En el año 1000, el progreso parecía estar en China o Medio Oriente. Fue Europa, ¿porqué? Cambio institucional

Timur Kuran es un académico turco experto en economía y ciencias políticas, y con especial atención al Medio Oriente. Publica un libro que trata de explicar porqué esa región, que era la más adelantada en un momento, se estancó y fue Europa la que desató el progreso generado por el capitalismo. La nota es publicada por Ideas Beyond Borders con el título: Dr. Timur Kuran on The Long Divergence: https://ideasbeyondborders.substack.com/p/dr-timur-kuran-on-the-long-divergence

Una entrevista que comienza así:

“IBB: ¿Por qué escribiste este libro?

Timur Kuran: En el año 1000, si te preguntaran qué región del mundo lideraría la Revolución Industrial, probablemente responderías, China o Medio Oriente. En ese momento, era inimaginable que Europa, un remanso económico, superaría a las dos superpotencias económicas de la época. Sin embargo, Oriente Medio (estoy usando esto en el sentido de MENA) no logró generar las instituciones de la economía moderna por sí solo. Y, durante su crisis existencial del siglo XIX, tuvo que trasplantar la infraestructura de la economía moderna desde el exterior, a toda prisa.

¿Por qué este cambio de fortuna? Para la primera década de los 2000, ninguna teoría coherente había abordado el rompecabezas en profundidad. Hubo teorías superficiales y fácilmente desacreditadas que culpan a los extranjeros, como si Oriente Medio careciera de agencia. Una clase de teorías atribuía la responsabilidad a los colonizadores europeos: Francia, Gran Bretaña y, finalmente, Estados Unidos. Otra teoría se remontaba más atrás, al saqueo de Bagdad por los mongoles, como si sus ondas de choque pudieran poner de rodillas también al norte de África y a la España musulmana. Nadie se había molestado en examinar, usando modernas herramientas de análisis, si las instituciones tradicionales de Medio Oriente habían jugado algún papel en la reversión. Sí, existió una gran literatura sobre instituciones clave del Medio Oriente premoderno, como el waqf y la asociación islámica. Pero nadie había explorado cómo estas instituciones dieron forma a la trayectoria económica de Oriente Medio. Y no existía nada en absoluto en la literatura sobre cómo interactuaban estas instituciones, o sobre por qué las innovaciones institucionales de Occidente no fueron emuladas, o sobre si el Islam realmente bloqueaba ciertas adopciones, como muchos creían.”

Alberdi y la libertad en la Constitución: «viva en el texto escrito, y maltratada en el hecho»

Con los alumnos de la UBA Derecho completamos la lectura de Alberdi en su «Sistema Económico y Rentístico». Aquí, en la conclusión, sobre el rumbo que debería tomar la República:

«Figuraos un buque que navega en los mares del cabo de Hornos con la proa al polo de ese hemisferio; esa dirección lo lleva al naufragio. Un día cambia de rumbo y toma el que debe llevarlo a puerto. ¿ Cesan por eso en el momento la lluvia, el granizo, la oscuridad y la tempestad de los sesenta grados de latitud? – No, ciertamente; pero con solo persistir en la nueva dirección, al cabo de algún tiempo cesan el granizo y las tempestades y empiezan los hermosos climas de las regiones templadas. – Pues bien: toda la actual política argentina, todo el sistema de su Constitución general moderna, es de mera dirección y rumbo, no de resultados instantáneos. La nave de nuestra Patria se había internado demasiado en regiones sombrías y remotas, para que baste un solo día a la salvación de sus destinos. – Nuestra organización escrita es un cambio de rumbo, un nuevo derrotero. Nuestra Constitución es la proa al puerto de salvación. Sin embargo, como todavía navegamos en alta mar, a pesar de ella tendremos borrascas, malos tiempos, y todos los percances del que se mueve en cualquier sentido, del que marcha en el mar proceloso de la vida libre. Sólo el que está quieto no corre riesgos, pero es verdad que tampoco avanza nada.

La libertad, viva en el texto escrito y maltratada en el hecho, será por largo tiempo la ley de nuestra condición política en la América antes española. Ni os admiréis de ello, pues no es otra la de nuestra condición religiosa en la mayoría del mundo de la cristiandad. Porque en el hecho violemos a cada instante los preceptos cristianos, porque las luchas de la vida real sean un desmentido de la Religión que nos declara hermanos obligados a querernos como tales, ¿se dirá que no pertenecemos a la Religión de Jesucristo? ¿Quién, en tal caso, tendría derecho de llamarse cristiano? Impresa en el alma la doctrina de nuestra fe, marchamos paso a paso hacia su realización en la conducta. En política como en religión, obrar es más difícil que creer.

La libertad es el dogma, es la fe política de la América del Sud, aunque en los hechos de la vida práctica imperen con frecuencia el despotismo del gobierno (que es la tiranía) o el despotismo del pueblo (que es la revolución). Hace dos mil años que los hombres trabajan en obrar como creen en materia de moral. ¿Será extraño que necesiten largos años para obrar como creen en materia de política, que no es sino la moral externa aplicada al gobierno de los hombres?

Dejad que el pueblo sud-americano ame el ideal en el gobierno, aunque en el hecho soporte el despotismo, que es resultado de su condición atrasada e indigente. Dejad que escriba y sancione la república en los textos; un día vendrá en que la palabra de libertad encarne en los hechos de la vida real, misterio de la religión política de los pueblos comprobado por la historia de su civilización: y aunque ese día, como los límites del tiempo, nunca llegue, es indudable que los pueblos se aproximan a él en su marcha progresiva, y son más felices a medida que se acercan al prometido término, aunque jamás lo alcancen, como el de la felicidad del hombre en la tierra. Por fortuna no es de Sud-América únicamente esta ley, sino del pueblo de todas partes; es ley del hombre así en política como en moral. Su espíritu está cien años adelante de sus actos.

Pero todo eso es aplicable a la libertad política más bien que a la libertad económica – objeto de nuestro estudio, la menos exigente, la menos difícil, la más modesta y practicable de las libertades conocidas. La libertad económica esencialmente civil es la libertad de poseer y tener, de trabajar y producir, de adquirir y enajenar, de obligar su voluntad, de disponer de su persona y de sus destinos privados. Accesible, por la Constitución, al extranjero en igual grado que al ciudadano, y asegurada doblemente por tratados internacionales, recibe de esta condición su más fuerte garantía de practicabilidad, y asegura ella misma el porvenir de las otras libertades, tomando a su cargo su educación, su nutrición, su establecimiento y desarrollo graduales, como el de la capacidad siempre ardua de intervenir en la gestión de la vida política o colectiva del Estado.Alberdi

El papel de las instituciones facilitando el flujo de ideas que promueve la innovación y el progreso

¿Por qué se difunden ideas e innovaciones en algunos lugares y no en otros? Ya hemos argumentado aquí muchas veces en favor del papel que cumplen las instituciones. Estas permiten una mayor y mejor difusión del conocimiento. Y esa cuestión institucional genera también centros donde el conocimiento se transfiere más fácilmente. Es el tema que se toca en el Cesifo Paper titulado “Flow of Ideas: Economic Societies and the Rise of Useful Knowledge”, por  Francesco Cinnirella de la Universidad de Bergamo, Erik Hornung de la Universidad de Colonia y Julius Koschnick de la London School of Economics: https://www.cesifo.org/DocDL/cesifo1_wp9836.pdf

 

“Las sociedades económicas surgieron a finales del siglo XVIII. Argumentamos que estas instituciones redujeron los costos de acceder al conocimiento útil mediante la adopción, producción y difusión de nuevas ideas. Al combinar la información de ubicación para el universo de 3300 miembros de sociedades económicas activas en Alemania con la de los titulares de patentes y los expositores de la Feria Mundial, mostramos que las regiones con más miembros fueron más innovadoras a fines del siglo XIX. Podría decirse que este efecto duradero de las sociedades surgió a través de economías de aglomeración y derrames de conocimiento localizados. Para respaldar esta afirmación, brindamos evidencia que sugiere un aumento inmediato en la manufactura, un establecimiento más temprano de escuelas vocacionales y una mayor densidad de trabajadores mecánicos altamente calificados a mediados del siglo XIX en regiones con más miembros. También mostramos que las regiones con miembros de la misma sociedad tenían una mayor similitud en el patentamiento, lo que sugiere que las redes sociales facilitaron la difusión del conocimiento espacial y, hasta cierto punto, dieron forma a la geografía de la innovación”.

 

“El progreso tecnológico es fundamental para el crecimiento económico. Antes del crecimiento moderno, los avances tecnológicos eran el resultado de retoques en lugar de investigaciones dirigidas y no estaban informados por métodos científicos. Durante la Revolución Industrial, los inventores confiaron cada vez más en los métodos e ideas generados por la Ilustración y la Revolución Científica.1 El cambio hacia el uso de métodos científicos, por ejemplo, medición, replicación y experimentación, posiblemente cambió la forma en que los ingenieros y mecánicos de la época mejoraron las tecnologías e inventaron otras nuevas. El acceso a ese conocimiento útil se volvió crucial para impulsar la frontera tecnológica. Hasta qué punto el acceso a nuevos conocimientos afectó el cambio tecnológico durante la Revolución Industrial es, en última instancia, una pregunta empírica que es difícil de responder en ausencia de datos sistemáticos.2 En este artículo, nos centramos en sociedades económicas, instituciones comprometidas con mejorar la economía local mediante adoptar, producir y difundir conocimiento útil e investigar su papel para la innovación durante la Revolución Industrial. Las sociedades económicas surgieron durante el siglo XVIII en toda Europa. Recolectaron, sistematizaron y promovieron la difusión de conocimiento útil entre sus miembros, lo que podría decirse que facilitó la innovación y el progreso tecnológico sostenido.3 Para hacerlo, las sociedades celebraron reuniones periódicas con debates y conferencias públicas, realizaron concursos con premios que otorgaron innovaciones, publicaron periódicos con artículos que analizan los avances recientes en conocimiento útil, y mantuvo bibliotecas importantes que brindan a los miembros acceso a libros científicos recientes. Varias sociedades económicas también establecieron instituciones educativas fundamentales para la formación de personas con habilidades mecánicas. Además, las sociedades económicas contribuyeron a un flujo creciente de ideas porque sus miembros formaron una red social en la que las barreras a la comunicación eran bajas. De acuerdo con Mokyr (2005), argumentamos que las sociedades económicas redujeron los costos de acceder a nuevos conocimientos útiles y, por lo tanto, contribuyeron al progreso tecnológico central de la Revolución Industrial.”

Financiamiento privado de la ciencia: Centros del Progreso, Newton y Cambridge

Chelsea Follett es editora ejecutiva de HumanProgress.org y analista en el  Center for Global Liberty and Prosperity del the Cato Institute’s. Tiene a su cargo la serie de informes Centers of Progress, donde viene analizando los desarrollos experimentados en distintas ciudades que dieron como resultado el nivel actual de progreso. Ya va por el capítulo 38 y en esta oportunidad considera a la ciudad de Cambridge y sus contribuciones a la ciencia. El informe está aquí: https://www.humanprogress.org/centers-of-progress-pt-38-cambridge-physics/

Y comienza de esta forma:

“Hoy marca la trigésima octava entrega de una serie de artículos de HumanProgress.org llamada Centers of Progress. ¿Dónde ocurre el progreso? La historia de la civilización es, en muchos sentidos, la historia de la ciudad. Es la ciudad que ha ayudado a crear y definir el mundo moderno. Esta columna quincenal brindará una breve descripción de los centros urbanos que fueron sitios de avances fundamentales en la cultura, la economía, la política, la tecnología, etc.

Nuestro trigésimo octavo Centro de Progreso es Cambridge durante la Revolución Científica. Los siglos XVI y XVII constituyeron un período de cambios drásticos en la forma en que la humanidad conceptualizaba y buscaba entender el mundo. Los académicos dieron saltos masivos en campos como las matemáticas, la astronomía, la química y, quizás lo más notable, la física. Podría decirse que ninguna ciudad contribuyó más profundamente a esa nueva comprensión que Cambridge.”

 

En 1669, solo un año después de completar su maestría, Newton se convirtió en la Cátedra Lucasiana de Matemáticas, que ahora se encuentra entre las cátedras más prestigiosas del mundo, y permaneció en esa posición hasta 1702.

La cátedra fue posible gracias a la financiación privada de un benefactor llamado Henry Lucas (c. 1610-1663). Fue un clérigo, político y ex alumno de Cambridge que también legó generosamente una colección de unos cuatro mil libros a la Biblioteca de la Universidad de Cambridge.

Hace 200 años pocos vivían en democracias (algo) limitadas, hoy millones lo hacen, pero parciales?

Our World in Data hace un análisis comparativo del estado de la democracia en el mundo en una nota titulada “Countries around the world have become much more democratic, but there are large differences between them”, por Bastian Herre. Como dice el título, es optimista, aunque hay muchos países que son parcialmente democráticos. https://ourworldindata.org/democratic-world

“Hace 200 años, todo el mundo carecía de derechos democráticos. Ahora, miles de millones de personas los tienen.

Pero aún existen grandes diferencias en el grado en que los ciudadanos disfrutan de derechos políticos: más claramente entre democracias y no democracias, pero también dentro de estos amplios regímenes políticos.

Para comprender el alcance de los derechos políticos de las personas, no solo debemos mirar si un país está clasificado como una democracia o no. También deberíamos fijarnos en diferencias más pequeñas en lo democráticos que son los países.

¿Qué tan democráticos han sido los países en todo el mundo? ¿Y qué tan grandes son las diferencias entre ellos?

Para responder a estas preguntas, necesitamos información sobre los sistemas políticos de los países en los últimos siglos.”

Vernon Smith sobre el dilema de Adam Smith: derechos de propiedad y cooperación social

Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico y Social, de UCEMA, completamos el análisis de las contribuciones de Adam Smith y los escoceses leyendo un artículo de otro Smith, Vernon, premio Nobel de Economía 2002 por sus aportes para el desarrollo de la economía experimental. El artículo se llama “Las dos caras de Adam Smith”:

Vernon Smith - copia

“No es de la benevolencia del carnicero, del cervecero, o del panadero, de quienes debemos esperar nuestra cena, sino de la preocupación de estos por sus propios intereses… Esta división del trabajo no está originada en ninguna sabiduría humana, que anticipa y procura la opulencia a la que da lugar. Lo está en la necesaria, aunque muy lenta y gradual consecuencia, de una cierta propensión que observamos en su naturaleza, que sin buscar esa utilidad generalizada, lo inclina al trueque e intercambio de una cosa por otra”. La riqueza de las naciones, Adam Smith, 1776

“No importa cuán egoísta se suponga al hombre, es evidente que hay ciertos principios en su naturaleza que lo hacen interesarse en la fortuna de los demás, y transforman la felicidad de aquellos en necesaria para él, aunque no obtenga de eso otro placer más que observarla”. La teoría de los sentimientos morales, Adam Smith, 1759

Para Vernon Smith, como para Coase en un post anterior, no hay contradicción y recurre a la antropología y la sicología evolutiva para concluir:

“Sin embargo, estas dos visiones no son inconsistentes si reconocemos como un rasgo distintivo fundamental de los homínidos su propensión universal al intercambio social. Esta propensión se expresa tanto en el intercambio personal en las transacciones sociales en pequeños grupos, como en el comercio impersonal, por medio de extensos mercados de grandes grupos. De esa manera, podemos decir que Smith tenía solo un axioma de comportamiento: “la propensión al trueque e intercambio de una cosa por otra”, donde los objetos de intercambio los interpretaré de tal manera que incluyan no solo bienes, sino también regalos, asistencia y favores, fundados en la simpatía y preocupación por los demás. Esto es, “en la generosidad, humanidad, amabilidad, compasión, amistad y estima” (Smith, 1759).”

“Como se puede observar en los registros etnográficos y en experimentos de laboratorio, ya sea que se intercambien bienes o favores, en ambos casos se producen ganancias, que son las que los seres humanos buscan incesantemente en todas las transacciones sociales. Así, este axioma de Adam Smith, interpretado de manera que incluya el intercambio de bienes y de favores -cuando éste ocurre en distintos instantes del tiempo-, así como el comercio de bienes -cuando éste es efectuado en un instante preciso del tiempo, ya sea por medio del dinero o por medio del trueque por otros bienes-, es suficiente para caracterizar la mayor parte de los emprendimientos sociales y culturales humanos. Esto explica por qué la naturaleza humana parece inducir a las personas a preocuparse simultáneamente de sí misma y de los demás, y permitiría entender el origen y fundamento último de los derechos de propiedad.”

“El derecho de propiedad es una garantía que permite que ciertos actos sean realizados por personas dentro de los marcos definidos por ese derecho. Nosotros automáticamente pensamos en el Estado como el garante contra represalias cuando los titulares del derecho lo ejercen. Pero los derechos de propiedad preceden a los estados-naciones, porque el intercambio social al interior de tribus sin Estado, y el comercio entre estas tribus precede a la revolución agrícola ocurrida hace solo 10.000 años, un mero pestañeo en la escala de tiempo de la emergencia de los humanos. Tanto el intercambio social como el comercio reconocen implícitamente derechos mutuos para actuar que se traducen en lo que normalmente llamamos “derechos de propiedad”. ¿En qué sentido son estos derechos “naturales”? La respuesta, creo, se encuentra en la universalidad, espontaneidad y valor adaptativo evolucionario de la reciprocidad. La reciprocidad en nuestro actuar, que se observa en la conducta humana (y también prominentemente en la de nuestros parientes cercanos, los chimpancés), es el fundamento de nuestro rasgo distintivo como criaturas de intercambio social, intercambio que hemos extendido para incluir el comercio con personas sin parentesco y también con miembros de otras tribus mucho antes que adoptáramos la agricultura y la ganadería como formas de vida.”

¿Cómo hubiera hecho frente un orden liberal a la pandemia del Covid? ¿Afirmar o suspender esos principios?

Sin todas las restricciones a las libertades individuales que implementaron los gobiernos con la pandemia del COVID, la pregunta que muchos se habrán hecho es cómo hubiera afrontado ese fenómeno una sociedad libre, a través de mecanismos de mercado, sin restringir libertades. En la serie de artículos de Peter Boettke que estamos comentando, uno de ellos trata ese tema:

Boettke, Peter J. and Boettke, Peter J. and Submitter, GMU Dept. of Econ., Liberalism Tested: ‘Actions prejudicial to the interests of others’ (Summer 2021). Georgetown Journal of Law & Public Policy, Vol. 19, No. Special Issue, 2021, p. 676-691., GMU Working Paper in Economics No. 22-22, Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=4149687

“Los principios liberales de autogobierno se ponen a prueba severamente cuando se enfrentan a una amenaza existencial como un ataque extranjero, crisis financieras y una pandemia global. COVID-19 representó una amenaza existencial para el orden liberal. El camino político seguido como consecuencia de tal emergencia afirmará los principios liberales o representará su suspensión. La paradoja en el esfuerzo por salvar el orden liberal desviándonos de los principios liberales es que, de hecho, podemos perder el liberalismo como principio rector de nuestra vida económica, política y social, incluso después de que se haya evitado la amenaza existencial. Un liberalismo robusto, por otro lado, sobreviviría incluso a una prueba de estrés extrema. Una pandemia es un verdadero problema de salud pública con daños significativos, pero los principios liberales verían el origen de nuestra capacidad para abordar la crisis en la adaptación y los ajustes en la interacción social (en el comportamiento personal y en los asuntos cotidianos de la vida) que reducen la propagación. Esto se encuentra en científicos creativos e inteligentes que descubren nuevos medicamentos para abordar los síntomas y, en última instancia, una vacuna para erradicar un nuevo virus; en médicos, enfermeras y otros profesionales de la medicina que aplican su gran habilidad y compasión para cuidar a los pacientes enfermos y descubrir mejores protocolos y tratamientos médicos para evitar que los enfermos se conviertan en enfermedades críticas; en los actores de la sociedad civil que participan en una variedad de actos de caridad para ayudar a los más vulnerables entre nosotros; y en emprendedores que descubren estrategias de mitigación para que los asuntos ordinarios de la vida puedan proceder con seguridad y buena salud. El liberalismo, cuando se pruebe, descubrirá que la vitalidad de las soluciones de abajo hacia arriba comienza en las comunidades y la intrincada red de relaciones entre la sociedad comercial, la sociedad civil y en todos los niveles del gobierno, en lugar de las soluciones de arriba hacia abajo del mando del gobierno. y esfuerzos de control.”

Un ejemplo histórico del «anarco-capitalismo»: la organización de los mineros del oro en California

Andrea G. McDowell es historiadora y profesora de derecho en la Facultad de derecho de Seton Hall. Becaria de la Fundación Guggenheim, también ha enseñado en la Universidad de Leiden, la Universidad Johns Hopkins y la Facultad de Derecho de la Universidad de Pensilvania. Antes de convertirse en abogada, McDowell era egiptóloga y autora de tres libros sobre los trabajadores del antiguo Egipto que construyeron las tumbas en el Valle de los Reyes.

Ahora publica un libro sobre el notable “autogobierno” “anárquico” de los mineros del oro en California. Se titula: We the Miners: Self-Government in the California Gold Rush:

https://www.amazon.com/We-Miners-Self-Government-California-Gold/dp/0674248112/ref=sr_1_1?crid=15WTLP3EHFG2D&keywords=Andrea+G.+McDowell%2C+We+the+Miners&qid=1656275893&sprefix=andrea+g.+mcdowell%2C+we+the+miners%2Caps%2C112&sr=8-1

Así es presentado:

“Un relato sorprendente del derecho fronterizo que desafía la imagen del Lejano Oeste. En ausencia de autoridad estatal, los mineros de Gold Rush crearon un gobierno efectivo por parte del pueblo, pero no para todo el pueblo.

Fiebre del oro California era una frontera con esteroides: a 1500 millas del estado más cercano, tenía una población en constante fluctuación y no tenía un gobierno formal. Cien mil hombres solteros llegaron al nuevo territorio desde todos los rincones de la nación con el único objetivo de enriquecerse y luego regresar a casa. Las circunstancias estaban maduras para el caos, pero como muestra Andrea McDowell, esta nueva frontera no era tan salvaje como cabría suponer. Los mineros resultaron ser expertos en autogobierno, lo que provocó un florecimiento de la democracia al estilo estadounidense, con todas sus promesas y deficiencias.

Los estadounidenses en California organizaron y dirigieron reuniones con una eficiencia y atención al detalle que sorprendieron a los observadores extranjeros. Cientos de extraños se reunieron para adoptar códigos mineros, decidir disputas por reclamos, ejecutar proyectos mineros a gran escala y resistir el dominio de empresas financiadas por capital externo. En particular, celebraron juicios penales bajo su propia autoridad. Pero, reflejando las sociedades del este de las que procedían, los hombres de la frontera trazaron los límites de su régimen legal en términos raciales. La mayoría gobernante expulsó a los mineros extranjeros de las excavaciones y permitió que sus compatriotas masacraran a los nativos americanos locales. Y a medida que se consolidó el nuevo estado de California, los mineros se negaron a renunciar a su autoridad autoprovista para dictar reglas y ejecutar a los delincuentes, presagiando las actitudes de no me pises de gran parte del oeste estadounidense contemporáneo.

En We the Miners, Gold Rush California ofrece un caso de prueba bien documentado de autogobierno democrático, que ilustra cómo los hombres de la frontera usaron las reuniones y las reglas del procedimiento parlamentario para tomar el lugar del estado.”

¿El tema es el aborto o el federalismo? Como la esclavitud o la marihuana, ¿solucionará esto el problema?

Seguramente todos hemos conocido la discusión que ha abierto la decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos sobre el aborto, al derogar la doctrina de un fallo anterior conocido como Roe vs Wade. El fallo no hace referencia al aborto en sí, sino al federalismo, y sostiene que es un tema que deben decidir los estados, no una Corte Suprema. Es cierto que este fallo puede ser una forma indirecta en que sectores conservadores de Estados Unidos buscaran limitar o restringir el aborto en ese país, pero lo cierto es que es un tema muy importante ya que promueve una diversidad de soluciones que se adapten mejor, tal vez, a las preferencias de la gente. Lo mismo ya han hecho allí con respecto a la legalización de la marihuana.

En un artículo publicado en la revista digital Discourse, Robert Tracinski, editor de Symposium y The Tracinsky Letter, trata el tema, señalando las diferencias con el tema de la marihuana y presentando una visión crítica a la decisión tomada, en un artículo titulado: “Federalism Has Its Limits, and Abortion Will Soon Test Them”:

https://www.discoursemagazine.com/ideas/2022/06/24/federalism-has-its-limits-and-abortion-will-soon-test-them/

“Este es un argumento de larga data de que nuestro sistema de federalismo es una herramienta crucial para reducir los conflictos al permitir que los estados adapten sus regulaciones y leyes a las preferencias ideológicas y culturales de sus ciudadanos. Hacemos las cosas de manera diferente en Texas que en California, o en Carolina del Sur en comparación con Nueva York. ¿Por qué no permitir que las leyes sean más restrictivas en algunos aspectos y más permisivas en otros, según las normas locales?

Hay mucho de verdad en esto, y la federalización de todo puede ser un motor de conflicto injustificado. Pero la opinión de la Corte Suprema que anuló Roe v. Wade puede ofrecer un contraejemplo, un caso en el que dejar las decisiones en manos de los estados podría conducir al caos.

La decisión en Dobbs v. Jackson Women’s Health Organization hace lo que los partidarios del federalismo siempre han querido. Devuelve el tema del aborto a los estados, permitiéndoles proteger el procedimiento o prohibirlo como mejor les parezca.

En teoría, esto permite que los estados sean «laboratorios de la democracia», probando experimentos sociales para que las personas en otros estados puedan decidir si emularlos. Estamos haciendo esto con la marihuana, que ahora es legal para uso recreativo en 18 estados. Esto nos dirá si el tejido de la sociedad se disolverá si la gente puede drogarse sin ser arrestada. (Hasta ahora, parece que no lo hará). También proporciona una válvula de seguridad que permite a los consumidores ocasionales de cannabis en estados restrictivos ir a otro lugar a fumar legalmente.

Entonces, ¿devolver el aborto a los estados conducirá a una solución similar?”

Artículo en La Nación: Generar expectativas de un cambio virtuoso prolongado

Muchos ya lo vieron, pero no estaba en el blog:

Generar expectativas de un cambio virtuoso prolongado – LA NACION

Generar expectativas de un cambio virtuoso prolongado