Producimos muchos alimentos, ¿ahora hay que ver cómo distribuirlos?

En una entrevista por la radio el sábado por la mañana, Juan Carr, quien desarrolla una notable actividad promoviendo la ayuda voluntaria para eliminar la pobreza a través de Red Solidaria, hablando sobre la situación argentina y que este país produce alimentos en cantidad suficiente como para eliminar el hambre de 450 millones de personas, propuso que era hora de sentarse a discutir la distribución de esos alimentos. La idea es que de esa forma se podría eliminar el hambre, al menos en la Argentina.

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Esta opinión es tan vieja como errónea. La idea de que la producción y la distribución son dos fenómenos distintos, separados, y regidos por leyes diferentes se encuentra ya en John Stuart Mill, autor que hemos estado viendo con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico, precisamente sobre este tema. Dice Mill:

“Quiéralo o no el hombre, su producción estará limitada por la magnitud de su acumulación previa y, partiendo de ésta, será proporcional a su actividad, a su habilidad y a la perfección de su maquinaría y al prudente uso de las ventajas de la combinación del trabajo […] No sucede lo mismo con la distribución de la riqueza. Esta depende tan solo de las instituciones humanas. Una vez que existen las cosas, la humanidad, individual o colectivamente, puede disponer de ellas como le plazca. Puede ponerlas a disposición de quien le plazca y en las condiciones que se le antojen” Principios de Economía Política (FCE [1848], p. 191).

Todos podemos tener alguna idea de cómo desearíamos que se distribuyera la riqueza en alguna sociedad ideal, pero lo que es incorrecto es pensar que esa “redistribución” (así hay que llamarla porque la distribución original ya se realizó por medio de decisiones individuales voluntarias) no va a impactar en las “leyes de producción” o, en otras palabras, en los incentivos para producir.

Toda producción se hace con miras a una distribución determinada: trabajo porque espero que recibiré un determinado sueldo. Si luego de haber trabajado, cambian las condiciones, entonces mis incentivos a trabajar en el futuro serán distintos.

Es más, eso es precisamente lo que ocurre en la Argentina con las retenciones a las exportaciones de esos mismos productos alimenticios que se estima pueden ser redistribuidos. Estos impuestos vigentes, que llegan en algunos casos hasta el 35% del precio de exportación (FOB) y son luego “redistribuidos” a voluntad o “como les plazca” según Mill, ya están impactando en los volúmenes de producción, los que serían mayores si esos impuestos no existieran. Es decir, si hoy se produce una cantidad total que permitiría sacar del hambre a 450 millones de personas, sin esa “redistribución” bien podría producirse una cantidad que sacara del hambre a 600 u 800 millones. Es lo que ha ocurrido en países vecinos donde no existen esos impuestos y la producción ha aumentado más que en Argentina, superándola en exportaciones tales como carnes o trigo.

En definitiva, el impacto de la “redistribución” en la “producción” lo estamos viendo ahora, lo tenemos delante de nuestra vista. La idea de que son decisiones guiadas por leyes diferentes debería ser definitivamente abandonada.

Tal vez se quiera continuar con la redistribución de todas formas, no estoy discutiendo eso aquí, pero debería presentarse su “costo” en términos de menor producción.

Otra sobre la cultura de los gobernantes. «Casi primitivos», dice el presidente de la Corte, ¿y los votantes?

Tal vez no es mera coincidencia encontrar tantas notas periodísticas con opiniones negativas sobre la “cultura” de los gobernantes. Ayer vimos la del escritor español Arturo Pérez-Reverte, hoy es el presidente de la Corte Suprema de Justicia argentina quien se despacha diciendo que: «Hay algo que vemos en todo el planeta: la gobernabilidad está en manos de gobernantes culturalmente casi primitivos.»

http://www.lanacion.com.ar/1684942-lorenzetti-y-un-mundo-de-primitivos-gobernantes

Coincidiendo con la visión que presentamos en el texto y las clases cuando introducimos el análisis económico de la política, menciona que  «Se ocupan de las próximas elecciones y no de las próximas generaciones”. Obvio, persiguen sus propios intereses, como cualquier otra persona, y su interés es alcanzar el poder, mantenerlo y resultar electo o reelecto. No estarán presentes cuando lleguen las próximas generaciones.

Lorenzetti

El asunto entonces, no es pretender que quienes lleguen a las instancias de poder sean santos, tenemos que contentarnos con políticos de carne y hueso, como cualquiera. En tal sentido, lo importante es: cuál es el conjunto de instituciones que establecen los incentivos que quienes se dedican a la política encuentran, y si estos canalizan su búsqueda del interés personal hacia algo que podamos llamar “bien general”. Como dice James Buchanan, precursor del Public Choice, el asunto es analizar “la política sin romance”, como es, no como pensamos que debería ser.

Y si los políticos pueden salirse con la suya y perseguir sus intereses personales, aun cuando no coincidan con los de los votantes, es porque éstos enfrentan débiles incentivos para estar informados.

Comento en el libro:

Como el voto que emite un votante no va a decidir ninguna elección, ya que son miles y millones de votantes los que participan, uno puede estar seguro de que su propio voto no determina el resultado. Se va a elegir alguna combinación de bienes públicos y redistribución de rentas y mi voto no lo define. Esto no generaría una motivación suficiente para estar informado sobre las consecuencias de esa decisión, ya que de todas formas serán las que una mayoría decida. Como consecuencia, el individuo tendería racionalmente a no buscar la información necesaria para realizar un voto consciente, considerando que eso requiere un esfuerzo en tiempo (mirar programas de información política, leer declaraciones de candidatos, programas, informes de políticas públicas) y dinero (comprar diarios y revistas, leer libros, etc.), lo que podría ser mucho costoso para el grado de influencia que puede tener en el resultado.

Estas preocupaciones habían sido adelantadas ya por uno de los primeros economistas en analizar el funcionamiento de la democracia, Joseph Schumpeter (1971[1950]), quien planteaba que al alejarse el individuo de las cuestiones personales hacia los problemas nacionales o internacionales que no tienen un nexo directo con sus preocupaciones privadas, la racionalidad (volición) individual dejaba de desempeñar el papel que le asignaba la teoría clásica de la democracia. El ciudadano particular “es miembro de una comisión incapaz de funcionar, de la comisión constituida por toda la nación, y por ello es por lo que invierte menos esfuerzo disciplinado en dominar un problema político que en una partida de bridge” (p. 334) .

Y luego: “El debilitamiento del sentido de la responsabilidad y la falta de voliciones efectivas explican a su vez esta ignorancia del ciudadano corriente y la falta de juicio en cuestiones de política nacional y extranjera, que son más sorprendentes, si esto puede sorprender, en el caso de personas instruidas y de personas que actúan con éxito en situaciones de la vida ajenas a la política que en el caso de personas poco instruidas y de condición humilde” (p. 335).

 

Según la visión de la escuela de la Elección Pública el votante tendería a ser “racionalmente ignorante” lo cual tiene algunas implicancias para el funcionamiento de la democracia. Por un lado explicaría por qué los políticos buscan apelar a las emociones, las frases simples y fáciles, en lugar de presentar complejas plataformas programáticas o argumentos elaborados. Por otro, llevaría a un voto “desinformado” por el cual una mayoría podría estar votando a un candidato que, en definitiva, podría ser perjudicial para ellos o para alguna minoría específica. Como he decidido estar desinformado, entonces los intereses específicos (lobby), pueden ejercer sus influencias en los representantes electos y obtener privilegios que, de conocerse sus consecuencias, hubieran sido rechazados por los votantes.

Sostiene Caplan (2007, p. 95) respecto a los Estados Unidos, el país que más larga tradición y experiencia democrática tiene: “Menos del 40% de los adultos norteamericanos conocen los nombres de sus dos senadores. Un poco menos conoce a qué partido pertenecen –un hallazgo particularmente importante dada la idea muy citada que los partidos cumplen un rol informacional. La mayoría del público ha olvidado –o nunca aprendió- los hechos elementales e inmutables que se enseñan en una clase de educación cívica. Cerca de la mitad conoce que cada estado tiene dos senadores, y sólo una cuarta parte conoce el período de su mandato. La familiaridad con el registro de sus votos y las posiciones políticas que sostienen es prácticamente nula aún en cuestiones de alta atención pública, pero increíblemente buena en cuestiones divertidas pero irrelevantes para la política.”

«Los políticos son analfabetos», dice Pérez-Reverte, pero bien que saben donde están sus intereses

La Revista AdnCultura de La Nación presenta en tapa una entrevista con el escritor español Arturo Pérez-Reverte con el título: “Los políticos son analfabetos”. Luego, la entrevista y su versión en la web tienen otro título: http://www.lanacion.com.ar/1684824-el-peor-enemigo-de-un-escritor-es-la-vanidad

El título es relevante porque es lo que estamos tratando con los alumnos en una introducción al análisis económico de la política. Comenta el escritor:

“-¿Qué es lo que más te preocupa de la Europa actual?

-Muchas cosas, pero lo que más me molesta es la incultura. Cuando escuchas un discurso político… Yo he leído las memorias de Churchill, de De Gaulle, la biografía de Stalin, de Metternich, del duque de Chateaubriand. Todo lo que un lector culto debe leer. Sé lo que es un político y lo que es la cultura. Cuando escuchas a estos políticos que son unos analfabetos, que no han leído un libro en su vida, que no tienen la menor referencia histórica y cultural, dices: «¡De qué está hablando!» No tienen argumentos, repiten cuatro conceptos tontos para cuatro tontos. No tienen preparación intelectual ni moral. La historia te permite dar a todo eso una luz. Esta gente está desprovista de mecanismos: son autómatas de un sistema que se nutre a sí mismo. Los de aquí y los de Bruselas. Me desmoraliza enormemente ver que no hay un solo discurso con altura. ¿Dónde está el Churchill de ahora en Europa, dónde el Adenauer, el De Gaulle, el Metternich? No están porque además se les asfixia. No están porque se iguala en la mediocridad. Y eso es igual acá, en Europa o en la Argentina. Cuando un niño se destaca en la escuela, el sistema lo machaca. «Es que lee», dicen. Eso lo he oído yo. Se quejan de que un chico de cuatro años aprende a leer y no se integra jugando al fútbol. Futuros líderes son obligados a ocultar su inteligencia y a aceptar las reglas mediocres que les impone el sistema. Los que el día de mañana tendrían que tirar de la sociedad, las elites -porque no me vengan con historias, el mundo se gobierna a través de elites cultas y preparadas que tiran del resto-. Entonces, a la gente que tiraría en el futuro la estamos asesinando en el colegio. Estamos creando generaciones de niños mediocres con ese igualitarismo mal entendido.”

Pérez Reverte

Me hizo acordar a Jorge Luis Borges:

“…yo diría que los políticos vendrían a ser los últimos plagiarios, los últimos discípulos de los escritores. Pero, generalmente con un siglo de atraso, o un poco más también, sí. Porque todo lo que se llama actualidad es realmente…. y, es un museo, usualmente arcaico. Ahora estamos todos embelesados con la democracia; bueno, todo eso nos lleva a Paine, a Jefferson, a aquello que pudo ser una pasión cuando Walt Whitman escribió sus Hojas de Hierba. Año de 1855. Todo eso es la actualidad; de modo que los políticos serían lectores atrasados, ¿no?, lectores anticuados, lectores de viejas bibliotecas…” Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, En Diálogo II (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1998, p. 129.

Ahora bien, los políticos podrán ser analfabetos literarios, pero no son ningunos tontos, y está claro que conocen a la perfección el sistema político y cómo progresar y tener éxito en él. Algunos  párrafos del libro sobre este tema:

Los políticos y funcionarios, a diferencia de los votantes, están incentivados para conocer muy bien el impacto de las decisiones que tomen, ya sea en términos de impacto electoral para los primeros o de impacto presupuestario para los segundos. Ambos persiguen sus intereses personales dentro de un cierto marco normativo e institucional que guiará sus esfuerzos en una cierta dirección, la cual puede coincidir con el interés de los votantes o no.

Algunos de estos incentivos llevan a la preferencia por los beneficios en el corto plazo y la postergación de los costos hacia el futuro, también permiten el éxito de las actividades de lobby, con beneficios concentrados y costos dispersos.

…los representantes electos y funcionarios persigan la satisfacción de las preferencias de los votantes y no otros, o las propias. ¿Cuáles son sus objetivos? En el capítulo anterior vimos que la separación entre la acción a realizar y el resultado a obtener que encontramos en la política actúa como un incentivo débil para que el votante esté informado o verifique si sus ideas son apropiadas incluso para los fines que quiera alcanzar. Esto lo lleva a la apatía racional o a la ignorancia.

No sucede lo mismo con políticos y funcionarios gubernamentales. Su accionar está en directa relación con el resultado que puedan obtener, el costo de sus errores recurrentes puede ser alto, por lo tanto es de esperar que estén informados y motivados en alcanzar su propio interés. En el caso de los políticos, tradicionalmente la visión del Public Choice fue asignarles el objetivo de ser electos, o reelectos, ya que de otra forma no podrían alcanzar cualesquiera que sean sus objetivos. En cuanto a los funcionarios públicos, repasaremos distintas teorías, que le asignan como objetivos el maximizar el tamaño de la burocracia a su cargo o, por el contrario, minimizar el esfuerzo a realizar.

Los políticos, entonces, tienen incentivos para actuar racionalmente pero si los votantes son racionalmente apáticos y están desinformados y si adhieren a teorías erróneas como mínimo no tendrán incentivos para aclarar sus conceptos. Por el contrario, buscarán ofrecer lo que los electores buscan. Así, por ejemplo, si bien puede saber que los salarios no se suben por decreto sino por incrementos en la productividad del trabajo, si lo primero es lo que la gente cree, evaluará que sus probabilidades de ser electo o reelecto serán mejores afirmando lo primero. Pero bien puede ser que tampoco tenga ese incentivo a conocer cuáles pueden ser los efectos de ciertas políticas: si a los votantes les interesan más sus preferencias políticas que conocer cuáles pueden ser sus consecuencias entonces tampoco estará preocupado por eso.

Comenta Caplan (2007, p. 168): “Los políticos inusualmente talentosos hacen más que cultivar las falacias actuales. Guían a un público agradecido hacia las falacias ‘nuevas y mejoradas’ del mañana. Un buen político le dice al público lo que éste quiere escuchar; uno mejor aún le dice lo que éste va a querer escuchar. Luego de un súbito aumento del precio del petróleo, el público mismo culpará muy probablemente al afán de lucro de las compañías petroleras pero no tendrá imaginación como para proponer controles de precios. Un político habilidoso capitaliza la crisis alertando a sus votantes sobre una solución atractiva: ‘¡Controles de precios! ¿Cómo no pensamos eso antes?’.”

Galeano: Las Venas Abiertas es pesadísima y la escribí sin conocer suficiente economía y política

Pocos libros han tenido un impacto en las ideas de jóvenes latinoamericanos como “Las venas abiertas de América Latina” de Eduardo Galeano, y tal vez no sorprenda que lo haya vuelto a tener en este resurgimiento regional de ideas socializantes. Pero mientras muchos jóvenes se leen el libro como si fuera un manifiesto sólido sobre la historia de la región y un mapa para su futuro, la opinión del mismo Galeano parece ser muy diferente (como sale de una cobertura periodística habrá que ver si «dijo lo que dijo», o fue la interpretación del periodista).

Galeano

En la reciente Bienal del Libro y la Lectura de Brasilia “dijo que no volvería a leer su obra más conocida, Las Venas Abiertas de América Latina, debido a que es «pesadísima», indicando que fue escrita sin conocer debidamente sobre economía y política.”

“Galeano explicó que fue el resultado de un intento de un joven de 18 años de escribir un libro sobre economía política sin conocer debidamente el tema. «Yo no tenía la formación necesaria. No estoy arrepentido de haberlo escrito pero fue una etapa que, para mí, está superada».

http://es.brasil247.com/es/247/sociedad/1199/Galeano-la-realidad-cambi%C3%B3-no-leer%C3%ADa-m%C3%A1s-Las-venas-abiertas.htm

Uno no puede sino elogiar esa sinceridad, aunque un muchos casos el daño ya está hecho y sería bueno remediarlo. Para eso es necesaria una crítica del texto, y comprender en qué sentido, no solamente está superado, sino que es erróneo. Una buena crítica del texto es la realizada por Adrián Ravier, disponible aquí: http://www.caminosdelalibertad.com/resources/uploads/pdf/20131031_121948_caminos-abiertos-para-america-latina.pdf

Reproduzco algunos párrafos:

“Galeano ofrece en este clásico latinoamericano, un recorrido por la historia de la región desde la conquista de América hasta los años 1970. Pero este no es sólo un libro de historia, si bien se nutre del trabajo de numerosos y prestigiosos historiadores. El libro encuentra sentido como un estudio de economía política aplicada de la tradición marxista a los constantes saqueos de recursos naturales y capitales que ha sufrido el pueblo latinoamericano de parte de los imperios coloniales en los siglos XVI, XVII y XVIII, y de parte de los Estados imperialistas, principalmente el Reino Unido y los Estados Unidos, desde el siglo XIX en adelante.

El objetivo del libro es transmitir una tesis muy clara que podemos resumir en los siguientes cinco puntos:

1. Ha existido una continua política de saqueo desde la época de la Colonia hasta nuestros días.

2. Fue precisamente ese saqueo el que impulsó el mayor desarrollo relativo europeo respecto de Latinoamérica.

3. El orden económico vigente no es la consecuencia de un orden espontáneo, sino un orden generado a través de la planificación central americana, primero con el cuerpo de políticas gubernamentales, y luego con los tentáculos de las empresas multinacionales que saquean a todos los países en los que se introducen.

4. La culpa de nuestros males (pobreza, indigencia, desocupación extendida) es del mundo desarrollado. Nuestra pobreza es la contrapartida de la riqueza de los países centrales.

5. La única forma de interrumpir este proceso y darle esperanza a los pueblos latinoamericanos, es a través de la violencia, expropiando la propiedad privada de los medios de producción a quienes han abusado de él.”

Y algunas de las críticas:

“…me parece que uno de los mayores errores del libro radica justamente en mostrar una continuidad desde el saqueo que implicó la colonización europea de América hasta la América Latina contemporánea. En palabras del propio Galeano (1971, pp. 22-23), “[l]a historia es un profeta con la mirada vuelta hacia atrás: por lo que fue, y contra lo que fue, anuncia lo que será. Por eso en este libro, que quiere ofrecer una historia del saqueo y a la vez contar cómo funcionan los mecanismos actuales del despojo, aparecen los conquistadores en las carabelas y, cerca, los tecnócratas en los jets, Hernán Cortés y los infantes de marina, los corregidores del reino y las misiones del Fondo Monetario Internacional, los dividendos de los traficantes de esclavos y las ganancias de General Motors.”

Nosotros pensamos, sin embargo, que no es lo mismo el claro saqueo de metales preciosos –en particular en la forma de oro y plata- generado por los conquistadores en los siglos XVI, XVII y XVIII, que el supuesto saqueo que hacia fines del siglo XX pudieron generar empresas multinacionales como General Motors…. , si bien en el saqueo de metales había un juego de suma cero, donde lo que ganaban unos –los conquistadores-, lo perdían otros –los indígenas-, en un intercambio voluntario sólo puede haber un juego de suma positiva, de otro modo tal intercambio no se realizaría (Ayau, 2006).

Aislar a cualquier economía latinoamericana del proceso de globalización ya definido más arriba, sólo condenará al pueblo a la pobreza, pues perderá éste los beneficios de la división internacional del trabajo y la cooperación social espontánea.

Inflación: puja distributiva o emisión monetaria

Un alumno hizo referencia a un artículo publicado en Página12 sobre la inflación aunque su interés era debatir sobre el grado de concentración y competencia en distintos mercados.

“A diferencia de los planteos de la ortodoxia, las causas de los aumentos de precios derivan de una intensa puja distributiva que se viene agudizando desde el 2007, y que a esta altura se ha asentado en expectativas inflacionarias que superan el 20 por ciento. Pero lo cierto es que esta puja, esencialmente marcada por la disputa capital-trabajo, se juega en distintas canchas o escenarios de la política, la economía y la cultura.”

“Se trata de una puja por definir tarifas, salarios, precios de las cadenas productivas y precios de consumo en general, que se manifiesta en distintos contextos, algunos más sensibles a la política económica, otros casi inalcanzables por ella.”

Inflación

El planteo de que la inflación es causada por una puja distributiva deja algunas cosas sin contestar. Por ejemplo:

  1. Colombia tuvo en 2013 una inflación anual de 1,94%. Esto es menos que la inflación en Argentina o Venezuela en un solo mes. ¿Es que allí no hay “puja distributiva”? y, si no la hay, ¿qué es lo que la ha calmado?
  2. Ecuador, con una economía dolarizada tuvo una inflación anual de 2,70%, con políticas económicas no iguales, pero con cierta similitud a las argentinas.
  3. Perú tuvo una inflación anual de 2,86% y Chile del 3%
  4. Venezuela tuvo una inflación del 56,20% (la circulación monetaria creció 69,2% en 2013)  y Argentina del 28,38%.

Luego comenta cada una de esas “canchas” donde se disputan los precios, y como resultado de lo cual los precios crecen. Entre otros, está la existencia de oligopolios. El artículo da a entender que existen sectores concentrados con la capacidad de fijar precios más altos. Al respecto comenta:

“Si se observa la incidencia de la concentración en la formación de precios, entre 2001 y 2010 los precios de las industrias oligopólicas (ramas altamente concentradas) se incrementaron un 7,6 por ciento por encima del promedio sectorial, mientras que los precios de las ramas medianamente concentradas y las ramas escasamente concentradas retrocedieron un 10 por ciento respecto de la media fabril. Por ello, el proceso de suba de precios fue conducido por las firmas integrantes de las ramas altamente concentradas.”

Pero nótese que “todos” los precios subieron, aunque más los de las industrias concentradas. ¿Por qué todos subieron? ¿Por qué también subieron los de sectores no concentrados donde no hay poder de mercado?

Hagamos un ejercicio imaginario al revés: ¿qué pasaría con esa puja distributiva si no creciera la emisión de dinero? Pues si los sectores concentrados tienen poder para subir sus precios, y siendo que una cantidad fija de moneda y no se ha emitido más, los precios de los sectores no concentrados deberían “caer”, ya que no tendrían ventas porque hemos gastado más en los productos de los sectores monopólicos.

Y respecto a los sectores concentrados, una forma sencilla de reducir o eliminar su poder sería abriendo las importaciones, con lo que la cantidad de oferentes se multiplicaría, pero eso es precisamente lo contrario que suelen hacer quienes creen que la inflación es fruto de la puja distributivay, en definitiva, sancionan y favorecen el poder de los sectores concentrados.

La lucha por mejores salarios o por aprender nuevas tecnologías

Cuando hablamos sobre el poder de negociación de los trabajadores, muchos aceptaron el argumento que los salarios están determinados por la demanda y oferta de trabajo, pero así y todo manifestaron que la huelga era el único, o tal vez el más importante, medio que poseen para mejorar su situación: https://bazar.ufm.edu/sobre-el-poder-de-negociacion-de-los-trabajadores/

Luddismo

El punto planteado allí fue que un aumento “artificial” del salario por sobre el que determinan esa oferta y demanda genera una caída de la cantidad de trabajo demandada y un aumento de la cantidad ofrecida. Los empleadores contratan menos trabajadores porque no pueden hacer frente a esos mayores costos y, por el otro lado, hay trabajadores que ahora se suman al mercado ante el atractivo de un salario mayor. Esta diferencia se convierte en desempleo: hay menos puestos de trabajo disponibles de los que los trabajadores quisieran tener.

¿Es la huelga lo único que puede hacer el trabajador para aumentar su salario? En realidad lo mejor que puede hacer es desarrollar algún tipo de habilidad que sea muy difícil de encontrar en el mercado. En ese sentido, lo que debe hacer es “diferenciarse” del resto de los trabajadores más que homogeneizarse con ellos. Mejora sus perspectivas de empleo y de remuneración.

Pensemos en Messi, un trabajador del fútbol, si podemos llamarlo así. ¿Por qué gana mucho más dinero que un barrendero? Pues solemos decirlo cuando lo vemos jugar: es único, no hay otro como él. ¿Cuántos pueden jugar como Messi? Tal vez nadie. ¿Cuántos pueden hacer el trabajo de barrendero? Muchos, cientos, miles. Esto quiere decir que uno enfrenta poca competencia, otros enfrentan mucha.

Por supuesto que aquí entra en juego la educación, la que nos ayuda a diferenciarnos, a acceder a mercados donde los pretendientes de un empleo son menos, pero no es solo eso: son habilidades de todo tipo. Las mismas habilidades de Messi no son fruto de la educación, como no suelen serlo las de muchos artesanos, torneros, carpinteros, etc. Incluso sucede con los abogados: laboralistas seguramente hay muchos, cualquiera puede mandar un telegrama ante un despido; pero abogados especializados en contratos financieros hay muy pocos, y son altamente remunerados.

Los trabajos más simples, además, tienden a ser reemplazados por máquinas. En esta nota de la Revista La Nación se comenta sobre el creciente uso de la inteligencia artificial y los robots para realizar muchas tareas: http://www.lanacion.com.ar/1682807-agentes-virtuales

Comenta:

“Gartner Research, empresa consultora y de investigación de tecnologías, pronosticó para 2015 que el 50% de las actividades de búsqueda de los usuarios en canales digitales será conducido por agentes virtuales y que en 2020 -faltan sólo seis años-, los clientes se autoadministrarán en un 85 %, sin interactuar con un ser humano.”

“Los gurús de la informática están trabajando hace rato sobre este tema sosteniendo que es mejor liberar a los operadores de actividades reiterativas, tediosas y mecánicas, que son las que generan una alta rotación en los call-centers, para que puedan ocuparse de cuestiones más complejas, como revisar un tema de facturación, etcétera.”

“La Argentina no queda fuera de las predicciones, ya que algunas empresas e instituciones públicas y privadas ya emplearon full time a agentes virtuales o bots, así como se los denomina. De esta manera, hoy podemos interactuar con el simpático Luigi, de Fiat; con Mariana, la asesora de la UCA; Sofía, de Telefónica/Movistar, que tiene toda la onda, o con Esperanza, que se ocupa de asistir a personas con discapacidad en la Municipalidad de San Isidro. ¿Qué tienen en común todos ellos? Están programados para ser corteses, mantener conversaciones, pero por sobre todo, brindar la información que se les pide los 365 días, durante las 24 horas.”

Y termina:

“Ya fueron presentados autos sin conductores y hay conciertos de robots que despiertan pasión entre los japoneses, los Z-Machines, que sin alma compiten con más brazos. El guitarrista tiene 78 dedos y maneja 12 púas. Y el público aplaude envuelto en una atmósfera artificial. ¿Qué harán los humanos si todas las tareas, aunque sea las que nos disgustan, fueran reemplazadas por robots? Estaríamos condenados al ocio permanente. Y a la pérdida de empleos.”

“El sociólogo Javier de Rivera compara estos tiempos con los de la Revolución Industrial, con la diferencia que esta vez los afectados serán los trabajadores vinculados a áreas de servicios, como la información, comunicación y atención al cliente. «Se recurre a las máquinas para reducir trabajo y ahorrar costos, así como el tener que lidiar con los trabajadores, que podrán ser sustituidos por sistemas automatizados.»

A principios del siglo XIX surgió en Inglaterra un movimiento de protesta contra las máquinas, llamados “luddistas”, quienes tomaron su nombre de un ficticio capitán Ned Ludd y se dedicaron a destruir las máquinas. Ahora hay un movimiento “neo-luddista”, que busca hacer lo mismo contra la tecnología moderna, como en este caso, aunque sus miembros varían desde quienes resisten algunas tecnologías por considerar que atentan contra la vida en comunidad hasta otros, como Unabomber, dispuestos usar la violencia contra la tecnología.

Poco van a ganar los trabajadores resistiendo a la tecnología, más les conviene conocerla y aprenderla.

De protestas y piquetes

Una alumna ha propuesto un tema interesante, el de las protestas y piquetes en las calles y espacios públicos, haciendo referencia a un artículo que comenta la legislación al respecto en distintos países de América Latina: http://www.infobae.com/2014/04/18/1558157-que-dicen-las-leyes-los-paises-la-region-las-protestas-y-los-piquete .
Quisiera considerar el tema desde la perspectiva de los temas que se tratan en el libro, que no es la única posible, por supuesto.

Piquetes
Nuevamente, estamos ante un problema de derecho de propiedad. Hacer un piquete en una propiedad privada habilitaría al propietario a reclamar por una violación a su derecho de uso y disposición. En general, los piquetes y protestas se realizan en propiedad pública.
Ésta tiene una característica que la puede acercar a la ausencia de propiedad. Es decir, está claro que hay un propietario, el estado, pero si éste no ejerce ese derecho con claridad entonces, “lo que es de todos no es de nadie” y se presenta la reconocida “tragedia de la propiedad común”, donde nadie tiene incentivo a “cuidar” o restringir nuestro consumo y todos tenemos el incentivo a “usar”.
Para evitar esto, el propietario, al igual que tendría que hacerlo cualquier tipo de propiedad privada colectiva (un consorcio, un club, una cooperativa, una sociedad comercial), tendría que establecer ciertas normas y controles para su uso, y para evitar la depredación. Entonces, en este caso, se trata de las normas que establece el estado para el uso de sus propios bienes (las calles, etc.). Esto es lo que está en discusión. Lo que veo es que hay un problema de jurisdicción, ya que se discute sobre leyes nacionales pero las calles serían propiedad de los gobiernos comunales, o tal vez lo sean en forma compartida. El asunto es que no está claro.
En fin, al margen de la discusión sobre la legislación en distintos países que plantea el artículo, y sobre lo que seguramente los alumnos de derecho sabrán opinar, planteo que lo mejor sería dejar esto en manos de los gobiernos locales, unificando propiedad y legislación.
De esta forma, además, recibiríamos los beneficios de la descentralización. Es decir, habría muchas legislaciones diferentes, sería un gran experimento del cual veríamos cuál es la que más funciona, o la que más se adapta a las características locales. Coincidiría, además, con la característica federal del origen institucional de este país.

El federalismo y la descentralización son, en cierta forma, un traslado de la idea de la competencia en el Mercado a la política.

Dólar: en el país de los ciegos, el tuerto es rey

Los argentinos no confiamos en nuestra moneda. A la hora de ahorrar pensamos en dólares, y preferimos tener esos billetes verdes aunque no rindan nada o ladrillos (que a su vez coticen en dólares). La explicación de esta conducta tiene que ver con décadas de “políticas monetarias” fracasadas, derivadas, por supuesto, de políticas fiscales que desembocaron en crisis por endeudamiento o inflación, o ambas.

Oro

Ahora bien, los norteamericanos, cuya moneda de todos los días es el dólar, que para nosotros es un refugio, no lo ven así y piensan en el oro o en las propiedades (tanto sea inmobiliarias como acciones). Si bien no han sufrido las catástrofes monetarias que hemos vivido por aquí, razón tienen ya que la política monetaria en los Estados Unidos ha llevado a una pérdida sustancial del poder adquisitivo del dólar, claro que en un período de 100 años, no en unos pocos como suele suceder por aquí. Y además, la desenfrenada emisión de los últimos años no es como para generar confianza, algo que refleja esta encuesta de Gallup: http://www.gallup.com/poll/168554/americans-sold-real-estate-best-long-term-investment.aspx?utm_source=alert&utm_medium=email&utm_campaign=syndication&utm_content=morelink&utm_term=Economy

Cuando se les pregunta cuál es la mejor inversión a largo plazo, el 30% contesta que las propiedades inmuebles, el 24% el oro y también el 24% las acciones (es decir, propiedad sobre empresas). El oro ha estado cayendo y las propiedades y acciones han subido en esos porcentajes pero las inversiones más directamente vinculadas al poder adquisitivo de la moneda como los depósitos a plazo fijo o en cajas de ahorro son preferidos por el 14% y los bonos por el 6% (lo cual parecería mostrar que no le tienen mucha confianza a la capacidad de su gobierno en honrar la deuda).

Los precios influyen en estas preferencias: el oro era preferido en 2011 cuando su precio estaba en lo más alto, y no tanto las propiedades, cuyos precios ahora se han recuperado.

Entre los sectores de menores ingresos, el ahorro preferido es el oro (31%), seguido de las propiedades (28%). Los de mayores ingresos prefieren las propiedades (38%) y luego las acciones (30%). Seguramente tienen más experiencia en estas últimas que los de bajos ingresos. Estos, sin embargo, también son propietarios de acciones, a través de sus fondos de pensiones.

En síntesis, no parece que los norteamericanos tengan confianza a largo plazo en su moneda y su deuda. Nosotros tendríamos más o, como dice el refrán: en el país de los ciegos, el tuerto es rey.

Disputas sobre embriones, contratos, donaciones, adopción, ¿compra y venta?

En el libro “El Foro y el Bazar” el derecho de propiedad aparece con toda la importancia que merece, como una institución fundamental para la vida en sociedad. Es más, una institución sin la cual la sociedad no existiría.

Como todas las instituciones, tiene un origen y un carácter evolutivo que todavía se mantiene. Y esa evolución se produce, sobre todo, en la frontera tecnológica. Un buen ejemplo de esto es el artículo publicado el sábado en La Nación con el título: “Embriones en disputa”: http://www.lanacion.com.ar/1680109-embriones-en-disputa

Embriones

El problema que da pie al artículo es la existencia de embriones congelados de parejas que luego se han separado o divorciado. ¿Quién decide el destino de esos embriones? Dice el artículo que hay 12.000 en los centros de fertilidad. El artículo, y seguramente el derecho, habla de “potestad” y dice el Diccionario de la Real Academia Española que “potestad” es “dominio, poder, jurisdicción o facultad que se tiene sobre algo”. Los abogados señalarán las diferencias entre un término y otro pero propiedad es dominio, es, entre otras cosas, la capacidad de decidir sobre un recurso, y en este caso es el problema que nos ocupa.

Marisa Herrera, especialista en derecho de familia, en un artículo complementario: http://www.lanacion.com.ar/1680082-no-se-puede-ser-padre-o-madre-por-imposicion-de-la-justicia; plantea un tema clave, ¿es el embrión sujeto de derechos? Comenta: “el embrión no es considerado persona, como concluye la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el conocido caso Artavia Murillo del 28/11/2012, postura obligatoria para nuestro país bajo pena de incurrir en responsabilidad internacional. Por eso, el texto del proyecto de reforma del Código Civil aprobado por senadores por presión de la Iglesia debe ser entendido como lo dice la máxima instancia judicial regional: la noción de «concepción» cuando se trata de reproducción asistida es sinónimo de anidación; cuando el embrión se implanta en el útero, siendo que recién allí puede haber alguna posibilidad de que exista una persona.”

Asumamos ahora que es así, entiendo que habría una discusión con quien pueda plantear que la concepción se origina cuando se genera el embrión. Entonces, el asunto es: ¿quién es propietario del “pre-embrión” (llamando así al que no está implantado, como son estos casos)?

El artículo asume, creo correctamente, que son los padres y también comenta que los problemas existentes se pueden resolver por medio de contratos. Dice:

“Si bien no todas las ex parejas dirimen en la Justicia qué hacer con los embriones sobrantes -de hecho, antes de iniciar cualquier procedimiento, los centros exigen firmar un consentimiento en el que se especifica quién decidirá sobre el destino de esos embriones-, es un creciente tema de conflicto entre ex parejas y de debate entre aquellas que siguen juntas, pero que ya cumplieron su deseo de ser padres y tienen esa reserva en stand by.”

“Entre las muchas preguntas que hay que responder en ese consentimiento informado -que, no obstante, puede ser revocado hasta el momento anterior a realizar el procedimiento-, está precisamente quién determinará el destino de los embriones en caso de separación o divorcio: la madre, el padre, ambos o el centro de fertilidad.”

 

«El 72% de las parejas le da la potestad de elegir a la mujer; el 16%, al centro; el 10%, al hombre, y sólo el 2% se inclina por ambos -dice Lancuba-. Es llamativo, pero al mismo tiempo lógico porque el útero femenino es hoy el único destino posible para un embrión. De todas maneras, llegado el caso, se convoca a ambos y, si no hay acuerdo, deberá intervenir la Justicia.»

Muchos, y la Dra. Herrera también, sostienen que hace falta una ley para regular estos casos, pero quiero llamar la atención sobre las soluciones contractuales. La ventaja que tienen sobre una ley es que no imponen una solución común a todos sino que permite que exista diversidad y, con el tiempo, ver cuál es la solución más apropiada. Incluso para estos casos en los cuales hay arrepentimiento. Entiendo que una persona pueda cambiar de opinión y no debería estar atada a un contrato de por vida, pero esa situación también puede ser contemplada en un contrato.

Continúa el artículo: “El médico especialista en medicina reproductiva, Carlos Carrere, director de Procrearte, dice que una pareja que acude para hacer un tratamiento en lo único que piensa es en el deseo de ser padres en ese momento. «No se detiene a pensar mucho en el después. Y quiere tener la mayor cantidad de chances de generar un hijo. Si criopreservan ocho embriones, tienen hasta tres posibilidades más de lograr un embarazo -cuenta-. Pero muchas se embarazan en un primer intento. Y si la pareja en el lapso entre un hijo y otro se separó, esos embriones quedan congelados, no tienen un destino cierto.»

Uno puede pensar que las parejas aprenderán de esta experiencia, y los contratos vayan mejorando para incluir este tipo de situaciones. Finalmente, y en ánimo de generar polémica, el artículo plantea que sería interesante la posibilidad de donar esos embriones a parejas que lamentablemente no puede tener hijos.

Sigue el artículo: “Para el director de Fecunditas, Nicolás Neuspiller, reconocido especialista que introdujo la técnica de criopreservación en el país hace 20 años, una ley de adopción prenatal sería una de las posibles soluciones a los embriones que se acumulan en los criopreservadores. «Es una de las cosas que faltan. Sería deseable que, después de cinco años, aquellos embriones que no hayan ni vayan a ser utilizados por las parejas puedan darse en adopción. Me encantaría, porque se le estaría haciendo un bien a una pareja que no puede procrear y no se seguirían acumulando embriones en los centros de fertilidad.»

Y luego: “La doctora Lancuba, del Cimer, afirma que el 40% de sus pacientes se inclina por donar los embriones sobrantes a otra pareja y el 22%, a la ciencia. «Pero ha pasado que cuando se pone a los pacientes en esa situación concreta, la actitud es otra, de mucha más resistencia -dice la especialista-. Aunque no hay nada que prohíba la donación de embriones, hay un consenso entre los centros de fertilidad de no hacer donaciones de este material genético hasta tanto no haya una ley al respecto.»

Pero, ¿no podría haber un contrato, en ese caso entre la pareja donante y el centro de fertilidad, y la nueva madre?

El problema parece ser la falta de definición del estatus del “pre-embrión”. ¿Es un sujeto de derechos o no? Y ahora una idea mucho más polémica todavía: si no lo fuera, es decir no tiene derechos propios, es un recurso: ¿podrían venderse y comprarse? Después de todo, ése es uno de los atributos del «dominio».

Regulaciones: dos por una

Cécile Philippe, directora del Institut Économic Molinari, responde a una entrevista de Radio Classique, sobre una iniciativa novedosa sobre regulaciones, disponible aquí: http://www.institutmolinari.org/radio-le-one-in-two-out,1819.html

Transcribo:

“La nueva idea nos llega, como a menudo, del Reino Unido: el “dos por una” (“One in two out”). Sí, en verdad, “una regulación más, dos regulaciones menos”. Es un método que ha permitido simplificar la vida de las empresas entre nuestros vecinos británicos. Esto permitiría acelerar el golpe simplificador que propone François Hollande, pero que tarda en concretarse.”

¿En qué consiste este método?

En Enero de 2011, la coalición británica se planteó un objetivo ambicioso: ser el primer gobierno en reducir la carga reglamentaria más que aumentarla durante su mandato. El gobierno se ha dado un método simple, restringiendo a los decisores políticos. La adopción de toda nueva regulación o norma generando costos para las empresas debe seguirse de la supresión de otra reglamentación que tenga un costo equivalente. Esta regla ha sido empleada en 2011 y 2012.

Pero, entonces no es un esquema “dos por una”.

Efectivamente, pero las cosas se aceleraron a partir de 2013, los decisores han adoptado un objetivo aún más ambicioso para facilitar la vida de los actores económicos. Desde entonces una nueva regulación no puede introducirse salvo que derogue una norma representando un costo económico dos veces más importante. De ahí el “dos por una”. Balance: los parlamentarios son incentivados a concebir regulaciones aún menos penalizadoras y a aliviar aún más las restricciones regulatorias que pesan sobre las empresas.

¿Y ha funcionado?

Según las autoridades, es un éxito. Sostienen que esta política habría permitido a las empresas ahorrar 1.300 millones de Euros entre 2011 y 2012. El peso reglamentario habría alcanzado si nivel más bajo desde 2002 con una reducción de la cantidad total de nuevas leyes del 8%. Los cambios operados sobre las leyes existentes disminuyen en relación a ellas un 16%. Por ejemplo, flexibilizando las normas sobre las apuestas y recompensas en los juegos de azar por un monto de 41 millones de Euros o suprimiendo las exigencias mínimas de azúcar en golosinas con bajas calorías.

¿Qué resultado podría obtener esto en Francia?

En un país como Francia los resultados podrían ser más fulgurantes. Por un lado, no hemos encontrado hasta el momento un método de simplificación que funcione. Por otro, tenemos mucho trabajo por delante. En la clasificación del indicador Haciendo Negocios del Banco Mundial, que mide la facilidad para realizar emprendimientos, Francia está clasificada en el puesto 38º.

Estamos lejos, detrás de un gran número de socios europeos. Estamos, por supuesto, detrás del Reino Unido en la 10º posición, y también de Alemania u Holanda, respectivamente en las posiciones 21º y 28º. Los márgenes para mejorar son, entonces, importantes, de allí el interés de adoptar un método que ha sido probado para pasar del discurso a los actos.

¿Hace falta adoptar el método británico?

En realidad, podríamos aprovechar la experiencia inglesa para mejorar el método. Los británicos han excluido muchas áreas en su programa, por ejemplo, una gran cantidad de regulaciones europeas, el régimen fiscal o ambiental. Balance: se cuenta que el 42% de las nuevas normas están fuera del campo de aplicación de la norma del 2011. Debería adoptarse el método británico, aplicable a todas las regulaciones para amplificar el golpe de simplificación.”

 

 

En América Latina, Chile se encuentra en la posición 34 del índice comentado, Puerto Rico 40, Perú 42, Colombia 43, México 53, Panamá 55, Guatemala 79, Uruguay 88, Costa Rica 102, Paraguay 109, Brasil 116, Nicaragua 124, Argentina 126, Honduras 127, Ecuador 135, Bolivia 162, Venezuela 181.