problema social?.”

Piketty: si las acciones rinden más, los trabajadores deberían invertir su jubilación allí

Seguimos con el tema planteado por Thomas Piketty, quien visita Argentina. Van comentarios de David Henderson, en la revisión que hace de su libro en la revista Regulation, del Cato Institute: http://object.cato.org/sites/cato.org/files/serials/files/regulation/2014/10/regulationv37n3-9_2.pdf#page=10

El tema es siempre si tenemos que preocuparnos por la distribución de la riqueza o tenemos que preocuparnos de la pobreza. Henderson, que ya lo ha criticado en el post anterior por no considerar cómo han mejorado las condiciones de muchos en los dos últimos siglos, comenta que Piketty presenta evidencia de que la proporción de riqueza heredada ha aumentado.

“Pero aún nos queda la pregunta: ¿y qué? Imaginemos –y Piketty me ha convencido de que puede ser probable- que la proporción del ingreso que va a los dueños del capital pueda haber subido en el tiempo, lo que significa que la proporción yendo al trabajo ha decaído. ¿Significa esto que los trabajadores estarán peor? En absoluto. En verdad, es probable que estén mejor. Desgraciadamente, muchos de los que leen el libro, especialmente quienes no son economistas, podrían perder de vista este punto por dos razones: (1) El énfasis de Piketty está en la proporción sobre el ingreso no en el ingreso real; y (2) su lenguaje se presta a confusión. Esperaríamos un énfasis en proporciones y no en el ingreso real de alguien que cree que la desigualdad de riqueza e ingreso, más que las mejoras en el nivel de vida, están “en el centro del análisis económico.”

“Consideremos la afirmación de Piketty sobre los Estados Unidos y Francia: ‘Y la mitad más pobre de la población son tan pobres hoy como lo eran en el pasado, con casi 5% del total de la riqueza, tal como en 1910’. Esto es absurdo. Si los pobres tuvieran el mismo porcentaje de riqueza que tenían en 1910 serían mucho más ricos y su riqueza mucho mayor, como Piketty bien sabe. Aquí ha pasado de un lenguaje confuso a un error cierto.”

“Un factor importante al que Piketty presta poca atención es la movilidad de las personas entre niveles. Existe un constante cambio a medida que la gente gana y pierde riqueza. Mucho de este cambio se debe a lo que Schumpeter llamó ‘destrucción creativa’. Emprendedores e inversores desarrollan nuevas ideas y si tienen éxito obtendrán mucho dinero (la parte creativa) y harán que las empresas existentes lo pierdan (la parte destructiva). La negación de Piketty sobre este efecto aparece cuando considera la lista Forbes 400 de los más ricos del mundo. Dice que el promedio de riqueza de los Forbes 400 creció de $1.500 millones en 1987 a casi 15.000 millones en 2013 ‘un promedio de crecimiento del 6,4% sobre la inflación’. Bien, hasta ahora. Pero de esto concluye: ‘Las mayores fortunas crecieron más que la riqueza promedio’. Pero no podemos llegar a esa conclusión basados en datos de Forbes 400. La razón: en esos 16 años hubo una gran rotación entre los que estaban en esa lista. Sin duda, la riqueza de muchos de los Forbes 400 en 1987 que ya no estuvieron en la lista después, ha caído. Si esto es suficiente como para que el promedio de riqueza de los Forbes 400 de 1987 crezca más lentamente que el promedio de la población, no sabemos. Lo que sí sabemos es que Piketty tendría que haber controlado esto antes de llegar a su conclusión, y no lo hizo. O más correctamente, ni su libro ni su apéndice contienen datos que permitan llegar a su conclusión.”

“Un elemento central de su argumento es su supuesto de que la tasa de retorno de las acciones excederá mucho la tasa de crecimiento de la economía y los salarios reales. Con la jubilación estatal (Social Security), los beneficios no crecerán más que los salarios reales. Por lo tanto ¿no tendría sentido dejar que la gente invierta sus aportes en acciones más que en la baja tasa que obtienen hoy? Piketty dice que no. Presenta un buen argumento: la transición es muy complicada. Pero su otro argumento es que invertir en acciones es como jugar a los dados. ¿Qué pasó con su afirmación sobre el retorno de las acciones?

Thomas Piketty se preocupa por la desigualdad de ingresos, nosotros por la pobreza

Por primera vez, visitará Argentina Thomas Piketty, el autor del libro de economía más comentado durante el 2014. Seguramente recibirá una gran bienvenida y atención por parte de “los socialistas de todos los partidos” (dedicatoria que Hayek presenta en su libro Camino de Servidumbre). Van algunos comentarios, propios y de David Henderson, en la revisión que hace de su libro en la revista Regulation, del Cato Institute: http://object.cato.org/sites/cato.org/files/serials/files/regulation/2014/10/regulationv37n3-9_2.pdf#page=10

El primer punto planteado por Henderson es uno sobre el que enfatizado mucho: una cosa es la distribución y otra la pobreza. A Piketty le preocupa la distribución, no sabemos si le preocupa la pobreza. Comenta Henderson:

“Comencemos con la visión general. Escribe en su Introducción: ‘Hace ya mucho tiempo que deberíamos haber reinstalado la cuestión de la desigualdad en el centro del análisis económico y comenzado a plantear las preguntas presentadas por primera vez en el siglo XIX’. El centro. ¿Realmente? Pero si ponemos la desigualdad en el centro podemos fácilmente perder de vista el tremendo crecimiento de bienestar para un enorme porcentaje de la población del mundo y para casi todos en Estados Unidos y Europa Occidental.”

“Más adelante en el libro, muestra que conoce que estas condiciones han mejorado, cuando escribe: ‘No obstante, según índices oficiales, el poder adquisitivo promedio en Inglaterra y Francia en 1800 era una décima parte del de 2010. En otras palabras, con 20 o 30 veces el ingreso promedio en 1800 una persona probablemente no hubiera vivido mejor que con 2 o 3 veces el ingreso promedio hoy. Con 5 o 10 veces el ingreso promedio en 1800, uno hubiera estado en una situación entre el salario mínimo y el promedio de hoy en día.’

En su propia forma señala, aunque menos dramáticamente, lo que el economista Brad DeLong, de la Universidad de California Berkeley notara en su análisis titulado ‘Cornucopia’. Este bien argumentado y documentado trabajo examina el siglo XX y muestra que el precio de casi todos los bienes que compramos –en términos de horas de trabajo requeridas para obtener un ingreso que nos permita comprarlas- ha caído a una fracción de su costo en 1900. Más aun, esa reducción en costo subestima la mejora en bienestar dado que muchos productos cruciales que compramos hoy no existían en 1900. Los antibióticos, por ejemplo, son un invento del siglo XX. Su precio en 1900 era efectivamente infinito.”

“Desde mi perspectiva, una continua mejora del bienestar de la inmensa mayoría de los habitantes del mundo, como las políticas necesarias para alcanzarlo, deberían ser el centro del análisis económico. Pero Piketty elige poner a la desigualdad adelante y al centro. Esta es su conclusión: ‘Cuando la tasa de retorno sobre el capital excede la tasa de crecimiento de la economía (como lo hizo durante gran parte de la historia hasta el siglo XIX y es probable que lo sea de nuevo en el siglo XXI), entonces se sigue lógicamente que la riqueza heredada crece más que el producto y el ingreso’.”

“El razonamiento es bastante directo: asumamos que alguien que posee capital obtiene un retorno promedio anual del 5% y que la tasa de crecimiento de la economía es del 3%. Si el dueño del capital puede vivir con 1 punto porcentual de su retorno anual, su riqueza crecerá 4% al año, lo que supera la tasa de crecimiento de la economía. Necesitamos solamente un supuesto más: que el dueño del capital tiene solamente un hijo quien, a su vez, vive con ese 1 punto porcentual al año.”

“En síntesis, la conclusión de Piketty se deduce lógicamente, pero solo si incluimos supuestos sobre el número de herederos y su disciplina para el gasto. Pero si, por ejemplo, cada persona rica tiene tres herederos que disipan la riqueza, ellos les estarán dejando muy poco a sus herederos. Así que, basados solamente en los breves supuestos de Piketty, su conclusión no se deduce lógicamente. Desgraciadamente, comienza agrandando su punto.”

Los chinos subsidian la producción de paneles solares. Bienvenidos sean.

Cuando otros gobiernos subsidian ciertos productos para que éstos tengan precios más bajos en el mercado internacional, algunos productores locales pueden verse perjudicados. Esta es la historia que normalmente se ve, ya que estos productores protestarán vívidamente contra este “dumping” y solicitarán algún tipo de barrera que los proteja.

Lo que este argumento no deja ver es que todos, como consumidores, nos beneficiamos de los precios más bajos de estos productos. Pierre Lemieux, en un artículo en la revista Regulation, plantea el caso de los paneles solares producidos en China y exportados a los Estados Unidos, y un efecto adicional: si se promueven medidas “anti-dumping” contra estos paneles se potencia el problema del calentamiento global: http://object.cato.org/sites/cato.org/files/serials/files/regulation/2014/10/regulationv37n3-8_1.pdf#page=4

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“El argumento oficial a favor de esas tarifas anti-dumping es que los productores locales de paneles solares y componentes son perjudicados por la competencia desleal de competidores chinos subsidiados por su gobierno. Pero, ¿por qué tendrían que importarnos los subsidios? ¿Por qué deberían rechazar los consumidores el consumo de bienes subsidiados por gobiernos extranjeros cuando ellos mismos aman a los que son subsidiados por el gobierno local? Pensemos en el transporte, la educación, o incluso todo el campo de la ciencia y la tecnología. Algunas estimaciones dicen que la proporción de investigación aplicada financiada por distintos niveles de gobierno es del 40%. Las energías renovables son subsidiadas. El desarrollo solar ha sido subsidiado por gobiernos norteamericanos aunque, en verdad, menos (o menos directamente) de lo que el gobierno chino subsidia a sus productores. En 2012, los fabricantes de paneles solares Solyndra y Abound quebraron, y le costaron cientos de millones de dólares a los contribuyentes norteamericanos en garantías de préstamos.”

“En síntesis, los norteamericanos deberían estar encantados de que los desafortunados contribuyentes chinos paguen parte del costo de los paneles solares. Y la Tierra debería sonreír también”.

“¿Quién se beneficiará de esta última ronda de protección arancelaria? Respuesta: los productores locales de paneles solares y componentes. Un arancel generalmente aumenta en su total magnitud no solamente el precio del bien importado, sino también el del productos equivalente producido localmente porque los productores locales tomarán ventaja de este precio mayor y producirán más del bien a un costo marginal más alto. Y productores submarginales, quienes no podían ser rentables al precio más bajo, entran al mercado (o no lo dejan).”

“Hay dos casos cuando el precio local puede no subir por el monto total del arancel: el primero es cuando el arancel es tan alto que permite a los productores locales satisfacer toda la demanda interna, matando a las importaciones; en tal caso el arancel es prohibitivo. El segundo caso es cuando el país donde se impone el arancel provee una parte significativa de la demanda mundial, en cuyo caso el precio local subirá solamente una cierta proporción del arancel, dependiendo de la importancia de la demanda local respecto a la global.”

“Es una demostración común en la teoría del comercio internacional que un arancel casi siempre cuesta a los consumidores más de lo que ganan los productores y contribuyentes (los contribuyentes indirectamente ganan los aranceles pagados por los importadores). Y el “casi siempre” se vuelve “siempre” si se considera el beneficio de los consumidores y productores de todo el mundo, esto es, si se asume que el beneficio de un norteamericano no cuenta más que el de un extranjero. Un arancel resulta un costo neto local porque artificialmente empuja al precio del bien protegido, reduce su consumo (y el excedente del consumidor) y motiva a las empresas locales a producir algo que sería menos costoso importar.”

“No es claro si el arancel en los paneles solares genera más empleos entre los productores protegidos de los que se pierden en los que instalan paneles. Pero esto no importa, no importa el empleo sino el beneficio de los consumidores. Se podrían crear muchos empleos prohibiendo tecnología –digamos, prohibiendo las motosierras-. Estos “empleos artificiales”, sin embargo, serían una pérdida porque estaríamos trabajando más para obtener menos. Si los contribuyentes chinos nos mandan regalos, los escasos recursos que se liberan podrían usarse para producir otros bienes y servicios deseados. El argumento de los empleos no es válido.”

Increíble recuperación europea después de la Guerra, de la mano de economistas liberales

El libre comercio y la globalización reducen la amenaza de guerra. Mises fue muy crítico de lo que llamaba “nacionalismo económico” imperante en la primera mitad del siglo XX. Comenta esto en un paper presentado en New York University (Europe’s Economic Structure and the Problem of Postwar Reconstruction, 1944):

“El consumo de capital ocasionado por la guerra es enorme. Fincas y fábricas han sido destruidas. El equipamiento industrial se ha desgastado por una producción intensificada sin ser reemplazado. Pero peor aún es que se ha diluido el espíritu de libre empresa. Los gobiernos y los partidos políticos están firmemente resueltos a no regresar al sistema por el que Europa alcanzó su bienestar en el pasado. Están comprometidos con las ideas de la administración económica totalitaria. Están fascinados con el supuesto éxito de la planificación alemana o rusa.”

War destruction

En la edición de Liberty Fund que contiene este trabajo, el editor muestra la magnitud de ese consumo de capital:

“Como un indicador del grado de destrucción bélica en 1945: Por toda Europa enormes sectores de algunas ciudades fueron totalmente destruidos. Otras, como Berlín y Varsovia casi completamente demolidas. En Francia, se destruyeron o dañaron severamente 2 millones de casas; en Holanda, el número alcanzó a 500.000; en Italia 2 millones, en Gran Bretaña 4 millones y en Alemania 10 millones. Muchas rutas se cerraron al tránsito. En la parte occidental de Alemania 740 de 958 puentes estaban inutilizados; en Sicilia ningún puente permanente esta transitable en la ruta entre Catania y Palermo. En Francia, 9/10 de los camiones no podían funcionar. Por toda Europa el sistema ferroviario estaba en ruinas. En Francia, 4.000 km de vías estaban intransitables; en Alemania 12.000 km; y en Yugoslavia y Grecia, 2/3 de todo el sistema ferroviario estaban destruidos. En Checoslovaquia, ¼ de todos los túneles ferroviarios estaban bloqueados. Y en todos los países había unas pocas locomotoras en uso: sólo 50% en Alemania, 40% en Bélgica y Polonia, 25% en Holanda y menos del 20% en Francia. Sólo 509 kms de ríos y canales franceses estaban abiertos de un total de 8.460 kms normalmente navegables. Por todos lados, ríos, canales y puertos estaban bloqueados con barcos hundidos. Para hacer las cosas aún peores, la producción europea de carbón era sólo el 40% del nivel de pre-guerra. La zona alemana del Ruhr, que antes de la guerra producía 400.000 ton de carbón por día, extraía solamente 25.000 en 1945. La producción de electricidad de Italia era solamente el 65% del nivel de 1941. La producción industrial en Alemania era solo el 5% del nivel de pre-guerra; en Italia la producción solamente el 25%; en Bélgica, Francia, Grecia, Holanda, Yugoslavia y Polonia, 25%. La producción europea de fertilizante había también caído al 20%. No extraña que en 1945 la productividad por hectárea fuera del 75% y la cosecha de trigo el 40% del nivel de pre-guerra.”

Cualquiera que haya visitado Europa ahora, y pese a los problemas que su economía presenta en los últimos años, habrá de asombrarse de su capacidad para superar tal situación y alcanzar nuevamente los niveles más altos de ingresos. Los países de Europa Occidental, al menos, dejaron de lado las recetas planificadoras de Europa Oriental, de la mano de reformadores económicos como Ludwig Erhard en Alemania, Jacques Rueff en Francia y Luigi Einaudi en Italia. Es una lección que no hay que olvidar.