El derrumbe de la utopía liberal hasta la 2a Guerra Mundial y posterior recuperación

En plena Segunda Guerra Mundial, Mises da una conferencia en el Yale Economic Club (1941), titulada: “Reconstrucción de posguerra”, pese a que aún faltaban varios años para que ésta culminara y todavía no había pasado lo peor.

Sostiene allí que lo que está ocurriendo es un colapso ‘moral’ y material sin precedente que derrumbara la “utopía liberal optimista”.

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Dice Mises: “En la utopía de los viejos liberales, el gobierno solo se ocupa de la protección de la vida, la salud y la propiedad privada contra el uso de la fuerza y el fraude. El estado asegura el funcionamiento suave de la economía de mercado por el peso de su poder coercitivo. Sin embargo, se abstiene de toda interferencia con la libertad de acción de la gente para producir y distribuir en tanto esas acciones no involucren el uso de la fuerza o el fraude contra la vida, la salud o la propiedad de otros. Este simple hecho caracteriza a tal comunidad como una economía de mercado o capitalista.”

“En este mundo capitalista no existen las barreras comerciales ni migratorias. Los bienes y las personas se pueden mover libremente a través de las fronteras. Cualquiera tiene derecho a moverse al lugar donde quiere vivir, trabajar y producir. Las leyes y las autoridades tratan a los ciudadanos y a los extranjeros de la misma forma. Bajo estas condiciones, las fronteras no tienen importancia para el individuo. Es irrelevante para el individuo si el “sereno nocturno” lleva un uniforme azul y blanco o rojo y blanco.”

“Por supuesto, esta utopía liberal nunca se alcanzó por completo. Pero los liberales se convencieron totalmente que las condiciones estaban dirigiéndose en ese camino, que la evolución social y económica necesariamente debía llevar a ello, y que no era posible un retorno al obsoleto sistema de interferencia gubernamental en la vida privada. Sobre esta fe basaron su optimismo en relación a la desaparición de la violencia. La guerra parecía el remanente de un oscuro pasado como la intolerancia religiosa, la superstición, la esclavitud y los gobiernos tiránicos.”

“El optimismo de Bentham, Cobden y Bastiat no estaba justificado. La historia fue por otro camino. Hoy vivimos en un mundo de interferencia gubernamental en los negocios y, en algunos países, socialismo. Por todos lados hay barreras comerciales y migratorias. En política doméstica, los gobiernos están ansiosos de interferir para beneficiar a algunos grupos a expensa de otros. El ‘nacionalismo’ es el rasgo característico de la política exterior moderna.”

“El término es utilizado en forma muy inexacta. Sugiero que se aplique el término ‘nacionalismo económico’ a la política que intenta promover las condiciones de cierto grupo de ciudadanos infligiendo daño a los extranjeros. El nacionalismo es una política de discriminación contra los extranjeros. Los productos extranjeros son excluidos del mercado local y solo ingresan luego de pagar un derecho de importación. El trabajo extranjero es desplazado de la competencia en el mercado laboral local. EL capital extranjero es sujeto a confiscación. Medidas discriminatorias similares se aplican contra ciudadanos que pertenecen a ciertas minorías raciales, lingüísticas o religiosas.”

Por suerte, hubo recuperación después de la guerra, en buena medida gracias a que esas ideas de Mises fueron llevadas adelante por grandes reformadores económicos de posguerra: Ludwig Erhard en Alemania, Jacques Rueff en Francia, Luigi Einaudi en Italia. Pero el ‘estatismo’ que Mises critica sigue vigente en muchos países que se condenan así al atraso.

 

Preguntas sobre la acción humana, la subjetividad del valor y la utilidad marginal (IV)

Los alumnos de Microeconomía en Madrid leen partes de “La Acción Humana” de Ludwig von Mises y plantean preguntas al autor que trataré de contestar aunque no lo sea:

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¿Por qué incide tanto en el concepto de subjetividad?

Porque es un hecho real que no tenemos todos las mismas valoraciones, y que incluso nuestras valoraciones cambian con el tiempo o con el momento. Ahora tengo hambre, y tú estás aburrido. Como algo y el hambre se me va, pero entonces estoy aburrido como tú. Pero tú ahora estás viendo Real Madrid-Barca y tu preocupación ya no es el aburrimiento sino el resultado….

¿Hay fines dentro de fines?

Si los hay, son medios, aunque en otras circunstancias hayan sido fines. Es decir, no hay medios y fines “objetivos”, todo depende de la valoración que les doy en el momento.

¿Qué ocurre cuando los hombres actuamos movidos por el puro altruismo? ¿También valen todos estos planteamientos para las acciones de altruismo? ¿Piensa el autor que el altruismo es también ambición e interés propio? ¿Los planteamientos de Mises quieren decir que el hombre es egoísta por naturaleza?

Correcto. Desde esta perspectiva, el ser humano persigue su interés personal, tanto sea Mises como la Madre Teresa. En este sentido, ambos son “egoístas”, aunque aquí la definición no sirve para el contexto ético. En tal sentido, decimos que la Madre Teresa es altruista porque “su interés personal” es servir a los demás; y un egoísta sería quien sólo busca servirse a sí mismo.

¿Quiere decir todo esto que el hombre vive de forma continua en una permanente insatisfacción?

Porque nuestras necesidades parecen ilimitadas. Tenemos como una vocación de progreso. Obtuvimos algo, pero sabemos que se puede mejorar. Tenemos la vacuna contra la polio. ¿Queremos una vacuna contra el cáncer? Ahora que resolvimos el primer problema nos queda el siguiente, y tal vez esto no acabe nunca. Pero esa vocación es la que explica el progreso de la humanidad.

Normalmente no paramos de actuar hasta el día de nuestra muerte… Esta insatisfacción ¿nos hace infelices por naturaleza? O ¿es precisamente al revés?, ¿es la acción continua y la búsqueda y puesta en marcha de proyectos, con el fin de satisfacer nuestras necesidades, que requieren acción continua es lo que nos hace encontrar un sentido a la vida?

Esto ya es de sicología, pero bien interesante. ¿Qué puedo decir? Veo gente que es feliz produciendo, trabajando, y que eso incluso los mantiene vivos. ¿Necesita Mick Jagger seguir haciendo conciertos por todo el mundo? Otros, tal vez, odian producir y trabajar, pero en todo caso tienen otros fines, otras necesidades: quisieran estar todo el día sentados debajo de una palmera. Pero, en tal caso, tienen que resolver esa necesidad.

¿Por qué no se estudia economía en la universidades desde la óptica de la acción humana y que tendría que cambiar para que así fuera?

Se estudia también la acción humana pero desde una perspectiva diferente. La del individuo maximizador de utilidad, en particular monetaria, con otros modelos que, desde nuestra perspectiva, no son lo suficientemente completos para describir la acción humana y sus consecuencias. Se termina dándole más importancia al modelo matemático en sí que a las acciones de personas con conocimiento limitado.

¿Por qué no ha cuajado el concepto de praxeología?

En fin, los economistas han preferido continuar con “economía” y luego se han desarrollado áreas como el “análisis económico del derecho” (law & economics), el “análisis económico de la política” (public choice) o el “análisis económico de la conducta” (behavioral economics) que, en verdad, serían parte del contenido de la praxeología.

El valor que le damos a un bien ¿no depende también de la escasez del mismo, en vez de nuestra necesidades?

Por supuesto, la ley de utilidad marginal se basa tanto en la utilidad como en la escasez.

¿En todos los casos la utilidad marginal es la que determina el valor de los bienes económicos?

Correcto

¿Cómo puede medir el actor los distintos grados de escasez de los bienes económicos?

A través de los precios. Un precio más alto le indica un mayor grado de escasez.

¿Cuál sería la utilidad marginal del tiempo para el actor?

Cuando Bill Gates decide dejar Microsoft para dedicarse a una fundación que combate la malaria en África está mostrando en acción la utilidad marginal del tiempo. Su tiempo es escaso, y lo que le va quedando vale más, y es una escasez irremediable. Tiene que decidir si se queda y gana unos millones de dólares más o si hace otra cosa que le retribuya más, tiene que “economizar” su tiempo.

¿Por qué afirma que la ley de utilidad marginal no guarda relación con la psicología?

Porque explica la acción humana al margen de porqué la gente persigue ciertos fines y no otros. Es decir, sea la razón que sea por la que perseguimos ciertos fines, lo cierto es que asignaremos medios escasos a los fines más valorados.

¿Cómo es posible que los economistas clásicos no intentarán resolver la paradoja del valor no solo desde el concepto de la utilidad, sino también manejando el concepto de disponibilidad/escasez?

Todos lo intentaron. Los clásicos incluso creyeron que la habían resuelto al explicar el valor por el costo de producción o el trabajo. Pero luego, había cosas que esta teoría no lograba explicar, se hacía evidente la necesidad de otra teoría.

 

¿Quienes son los pobres, y los ricos, cuando hay movilidad social? ¿Qué dicen las estadísticas?

¿Quiénes son los pobres? ¿Acaso nos lo dicen las estadísticas? Por supuesto que tenemos un problema para determinar esto porque la manipulación de las estadísticas de precios también distorsionan las de ingresos y, por lo tanto, las de pobreza. De todas formas, la estadística tal vez nos aproxime a saber qué porcentaje de pobres hay, pero no quienes son precisamente. Eso lo dejamos en manos de los políticos. ¿Y quienes son los pobres en una de las economías más ricas del mundo?

Comenta el profesor de economía de Stanford, Thomas Sowell, en su libro “The Quest for Cosmic Justice” (1999):

Sowell

“Algunos estudios que han seguido a individuos norteamericanos por un cierto período de años han encontrado que la mayoría no permanece en el mismo quintil de la distribución de ingresos por más de una década. El primero de estos estudios fue realizado por un grupo de académicos de izquierda, quienes se encontraron confundidos con sus propios descubrimientos, basados en el seguimiento de los mismos individuos durante ocho años. Pero nada de esto debería sorprendernos. La gente es ocho años mayor luego de ocho años. Tienen ocho años más de experiencia, de madurez. Si han abierto un comercio, han tenido ocho años para conocerlo mejor y atraer más clientes. En las profesiones, han tenido ocho años para forjar una clientela. ¿Por qué no deberían estar en niveles superiores de ingreso al final de esos ocho años?”

“Los pobres, quienes suelen ser definidos como el 20% más bajo de la distribución del ingreso, son tan pasajeros en ese puesto como lo son los ricos. Solo el 3% de la población norteamericana permaneció en el 20% más bajo por ocho años. Entre los que estaban en ese 20% más bajo, más han alcanzado el 20% más alto al final del período de los que permanecieron en ese quintil. Sin embargo, ‘los pobres’ continúan siendo identificados como ese 20%, en lugar del 3% que se mantiene en el fondo. Nuestro discurso intelectual y nuestras políticas públicas se basan en la abstracción del 20% más con el verdadero 3% que son genuinamente pobres.”

“Parece recordar la historia de alguien a quien se dijo que, en la ciudad de Nueva York, alguien es atropellado por un auto cada 20 minutos. Su respuesta fue: “ya debe estar terriblemente cansado de eso”. Pero algunos de nuestros más renombrados intelectuales, para no mencionar a nuestros líderes políticos y morales, comenten el mismo error de pensar que siempre la misma gente todo el tiempo cuando hablan de abstracciones estadísticas como si estuvieran hablando de gente de carne y hueso que son pobres o ricos. Los genuinamente ricos, y los genuinamente pobres, juntos, no llegan al 10% de la población norteamericana. Sin embargo, estos dos grupos son los caracteres principales de melodramas morales que dominan la política, el periodismo e incluso el discurso académico y jurídico de los Estados Unidos.”

 

Mises sobre el papel que cumplimos en el mercado, tanto como productores y consumidores

Parece básico pero no lo es. Comenta Mises sobre el funcionamiento del mercado, en “La Acción Humana”, Cap XVI, Apartado 12: “El individuo y el mercado”:

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“Se acostumbra hablar metafóricamente de las fuerzas automáticas y anónimas que actúan en el ‘mecanismo’ del mercado. Al emplear tales metáforas la gente está dispuesta a olvidarse del hecho que los únicos factores que guían al mercado y la determinación de los precios son las acciones humanas con un cierto propósito. No hay automatismo; sólo hay personas consciente y deliberadamente buscando alcanzar los fines elegidos. No hay misteriosas fuerzas mecánicas; sólo la voluntad humana que busca remover la insatisfacción. No hay anonimidad; sino solamente tú y yo, y Billy y Joe y el resto. Y cada uno de nosotros somos tanto productores como consumidores.”

Mises se dirige aquí a contrarrestar un enfoque común en todo tratamiento de los temas económicos que describe el funcionamiento del mercado como alejado de las decisiones de personas reales, de carne y hueso. Así, por ejemplo, se dice que “el mercado bajó” o “el mercado subió” y, por supuesto, entendemos lo que se quiere decir con eso, pero al formularlo así perdemos de vista que fueron personas las que empujaron el precio en el mercado hacia arriba o hacia abajo, que estuvieron de acuerdo en pagar más o menos. En una clase anterior vimos como quienes determinaban el precio eran las “parejas marginales”, pero siempre de trata de parejas de individuos, de personas que actúan para superar esa insatisfacción producto de la escasez. Esto lleva, también, a que se culpe al mercado de esto o de aquello cuando lo único que hace es reflejar cuáles son las valoraciones de las personas, nada más.

Y esas mismas personas que actúan, no necesariamente comprenden su propio papel en el mercado, en su doble carácter de oferentes y demandantes, de productores y de consumidores.

Continúa Mises:

“El mercado es un cuerpo social; es el principal cuerpo social. Los fenómenos de mercado son fenómenos sociales. Son la resultante de la contribución activa de cada individuo. Pero son diferentes a cada una de esas contribuciones. Aparecen ante el individuo como algo dado, que él mismo no puede alterar. Y pocas veces ve que él mismo es parte, aunque pequeña, del conjunto de elementos que determinan cada estado momentáneo del mercado. Porque no comprende esto se cree libre de criticar al fenómeno del mercado, de condenar respecto del resto de las personas un modo de conducta que considera correcto para sí mismo. Condena al mercado por su insensibilidad y desconsideración por las personas y demanda el control social del mercado para ‘humanizarlo’. Pide, por un lado, medidas para proteger al consumidor de los productores. Pero, por otro, insiste más enfáticamente en la necesidad de ser protegido él mismo como productor frente a los consumidores. El resultado de estas demandas contradictorias da como resultado el moderno método de gobierno intervencionista cuyos principales ejemplos son la Sozialpolitik de la Alemania imperial y el New Deal en los Estados Unidos.”

Hay grupos que no están representados proporcionalmente. Esto sí que ha de ser injusto…

¿Es discriminatorio cuando algunos grupos sociales no estén representados en la misma proporción en ciertas actividades? Comenta el profesor de economía de Stanford, Thomas Sowell, en su libro “The Quest for Cosmic Justice”:

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“El problema fundamental es presuponer que los grupos sociales estarían representados proporcionalmente en distintas actividades o instituciones, o en distintos niveles de ingresos, en ausencia de sesgos o discriminación. Por el contrario, es difícil encontrar una distribución pareja en cualquier país y en cualquier período de la historia, excepto cuando el gobierno impone ciertas cuotas o preferencias para conseguir algún ‘balance’ estadístico.”

“Aquellos que creen en la justicia cósmica suelen argumentar que esto simplemente demuestra cuán extendida está la discriminación. Pero muchos grupos, que no están en posición de discriminar a nadie están sobre-representados en ocupaciones de alta remuneración, instituciones académicas de prestigio y otros muchos sectores deseables de la economía y la sociedad. Podríamos considerar un gran número de disparidades estadísticas, tanto sea de cosas como de personas, donde no se puede presentar un caso de discriminación. Aquí van algunos pocos:

  • Más de 4/5 de los negocios de donas en California están en manos de camboyanos.
  • A principios del siglo XX, 4/5 de las máquinas procesadoras de azúcar se fabricaban en Escocia.
  • Hasta 1909, los italianos en Buenos Aires eran dueños de más del doble de negocios de bebidas y comida que los argentinos, más de tres veces zapaterías y más de diez veces peluquerías.
  • Durante la década de los 60s, la minoría china en Malasia proveía entre el 80 y 90% de todos los estudiantes universitarios de medicina, ciencias e ingeniería.
  • A principios del siglo XX todas las empresas produciendo estos productos en Rio de Grande do Sul era propiedad de alemanes o sus descendientes: camiones, hornos, papel, sombreros, corbatas, cuero, jabón, vidrio, relojes, cerveza, ropa y carros.
  • En la Rusia del Siglo XVIII, 209 de 240 fábricas de ropa en la provincia de Astrakán eran propiedad de armenios.
  • De los 16.000 trabajadores que construyeron el East Africa Railway desde el puerto de Mombasa hasta el Lago Victoria, 15.000 eran de India.
  • Hasta 1937, el 91% de las verdulerías en Vancouver, Canadá, estaban en manos de japoneses.
  • Aunque son menos del 5% de la población indonesia, los chinos han llegado a manejar el 75% de las 200 principales empresas.
  • A principios de los años 1920s los judíos eran solamente el 6 y 11% de las poblaciones de Hungría y Polonia, pero eran más de la mitad de los médicos en esos países.

Esta lista podría extenderse mucho más.

¿Por qué están algunos grupos representados desproporcionalmente en tantos lugares y tiempos distintos? Tal vez la respuesta simple es que no hay motivo para esperar que sean estadísticamente similares. Variables geográficas, históricas, demográficas y otras hacen que la idea de una distribución pareja no tenga ningún sentido.”

 

Respuesta al comentario sobre utilidad marginal decreciente

Lo pongo como nueva entrada, por alguna razón no puedo ponerlo como comentario de respuesta al de Raúl Torres:

Gracias por el comentario Raúl. Fijate que estos casos los trata Murray Rothbard en su libro «Man, Economy and State».
En cuanto a los primeros ejemplos, es como dices, los bienes no son sustitutos perfectos, un adorno es distinto a otro pese a que ambos sean de oro. Lo que está valorando en ese caso es el «adorno», es decir, la forma en la que el metal fue tratado, o tal vez quién se lo regaló, o cuando lo compró, dónde, etc.
El Don Juan no valora las mujeres sino la estadística. 101 no es lo mismo que 100, es un bien distinto y que tiene una valoración superior.
La ley sigue vigente.
Saludos

Cien mil «free riders» en Buenos Aires para los ejemplos de Samuelson y Mankiw. Sigan buscando.

Es muy frecuente utilizar ejemplos en el análisis económico. Esos ejemplos pueden ser “hipotéticos” o “históricos”. ¿Cuáles son mejores? Veamos esto con los casos de Samuelson y Mankiw.

Los hipotéticos tienen la ventaja de ser más “puros”. Es decir, uno los puede armar para que no estén influidos por otras variables que puedan estar en juego en un ejemplo histórico. En este caso se puede discutir su lógica. Los eventos históricos, por otra parte, son el resultado de muchas variables diferentes, por lo que es difícil encontrar algunos que presenten claramente una teoría y sus conclusiones. Pero los hay.

Uno famoso de estos últimos ha sido el caso de los faros, que Samuelson planteara como ejemplo de “bien público” que no podría ser provisto voluntariamente por la existencia de “free riders” o usuarios gratuitos. Coase, en un famoso artículo (The lighthouse in economics, Journal of Law and Economics, 1974), sepultó el ejemplo de Samuelson analizando la historia de la provisión privada de faros en Inglaterra.

Gregory Mankiw, el reconocido profesor de Harvard, trata el mismo tema pero esta vez no cae en el error de presentar un caso histórico que luego es refutado. Presenta un caso hipotético. En su libro “Principles of Economics” (1998), desarrolla el caso de un pequeño pueblo, Smalltown, donde no habría fuegos artificiales el 4 de Julio porque como no se puede excluir a quienes no pagan, todos buscarían ser “colados”. Por esa razón, los provee el gobierno local.

Fireworks

Dice Mankiw: “La historia de Smalltown es estilizada, pero también es realista. En verdad, muchos gobiernos en los Estados Unidos pagan los fuegos artificiales del 4 de Julio. Más aun, la historia muestra una lección general sobre los bienes públicos: debido a que son no-excluyentes, el problema del free rider impide que el mercado privado los provea. El gobierno, sin embargo, puede potencialmente remediar el problema. Si el gobierno decide que los beneficios totales exceden a los costos, puede proveer el bien público y pagarlo con recursos impositivos, mejorando la situación de todos” (p. 222).

Bueno, ayer tuvimos un ejemplo en Buenos Aires que vuelve a cuestionar el caso, tanto hipotético como histórico, de Mankiw y Samuelson. La historia aparece publicada en La Nación con el título: “Buenos Aires se iluminó al ritmo de 8000 fuegos de artificio”: http://www.lanacion.com.ar/1752442-buenos-aires-se-ilumino-al-ritmo-de-8000-fuegos-de-artificio

¿Fue esto organizado por el gobierno? No.

Dice el artículo: “Miles de vecinos de la ciudad y del conurbano norte y sur disfrutaron anoche de los shows de fuegos artificiales organizados por los centros de compras que funcionan en el área metropolitana para celebrar la cercanía del final de 2014. Por décimo año consecutivo, tres shoppings pertenecientes a Alto Palermo Centros Comerciales SA (APSA) y otras dos locaciones en la Capital sirvieron como escenario del lanzamiento de fuegos de artificio que en forma simultánea, desde las 21.30, brindaron un inolvidable y colorido espectáculo en un cielo diáfano. Se estima que unas 100.000 personas pudieron observar el festival de luces.”

¡Hubo 100.000 free riders! Y, así y todo, los fuegos fueron provistos y financiados por el sector privado. La respuesta ya la había dado Coase: la publicidad es una forma de financiar este tipo de bienes, al igual que la publicidad financia la radio o la TV abierta.

Sigan participando. Sigan buscando ejemplos, hipotéticos o históricos, pero la realidad sigue mostrando que los mercados proveen incluso este tipo de bienes.

Preguntas sobre la acción humana, la subjetividad del valor y la utilidad marginal (III)

Los alumnos de Microeconomía en Madrid leen partes de “La Acción Humana” de Ludwig von Mises y plantean preguntas al autor que trataré de contestar aunque no lo sea:

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¿Por qué al oro, por ejemplo, se les da tanto valor cuando no satisface ninguna necesidad, no aumenta el bienestar del actor, ni suprime incomodidad alguna? ¿Valoramos al oro porque sabemos que otros lo valoran a su vez?

Exacto, lo valoramos como un medio de intercambio, porque sabemos que será generalmente aceptado por los demás, lo cual lo convierte en un gran medio de intercambio, que nos da un muy importante servicio. Es decir, satisface la necesidad de contar con un medio de intercambio eficiente.

¿Aumenta el valor marginal de un determinado bien o medio a medida que baja su stock? Me parece que la teoría de la utilidad marginal gira en torno a la escasez o la abundancia, ¿es cierto esto?

Correcto. Veamos el ejemplo del agua desde el lado del oferente. Tengo ocho vasos de agua. Si voy a entregar uno, habrá un potencial uso de ese vaso que estaré sacrificando. La utilidad del siguiente vaso que pueda entregar ya es mayor, está destinado a satisfacer una necesidad más importante. Entonces: aumenta la escasez, aumenta la utilidad de las unidades que me quedan; se reduce la escasez, baja la utilidad de las unidades que ahora tengo.

¿Pudiera ser que el medio a veces suponga más satisfacción que el fin, pasando en ese caso el medio a ser un fin y el fin una excusa?

Claro, un medio puede pasar a ser un fin. Leo libros de economía porque quiero aprender esta disciplina. El libro es un medio, el fin es aprender economía. Pero, tal vez, en algún punto, simplemente disfruto leyendo libros de economía. Esto se ha convertido en un fin para mí.

¿Puede la praxeología asumir una conducta considerada como corrupta desde el punto de vista ético como idónea si con ello se logra el fin perseguido?

Nuevamente, la ética es otra área. Podemos en ella debatir acerca de los fines apropiados o no. De hecho, nos pasamos buena parte del tiempo opinando si las acciones de otros fueron “buenas” o “malas” y allí estamos en el campo de la ética. En el de la economía, simplemente consideraremos las consecuencias de esas acciones.

Desde el punto de vista de la acción ¿Qué considera el autor como realidad objetiva? ¿Toda acción objetiva, al ser asumida por el individuo deja de ser objetiva y se transforma en subjetiva? ¿Es objetiva hasta que es objeto de observación por el individuo?

La realidad es “objetiva” para el que actúa (hay otra discusión filosófica acerca de la realidad y los sentidos, por ejemplo, como en la película Matrix). La realidad objetiva es que siento hambre, y valoro “subjetivamente” que una tortilla es la mejor forma de aplacarla. En este sentido, “objetivo” es lo que el individuo entiende como necesidad. Alguien puede decir: “necesito un coche”. Otro puede decirle…, pero ya tienes dos. “Objetivamente, no te hace falta”. Pero lo que es “objetivo” para nosotros es que esa persona entiende que esa necesidad existe.

¿Por qué es impensable una ley de utilidad creciente?

Es “ilógica” en este sentido. Estoy en el desierto y llego al oasis. Me ofrecen un vaso de agua: si lo uso para calmar mi sed es que esa era la necesidad más valorada. ¿Y qué pasa si lo uso para regar las plantas? Pues, por definición, ésa era la necesidad más valorada: tenía un solo vaso y lo destiné a ese fin. Pero, en realidad, valoraba más calmar su sed, alguien podría decir. Pues no, en tal caso se lo hubiera bebido. Y el segundo uso por definición es menos valorado, de otra forma hubiera usado el primer vaso con ese destino.

¿Por qué se confunden la utilidad marginal y la ley de Weber-Fechner quienes sólo ponderan los medios idóneos para alcanzar cierta satisfacción?

Es que esa ley establecía una relación proporcional entre “medios y fines”, que Mises niega en el caso de la utilidad marginal con ese ejemplo sobre el aumento de la temperatura.

¿Por qué la utilidad total y valor total carece de sentido, existen mercados totales? ¿Podrían ser estos de bienes únicos (ejemplo obra Miguel Ángel?

Porque como la utilidad no puede medirse, es “ordinal” no “cardinal”, entonces no puede sumarse para el conjunto del mercado. Veremos el ejemplo de Miguel Ángel cuando veamos el concepto de “bienes sustitutos”. Una obra de Miguel Ángel es una pieza única, y podemos pensar en un mercado donde hay un solo bien ofrecido y muchos demandantes. Eso es correcto. En algún punto también hay “sustitutos”. ¿A qué precio estarías dispuesto a cambiar La Gioconda por el Guernica por ejemplo?

¿Diferencias entre praxeología y economía? (concepto para mi muy parecido)

Praxeología sería la ciencia de la acción humana, economía aquella parte que analiza las acciones en un entorno de escasez donde surgen los intercambios y el mercado.

¿Los bienes libres, tienen valor económico, o por su abundancia son gratuitos (ej: aire)?.

Como no son escasos no tienen valor económico.

Tanto el costo como el valor, es muy subjetivo y diferente a cada individuo, con lo cual, ¿cómo podemos definir adecuadamente cada valor a una población?

No podemos, pero el precio, que resulta de la interacción de las valoraciones de demandantes y oferentes, nos da una idea de las valoraciones de unos y otros.

¿Quién le influyó anteriormente para llegar a estas conclusiones?

Menger y Böhm-Bawerk y von Wieser. Ellos fueron sus maestros y quienes desarrollaron la teoría de la utilidad marginal

 

La discriminación racial, el uso de estadísticas, y un banco que discrimina en sus préstamos

El tema de la discriminación ha aflorado nuevamente, luego de las noticias que llegan desde los Estados Unidos. Desde los años 1960 se ha impulsado distintas políticas que buscan “compensar” la discriminación que hubieran sufrido ciertos grupos en el pasado. Pero definir esos grupos en el presente, y en qué grado son discriminados no parece nada sencillo

Comenta el profesor de economía de Stanford, Thomas Sowell, en su libro “The Quest for Cosmic Justice”:

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“Hemos visto cuán fácil es equivocarse por amplio margen cuando se trata de interpretar la historia. Es igualmente fácil hacerlo con las estadísticas contemporáneas. Si uno busca suficientes números, eventualmente se encontrará con alguna estadística que parezca confirmar su propia visión. Estas son las llamadas ‘estadísticas ¡Ahá!’ Otras estadísticas, que sugieren conclusiones opuestas no generan ningún ¡Ahá!, pero es más probable que sean pasadas por alto y olvidadas.”

“Un conjunto de estadísticas originó una tormenta periodística y política en 1993; mostraba que los solicitantes negros de créditos hipotecarios eran rechazados a una tasa superior que los solicitantes blancos. El Washington Post declaró que ‘existe un sistema de crédito hipotecario racialmente sesgado’, y otras numerosas publicaciones, políticos y activistas se sumaron al coro de denuncias. Sin embargo, el mismo conjunto de estadísticas mostraba que el porcentaje de solicitantes blancos rechazados era mayor que el de los asiáticos americanos. Sin embargo, estas estadísticas no generaron ningún ¡Ahá!, ninguna queja de que los blancos eran discriminados en favor de los asiáticos americanos, porque no era ésta la visión prevaleciente. En síntesis, los números son aceptados como evidencia cuando acuerdan con los preconceptos, y rechazados cuando no.”

“Las comparaciones estadísticas asumen implícitamente que los grupos siendo comparados son realmente comparables en las variables relevantes. Sin embargo, muy a menudo ni siquiera están cerca de ser comparables. Por ejemplo, un análisis más profundo de las estadísticas sobre créditos hipotecarios muestra que los solicitantes de préstamos para vivienda, de grupos minoritarios, tienen mayores niveles de endeudamiento, peores historias crediticias, solicitaron el préstamo para cubrir una mayor porcentaje del valor de la propiedad en cuestión, y también era más probable que buscaran financiamiento para unidades de habitación múltiple en vez de casas unifamiliares, siendo las primeras consideradas como una inversión más riesgosa. Aun así, se aprobó el 72% de las solicitudes inmobiliarias de miembros de grupos minoritarios, comparado con el 89% de las aplicaciones de blancos. Esta diferencia de 17 puntos porcentuales cae a 6 puntos porcentuales cuando variables relevantes se mantienen constantes. Más aun, todas las diferencias estadísticas que permanecen pueden ser rastreadas a una tasa de aprobación en un solo banco. ¿Por qué el gobierno no inició ninguna acción legal contra este único banco blanco racista? Pues porque no era ni blanco, ni racista. Era un banco propiedad de negros.”

El capitalismo de amigos funciona solamente para los amigos, y amigos no podemos ser todos

En una conferencia dictada en el Faculty Club de la New York University (Aspects of American Foreign Trade Policy, 15/3/1943), Mises comenta la actividad empresarial bajo el proteccionismo: Mises3

“El mercado sin regulaciones es una democracia en la cual cada centavo da un derecho a voto. Su operación fuerza a los capitalistas y emprendedores a ajustar sus actividades a la demanda de los consumidores. Los consumidores deciden a través de sus compras o abstenciones de comprar lo que debe producirse, su calidad y cantidad. Un empresario que es lento para ajustar su producción a las demandas de los consumidores sufre pérdidas y, si no cambia sus métodos, será finalmente desplazado por otros más eficientes. La producción con afán de lucro significa la soberanía de los consumidores. En el manejo de los negocios el emprendedor es solamente un intermediario. Los reales jefes son los consumidores cuyas necesidades debe el emprendedor satisfacer de la forma más eficiente que el estado de la tecnología y la disponibilidad de factores de producción permita.”

“La gente no es misericordiosa como consumidores. No les preocupan los intereses creados del capital o del trabajo. Cuando el progreso tecnológico les ofrece un nuevo método de entretenimiento, van tras la novedad y abandonan lo viejo. Están deseosos de comprar en el mercado más barato. Están continuamente empujando a las empresas a su máximo esfuerzo.”

“La ausencia de algún privilegio para el productor menos eficiente es un rasgo característico del capitalismo moderno. Los gremios medievales tenían el derecho a cerrar el acceso al comercio a quien no fuera miembro, de forzar a sus miembros de continuar con métodos de producción tradicionales, y a impedir que se venda a un precio más bajo al que fijaran ellos monopolísticamente. La abolición de este sistema abrió la puerta a un progreso económico sin precedentes en la era del vapor y la electricidad. Fue la gran suerte de América que los colonizadores no trajeron con ellos desde sus viejos países ningún plan para restringir a los negocios.”

“Un privilegio que protege a un emprendedor o grupo de emprendedores contra la competencia de quienes producen más barato y mejores productos impulsa, con cargo al resto de la población los intereses de clase de esta rama de la producción, siempre que el acceso a esta rama esté restringido. Si cualquiera es libre de entrar en este campo de los negocios, el privilegio tiene solo un valor pasajero; el ingreso de nuevos emprendedores reducirá los excesivos ingresos a su nivel normal.”

“Un privilegio sirve los intereses de clase solamente de los privilegiados si las otras clases no están privilegiadas a su vez o no en la misma magnitud. Si todos son privilegiados en el mismo grado, todos pierden, como consumidores, lo que ganen como productores. Pero eso no es todo. Cada miembro de la comunidad resulta perjudicado por las restricciones impuestas en la producción más moderna y barata.”