Alberdi sobre el rumbo que debería seguir la República y que, obviamente, en algún momento desvió

Con los alumnos de la UBA Derecho vemos a Alberdi en su «Sistema Económico y Rentístico». Aquí, en la conclusión, sobre el rumbo que debería tomar la República:

«Figuraos un buque que navega en los mares del cabo de Hornos con la proa al polo de ese hemisferio; esa dirección lo lleva al naufragio. Un día cambia de rumbo y toma el que debe llevarlo a puerto. ¿ Cesan por eso en el momento la lluvia, el granizo, la oscuridad y la tempestad de los sesenta grados de latitud? – No, ciertamente; pero con solo persistir en la nueva dirección, al cabo de algún tiempo cesan el granizo y las tempestades y empiezan los hermosos climas de las regiones templadas. – Pues bien: toda la actual política argentina, todo el sistema de su Constitución general moderna, es de mera dirección y rumbo, no de resultados instantáneos. La nave de nuestra Patria se había internado demasiado en regiones sombrías y remotas, para que baste un solo día a la salvación de sus destinos. – Nuestra organización escrita es un cambio de rumbo, un nuevo derrotero. Nuestra Constitución es la proa al puerto de salvación. Sin embargo, como todavía navegamos en alta mar, a pesar de ella tendremos borrascas, malos tiempos, y todos los percances del que se mueve en cualquier sentido, del que marcha en el mar proceloso de la vida libre. Sólo el que está quieto no corre riesgos, pero es verdad que tampoco avanza nada.

La libertad, viva en el texto escrito y maltratada en el hecho, será por largo tiempo la ley de nuestra condición política en la América antes española. Ni os admiréis de ello, pues no es otra la de nuestra condición religiosa en la mayoría del mundo de la cristiandad. Porque en el hecho violemos a cada instante los preceptos cristianos, porque las luchas de la vida real sean un desmentido de la Religión que nos declara hermanos obligados a querernos como tales, ¿se dirá que no pertenecemos a la Religión de Jesucristo? ¿Quién, en tal caso, tendría derecho de llamarse cristiano? Impresa en el alma la doctrina de nuestra fe, marchamos paso a paso hacia su realización en la conducta. En política como en religión, obrar es más difícil que creer.

La libertad es el dogma, es la fe política de la América del Sud, aunque en los hechos de la vida práctica imperen con frecuencia el despotismo del gobierno (que es la tiranía) o el despotismo del pueblo (que es la revolución). Hace dos mil años que los hombres trabajan en obrar como creen en materia de moral. ¿Será extraño que necesiten largos años para obrar como creen en materia de política, que no es sino la moral externa aplicada al gobierno de los hombres?

Dejad que el pueblo sud-americano ame el ideal en el gobierno, aunque en el hecho soporte el despotismo, que es resultado de su condición atrasada e indigente. Dejad que escriba y sancione la república en los textos; un día vendrá en que la palabra de libertad encarne en los hechos de la vida real, misterio de la religión política de los pueblos comprobado por la historia de su civilización: y aunque ese día, como los límites del tiempo, nunca llegue, es indudable que los pueblos se aproximan a él en su marcha progresiva, y son más felices a medida que se acercan al prometido término, aunque jamás lo alcancen, como el de la felicidad del hombre en la tierra. Por fortuna no es de Sud-América únicamente esta ley, sino del pueblo de todas partes; es ley del hombre así en política como en moral. Su espíritu está cien años adelante de sus actos.

Pero todo eso es aplicable a la libertad política más bien que a la libertad económica – objeto de nuestro estudio, la menos exigente, la menos difícil, la más modesta y practicable de las libertades conocidas. La libertad económica esencialmente civil es la libertad de poseer y tener, de trabajar y producir, de adquirir y enajenar, de obligar su voluntad, de disponer de su persona y de sus destinos privados. Accesible, por la Constitución, al extranjero en igual grado que al ciudadano, y asegurada doblemente por tratados internacionales, recibe de esta condición su más fuerte garantía de practicabilidad, y asegura ella misma el porvenir de las otras libertades, tomando a su cargo su educación, su nutrición, su establecimiento y desarrollo graduales, como el de la capacidad siempre ardua de intervenir en la gestión de la vida política o colectiva del Estado.Alberdi

Las contribuciones de Milton Friedman: teoría, debates y divulgación en un personaje multifacético

Con los alumnos de la materia Historia del Pensamiento Económico I de Económicas, UBA, leemos algunas contribuciones de Milton Friedman. Son muy diversas así que no es fácil cubrirlas a todas. Por eso vemos un artículo que comenta sus principales aportes a la ciencia económica, también un artículo con Rose sobre la evolución de las ideas y por último un bien polémico: “La responsabilidad social de los empresarios es incrementar sus ganancias”.

El artículo, publicado en la revisa del New York Times es claramente desafiante, típico de Friedman. Con un título agresivo busca llamar la atención de los lectores. Así lo comenta una alumna:

“Friedman hace hincapié en su rechazo a la responsabilidad social de la empresa. Friedman establece que no puede hablarse estrictamente sobre RSE ya que, quienes adquieren responsabilidades son las personas y no una corporación artificial. Quienes deben ser responsables son las personas y no una corporación artificial. Quienes deben ser responsables son los empresarios, dueños, o quienes representan a las compañías, es decir, los ejecutivos corporativos. Ahora bien, ¿en qué consiste esa responsabilidad?”

“El ejecutivo corporativo es también una persona en su propio derecho y, como tal, puede que tenga muchas otras responsabilidades que reconozca o asuma de forma voluntaria: para con su familia, su conciencia, sus sentimientos de caridad, su iglesia, sus clubes, su ciudad, su país. Puede que se sienta obligado por dichas responsabilidades a dedicar parte de sus ingresos a causas que considera respetables, a rechazar trabajar para ciertas corporaciones, e incluso a abandonar su trabajo, por ejemplo, para incorporarse al ejército de su país. Si lo deseamos, podemos referirnos a algunas de estas responsabilidades como “responsabilidades sociales”. Sin embargo, en este sentido el ejecutivo corporativo está actuando como principal y no como agente; está gastando dinero, tiempo o energía, y no el dinero de sus empleadores o el tiempo o la energía que por contrato se comprometido a dedicar a los objetivos de los mismos.”

El tema es tan sensible que muchos no llegan a ver los argumentos de Friedman. No digo estar de acuerdo, sino simplemente entenderlo. Lo mismo debe haber sucedido con muchos de sus lectores.

Pero los alumnos no leen solamente esto, sino también un muy interesante debate organizado por la Reason Foundation donde John Mackey, fundador y presidente de Whole Foods, la exitosa cadena de supermercados naturistas sostiene:

“Estoy muy en desacuerdo. Soy un empresario y un libertario del libre mercado, pero creo que la empresa inteligente debe crear valor para todos sus socios. Desde la perspectiva del inversor, el fin de los negocios es maximizar las ganancias. Pero no es el fin de otros stakeholders –clientes, empleados, proveedores y la comunidad. Cada uno de estos grupos definirá el objetivo de la firma en términos de sus propias necesidades y deseos, y cada perspectiva es válida y legítima.

Mi argumento no debería interpretarse como hostil hacia las ganancias. Creo que conozco algo sobre cómo crear valor para los accionistas. Cuando co-fundé Whole Food Markets hace 27 años comenzamos con $45.000 de capital, tuvimos ventas por $250.000 en nuestro primer año. En los últimos doce meses hemos tenido ventas por más de $4.600 millones, ganancias netas de más de $160 millones y una capitalización de mercado superior a los $8.000 millones

Pero no hemos logrado ese tremendo aumento en el valor de los accionistas haciendo que el valor de las acciones sea nuestro objetivo principal. En mi matrimonio, la felicidad de mi mujer es un fin en sí mismo, no solamente un medio para mi propia felicidad; el amor me lleva a poner la felicidad de mi mujer en primer lugar, pero al hacerlo soy feliz también yo. Igualmente, los negocios más exitosos ponen al cliente en primer lugar, antes que los inversores. En una empresa centrada en las ganancias la felicidad de los clientes es simplemente un medio para un fin: maximizar las ganancias. En una empresa centrada en los clientes, su felicidad es un fin en sí mismo, y será buscado con mayor interés, pasión y empatía de lo que puede hacerlo una empresa centrada en las ganancias.”

Hayek y los órdenes sociales: cosmos y taxis. El cosmos es el orden espontáneo, la mano invisible

Con los alumnos de la materia Escuela Austriaca en UCEMA, vemos los distintos órdenes sociales, taxis y cosmos, como los plantea Hayek:

Hayek

“Denominaremos «orden» a un estado de cosas en el cual una multiplicidad de elementos de diversa especie se relacionan entre sí de tal modo que el conocimiento de una porción espacial o temporal del conjunto nos permite formular acerca del resto unas expectativas adecuadas o que por lo menos gocen de una elevada probabilidad de resultar ciertas 3.Es evidente que. en este sentido, toda sociedad debe gozar de un orden y que muchas veces ese orden existirá sin haber sido deliberadamente creado Como ha dicho un conocido experto en antropología social, ‘«el que en la vida comunitaria existe un cierto orden, coherencia y regularidad es algo obvio; de otra manera, ninguno lograríamos ejercer una actividad normal ni satisfacer nuestras más elementales necesidades» .

Al vivir en sociedad y tener que cubrir la mayor parte de nuestras necesidades mediante diversas formas de mutua cooperación, es evidente que, por lo que respecta al ajeno actuar, el logro de nuestros propósitos dependerá de la coincidencia de nuestras expectativas con la realidad. Es tal coincidencia lo que refleja la existencia del orden social; descubrir cómo surge será el tema que nos ocupará de modo inmediato. La primera y casi inevitable respuesta que nuestros hábitos de pensar antropomórfico sugieren al respecto es que todo orden ha de ser fruto del designio de alguna mente’. Debido a ello, el concepto de orden no resulta muy popular entre los partidarios de la libertad, gozando en cambio de especial predicamento entre las gentes de inclinación autoritaria. El orden» social, según este enfoque, ha de basarse en la relación de mando y obediencia, es decir, en la existencia de una estructura en la que la voluntad del superior, y en última instancia la de una sola autoridad suprema, ha de determinar lo que a cada uno corresponde hacer.”

“Diversos son los términos que cabe utilizar para describir cada una de dichas clases de orden. El orden creado que hemos denominado exógeno u ordenación puede también ser calificado de estructura, orden artificial u organización, término este último especialmente adecuado cuando se trata de un orden social dirigido. Por su parte, el orden autógeno o endógeno queda debidamente especificado mediante la expresión orden espontáneo. El griego clásico tuvo la fortuna de disponer de vocablos diferentes para designar estos dos tipos de orden taxis para el creado (por ejemplo, el orden de batalla, y kosmos para el espontáneo (término que originalmente aludía al adecuado orden de un Estado o de una comunidad).”

“No resulta exagerado afirmar que las ciencias sociales nacen y se nutren del descubrimiento de la existencia de estructuras ordenadas que, aunque sean consecuencia de una actividad plural, no son resultado del designio humana. Esto es algo universalmente admitido hoy en día en diversos campos de la investigación científica. Aunque durante mucho tiempo se haya creído que hasta el lenguaje y la moral tenían que haber sido «inventados» por alguna mente genial, en la actualidad todo el mundo reconoce se trata tan sólo del resultado final de procesos evolutivos cuyos efectos nadie previó ni proyectó. En otras esferas científicas, sin embargo, cunde todavía la suspicacia ante la idea de que en los modelos sociales pueda presentarse un orden que no sea consecuencia de deliberada intervención. En la esfera económica, en particular, la famosa frase de Adam Smith relativa a la «mana invisible» sigue siendo vilipendiada; y, sin embargo, se trata de una expresión mediante la cual, en el lenguaje de su tiempo, dicho autor intentó expresar el hecho de que cada ser humano se ve obligado a contribuís al logro de fines que no entraba en su ánima colmar , Sí numerosos reformadores políticos siguen perorando contra el caos en que se debate la actividad económica, en la que tan sólo desorden perciben, ello se debe en parte a su incapacidad de concebir la existencia de un orden que no es producto de la creación deliberada, y en parte también a que, a su modo de ver, todo orden ha de pretender siempre algún conjunto de concretos fines, característica ésta que necesariamente ha de ser ajena al orden espontáneo.”

En política, la gente cree que el que no piensa como uno es un estúpido, más que inmoral

Póngase a pensar si esto no le ocurre: que vemos al que tiene ideas políticas contrapuestas como si fuera estúpido. Es lo que analizan Rachel Hartman, Neil Hester, Kurt Gray en un artículo publicado en la revista Personality and Social Psychology Bulletin: https://doi.org/10.1177%2F01461672221089451

El artículo se titula “People See Political Opponents as More Stupid Than Evil” y esto dice su resumen:

“La polarización afectiva es una amenaza creciente para el discurso político y la democracia. Figuras públicas han expresado que “los conservadores piensan que los liberales son estúpidos y los liberales piensan que los conservadores son malvados”. Sin embargo, cuatro estudios (N = 1,660), incluida una muestra representativa, revelan evidencia de que ambos lados ven a los oponentes políticos como menos inteligentes que inmorales. Percibir al otro lado como “más estúpido que malvado” ocurre tanto en los juicios generales (Estudios 1, 3 y 4) como en cuestiones específicas (Estudio 2). El Estudio 4 también examina las “metapercepciones” de cómo los demócratas y los republicanos se menosprecian entre sí, revelando que las personas perciben correctamente que tanto los demócratas como los republicanos se ven más poco inteligentes que inmorales, aunque exageran el alcance de esta negatividad. Estos estudios aclaran la forma en que los partidarios cotidianos se ven entre sí, un paso importante en el diseño de intervenciones efectivas para reducir la animosidad política.”

El populismo perjudica el espíritu emprendedor y reduce la actividad empresarial

El populismo es la antítesis de las instituciones porque éstas son límites al poder, y el líder populista piensa que una mayoría eventual justifica que utilice el poder a su antojo, sin ningún tipo de límites. Esto, por supuesto, genera incertidumbre respecto a las reglas de juego futuras y, no es de extrañar, impacta en la actividad emprendedora. Esto se plantea en el artículo titulado “Populist Discourse and Entrepreneurship: The Role of Political Ideology and Institutions”, cuyos autores son Daniel L. Bennett,  Department of Entrepreneurship; University of Louisville College of Business; Christopher Boudreaux, Department of Economics, Florida Atlantic University y Boris Nikolaev, Department of Entrepreneurship Baylor University: https://arxiv.org/ftp/arxiv/papers/2203/2203.04101.pdf

Esto es lo que dicen:

  • “Usando la teoría económica institucional como nuestro marco guía, desarrollamos un modelo para describir cómo el discurso populista del líder político de una nación influye en el espíritu empresarial. Nuestra hipótesis es que el discurso populista reduce el espíritu empresarial al crear incertidumbre en el régimen con respecto a la estabilidad futura del entorno institucional, lo que hace que los empresarios anticipen costos de transacción futuros más altos. Nuestro modelo destaca dos factores importantes que moderan la relación. El primero es la fuerza de los controles y equilibrios políticos, que, según nuestra hipótesis, debilita la relación negativa entre el discurso populista y el espíritu empresarial al proporcionar a los empresarios una mayor confianza en que las acciones de un populista se verán limitadas. En segundo lugar, la ideología política del líder modera la relación entre discurso populista y emprendimiento. La retórica anticapitalista del populismo de izquierda creará una mayor incertidumbre de régimen que el populismo de derecha, que a menudo va acompañada de una retórica crítica con el libre comercio y los extranjeros, pero que también apoya los intereses comerciales. El efecto del populismo centrista, que a menudo va acompañado de una combinación de ideas contradictorias y moderadas que dificultan discernir los costos de transacción futuros, tendrá un efecto negativo más débil sobre el espíritu empresarial que el populismo de derecha o de izquierda. Probamos empíricamente nuestro modelo utilizando un diseño multinivel y un conjunto de datos compuesto por más de 780 000 personas en 33 países durante el período 2002-2016. Nuestro análisis apoya en gran medida nuestra teoría sobre el papel moderador de la ideología. Aún así, sorprendentemente, nuestros hallazgos sugieren que el efecto negativo del populismo en el espíritu empresarial es mayor en las naciones con controles y equilibrios más fuertes.”

Prácticamente no hay riesgo que un seguro no pueda cubrir, ej. el de que alguien haga hoyo en uno

Una de las soluciones que se han desarrollado en el mercado para hacer frente a la incertidumbre son los seguros. Estos pueden ser una solución alternativa para muchas cosas de las que ahora confiamos a manos del Estado, por ejemplo, que proteja nuestra seguridad o nuestras propiedades. Los seguros pueden resolver cantidad de problemas (salud, etc.), pero tal vez nunca hayamos previsto que existen seguros para cubrir el riesgo de “hoyo en uno” en el golf. ¡?!

Zachary Crockett comenta esto en un artículo publicado en The Hustle, titulado “The strange business of hole-in-one insurance”: https://thehustle.co/the-strange-business-of-hole-in-one-insurance/amp/

Éste sería el tema:

En un cálido día de septiembre de 2009, Jason Hargett, un gerente de restaurante de 35 años y padre de 4 hijos, subió al tee en el campo de golf Red Ledges en Heber City, Utah.

Era el final de un torneo benéfico y había un gran premio en juego: cualquiera que hiciera un hoyo en uno ganaría un millón de dólares.

Hargett hizo un swing.

La pelota voló 150 yardas por el aire, cayó al green y rodó lentamente hacia el hoyo. Los vítores brotaron de la pequeña multitud cuando Hargett corrió por la calle con incredulidad.

Pero una entidad no estaba celebrando: la compañía de seguros que había sido contratada por los organizadores.

***

Si alguna vez vio un torneo de golf o un evento benéfico, probablemente haya visto algún tipo de premio (un pago en efectivo, un auto llamativo, un paquete de vacaciones) por ganar un hoyo específico.

Las posibilidades de que esto suceda para un golfista aficionado son minúsculas (~1 en 12,5k). Pero la mayoría de los organizadores no pueden arriesgarse a quedarse con la factura.

En cambio, recurren a compañías de seguros integrales que asumen el riesgo por una pequeña tarifa.

¿Detectamos a quienes son confiables y cooperadores, o no, simplemente mirando su cara?

Si vamos a cooperar con los demás, tenemos que poder detectar a aquellas personas que no van a actuar en forma recíproca. Parece que es ésta una capacidad que hemos heredado del largo proceso de evolución biológica, una de fundamental importancia para poder determinar en poco tiempo si aquella persona con que me encuentro es cooperador o depredador.

Éste es precisamente el tema que trata el artículo “Can people detect the trustworthiness of strangers based on their facial appearance?” Los autores son Bastian Jaeger (Vrije Universiteit Amsterdam), Bastiaan Oud (University of Zurich), Tony Williams (University of Zurich ), Eva G. Krumhuber (University College London), Ernst Fehr (University of Zurich), y Jan B. Engelmann (University of Amsterdam). Evolution and Human Behavior: https://doi.org/10.1016/j.evolhumbehav.2022.04.004

 

“Aunque la cooperación puede conducir a resultados mutuamente beneficiosos, las acciones cooperativas solo dan resultado para el individuo si se puede confiar en que los demás también cooperen. Por lo tanto, identificar socios de interacción confiables es un desafío central en la vida social humana. ¿Cómo se enfrenta la gente a este desafío? El trabajo previo sugiere que las personas confían en la apariencia facial para juzgar la confiabilidad de los extraños. Sin embargo, la cuestión de si estos juicios son realmente precisos sigue siendo objeto de debate. La presente investigación examina la precisión en la detección de confiabilidad de rostros y tres moderadores propuestos por investigaciones anteriores. Investigamos si las personas muestran una precisión por encima del azar (a) cuando toman decisiones de confianza y cuando brindan calificaciones explícitas de confiabilidad, (b) al juzgar a sus contrapartes masculinas y femeninas, y (c) al calificar imágenes recortadas (sin rasgos no faciales). ) e imágenes sin recortar. Dos estudios mostraron que las decisiones de confianza incentivadas (Estudio 1, n = 131 estudiantes universitarios) y las predicciones de confiabilidad incentivadas (Estudio 2, n = 266 estudiantes universitarios) no estaban relacionadas con la confiabilidad real de las contrapartes. La precisión no fue moderada por el tipo de estímulo (rostros recortados frente a no recortados) o el género de las contrapartes. En general, estos hallazgos sugieren que las personas no pueden detectar la confiabilidad de los extraños en función de su apariencia facial, cuando esta es la única información disponible para ellos.”

Una crítica a la teoría de los bienes públicos y su necesaria provisión por parte del Estado

Con los alumnos de la materia Escuela Austriaca vemos una visión crítica de la teoría de los bienes públicos y su provisión estatal, considerando el artículo de Hans-Hermann Hoppe «Falacias de la teoría de los bienes públicos y la producción de seguridad»: https://mises.org/es/library/falacias-de-la-teoria-de-los-bienes-publicos-y-la-produccion-de-seguridad

De ese artículo, aquí un párrafo donde comienza a criticar esa teoría:

«Antes de continuar con la presentación y el examen crítico de la teoría de los bienes públicos, investiguemos hasta qué punto resulta útil la distinción entre bienes privados y públicos para ayudar a decidir cuáles deben ser producidos en forma privada y cuáles por el Estado, o con ayuda de éste. Ni siquiera el análisis más superficial podría dejar de señalar que si se utiliza el supuesto criterio de no exclusión, en lugar de encontrar una solución razonable, se originarían grandes dificultades. Por lo menos a primera vista parecería que algunos de los bienes y servicios provistos por el Estado podrían calificarse verdaderamente como bienes públicos, pero no se ve con claridad cuántos de ellos, cuya producción está realmente a cargo de aquél, pueden incluirse en esa categoría. Los ferrocarriles, los servicios postales, los teléfonos, las calles y otros por el estilo, parecen ser bienes cuyo uso puede ser limitado a las personas que los financian, por lo cual se manifiestan como bienes privados. Lo mismo puede decirse sobre muchos aspectos de un bien tan polifacético como la «seguridad»: cualquier cosa pasible de ser asegurada puede calificarse como un bien privado. Con todo, esto no basta, ya que, así como hay un sinnúmero de bienes provistos por el Estado que parecen ser en realidad privados, también existen muchos, producidos en forma privada, que podrían incluirse en la clase de los bienes públicos. Es obvio que mis vecinos pueden disfrutar contemplando los rosales de mi jardín, con lo cual se benefician sin haberme ayudado jamás a cuidarlos. Lo mismo puede decirse de todas las mejoras que yo haya hecho en mi propiedad, que al mismo tiempo han aumentado el valor de las aledañas. La actuación de un músico callejero proporciona placer incluso a aquellos que no depositan una moneda en su gorra. Los pasajeros que viajan conmigo en el ómnibus no me han ayudado a comprar mi desodorante. Y todos aquellos que se relacionan conmigo son beneficiarios de los esfuerzos que he realizado, sin su aporte económico, para convertirme en una persona digna de aprecio. Entonces, todos estos bienes que poseen evidentemente características de bienes públicos —los rosales de mi jardín, las mejoras en mi propiedad, la música callejera, el desodorante, el perfeccionamiento personal—, ¿deben ser provistos por el Estado, o con ayuda de este?»

Alberdi sobre el objeto del gasto público. Dice que la Constitución demanda pocos empleados al gobierno

Con los alumnos de la UBA Derecho completamos la lectura de Sistema Económico y Rentístico de Juan Bautista Alberdi, con la lectura del Capítulo VII: Objetos del Gasto Público según la Constitución Argentina. Algunos párrafos seleccionados:

“El gasto público de la Confederación Argentina, según su Constitución, se compone de todo lo que cuesta el «constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común. promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad»; en una palabra, el gasto nacional argentino se compone de todo lo que cuesta el conservar su Constitución, y reducir a verdades de hecho los objetos que ha tenido en mira al sancionarse, como lo declara su preámbulo.

Todo dinero público gastado en otros objetos que no sean los que la Constitución señala como objetos de la asociación política argentina, es dinero malgastado y malversado. Para ellos se destina el Tesoro público, que los habitantes del país contribuyen a formar con el servicio de sus rentas privadas y sudor. Ellos son el límite de las cargas que la Constitución impone a los habitantes de la Nación en el interés de su provecho común y general.

Encerrado en ese límite el Tesoro nacional, como se ve, tiene un fin santo y supremo; y quien le distrae de él, comete un crimen, ya sea el gobierno cuando lo invierte mal, ya sea el ciudadano cuando roba o defrauda la contribución que le impone la ley del interés general. Hay cobardía, a más de latrocinio, en toda defraudación ejercida contra el Estado; ella es el egoísmo llevado hasta la bajeza, porque no es el Estado, en último caso, el que soporta el robo, sino. el amigo, el compatriota del defraudador, que tienen que cubrir con su bolsillo el déficit que deja la infidencia del defraudador.”

“Teniendo cada provincia su gobierno propio, revestido del poder no delegado por la Constitución al gobierno general, cada una tiene a su cargo el gasto de su gobierno local; cada una lo hace a expensas de su Tesoro de provincia, reservado justamente para ese destino. Según eso, en el gobierno argentino, por regla general, todo gasto es local o provincial; el gasto general, esencialmente excepcional y limitado, se contrae únicamente a los objetos y servicios declarados por la Constitución, como una delegación que las provincias hacen a la Confederación, o Estado general. Este sistema, que se diría entablado en utilidad de la Confederación, ha sido reclamado y defendido por cada una de las provincias que la forman. (Constitución argentina, parte 2a, título 2°, y pactos preexistentes invocados en su preámbulo.)”

“Felizmente la Constitución federal argentina exige pocos empleados para el servicio del gobierno general, compuesto de poderes excepcionales y poco numerosos. – La policía, que forma una gran parte del gasto interior en los gobiernos unitarios, está reservada a los gobiernos provinciales por la Constitución argentina. Igual atribución les hace del servicio y sostén de los establecimientos de beneficencia.

En cuanto al gasto exigido por’ las obras públicas para promover el bienestar general, también es carga que la Constitución reparte entre el gobierno interior de la Nación y el de cada una de las provincias confederadas. (Art. 104.)”

“Los caminos, puentes, muelles y otras obras de esa utilidad pueden ser entregados temporalmente para su explotación a las empresas privadas que tomen a su cargo el construirlos.”

“Si la economía es el juicio en los gastos (Say), la disipación es la locura en el gobierno y en el país.”

“Observaré entretanto, para acabar de hablar del gasto público, que no todo él consiste en el gasto con que la sociedad satisface sus necesidades de orden público por conducto del gobierno, sino también en el que hace ella directa e inmediatamente, por la mano de sus habitantes, en la mejora, comodidad y perfeccionamiento de sus ciudades, en el socorro y alivio de las clases desgraciadas, y en fin en todo ese orden de servicios que la sociedad se hace a sí misma, sin el intermedio de la autoridad, en el sentido de su prosperidad más rápida y más completa. – A ese gasto pertenecen las calles, los empedrados, las calzadas, los caminos, puentes, desagües, mejoras locales, monumentos, socorros públicos y eventuales, que se hacen por suscriciones voluntarias levantadas entre el vecindario.

Ese gasto es obra exclusiva del espíritu público, es decir, de la disposición y aptitud de los habitantes para unir sus esfuerzos y prestarlos, sin más coacción que el deseo del bienestar común, sin más mira que realizarlo. Los pueblos educados en servidumbre no tienen idea de esta contribución sin ley, que el patriotismo se impone a sí mismo, como el esclavo que todo lo hace para su amo y por su mandato no tiene idea del celo generoso.

La Inglaterra, los Estados Unidos deben la mitad de sus mejoras de orden local a esa contribución que el país paga sin que se lo exija la ley, nada más que por el placer de existir bien y de un modo digno del pueblo que sabe estimarse y respetarse hasta en su decoro externo, hasta en el aire distinguido y brillante de esas habitaciones colectivas para su mansión, que se denominan ciudades.”

Walter Castro y Julio Elías sobre el mercado de transplantes de hígado, y que diría Adam Smith

Walter Castro y Julio Elías publican un muy interesante paper como parte de los Documentos de Trabajo de UCEMA titulado INJECTING ADAM SMITH’S IDEAS IN THE MARKET FOR KIDNEY TRANSPLANTS Walter Castro y Julio Elias,  Abril 2022 Nro. 828; www.cema.edu.ar/publicaciones/doc_trabajo.html

Un tema seguramente polémico para muchos. Acá una traducción de su resumen, que no será como la han escrito los autores porque va vía Google Traductor:

“Los órganos para trasplante son extremadamente valiosos y su escasez se ha convertido en uno de los temas de política pública más candentes en la mayoría de los países con programas de trasplante desarrollados. ¿Podría el sistema de trasplante de riñón beneficiarse de una inyección de las ideas de Adam Smith? En este artículo, combinamos las ideas de Adam Smith de La teoría de los sentimientos morales y La riqueza de las naciones para analizar los principales desarrollos del mercado de trasplantes de riñón, incluido el intercambio de riñones, las reglas predeterminadas para las donaciones de personas fallecidas (consentimiento presunto versus consentimiento informado), reglas de prioridad y propuestas para pagar a los donantes de órganos. Inyectar las ideas de Adam Smith en este problema aporta nuevos conocimientos en términos de política pública y diseño de mercado. Por ejemplo, su teoría de igualación de diferencias, expuesta en el Libro I, Capítulo X, de La Riqueza de las Naciones, proporciona una base para estimar cuál sería el precio de un riñón en un mercado legal (Becker y Elias 2007). Sus visiones sobre las decisiones humanas que pugnan entre las ‘pasiones’ y el ‘espectador imparcial’ y sobre las dificultades de organizar la vida económica apelando principalmente a la benevolencia, y otros sentimientos hacia los allegados, son esclarecedores para el diseño político de cualquier sistema de donación (remunerada, donaciones o intercambios no dirigidos) proporcionando una comprensión de lo que motiva a las personas en el contexto de los mercados. Teniendo en cuenta las ideas de Adam Smith, también evaluamos muchas restricciones que existen actualmente en el mercado de los trasplantes de riñón que imponen límites severos a las decisiones individuales, algunas de ellas para compensar una posible falta de autocontrol. Esperamos mostrar con nuestro análisis no sólo la actualidad de las ideas de Smith sino la importancia para el análisis económico de combinar tanto la Teoría de los Sentimientos Morales como la de la Riqueza de las Naciones, y no considerarlas por separado como obras maestras aisladas.”