No existe un «estado» global: la provisión de bienes públicos a ese nivel ha de ser voluntaria

Una teoría profundamente establecida entre la mayoría de economistas y no economistas es que existen ciertos bienes o servicios, cuyas características hace que no los pueda ofrecer el mercado en cantidades suficientes ya que como no se puede excluir a nadie la provisión se ve afectada por el incentivo a ser “free rider” o usuario gratuito de un servicio sin necesidad de pagarlo. En la teoría se llama a estos bienes “públicos”. Por otro lado, muchos economistas han mostrado cómo el mercado se las arregla para proveer bienes públicos en forma voluntaria, comenzando por un ya famoso artículo de Ronald Coase sobre la provisión privada de faros en Inglaterra.

Bien. Al margen de las discusiones históricas, lo cierto es que si se trata de bienes o servicios “globales” nos encontramos que no existe un estado global que pueda proveerlos, hay que descansar inevitablemente en la cooperación voluntaria, al menos de los más de 200 estados que existen en este mundo.

No es la intención del paper que voy a comentar, pero inevitablemente tiene que terminar proponiendo soluciones cooperativas cuando analiza el futuro del Acuerdo de París. El artículo se titula “Short-run and long-run cooperation in the Paris Agreement”, por Gabriela Mundaca de la Universidad de Delaware: http://www.journals.elsevier.com/journal-of-environmental-economics-and-management

El tema aparece ya en el resumen:

“En un modelo de juegos repetidos, determinamos las condiciones bajo las cuales la cooperación para trabajar hacia un bien público es un resultado de equilibrio entre países desarrollados y en desarrollo en un foro internacional como el Acuerdo de París. Encontramos que el monitoreo, la presión de los pares y las recompensas (financiamiento climático) son cruciales y necesarios para lograr el cumplimiento de los acuerdos realizados y así lograr objetivos comunes deseables e intereses compartidos del Acuerdo de París. Si los países y sus gobiernos están menos preocupados por la reputación de sus países y los efectos del cambio climático en el bienestar, la cooperación continua podría volverse más desafiante.”

¿Qué deberían hacer los economistas? Buchanan plantea el ámbito y objeto de la ciencia

Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico y Social de UCEMA, vamos terminando la materia con un tema central, planteado por James Buchanan: ¿Qué deberían hacer los economistas?

Buchanan

“Propongo examinar “el deambular de la mente de los hombres que ocupan el sillón de Adam Smith”, aquellos que tratan de mantenerse dentro del “estricto campo de la ciencia” y formulan las siguientes preguntas: ¿qué están haciendo los economistas? ¿qué “deberían” estar haciendo?

Cuando propongo examinar con espíritu crítico que es lo que hacen los economistas estoy rechazando también, como ustedes podrán notar, la propuesta familiar de Jacob Viner, para quien “la economía es lo que hacen los economistas”, propuesta a la que Frank Knight dio una naturaleza totalmente circular al agregar que “los economistas son los que hacen economía”. Esta definición funcional de nuestra disciplina da por sentada la misma pregunta que deseo formular y, de ser posible, contestar aquí. Creo que los economistas deberían asumir su responsabilidad básica; deberían, al menos, tratar de conocer el tema que manejan.

Me gustaría que consideráramos ahora un principio casi olvidado, enunciado por Adam Smith. En el capítulo 2 de The Wealth of Nations, afirma que el principio que da lugar a la división del trabajo, del que provienen tantas ventajas, “no es originalmente el efecto de alguna sabiduría humana, que prevé y tiene por objeto esa opulencia general a la cual da lugar. Es la necesaria, aunque muy lenta y gradual, consecuencia de una cierta propensión de la naturaleza humana que no tiene en vista una utilidad tan extensiva; la propensión a permutar, trocar e intercambiar una cosa por otra”. Me parece sorprendente que la importancia y la significación de esta “propensión a permutar, trocar e intercambiar” haya sido pasada por alto en la mayoría de los trabajos exegéticos de la obra de Smith. Pero seguramente es aquí donde se halla su respuesta a lo que es la economía o la economía política.

Los economistas deberían concentrar su atención en una forma particular de actividad humana y en los diferentes ordenamientos institucionales que surgen como resultado de esta forma de actividad. El comportamiento del hombre en la relación de mercado que refleja su propensión a la permuta y al trueque y las múltiples variaciones de estructura que esta relación puede adoptar constituyen los temas apropiados de estudio para el economista. Al decir esto, formula, por supuesto, un juicio de valor que ustedes pueden apoyar o no. Pueden considerar este trabajo, si así lo desean, como un “ensayo persuasivo”.

El enfoque básico y elemental que sugiero coloca en el centro de la escena la “teoría de los mercados” y no la “teoría de la asignación de recursos”. Hago un alegato en favor de la adopción de una sofisticada “cataláctica”, un enfoque de nuestra disciplina que había sido introducido mucho antes por el arzobispo Whately y la escuela de Dublin, por H. D. Macleod, por el estadounidense Arthur Latham Perry, por Alfred Ammon y algunos otros.(1) No es mi objetivo en este trabajo, ni tampoco me compete, analizar las razones por las cuales estos hombres no pudieron convencer a sus colegas y sucesores. Lo que deseo hacer notar es que la idea que introdujeron y que no estuvo nunca totalmente ausente de la corriente principal de pensamiento(2) requiere, quizá, mayor énfasis ahora que en la época en la que ellos trabajaron.

La política como es, no como nos gustaría que fuera: James Buchanan y la política sin romanticismo

Con los alumnos de la materia Historia del Pensamiento Económico y Social, UCEMA, comenzamos a considerar el Análisis económico de la política con uno de sus fundadores. James Buchanan en un artículo titulado “Política sin Romanticismos”

Así describe el objetivo de la “teoría de la elección pública” o Public Choice:

“En esta conferencia me propongo resumir la aparición y el contenido de la «Teoría de la Elección Pública», o, alternativamente, la teoría económica de la política, o «la Nueva Economía Política». Esta tarea de investigación únicamente ha llegado a ser importante en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial. De hecho, en Europa y Japón, la teoría sólo ha llegado a constituir el centro de atención de los estudiosos en los años setenta; los desarrollos en América provienen de los años cincuenta y sesenta. Como espero que mis observaciones sugieran, la Teoría de la Elección Pública no carece de antecedentes, especialmente en el pensamiento europeo de los siglos XVIII y XIX. El Eclesiastés nos dice que no hay nada nuevo bajo el sol y en un sentido auténtico tal pretensión es seguramente correcta, especialmente en las llamadas «ciencias sociales». Sin embargo, en el terreno de las ideas dominantes, la »elección pública» es nueva, y esta subdisciplina, situada a mitad de camino entre la Economía y la Ciencia Política, ha hecho cambiar la forma de pensar de muchas personas. Si se me permite utilizar aquí la manida expresión de Thomas Kuhn, creo que podemos decir que un viejo paradigma ha sido sustituido por otro nuevo. 0, retrocediendo un poco más en el tiempo y utilizando la metáfora de Nietzsche, ahora nosotros miramos algunos aspectos de nuestro mundo, y especialmente nuestro mundo de la política, a través de una ventana diferente.

El título principal que he dado a esta conferencia, «Política sin romanticismos» fue escogido por su precisión descriptiva. La Teoría de la Elección Pública ha sido el vehículo a través del cual un conjunto de ideas románticas e ilusiones sobre el funcionamiento de los Gobiernos y el comportamiento de las personas que gobiernan ha sido sustituido por otro conjunto de ideas que incorpora un mayor escepticismo sobre lo que los Gobiernos pueden hacer y sobre lo que los gobernantes harán, ideas que sin duda son más acordes con la realidad política que todos nosotros podemos observar a nuestro alrededor. He dicho a menudo que la elección pública ofrece una «teoría de los fallos del sector público» que es totalmente comparable a la «teoría de los fallos del mercado» que surgió de la Economía del bienestar de los años treinta y cuarenta. En aquel primer esfuerzo se demostró que el sistema de mercados privados fallaba en ciertos aspectos al ser contrastado con los criterios ideales de eficiencia en la asignación de los recursos y en la distribución de la renta. En el esfuerzo posterior, en la elección pública, se demuestra que el sector público o la organización política falla en ciertos aspectos cuando se la contrasta con la satisfacción de criterios ideales de eficiencia y equidad. Lo que ha ocurrido es que hoy encontramos pocos estudiosos bien preparados que están dispuestos a intentar contrastar los mercados con modelos ideales. Ahora es posible analizar la decisión sector privado-sector público que toda comunidad ha de tomar en términos más significativos, comparando los aspectos organizativos de varias alternativas realistas.

Parece cosa de elemental sentido común comparar las instituciones tal como cabe esperar que de hecho funcionen en lugar de comparar modelos románticos de cómo se podría esperar que tales instituciones funcionen. Pero este criterio tan simple y obvio desapareció de la conciencia culta del hombre occidental durante más de un siglo. Tampoco puede en absoluto decirse que esta idea sea aceptada hoy de forma general. Tenemos que admitir que la mística socialista de que el Estado, la política, consiguen alcanzar de alguna manera el «bien público» trascendente pervive todavía entre nosotros bajo diversas formas. E incluso entre aquellos que rechazan tal mística hay muchos que buscan incesantemente el ideal que resolverá el dilema de la política.”

Alberdi sobre un problema recurrente y que no nos abandona: el manejo de la deuda pública

Con los alumnos de la UBA Derecho vemos a Alberdi sobre la deuda pública:

“¿Qué condiciones necesita poseer el gobierno que toma prestado, para infundir esa confianza en el valor de sus títulos de obligación? ¿El gobierno de la Confederación Argentina reúne esas condiciones?

El gobierno que toma prestado no necesita tener fondos disponibles para reembolsar más tarde la totalidad de su deuda. Le bastará tener el necesario para pagar los intereses o renta puntualmente. Este interés o renta forma todo el precio de la deuda del Estado. No importa que la deuda sea perpetua cuando el deudor tiene vida inmortal en la tierra, es dueño de un vasto territorio y dispone de rentas públicas, que inevitablemente tienen que ser más ricas y abundantes de año en año. Al tenedor de los títulos o efectos del gobierno poco le importa que éste no reembolse su valor nominal, si hay otras personas dispuestas a tomárselos por ese valor. Para que haya compradores de esos títulos, basta que el interés o renta estipulados en ellos se pague puntualmente, lo cual depende, en el crédito público como en el crédito privado, que el gobierno deudor tenga con qué pagar los intereses y respeto a la puntualidad de sus promesas. Necesita, a más de ser puntual y fiel en sus promesas, tener seguridad de ser estable y de que sus obligaciones serán respetadas por sus sucesores.

Todas estas condiciones en que estriba el crédito público, asisten al gobierno de la Confederación Argentina, y le hacen capaz del ejercicio de este recurso del modo más efectivo. Hemos demostrado que tiene fuentes abundantes y positivas de renta pública; luego tiene lo suficiente para el pago de los intereses de su deuda. Posee inmensas tierras públicas, que han adquirido valor real por el nuevo régimen político; luego es capaz de amortizar gradualmente el capital de su deuda.

Siendo el crédito del Estado el recurso más positivo de que pueda disponer en esta época anormal y extraordinaria por ser de creación y formación, será preciso que los gobiernos argentinos sean muy ciegos para que desconozcan, que faltar a sus deberes en el pago de los intereses de la deuda, es lo mismo que envenenar el único pan de su alimento, y suicidarse; es algo más desastroso que faltar al honor, es condenarse a la bancarrota y al hambre. El gobierno argentino acaba de dar una prueba de que comprende esta verdad en toda su latitud, cambiando la organización que había ensayado por error para su crédito público, por otra que le restablece a sus bases más normales y más firmes.

La estabilidad y subsistencia de los compromisos de crédito contraído por el gobierno es garantía que acompaña a los del gobierno actual de la Confederación Argentina, por ser constitucional y enteramente legítima su existencia, lo cual hace que sea la Nación misma, más bien que el gobierno, que la sirve de intermedio, quien se obliga por los actos legislativos del Congreso que la representa, y a cuya autoridad ha dejado la facultad de contraer empréstitos de dinero sobre el crédito de la Confederación, por el art. 64,. inciso 3 de su Constitución federal. Y como ese mismo Congreso vota anualmente por ley la forma en que ha de invertir los valores obtenidos a préstamo como todos los que sirven al gasto público, la Constitución, que esto determina, da en ello una nueva garantía a los prestamistas, de que la inversión útil, moderada y tal vez reproductiva de los fondos prestados, se hará de un modo que asegure el pago de su renta y sostenga el valor de sus capitales escritos. De este modo el gobierno constitucional y responsable contribuye, por el hecho mismo de existir, a ensanchar las riquezas del Estado.

En cuanto a la estabilidad del gobierno, es decir, a la paz y al mantenimiento del orden, en que reposa el edificio del crédito y de toda la industria, jamás la Confederación ha tenido garantías comparables a las que hoy aseguran su tranquilidad.

La paz es firme y estable hoy día, porque hay un gobierno nacional que cuide de mantenerla. Ese gobierno ha faltado enteramente por espacio de treinta años, en que las provincias vivieron aisladas unas de otras y destituidas de gobierno interior común. En la ausencia total del gobierno interior, la paz no podía existir por sí sola en las provincias del Plata, como no existiría en los condados de Inglaterra, si faltase el gobierno general del Reino Unido, cuyo principal atributo es sostenerla.

El gobierno será estable porque tiene elementos reales de poder, lo cual no sucedía en el tiempo en que las provincias privadas del comercio directo por la clausura de sus ríos, en vano tenían el derecho abstracto de gobernarse a sí mismas como Nación independiente y soberana; las rentas, en que consiste el poder de hecho, quedaban en manos de la provincia que tenía el privilegio exclusivo de la aduana exterior.

El comercio directo a que deben las provincias el goce de sus medios materiales de gobierno es estable para siempre, porque descansa en la libre navegación de los ríos, en cuyas márgenes están los puertos de las provincias, abiertos a ese comercio directo de la Europa, por tratados internacionales de duración indefinida.”

Una crítica a los modelos macro de equilibrio predominantes: cualquier turbulencia demanda una solución política

Richard Wagner es profesor emérito en George Mason University y escribe una ponencia para un coloquio donde hace referencia a un punto central de la teoría macro. El paper se titula “Systems-theoretic LawMacro: An antidote to Keynesian indigestion?”:

Éste es el resumen:

“Este documento está escrito para una conferencia de Liberty Fund sobre «La libertad en relación con el derecho y la macroeconomía». El documento trabaja con el reconocimiento de que los modelos que usamos no son dispositivos neutrales para ver más claramente la realidad porque también matizan esa realidad de diferentes maneras. Por ejemplo, un modelo basado en el equilibrio sistémico y la agregación asignará casi necesariamente la turbulencia a la interacción del mercado y, por lo tanto, colocará la calma de la turbulencia en el ámbito de la acción política simplemente porque no existe una alternativa coherente. Por el contrario, un modelo donde la turbulencia se cuece en el pastel de la acción humana reconocerá que la acción humana crea y calma la turbulencia, y continuamente, y también reconocerá que el cambio continuo entre coaliciones que es una característica de la política democrática generará con mayor fuerza turbulencia que calmarla.”

Y más adelante:

“Leijonhufvud podría haber tenido razón acerca de que Keynes no fue captado con precisión por las versiones hidráulicas de la economía keynesiana que surgieron; sin duda, la referencia a la «economía keynesiana» después de 1936, pero entre los economistas se refirió a modelos hidráulicos como ingreso-gasto e ISLM. Economista, han dejado atrás a Keynes, pero esto sería sólo en términos de las formas de la teoría, pero no en términos de la sustancia de esas teorías. La articulación teórica ha avanzado desde el álgebra de la escuela secundaria hasta el cálculo de variaciones o el cuarto año del plan de estudios de matemáticas. De todos modos, lo que se encuentra en el tercero el objeto de interés es el volumen agregado de gasto durante algún intervalo, y con ello se presume que alguna agencia gubernamental tiene el control de esa variable objetivo y w efecto determinado. Con ese control que tiene Las muchas y variadas presunciones de la macro keynesiana ilustran el comentario frecuente de Knight de que lo que más nos duele es lo que sabemos que no es cierto.

Los macroeconomistas desde principios de 1936 se han dedicado principalmente a tejer sus cuentos analíticos en torno al estado de las variables agregadas que simplemente resumen la acción pasada cuando el verdadero desafío es teorizar en términos de lo que aún no ha aparecido en la historia. No tengo ningún deseo de preguntar por el verdadero Keynes. Mi Keynes per se sino en cómo la forma s que el interés no reside en nuestros pensamientos toman influencia sobre nuestro buen orden social. presuposiciones No creo que sea necesario ser fiel a Keynes al iniciar una investigación sobre cómo una concepción teórica de sistemas de la relación entre el derecho y la macroeconomía podría servir como antídoto para la indigestión keynesiana, pero tampoco quiero calumniar conscientemente a alguien

¿Por qué quieren controlar el contenido de la educación? No para dar más oportunidades ya que la diversidad da más

Los gobiernos modernos se han caracterizado por querer tener el control del contenido de la educación para formar a los ciudadanos de una cierta forma. Esto se presenta usualmente como una forma de generar cierta igualdad de oportunidades, pero también las habría, y más, dejando que el mercado decida esos contenidos o que hubiera diversidad y posibilidad de elección. En los países totalitarios el adoctrinamiento es evidente. Pero ese intento se enfrenta con la reacción de la gente. Éste es el tema que analizan en un paper titulado “Resisting Education” George Mason University Department of Economics Working Paper No. 222 8 Electronic copy available at: https://ssrn.com/abstract=4195117

Los autores son Jean-Paul Carvalho University of Oxford, Mark Koyama George Mason University y Cole Williams University of Vienna.

“Las dinámicas culturales están formadas tanto por las intervenciones de arriba hacia abajo de los formuladores de políticas como por las elecciones de abajo hacia arriba de los individuos. En este artículo, examinamos la interacción entre estas fuerzas en el contexto de la educación. Los economistas han reconocido cada vez más que modelar la educación simplemente como una inversión en capital humano descuida sus aspectos sociales, incluido su papel en la formación de creencias, valores y hábitos culturales (Akerlof y Kranton, 2002; Fouka, 2019). Este es el primer artículo que modela la dinámica cultural producida por la transmisión cultural a través del sistema educativo frente a diversas formas de resistencia a la educación. Esto nos permite abordar una serie de preguntas en la intersección de la economía de la educación y la transmisión cultural: ¿Hasta qué punto puede un político difundir un rasgo cultural entre una población que utiliza el sistema educativo? ¿Qué formas de resistencia a nivel individual amplifican o reducen la desigualdad educativa entre grupos? ¿Qué formas de resistencia reducen o incluso revierten el efecto de las intervenciones culturales en el sistema educativo?

Los formuladores de políticas a menudo intentan dar forma a la sociedad a través del contenido cultural de la educación (por ejemplo, la ideología), estableciendo planes de estudios o estableciendo los límites de la investigación aceptable, y a través de las normas de comportamiento observadas en las escuelas. Los individuos, sin embargo, no son receptores pasivos de información cultural (Bisin y Verdier, 2000, 2001). Tienen sus propias preferencias sobre los rasgos culturales y pueden resistir los intentos de control cultural. Por lo tanto, el uso del sistema educativo para transmitir ciertos valores puede resultar contraproducente. En este artículo, identificamos las condiciones bajo las cuales esto ocurre. También examinamos los efectos de la intervención cultural y la resistencia en el logro educativo, la socialización de los padres y la elección de escuela entre diferentes grupos. Al hacerlo, nuestro análisis unifica un creciente cuerpo de trabajo de economistas y politólogos sobre las consecuencias de las políticas culturales, y proporciona un nuevo modelo de instituciones socializadoras y su efecto en la dinámica cultural.”

¿Cuándo y dónde nació la palabra «liberal» o «liberalismo»? ¿En España, Francia? Parece que con Adam Smith

¿Dónde se originó la palabra “liberal”? Existe una fuerte opinión de que comenzó en España, reflejado en la Constitución de Cádiz, aprobada en 1812, otros sugieren que fue en Francia. Como tantas otras cosas, también hay polémica sobre esto. Daniel B. Klein, del Departamento de Economía de George Mason University, plantea que todo comenzó, como muchos intuyen, con Adam Smith.

Klein, Daniel B., The Liberal Christening (July 9, 2022). Svensk Tidskrift, 2022, GMU Working Paper in Economics No. 22-27, 2022, Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=4158563

“Esta pieza muestra de manera concluyente que en la década de 1770, Adam Smith y otros bautizaron su persuasión política como «liberal» al asignarle un significado político a la palabra «liberal». El liberalismo 1.0 fue de hecho el liberalismo smithiano. Los cuerpos de evidencia: (1) la no ocurrencia en inglés antes de 1769 (con algunas excepciones notables); (2) la explosión del «plan liberal», el «sistema liberal», los «principios liberales», el «gobierno liberal», la «política liberal», etc. después de 1769; (3) la adopción tardía de estas expresiones en francés, alemán, italiano y español; (4) la aparición a partir de la década de 1770 de los usos smithianos de «liberal» en la burocracia, en particular en el registro parlamentario; (5) la aparición a partir de 1802 de los usos smithianos de «liberal» en la Edinburgh Review. En 1960, en La Constitución de la Libertad, Hayek sugirió que «liberal» como término político fue iniciado por Smith. Tenía razón, aunque Smith no lo hizo solo.”

Escenarios para el año 2050: ¿todo cambió con la invasión a Ucrania?

Con los alumnos de UCEMA, vemos un informe de Deutsche Post donde se plantean diferentes escenarios para la economía global en el año 2050: http://www.dpdhl.com/en/media_relations/press_releases/2012/the_world_in_2050.html

Y sí, hay gente que tiene que estar pensando en el 2050, mientras muchos apenas sabemos lo que va a pasar el año que viene. La falta de una moneda sólida en el mundo y de crecientes endeudamientos en los principales países del planeta debería alertarnos ya que habrá turbulencias. La crisis del 2008 quedó atrás pero nada se ha hecho para evitar la próxima. Las políticas monetarias de los bancos centrales “generan” los ciclos económicos de auge y caída, no los suavizan. Sin embargo, nada de esto se menciona en el análisis del futuro de este reporte. Tampoco hay nada en relación a una generalización del populismo en los países ricos, eso que representa Donald Trump y que encontramos en Europa tanto en versiones de izquierda como de derecha. ¿Y cuáles son los escenarios que encuentran?

Escenario 1: Una economía sin control, con colapso a la vista. Pero curiosamente a ese destino se llegaría por “un materialismo y consumo sin límites, alimentado por el paradigma del crecimiento cuantitativo y el rechazo el desarrollo sustentable.” EL comercio mundial ha florecido por la eliminación de las barreras comerciales, Asia es el centro de la economía y una super-red de transpote global asegura rápidos intercambios entre los centros de consumo. Pero el cambio climático lleva a desastres naturales.

Escenario 2: Mega-eficiencia y mega-ciudades. Un mundo en el que las ciudades son los grandes motores del progreso y el estado nacional queda en un segundo plano. Las ciudades se benefician del crecimiento “verde”. Para superar problemas como la congestión y las emisiones se han convertido en campeonas de la colaboración. Los consumidores cambiaron sus hábitos, los productos ya no tanto se compran sino que se alquilan.

Escenario 3: Estilos personalizados. La individualización y el consumo personalizado se han extendido por doquier. Los consumidores pueden diseñar y crear sus propios productos, con impresoras 3D. Esto se complementa con una infraestructura energética descentralizada.

Escenario 4: Proteccionismo paralizante. A partir de las crisis económicas, el nacionalismo excesivo y las barreras proteccionistas, la globalización se ha revertido. El desarrollo tecnológico es lento. Los altos precios de la energía y la escasez de su oferta llevan a conflictos internacionales sobre los recursos.

Escenario 5: Resistencia global, adaptación local. Describe un mundo caracterizado por un alto nivel de consumo gracias a la producción automatizada y barata. Pero el acelerado cambio climático y las frecuentes catástrofes naturales quiebran las cadenas de suministro global y se producen constantes fallas en la oferta. El paradigma económico cambia de la maximización de la eficiencia a la mitigación de la vulnerabilidad. Esto lleva a duplicar sistemas para superar esos inconvenientes aunque la eficiencia termina sacrificada.

En fin, puede ser que alguno o más de uno de los escenarios descriptos se produzca: el auge de las ciudades, la personalización del consumo. Pero tal vez el escenario más importante será el que determinará las políticas fiscales y monetarias de los gobiernos ya que si hay una amenaza en el planeta actualmente es que tienen las manos libres para hacer lo que quieran, sin mayores controles y lo que quieren suele ser gastar y emitir. Todo, por supuesto, con los mejores argumentos acerca del impulso de la “demanda agregada” y las terribles amenazas de la deflación.

Tal vez haya que incorporar un escenario que describa el colapso del estado benefactor, o el auge del populismo, o el derrumbre del comercio por el proteccionismo, o una combinación de todas, hundido en un mar de deuda y emisión monetaria. ¿Y después?

Para las familias que se dedican a la política: el poder puede terminar destruyéndolas

La familia es una de las instituciones más poderosas, presente en todo el planeta y bajo cualquier civilización. Seguramente se encuentra en el lugar más preciado para muchos, sino todos. Pero, ojo que se puede perder el camino de cómo cuidarla y terminar destruyéndola. Es lo que plantea John  Grove, Managing Editor de Law & Liberty en un ensayo titulado “The Family Tragedy”: https://lawliberty.org/the-family-tragedy/

“Históricamente, la familia es una de las metáforas más comunes del poder político. Los reyes se presentaban a sí mismos como padres de su pueblo, y filósofos tan augustos como Aristóteles han sugerido que el gobierno político es una consecuencia del gobierno de la familia y está relacionado con él. Como una forma de cubrir y suavizar las duras realidades del poder, pocas imágenes son tan seductoras como la mano amorosa de un padre que defiende y guía a su “familia”, una comunidad estrechamente unida por una forma de vida compartida.

Esta combinación de poder político y amor familiar crea una imagen majestuosa y agradable, pero que inevitablemente se resquebraja cuando las necesidades del primero chocan con las limitaciones que acompañan a cualquier preocupación genuina por el segundo. Al concebirse a sí mismo como un padre de su país, un rey puede generar afecto por ellos, pero las implacables exigencias de la ley, el constante impulso por maximizar el poder, y especialmente las necesidades de la guerra, inevitablemente revelan los límites y tensiones de la metáfora. Esta dinámica, y toda la belleza y destrucción que la acompañan, es capturada por el mayor conjunto de películas que ha producido Hollywood, que ahora celebra su quincuagésimo aniversario.

El Padrino y sus secuelas no son lo que la mayoría consideraría películas políticas. Sin embargo, gran parte de su atracción y valor perdurables proviene del drama que acompaña al gobierno de una sociedad cerrada y tradicional —en parte familia, en parte empresa, en parte reino— en contraste con una América corrupta y la sociedad delgada como el papel que la caracteriza. Esta sociedad alternativa parece estar construida sobre bases más sólidas: una cultura compartida, lazos mutuos de lealtad genuina y una jerarquía universalmente aceptada.

Pero al convertir a la Familia Corleone en una potencia nacional y eventualmente global, Vito y (especialmente) Michael Corleone terminan destruyendo las mismas cosas que la hacen tan atractiva, sobre todo, la familia real de carne y hueso.”

 

¿La economía estudia a la sociedad en su conjunto, la acción individual o la interacción entre las personas?

Toda acción es individual, por supuesto, por esa razón siempre hemos enfatizado al principio del individualismo metodológico en la economía, es decir, comenzar a analizar la acción individual, luego en todo caso agregar y analizar el conjunto. Es el tema que plantean  Moore, Sarah y Wagner, Richard E, del Departamento de Economía de George Mason University en un paper titulado “Individualism vs. Holism in Economic Theory: Deconstructing an Incoherent Dichotomy” (July 3, 2022). GMU Working Paper in Economics No. 22-26, 2022, Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=4152660 or http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.4152660

“Se nos ha pedido que examinemos la dicotomía individualismo-holismo dentro de la economía. Proseguimos este examen explorando los contornos de varias dicotomías que se repiten a lo largo de los debates resultantes sobre el método. La dicotomía primaria se refiere a si la sociedad es propiamente un objeto de análisis o, por el contrario, debe reducirse a los individuos que constituyen esas sociedades. No hay duda de que una sociedad se desvanecería si todos sus miembros individuales murieran. Esta proposición aritmética, sin embargo, no resuelve la disputa sobre el holismo y el individualismo. Una vez que se reconoce que la interacción entre los individuos y no los actos solitarios de elección es el modo primario de conducta humana, la atención analítica debe dirigirse más hacia la interacción; que elección. La polaridad individuo-sociedad es más confusa que esclarecedora, y este artículo busca la claridad al explorar algunas implicaciones que surgen del reconocimiento de que, si bien solo los individuos pueden llevar a cabo acciones, la sociedad es un objeto real de todos modos.”