¿Cuándo y dónde nació la palabra «liberal» o «liberalismo»? ¿En España, Francia? Parece que con Adam Smith

¿Dónde se originó la palabra “liberal”? Existe una fuerte opinión de que comenzó en España, reflejado en la Constitución de Cádiz, aprobada en 1812, otros sugieren que fue en Francia. Como tantas otras cosas, también hay polémica sobre esto. Daniel B. Klein, del Departamento de Economía de George Mason University, plantea que todo comenzó, como muchos intuyen, con Adam Smith.

Klein, Daniel B., The Liberal Christening (July 9, 2022). Svensk Tidskrift, 2022, GMU Working Paper in Economics No. 22-27, 2022, Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=4158563

“Esta pieza muestra de manera concluyente que en la década de 1770, Adam Smith y otros bautizaron su persuasión política como «liberal» al asignarle un significado político a la palabra «liberal». El liberalismo 1.0 fue de hecho el liberalismo smithiano. Los cuerpos de evidencia: (1) la no ocurrencia en inglés antes de 1769 (con algunas excepciones notables); (2) la explosión del «plan liberal», el «sistema liberal», los «principios liberales», el «gobierno liberal», la «política liberal», etc. después de 1769; (3) la adopción tardía de estas expresiones en francés, alemán, italiano y español; (4) la aparición a partir de la década de 1770 de los usos smithianos de «liberal» en la burocracia, en particular en el registro parlamentario; (5) la aparición a partir de 1802 de los usos smithianos de «liberal» en la Edinburgh Review. En 1960, en La Constitución de la Libertad, Hayek sugirió que «liberal» como término político fue iniciado por Smith. Tenía razón, aunque Smith no lo hizo solo.”

Escenarios para el año 2050: ¿todo cambió con la invasión a Ucrania?

Con los alumnos de UCEMA, vemos un informe de Deutsche Post donde se plantean diferentes escenarios para la economía global en el año 2050: http://www.dpdhl.com/en/media_relations/press_releases/2012/the_world_in_2050.html

Y sí, hay gente que tiene que estar pensando en el 2050, mientras muchos apenas sabemos lo que va a pasar el año que viene. La falta de una moneda sólida en el mundo y de crecientes endeudamientos en los principales países del planeta debería alertarnos ya que habrá turbulencias. La crisis del 2008 quedó atrás pero nada se ha hecho para evitar la próxima. Las políticas monetarias de los bancos centrales “generan” los ciclos económicos de auge y caída, no los suavizan. Sin embargo, nada de esto se menciona en el análisis del futuro de este reporte. Tampoco hay nada en relación a una generalización del populismo en los países ricos, eso que representa Donald Trump y que encontramos en Europa tanto en versiones de izquierda como de derecha. ¿Y cuáles son los escenarios que encuentran?

Escenario 1: Una economía sin control, con colapso a la vista. Pero curiosamente a ese destino se llegaría por “un materialismo y consumo sin límites, alimentado por el paradigma del crecimiento cuantitativo y el rechazo el desarrollo sustentable.” EL comercio mundial ha florecido por la eliminación de las barreras comerciales, Asia es el centro de la economía y una super-red de transpote global asegura rápidos intercambios entre los centros de consumo. Pero el cambio climático lleva a desastres naturales.

Escenario 2: Mega-eficiencia y mega-ciudades. Un mundo en el que las ciudades son los grandes motores del progreso y el estado nacional queda en un segundo plano. Las ciudades se benefician del crecimiento “verde”. Para superar problemas como la congestión y las emisiones se han convertido en campeonas de la colaboración. Los consumidores cambiaron sus hábitos, los productos ya no tanto se compran sino que se alquilan.

Escenario 3: Estilos personalizados. La individualización y el consumo personalizado se han extendido por doquier. Los consumidores pueden diseñar y crear sus propios productos, con impresoras 3D. Esto se complementa con una infraestructura energética descentralizada.

Escenario 4: Proteccionismo paralizante. A partir de las crisis económicas, el nacionalismo excesivo y las barreras proteccionistas, la globalización se ha revertido. El desarrollo tecnológico es lento. Los altos precios de la energía y la escasez de su oferta llevan a conflictos internacionales sobre los recursos.

Escenario 5: Resistencia global, adaptación local. Describe un mundo caracterizado por un alto nivel de consumo gracias a la producción automatizada y barata. Pero el acelerado cambio climático y las frecuentes catástrofes naturales quiebran las cadenas de suministro global y se producen constantes fallas en la oferta. El paradigma económico cambia de la maximización de la eficiencia a la mitigación de la vulnerabilidad. Esto lleva a duplicar sistemas para superar esos inconvenientes aunque la eficiencia termina sacrificada.

En fin, puede ser que alguno o más de uno de los escenarios descriptos se produzca: el auge de las ciudades, la personalización del consumo. Pero tal vez el escenario más importante será el que determinará las políticas fiscales y monetarias de los gobiernos ya que si hay una amenaza en el planeta actualmente es que tienen las manos libres para hacer lo que quieran, sin mayores controles y lo que quieren suele ser gastar y emitir. Todo, por supuesto, con los mejores argumentos acerca del impulso de la “demanda agregada” y las terribles amenazas de la deflación.

Tal vez haya que incorporar un escenario que describa el colapso del estado benefactor, o el auge del populismo, o el derrumbre del comercio por el proteccionismo, o una combinación de todas, hundido en un mar de deuda y emisión monetaria. ¿Y después?

Para las familias que se dedican a la política: el poder puede terminar destruyéndolas

La familia es una de las instituciones más poderosas, presente en todo el planeta y bajo cualquier civilización. Seguramente se encuentra en el lugar más preciado para muchos, sino todos. Pero, ojo que se puede perder el camino de cómo cuidarla y terminar destruyéndola. Es lo que plantea John  Grove, Managing Editor de Law & Liberty en un ensayo titulado “The Family Tragedy”: https://lawliberty.org/the-family-tragedy/

“Históricamente, la familia es una de las metáforas más comunes del poder político. Los reyes se presentaban a sí mismos como padres de su pueblo, y filósofos tan augustos como Aristóteles han sugerido que el gobierno político es una consecuencia del gobierno de la familia y está relacionado con él. Como una forma de cubrir y suavizar las duras realidades del poder, pocas imágenes son tan seductoras como la mano amorosa de un padre que defiende y guía a su “familia”, una comunidad estrechamente unida por una forma de vida compartida.

Esta combinación de poder político y amor familiar crea una imagen majestuosa y agradable, pero que inevitablemente se resquebraja cuando las necesidades del primero chocan con las limitaciones que acompañan a cualquier preocupación genuina por el segundo. Al concebirse a sí mismo como un padre de su país, un rey puede generar afecto por ellos, pero las implacables exigencias de la ley, el constante impulso por maximizar el poder, y especialmente las necesidades de la guerra, inevitablemente revelan los límites y tensiones de la metáfora. Esta dinámica, y toda la belleza y destrucción que la acompañan, es capturada por el mayor conjunto de películas que ha producido Hollywood, que ahora celebra su quincuagésimo aniversario.

El Padrino y sus secuelas no son lo que la mayoría consideraría películas políticas. Sin embargo, gran parte de su atracción y valor perdurables proviene del drama que acompaña al gobierno de una sociedad cerrada y tradicional —en parte familia, en parte empresa, en parte reino— en contraste con una América corrupta y la sociedad delgada como el papel que la caracteriza. Esta sociedad alternativa parece estar construida sobre bases más sólidas: una cultura compartida, lazos mutuos de lealtad genuina y una jerarquía universalmente aceptada.

Pero al convertir a la Familia Corleone en una potencia nacional y eventualmente global, Vito y (especialmente) Michael Corleone terminan destruyendo las mismas cosas que la hacen tan atractiva, sobre todo, la familia real de carne y hueso.”

 

¿La economía estudia a la sociedad en su conjunto, la acción individual o la interacción entre las personas?

Toda acción es individual, por supuesto, por esa razón siempre hemos enfatizado al principio del individualismo metodológico en la economía, es decir, comenzar a analizar la acción individual, luego en todo caso agregar y analizar el conjunto. Es el tema que plantean  Moore, Sarah y Wagner, Richard E, del Departamento de Economía de George Mason University en un paper titulado “Individualism vs. Holism in Economic Theory: Deconstructing an Incoherent Dichotomy” (July 3, 2022). GMU Working Paper in Economics No. 22-26, 2022, Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=4152660 or http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.4152660

“Se nos ha pedido que examinemos la dicotomía individualismo-holismo dentro de la economía. Proseguimos este examen explorando los contornos de varias dicotomías que se repiten a lo largo de los debates resultantes sobre el método. La dicotomía primaria se refiere a si la sociedad es propiamente un objeto de análisis o, por el contrario, debe reducirse a los individuos que constituyen esas sociedades. No hay duda de que una sociedad se desvanecería si todos sus miembros individuales murieran. Esta proposición aritmética, sin embargo, no resuelve la disputa sobre el holismo y el individualismo. Una vez que se reconoce que la interacción entre los individuos y no los actos solitarios de elección es el modo primario de conducta humana, la atención analítica debe dirigirse más hacia la interacción; que elección. La polaridad individuo-sociedad es más confusa que esclarecedora, y este artículo busca la claridad al explorar algunas implicaciones que surgen del reconocimiento de que, si bien solo los individuos pueden llevar a cabo acciones, la sociedad es un objeto real de todos modos.”

Milton & Rose Friedman sobre el impacto de las ideas en la evolución de la sociedad

Con los alumnos de la materia Historia del Pensamiento Económico y Social, De UCEMA, vemos un artículo breve y simple de Milton y Rose Friedman, pero sobre un tema de fundamental importancia, el papel que cumplen las ideas en la evolución de las sociedades, los ciclos que se generan, los procesos de cambio y las crisis como detonantes de muchos de esos cambios. Es de fundamental importancia en todas nuestras sociedades. Así presentan el tema:

”El objetivo de este ensayo es modesto: presentar una hipótesis que se ha tornado cada vez más razonable para nosotros a medida que pasan los años, ilustrarla con ejemplos de los últimos tres siglos y analizar algunas de sus implicancias. La hipótesis es la siguiente: un cambio importante en la política social y económica está precedido por un cambio en el clima de la opinión intelectual, generado, al menos en parte, por circunstancias sociales, políticas y económicas contemporáneas. Este cambio puede comenzar en un país pero, si es duradero, termina por difundirse en todo el mundo. Al principio tendrá poco efecto en la política social y económica. Después de un intervalo, a veces de décadas, una corriente intelectual “tomada en su punto culminante” se extenderá al principio gradualmente, luego con más rapidez, al público en general y a través de la presión pública sobre el gobierno afectará las medidas económicas, sociales y políticas. A medida que la corriente de acontecimientos alcanza su punto culminante, la corriente intelectual comienza a disminuir, compensada por lo que A. V. Dicey denomina las contracorrientes de opinión, que representan generalmente una reacción a las consecuencias prácticas atribuidas a la corriente intelectual anterior. Las promesas tienden a ser utópicas. Nunca se cumplen, y por lo tanto desilusionan. Los protagonistas iniciales de la corriente de pensamiento desaparecen y la calidad intelectual de sus seguidores y partidarios disminuye en forma inevitable. Hacen falta independencia y coraje intelectuales para iniciar una contracorriente que domine la opinión, y también, aunque en menor medida, para unirse a la causa. Los jóvenes emprendedores, independientes y valientes buscan nuevos territorios para conquistar y ello requiere explorar lo nuevo y lo no probado. Las contracorrientes que juntan sus fuerzas ponen en movimiento la próxima marejada, y el proceso se repite.

No es necesario mencionar que este esquema está demasiado simplificado y excesivamente formalizado. En particular, omite cualquier análisis de una interacción sutil mutua entre la opinión intelectual, la opinión pública y el curso de los acontecimientos. Siempre se dan cambios graduales en las políticas y en los acuerdos institucionales. Sin embargo, los cambios importantes rara vez ocurren, excepto en los tiempos de crisis, cuando, utilizando la frase evocadora de Richard Weaver,”las ideas tienen consecuencias”. La corriente de pensamiento llega al público por medio de intelectuales de diversas profesiones: maestros y predicadores, periodistas de la prensa escrita o de la televisión, eruditos y políticos. El público comienza a reaccionar a esta crisis de acuerdo con las opciones que los intelectuales han explorado, opciones que limitan en forma eficaz las alternativas abiertas a los poderes existentes. En casi toda corriente una crisis se identifica como el catalizador de un cambio importante en la dirección de la política.”

Milton Friedman sobre la responsabilidad social empresaria y el debate con John Mackey

Los alumnos de Historia del Pensamiento Económico y Social de UCEMA, leer en forma optativa a Milton Friedman: “La responsabilidad social de los empresarios es incrementar sus ganancias”. Y e debate que se genera con John MacKey, de Whole Foods.

El artículo, publicado en la revisa del New York Times es claramente desafiante, típico de Friedman. Con un título agresivo busca llamar la atención de los lectores. Así lo comenta una alumna:

“Friedman hace hincapié en su rechazo a la responsabilidad social de la empresa. Friedman establece que no puede hablarse estrictamente sobre RSE ya que, quienes adquieren responsabilidades son las personas y no una corporación artificial. Quienes deben ser responsables son las personas y no una corporación artificial. Quienes deben ser responsables son los empresarios, dueños, o quienes representan a las compañías, es decir, los ejecutivos corporativos. Ahora bien, ¿en qué consiste esa responsabilidad?”

“El ejecutivo corporativo es también una persona en su propio derecho y, como tal, puede que tenga muchas otras responsabilidades que reconozca o asuma de forma voluntaria: para con su familia, su conciencia, sus sentimientos de caridad, su iglesia, sus clubes, su ciudad, su país. Puede que se sienta obligado por dichas responsabilidades a dedicar parte de sus ingresos a causas que considera respetables, a rechazar trabajar para ciertas corporaciones, e incluso a abandonar su trabajo, por ejemplo, para incorporarse al ejército de su país. Si lo deseamos, podemos referirnos a algunas de estas responsabilidades como “responsabilidades sociales”. Sin embargo, en este sentido el ejecutivo corporativo está actuando como principal y no como agente; está gastando dinero, tiempo o energía, y no el dinero de sus empleadores o el tiempo o la energía que por contrato se comprometido a dedicar a los objetivos de los mismos.”

El tema es tan sensible que muchos no llegan a ver los argumentos de Friedman. No digo estar de acuerdo, sino simplemente entenderlo. Lo mismo debe haber sucedido con muchos de sus lectores.

Pero los alumnos no leen solamente esto, sino también un muy interesante debate organizado por la Reason Foundation donde John Mackey, fundador y presidente de Whole Foods, la exitosa cadena de supermercados naturistas sostiene:

“Estoy muy en desacuerdo. Soy un empresario y un libertario del libre mercado, pero creo que la empresa inteligente debe crear valor para todos sus socios. Desde la perspectiva del inversor, el fin de los negocios es maximizar las ganancias. Pero no es el fin de otros stakeholders –clientes, empleados, proveedores y la comunidad. Cada uno de estos grupos definirá el objetivo de la firma en términos de sus propias necesidades y deseos, y cada perspectiva es válida y legítima.

Mi argumento no debería interpretarse como hostil hacia las ganancias. Creo que conozco algo sobre cómo crear valor para los accionistas. Cuando co-fundé Whole Food Markets hace 27 años comenzamos con $45.000 de capital, tuvimos ventas por $250.000 en nuestro primer año. En los últimos doce meses hemos tenido ventas por más de $4.600 millones, ganancias netas de más de $160 millones y una capitalización de mercado superior a los $8.000 millones

Pero no hemos logrado ese tremendo aumento en el valor de los accionistas haciendo que el valor de las acciones sea nuestro objetivo principal. En mi matrimonio, la felicidad de mi mujer es un fin en sí mismo, no solamente un medio para mi propia felicidad; el amor me lleva a poner la felicidad de mi mujer en primer lugar, pero al hacerlo soy feliz también yo. Igualmente, los negocios más exitosos ponen al cliente en primer lugar, antes que los inversores. En una empresa centrada en las ganancias la felicidad de los clientes es simplemente un medio para un fin: maximizar las ganancias. En una empresa centrada en los clientes, su felicidad es un fin en sí mismo, y será buscado con mayor interés, pasión y empatía de lo que puede hacerlo una empresa centrada en las ganancias.”

Los aportes de Milton Friedman a la ciencia económica, a la teoría monetaria y muchas más

Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico y Social de UCEMA leemos a Milton Friedman en varios artículos. Uno de ellos es una revisión de todas sus contribuciones a la teoría económica. Pero Friedman, como otros grandes de la economía, fue más allá de este campo. Así es que también vemos un artículo que escribió junto a Rose, su mujer, sobre el papel que cumplen las ideas en el cambio institucional, y otro que en su momento causó una gran discusión: “La responsabilidad social de los empresarios es incrementar sus ganancias”.

El artículo, publicado en la revisa del New York Times es claramente desafiante, típico de Friedman. Con un título agresivo busca llamar la atención de los lectores. Así lo comenta una alumna:

“Friedman hace hincapié en su rechazo a la responsabilidad social de la empresa. Friedman establece que no puede hablarse estrictamente sobre RSE ya que, quienes adquieren responsabilidades son las personas y no una corporación artificial. Quienes deben ser responsables son las personas y no una corporación artificial. Quienes deben ser responsables son los empresarios, dueños, o quienes representan a las compañías, es decir, los ejecutivos corporativos. Ahora bien, ¿en qué consiste esa responsabilidad?”

“El ejecutivo corporativo es también una persona en su propio derecho y, como tal, puede que tenga muchas otras responsabilidades que reconozca o asuma de forma voluntaria: para con su familia, su conciencia, sus sentimientos de caridad, su iglesia, sus clubes, su ciudad, su país. Puede que se sienta obligado por dichas responsabilidades a dedicar parte de sus ingresos a causas que considera respetables, a rechazar trabajar para ciertas corporaciones, e incluso a abandonar su trabajo, por ejemplo, para incorporarse al ejército de su país. Si lo deseamos, podemos referirnos a algunas de estas responsabilidades como “responsabilidades sociales”. Sin embargo, en este sentido el ejecutivo corporativo está actuando como principal y no como agente; está gastando dinero, tiempo o energía, y no el dinero de sus empleadores o el tiempo o la energía que por contrato se comprometido a dedicar a los objetivos de los mismos.”

El tema es tan sensible que muchos no llegan a ver los argumentos de Friedman. No digo estar de acuerdo, sino simplemente entenderlo. Lo mismo debe haber sucedido con muchos de sus lectores.

Pero los alumnos no leen solamente esto, sino también un muy interesante debate organizado por la Reason Foundation donde John Mackey, fundador y presidente de Whole Foods, la exitosa cadena de supermercados naturistas sostiene:

“Estoy muy en desacuerdo. Soy un empresario y un libertario del libre mercado, pero creo que la empresa inteligente debe crear valor para todos sus socios. Desde la perspectiva del inversor, el fin de los negocios es maximizar las ganancias. Pero no es el fin de otros stakeholders –clientes, empleados, proveedores y la comunidad. Cada uno de estos grupos definirá el objetivo de la firma en términos de sus propias necesidades y deseos, y cada perspectiva es válida y legítima.

Mi argumento no debería interpretarse como hostil hacia las ganancias. Creo que conozco algo sobre cómo crear valor para los accionistas. Cuando co-fundé Whole Food Markets hace 27 años comenzamos con $45.000 de capital, tuvimos ventas por $250.000 en nuestro primer año. En los últimos doce meses hemos tenido ventas por más de $4.600 millones, ganancias netas de más de $160 millones y una capitalización de mercado superior a los $8.000 millones

Pero no hemos logrado ese tremendo aumento en el valor de los accionistas haciendo que el valor de las acciones sea nuestro objetivo principal. En mi matrimonio, la felicidad de mi mujer es un fin en sí mismo, no solamente un medio para mi propia felicidad; el amor me lleva a poner la felicidad de mi mujer en primer lugar, pero al hacerlo soy feliz también yo. Igualmente, los negocios más exitosos ponen al cliente en primer lugar, antes que los inversores. En una empresa centrada en las ganancias la felicidad de los clientes es simplemente un medio para un fin: maximizar las ganancias. En una empresa centrada en los clientes, su felicidad es un fin en sí mismo, y será buscado con mayor interés, pasión y empatía de lo que puede hacerlo una empresa centrada en las ganancias.”

Algo que ya hemos vivido aquí: los inmigrantes son emprendedores y traen consigo «conocimiento» e innovación

Lo sabíamos porque lo mismo pasó acá: los inmigrantes son naturalmente emprendedores, pero también son innovadores. Es lo que plantea Robert Krol, Senior Affiliated Scholar del Mercatus Center, George Mason University y Professor Emeritus of Economics, California State University, en un paper titulado “The Effects of Immigration on Entrepreneurship and Innovation.” Working Paper, Mercatus Center at George Mason University, Arlington, VA, May 2021.

https://econpapers.repec.org/scripts/redir.pf?u=https%3A%2F%2Fmercury.mercatus.org%2FProduct%2FViewFinalCopy%2F3174;h=repec:ajw:wpaper:11209

Este artículo revisa la evidencia sobre los efectos de la inmigración en el espíritu empresarial y la innovación. El número de inmigrantes ha aumentado tanto en números absolutos como en porcentaje de la población estadounidense. Los países de origen se han desplazado de Europa a América Latina y Asia. La proporción de inmigrantes altamente calificados ha aumentado, mientras que la proporción de inmigrantes menos calificados ha disminuido. Inmigrantes tienden a ser emprendedores y a iniciar una parte significativa de los negocios estadounidenses. Esas nuevas empresas hacen una contribución significativa al crecimiento del empleo en los Estados Unidos. La investigación indica que los inmigrantes tienden a ser innovadores. Este hallazgo es parcialmente el resultado de un gran porcentaje de inmigrantes con títulos en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM). El porcentaje de patentes que van a los inmigrantes ha aumentado significativamente con el tiempo. Los inventores inmigrantes son un complemento a los inventores nativos, elevando así la productividad total con el tiempo.”

Juan Bautista Alberdi sobre el gasto público y su objeto

Con los alumnos de la  UBA Derecho vemos a Juan Bautista Alberdi en el Sistema Económico y Rentístico, sobre el “consumo”. En verdad, está hablando sobre el gasto. Trata en dos páginas el consumo privado, para luego pasar de lleno a analizar el gasto público. Así comienza:

“PRINCIPIOS GENERALES DE LA CONSTITUCION EN MATERIA DE CONSUMOS

La riqueza, tan penosamente elaborada por el hombre con el sudor de su frente, tiene por objeto y fin satisfacer las necesidades de su ser. Esta aplicación a su destino natural recibe en la economía el nombre de consumo. Según esto, consumir la riqueza, es ejercer el derecho más precioso que tenga el hombre a su respecto, porque no es más que alimentar y desenvolver su existencia física y moral. La Constitución Argentina no podía dejar sin garantías especiales este derecho esencial del hombre en sociedad.

Pero esas garantías residen en los mismos principios que la Constitución asegura en favor de la producción y distribución de la riqueza. Esos principios son siempre la libertad, igualdad, propiedad y seguridad, que hemos visto al frente de las funciones económicas de la producción y distribución. En la Constitución argentina, como en el orden natural de los hechos económicos de que esa Constitución es expresión fiel, esas garantías acompañan a la riqueza desde que se produce hasta que desaparece en servicio de las necesidades del hombre. -Libertad en los consumos, como en la pro-ducción y distribución de las riquezas: he aquí el sistema de la Constitución argentina, que no es más que la sanción de las leyes naturales que rigen el fenómeno de los consumos.

En efecto, en el consumo, lo mismo que en su producción y distribución, la riqueza tiene leyes de conservación y desarrollo que le son propias, y que el hombre conoce y observa por el instinto de su conservación misma. – Ese instinto le enseña a consumir sin empobrecer, lo cual constituye la economía, que no es sino el juicio en los gastos. De modo que el arte de gastar forma parte del arte de enriquecer, y parte tan esencial, que ha dado su nombre a toda la ciencia de la riqueza, que se deja llamar economía. – Así también la política económica, es decir, la política de los gastos y consumos, el sistema de rentas, viene a ser tan importante ramo de la ciencia de la riqueza, que el vulgo tiene disculpa, aunque no razón, para confundirla con el plan de hacienda o riqueza fiscal.

Si el hombre sabe gastar por el mismo instinto de conservación que le enseña a producir y enriquecer, ¿qué apoyo exige de la ley a este respecto? – En el gasto privado, el de su abstención completa; un apoyo negativo que no le estorbe, que no le restrinja su libertad de gastar o consumir, de que su juicio propio y el instinto de su conservación son los mejores legisladores. En el gasto público, todo el apoyo que exige de la ley, es que ella intervenga sólo para impedir que se distraiga de su verdadero destino, que es el bien general; para impedir que exceda este objeto, y para cuidar que el impuesto levantado para sufragarlo no atropelle la libertad, ni esterilice la riqueza.

Tal es el sistema que la Constitución argentina establece en favor de la riqueza por sus disposiciones relativas a su consumo, función tan esencial al progreso y desarrollo de aquélla.”

¿Cuando llegó el capitalismo y la Revolución Industrial, las mujeres se quedaron en su casa? Parece que no

¿El capitalismo discriminó a las mujeres y las dejó fuera del proceso productivo? Bueno, no parece que fuera así. En un reciente paper titulado “Reassessing women’s participation in entrepreneurial activities in the nineteenth century: A review of the literature”, por Sonia Baijot y Charlotte Le Chapelain de la Universidad de Lyon, tratan el tema: Document de Travail n° 2022 – 24: https://beta.u-strasbg.fr/WP/2022/2022-24.pdf

Así concluyen:

“La literatura revisionista sobre el emprendimiento femenino logra establecer la continuidad del emprendimiento femenino a lo largo de todo el siglo XIX. Ni la ideología de las esferas separadas, ni los cambios dramáticos en la organización económica desencadenados por la industrialización, ni la legislación restrictiva consagrada en toda Europa y más allá impidieron que las mujeres participaran en el mundo económico. Todavía quedan varios debates, por supuesto, especialmente sobre el tamaño de las empresas dirigidas por mujeres (¿sólo pequeñas empresas o también las más grandes?), sobre la importancia de las empresas familiares, sobre si el capitalismo mejoró o, por el contrario, comprometió la posición de las mujeres en economías occidentales, o sobre la forma de interpretar la concentración de mujeres en cierto tipo de empresas consideradas más “femeninas” (¿es esta concentración económica, marginación de facto o segregación social?). Sin embargo, y contrariamente al trabajo histórico anterior, este creciente cuerpo de literatura proporciona evidencia de que las mujeres en el siglo XIX no estaban confinadas a la vida doméstica y no eran solo proveedoras de mano de obra poco calificada. Ahora se acepta ampliamente que jugaron un papel importante en el gran desarrollo económico de la época, ocupando puestos clave, incluso como propietarios de negocios. Al declamar la necesidad de ampliar el concepto de emprendimiento para abarcar la complejidad de la vida económica, estudios recientes proponen además continuar con su trabajo de renovación de fuentes y métodos para comprender mejor las experiencias de las mujeres como empresarias. Varias fuentes, así como métodos, se han explorado aquí con respecto a los enfoques cualitativos o cuantitativos, pero otras fuentes o combinaciones de fuentes aún pueden ser relevantes. De hecho, aún quedan muchos caminos por explorar para enriquecer las reflexiones actuales sobre el espíritu empresarial femenino del siglo XIX. Por lo tanto, esta revisión de la literatura tuvo como objetivo proporcionar indicadores metodológicos para futuras investigaciones, cuyo propósito sería identificar con mayor claridad a las empresarias del siglo XIX y comprender mejor su comportamiento económico. Futuros estudios basados ​​en el tipo de fuentes aquí examinadas podrían centrarse, por ejemplo, en otras áreas geográficas, en las diferencias entre los comportamientos de la ciudad y el campo, en los aspectos puramente legales de las restricciones impuestas a las mujeres empresarias, o en las influencias culturales entre países.”